Él Luchó Por Mi Vida V

Cuando me arreglé lo mejor posible, lo suficiente como para que no se notara que había tenido sexo, salí del cuarto. Afuera noté que había mucho revuelo y vi una multitud afuera de la casa, entonces tuve un mal presentimiento. ... Algo andaba muy mal.

V...Todo se fue a la verga.

—Estoy fichado en el sistema policial, como un ex sicario, uno de los más peligrosos del país, por cierto, y, era el líder de la banda más peligrosa en todo el estado Carabobo, Los Moroncitos —reveló muy, muy lentamente, con una voz tan baja, que sí la tele estuviera prendida, no lo habría escuchado.

Yo solo pude observarlo por un largo y tendido rato, en total shock.

—... ¿Qué?

____<>____

Cristóbal

Alberto se cruzó de brazos, bajó la cabeza y me miró de reojo, con cuidado.

Yo... Realmente no sabía que decir.

¿Sicario? ¿Líder de una banda?

¿Alberto es tan peligroso?

Era como si me estuvieran hablando de otra persona; sino fuera, porque era el propio Alberto quién me lo decía, no me lo creería.

—A-antes de que digas algo más, déjame explicarlo todo desde el principio —dijo apresuradamente, algo alarmado.

Sólo pude suspirar y decir:

—O-okey, está bien.

—Bueno... Sí yo pudiera comenzar por algo, sería con mi relación con Gabriela.

—¿Tú relación con Gabriela? —pregunté confundido. Él hizo una mueca de tristeza... De nostalgia.

Verás, puedo decir que yo tuve una infancia tranquila, perfecta si me apuras. Era un niño bastante aplicado, tranquilo y de mi casa; mis padres eran bastante cariñosos y atentos conmigo. Ellos habían tenido lo que se dice un noviazgo fugas, fueron novios solo unos meses y luego se casaron y al mes, yo había sido gestado.

Aunque pareciera que todo fue apresurado, en realidad, creo que fue un ritmo natural para ellos; realmente se amaban y se apoyaban el uno en el otro, y tenían esa chispa que mantenía el amor vivo, pese al tiempo que pasaba... Así que podría decir que no me faltaba nada.

Por otro lado Gabriela, aunque también tuvo una infancia feliz, ella nunca tuvo un papá. Gabi es unos meses mayor que yo y mi tía siempre contaba, que ella nació producto de una noche de sexo y ya, ni mi tía y el hombre se dieron cuenta de que el condón se rompió, y, no fue hasta meses después, que ella se dió cuenta que estaba embarazada, fue difícil para mí tía. Mi mamá vivía en Zulia en ese tiempo y no podía apoyarla; Gabriela no tenía un padre, por lo que, cuando nos mudamos a Carabobo, mi papá siempre trataba de relacionarse lo más posible con ella, tratando de llenar ese espacio para ella... Llegó un punto en incluso ella también le decía papá.

Y naturalmente, tanta cercanía hizo que nosotros fuéramos mejores amigos desde que tengo recuerdos; Gabriela y yo siempre nos hemos tenido, y, sin dudarlo nos hemos apoyados y contado nuestros secretos e intimidades. Eso hizo que, al comenzar nuestra adolescencia, ambos sintieramos cosas.

A los catorce, yo me enamoré de Gabriela, y cuando se lo dije, ella me correspondió —terminó algo avergonzado.

Yo solo fruncí el ceño, en Venezuela no es raro que primos tengan algo entre ellos, no es raro, pero tampoco muy común.

—Entonces, ¿Gabriela y tú...? —dejé en el aire, Alberto me miró sorprendido cuando cayó en cuenta.

—¡No, Dios, no estámos saliendo! —exclamó escandalizado. Lo miré confundido.

—¿Entonces?

—E-eh... Aunque nosotros sí estuvimos saliendo a escondidas unos seis meses —asintió algo inquieto—, teníamos miedo de lo que dirían nuestros padres, nosotros esperábamos alcanzar la mayoría de edad para que contarlo... Pero mi papá un día nos encontró en la calle besándonos... Jamás olvidaré la cara que puso cuando nos vió.

Él se volvió como loco y nos separó violentamente, al punto de casi me tiró al suelo, pero sí que logró tirar a Gabriela, eso me hizo ver todo rojo y terminé peleándome con mi papá; él me inmovilizó rápidamente en el suelo y me gritó fúrico que no podía seguir saliendo con Gabriela.

