El lujo de combinar sexo y dulzura.
Llevaba un tiempo enganchada al sexo por MSN cuando encontré a Javier.
Llevaba un tiempo enganchada al sexo por MSN cuando encontré a Javier. Era muy especial pues sabía combinar el morbo y la dulzura. Después de una conversación muy caliente me propuso que lo viera por CAM pues, según confesó, le excitaba mucho mostrarse. Me alegro de haber aceptado pues me encontré con un cuerpo de escándalo. A sus 35 años estaba en todo su esplendor y sus horas de gimnasio quedaban demostradas.
La cámara lo enfocaba de pie, de perfil y su mano que se movía ya en su polla erecta. Yo, entre la conversación y aquellas imágenes sentía latir mi sexo pidiendo que empezara a tocarme.
Estábamos lanzando nuestras palabras cada vez más y más morbosas cuando de repente leo "Quiero oírte, déjame que te llame". Mi primera reacción fue decir que no como ya había hecho en otras ocasiones que me lo habían propuesto, pero él insistió y escribió la palabra mágica "Lo Deseo". Pude leerlo pero, lo mejor, es que pude sentirlo y, después de advertirle que era muy posible que no me saliera ni una palabra sólo me pidió que no le colgara que sólo quería oír que yo estaba al otro lado, que lo haría todo él.
No sé ni cómo, pero acepte. Lo llamé yo y, con sólo responder "hola" mi excitación subió de golpe, el corazón me iba a mil y mis ojos seguían clavados en su cuerpo ahora con el cable del manos libres rodeando su cuello y bajando por sus perfectas abdominales.
Dijo: "¿Estás bien?" a lo que respondí con un tímido "Sí". Un largo suspiro de él y empezó su manantial de palabras: "No sabes lo que me gustaría estar ahí contigo, acariciando tus muslos, perdiendo mi mano en tu coñito caliente. Metería tres dedos en tu vagina y los llevaría a mi boca para chupar tus jugos". Mi calentura subía por momentos y mis ojos seguían atenta la mano que subía y bajaba por aquella polla que parecía que iba a estallar de un momento a otro. Oí "Deseo tanto follarte" Otra vez la palabra y, más que, sólo la palabra, es que realmente me lo transmitía.
Mi cuerpo se dejó llevar y, sin darme cuenta empecé a gemir de placer al sentir mis dedos entrando y saliendo de mi sexo mojado a un ritmo casi frenético. Mi cuerpo se retorcía haciendo lo imposible por sostener el teléfono pegado a mi oreja y no perderme ni una sola frase suya.
Oía: "Te follaría hasta el fondo con esta polla que ves para que sintieras dentro de ti lo caliente y gorda que está. Si estuviéramos juntos te amaría continuamente día y noche, no podría dejar de hacerlo contigo todo el tiempo".
Yo me dejaba llevar y mis gemidos eran cada vez más sonoros y, él respondía, a cada uno de ellos, con un largo suspiro con la boca abierta.
Sentía que mi orgasmo estaba a punto de aflorar y así se lo dije "Voy a correrme ya". Respondió: "Espérame quiero que lo hagamos juntos. Mírame, no dejes de mirarme"
Y, ¿Cómo dejar de hacerlo? Me sentía poseída por su voz y por su imagen.
Todo se volvió aún más intenso si cabe, y mi voz empezó a reaccionar: "Fóllame, fuerte, vamos hazlo, quiero correrme contigo" El rompió a jadear y yo con él.
En medio de nuestras palabras lascivas pude ver como cogía algo de su mesa.
Dijo "Mira como me tienes, me corro, ahora, toma toda mi leche, es tuya". Sentí que empezaba mi orgasmo. Primero por las plantas de los pies ascendiendo por los muslos, mis pechos, mi pelo y quedándose alojado en mi clítoris. Al mismo tiempo contemplaba como él empezaba a eyacular sobre lo que mantenía en su mano. Después de unos largos suspiros de ambos y de un "nos hemos corrido juntos" de él, pude apreciar lo que sostenía: Era un CD completamente lleno de su semen. Eso revolvió mi cerebro de una forma extraordinaria. Sabía que ese chico era muy especial y estaba satisfecha de haber aceptado su teléfono.
Después siguieron palabras suyas que rozaban lo que podría llamarse amor. No sabré nunca si realmente sentía lo que escribía pero, puedo asegurar, que muchos hombres no han dicho nunca a sus amadas cosas tan dulces como las que él me dijo. Pero eso queda para mí.