El macarra sevillano (2)

2º parte. Más morbo con un jovencito macarra.

El macarra sevillano vuelve de marcha

Gracias a los que habéis comentado el relato anterior (el macarra sevillano) y os ha gustado. Para vosotros

Era un sábado por la mañana. Había salido la noche anterior y estaba un poco dormido todavía. Llamaron al telefonillo y era Javi. Me quede sorprendido a la vez el corazón me empezó a latir mas fuerte.

Abrí la puerta y ahí estaba ese pedazo de tío. Llevaba un nuevo pendiente en la oreja izquierda y ocultaba la cara bajo una gorra blanca.

  • Vengo de marcha y quiero desayunar algo- . Entró y se sentó en el sofá. Yo me quedé parado primero pero a continuación decidí seguir el juego y me fui a preparar algo de comer.

Siguió enganchado a su móvil mientras tomaba café. Yo no sabía que hacer y me senté en el sofá de al lado.

Por primera vez me miró fijamente y me sonrió. Con un pie se quitó la zapatilla blanca, bastante sucia por cierto, y me puso su pie frente la cara.

Yo lo cogí con las dos manos. Su calcetín blanco esta húmedo y algunas zonas tenían un color más oscuro. Su olor no era fuerte y me puso la polla a mil. El se fijo en mi pijama y se dio cuenta de lo cachondo que estaba.

Siguiendo su pie me bajé al suelo y me quedé tendido delante de el.

Me pasaba los pies por la cara. Me pisaba y me metía la puntera del calcetín en la boca. Yo estaba caliente como un perro y flipando de estar allí tirado.

Le quité los calcetos y por fin pude oler sin barreras aquellos pies largos y huesudos. Estaban húmedos y no pude dejar de pasármelos por la cara un buen rato.

Me levantó del suelo dejándome de pie delante de él. Se quitó la camiseta y me miró con una sonrisa perversa. Levantó el brazo y me cogió la cabeza para llevarla a su axila. Al principio me resistí pero me tomo con fuerza por la oreja y me aplastó contra sus vellos negros y húmedos.

Javi me estaba enseñando otra forma de sexo. Estaba haciendo con él cosas que nunca hubiera imaginado y lo estaba disfrutando. Su olor a macho me ponía a mil. Con la lengua lamí hasta limpiarle los dos sobacos.

Bien, así me gusta. Quiero verte disfrutar. ¿Te gusta mi olor? Eh cabrón.-

Yo le miraba entre avergonzado y excitado.

  • ¿Tienes ganas de polla? ¿Qué te parece un buen rabo sudado después de pasar toda la noche por ahí?- Yo no sabía que responder pero sentía como la boca se me hacía agua.

Poniéndome su brazo en mi hombro me empujó hacia abajo. Lamí su pecho con apenas algo de vello negro y corto, sus pezones pequeños y duros. Tenía un sabor salado que me estaba volviendo loco.

Desde su ombligo salía un hilillo de vello que se escondía en el pantalón. Se lo bajó y me enseñó un slip celeste y muy ajustado. Los vellos salían a los lados de los huevos. Me cogió del pelo y me dejó a unos centímetros de sus ingles. Brillaban por el sudor y olían a tio.

Después me acercó a su bulto hasta aplastarme contra él. Aquí el olor era más intenso a sudor y orín. Joder, que cerdo me sentía y a la vez que cachondo estaba.

De nuevo me cogió del pelo arrastró hasta el borde del slips donde un huevo peludo desbordaba chocando con la ingle. Eso le gustaba mucho por los alaridos que daba el cabrón.

Con una mano se bajó los slips pero apenas pude ver su polla porque con la otra me hundió la cara en interior de los calzoncillos sudados. Aquí era dónde de verdad estaba oliendo lo mas profundo de Javi. Respiraba a través de aquella tela y no podía dejar de pajearme. Por un momento pensé que me corría.

Él se dio cuenta y me prohibió tocarme. Se quitó los slips y con ellos con ató las manos por encima de mi polla. Y allí me quedé de rodillas mientras Javi buscaba algo en el pantalón que estaba en el suelo. Me daba la espalda y estaba en cuclillas enseñándome un culo redondo y pequeño. Se agachó un poco más y culo se abrió para enseñarme claramente su ojete peludo la unos huevos oscuros, grandes y brillantes.

Se dio la vuelta y volví a ver su polla morcillota y con el capullo todavía cubierto. Se acercó a mi y no pude esperar más. Me lancé a lamer aquellos cojones peludos y enormes. Los dejé mojados y limpitos y esperé con la boca abierta mirando el pollón que tenía delante. Era grueso y sobretodo largo.

Allí estaba yo de rodillas mirando el pollón de Javi. Se la meneaba a unos centímetros de mi cara mientras aquel carajo se iba humedeciendo.

Yo no podía esperar más. Pero tuve que hacerlo porque sonó el móvil.

Estuvo hablando por lo menos quince minutos. Tiempo que yo pasé arrodillado viendo como su polla saltaba a cada paso.

Por fin terminó de hablar, se escupió en la polla y me la metió en la boca toda de un solo golpe. Yo no supe reaccionar y casi me atraganto. El cabrón se desconojó de mi, me dejó respirar y siguió con su juego. Me encajó en su entrepierna y cogiéndome la cabeza con ambas manos me folló la boca como un loco. La polla me traspasaba mi garganta y me llegaba el olor de sus huevos. Así estuvo un buen rato. Cuando me sentó en el suelo y apoyó mi cabeza en el sofá. No tenía ni idea de que pretendía hacer hasta que vi me daba la espalda y se sentaba sobre mi cara.

Vi su culo acercarse a mi en un zoom rápido. Tenia un olor intenso. El tio subía y bajaba disfrutando como loco. Yo sólo podía sacar la lengua un poco porque el me tenía aplastado contra su ojete. Por un momento pude verlo. Era oscuro y pequeñito. Muy brillante por el sudor y con un aroma a macho que me tenía a cien.

Se notaba que le gustaba mucho porque estuvimos así bastante tiempo. De vez en cuando se movía atrás para acercarme sus huevos y su polla a la boca. Y otra vez me plantaba el culo encima de la lengua.

Dio un salto y se puso en pie, se giró hacia mí y se la meneo con furia. Yo miraba atónito el espectáculo desde la primera fila: aquel pollon estaba como una barra de hierro venoso y húmedo.

  • Date la vuelta y bájate el slip- Me dijo el cabrón – voy a correrme en tu culo para que tengas un recuerdo- Dicho y echo. Sentí su leche caliente sobre mi culo y espalda. Varios trallazos que después esparció con su mano masajeándome espalda y culo.

  • Muy bien chaval- Y por primera vez esbozó un poco de ternura en su mirada. – Esta tarde vendré con dos amigos. Tomaremos unas cervezas y nos la mamaras a los tres la vez-

Como siempre desde que decidió irse tardó dos minutos en vestirse y desaparecer.