Yo estaba molesto, pero también asustado; aunque éramos primos, esto era muchísimo peor de lo que habíamos esperado. Yo le grité a mi papá que no me importaba lo que dijera, Gabriela y yo nos amábamos, tanto como él amaba a mi mamá.

Fue entonces cuando él me soltó que no podíamos hacerlo, porque Gabriela era mi mediahermana —explicó Alberto al fin. Hasta perdí la respiración.

—Espera, ¿qué? —pregunté sorprendido. Alberto observó el suelo.

—El hombre que había tenido relaciones con mi tía, fue mi papá en una semana de viaje por su trabajo, cuando volvió a Zulia, conoció a mi mamá, mi tía solo conocía de apariencia a mi papá, que cambió mucho cuando volvió a su estado, así que realmente no sé dieron cuenta, hasta que mis padres se mudaron a Carabobo y él escuchó la historia de mi tía; se hizo hizo secretamente una prueba de paternidad con mi hermana siendo una bebé y salió positiva.

Él le contó la verdad a mi madre y a mí tía; las cosas fueron bastante turbulentas al principio, pero mi madre y padre se amaban en verdad y realmente, papá no había hecho algo malo, solo eran situaciones de la vida, así que simplemente decidió encargarse de Gabriela y ser su padre, y, cuando fuera mayor de edad, nos contarían la verdad, que nosotros éramos mediohemanos... Obviamente ellos no esperaban que nosotros terminaríamos.

Saber la verdad fue para nosotros muy duro, en especial para mí; que mi padre, que mi familia entera nos estuviera ocultando algo así, que Gabriela fuera mi mediohermana... Se sintió como si me hubieran roto de adentro hacia afuera, fue el momento en que todo cambió para mí, o podría mejor dicho, el momento en el que cambié.

Perdí toda la confianza que sentía por mi familia. Mi papá no me hablaba, así que creo que eso lo hizo peor. —Miró al suelo y suspiró—. Dejé de hablarle a Gabriela, no podía ni verla a la cara, pese a que ella trataba de acercarse a mí; comencé a pasar más tiempo en la calle; tratando de estar el menor tiempo posible en casa; me retraí en el liceo, no hablaba con nadie... Sentía un profundo rencor hacía mis padres, hacia todos en general, comencé a meterme en peleas con los bullyings del liceo y de una u otra forma, acabé encompichado con un chico que era parte de una banda, así fue como entré a ese mundo.

Con ellos aprendí a robar, a matar, a drogarme, aprendí infundir miedo y respeto y a ligar con las chicas. Mi tiempo en casa era casi nulo, siempre trataba de estar ahí mientras mis padres no estuvieran, para que no vieran el estado en el que estaba. Rápidamente comencé a tener relaciones sexuales y cogía con cuánta chica se pusiera a tiró. No tengo ni idea de cómo cuantas me acosté y no me sorprendería si un día se aparecieran al menos diez chicas jurando que sus hijos son míos; muy rara vez yo había usado condón cuando tenía relaciones.

En mi inmadura mente, no cabía lógica alguna y ni razona sobre los constantes peligros que corría al hacer estas cosas o las implicaciones de tener sexo sin condón. Para mí todo era como un sueño, un enorme y largo orgasmo.

Siempre me he visto mayor a mi edad real, y en mi tiempo en la banda, con todo lo que había hecho con ellos y los méritos que había alcanzado, llegué a ser muy respetado en la pandilla por mis métodos... No tenía ningúna clase de escrúpulo, para mí los métodos que usara no importaban, siempre y cuando lograra cumplir mis objetivos. —Desvió la mirada, la tenía cristalina—. Incluso en un momento comencé practicar secuestros y extorsiones. Me convertí en el impulso de la banda y rápidamente me volví en el líder, el mejor que habían tenido hasta ese momento... Ya para eso, yo había dejando mucho tiempo atrás mi casa.

Lo sujetos a los que comandaba, la sensación de poder, yo solo me inflé y me inflé con ello. Dominaba ya gran parte de Morón, y en mi barrio prácticamente se hacía lo que yo quería. Mi poderío y mis subordinados, me permitieron incluso abrir burdeles y tener una cadena de prostitución y manejar prácticamente toda la droga de la zona, ¡me creía el maldito dueño de la ciudad! —Soltó una amarga carcajada—. ¡Alcohol, sexo, drogas y delitos! Lo tenía todo y mucho más, incluso cuando la policía municipal, el CICPC y cuánta fuerza policial y militar me buscaba, no lograban atraparme. Lo más gracioso, es que de día seguía estudiando, fingiendo ser un excelente estudiante, ya que para mí las materias no eran nada.

Y mientras yo hacía y deshacía por toda la ciudad... Mi papá se estaba muriendo en el hospital. Tenía cero comunicación con mi familia, por lo que no sabía absolutamente nada de ellos, me enteré de broma cuando llevé a uno de mis subordinados al hospital por una sobredosis. Casualmente me encontré con Gabriela mientras chantajeaba a un médico y lo amenazaba de muerte.

Gabriela me encaró, trató de obligarme a ver a mi papá y por respuesta le solté una cachetada. En ese momento, para mí, la que fue una vez mi primer amor, ahora solo era una molestia que se quejaba y hablaba mucho; aún así, luego de un par de días, me colé en el cuarto de mi papá y logré averiguar que su corazón estaba sufriendo una falla total y necesitaba un transplante urgentemente —Al fin se detuvo, estaba realmente perturbado, como si no pudiera creer que fue él quién había hecho.todas esas cosas y que se comportara así.

Me era literalmente imposible para mí, el ver a Alberto como todo eso que él decía, me era impensable.

Lo abracé y en mi hombro siguió hablando, pero más pausado.

—Incluso mientras estaba tirado en esa cama y se moría frente a mí, le dije lo mucho que lo odiaba, lo mucho que deseaba que nunca fuera mi padre y que esperaba que se muriera de la peor manera posible. Mi papá no me dijo nada mientras despotricaba sin parar en su contra, él solo asintió a mis palabras y me pidió perdón por la forma en que me trató y me indicó que estaba arrepentido de habernos tratado como lo hizo el día en que nos encontró a mi hermana y a mí, y que lamentaba el haber mantenido las mentiras y el que yo fuera lo que era, por su culpa... Me dijo sin parar que me amaba, y cuando trató de alcanzarme, me alejé de ahí.

Aún así, después de lo que me dijo, no me importó, no me importaba nada, incluso celebré con los malandros que me seguían cuando me enteré que había muerto. Estaba tan ofuscado por el odio, que incluso un día fui al cementerio a destruir su tumba con una maza, y lo hubiera logrado, de no ser porque me encontré a mi mamá en la entrada del cementerio. Ella no me dijo nada, simplemente me dio una carta de cuatro hojas, donde mi papá me explicaba todo claramente, los motivos de haber ocultado la verdad sobre Gabriela, lo que sintió todo el tiempo que me alejé, como la culpa que le comía de adentro hacia afuera y que los médicos al diagnosticarlo, le indicaron que la falla en su corazón explotó debido al intenso estrés por el que pasaba.

Creo sin duda alguna, que ese fue el el momento en que desperté del largo sueño en el que estaba sumergido, y fui realmente consciente de la escoria, la ruina humana en la que me había convertido... El peso de mis actos fue demasiado para mí, no sabía qué hacer con todo el grotesco imperio que había armado con mis propias manos, llenando las calles con sangre, drogas, dinero y balas.

Al final decidí entregarme a un primo, que es un alto cargo en la guardia nacional y en el CICPC; ellos me propusieron un trato, yo entregaría a toda mi banda y a mis contactos, proveedores y toda información que tuviera de otras bandas, todo; pasaría un año en rehabilitación por las drogas y luego dos años en la cárcel, ellos esconderían todos mis antecedentes siempre y cuando los ayudara en toda clase de favores que me pidieran. Yo acepté todas las condiciones sin siquiera pensarlo, haría lo que fuera necesario, para corregir lo más posible todos mis actos.

Los operativos salieron a la perfección y limpiaron todo Morón y parte de otros municipios debido a la información que les proporcioné, luego fuí a rehabilitación, y, una vez desintoxcado, fui a prisión. Cuando salí comencé mi vida de nuevo. Honestamente, en ese tiempo solo me quería morir, me sentía sucio y patético y que no merecía absolutamente nada, ni siquiera esa segunda oportunidad, pero debía hacerlo, me lo debía a mí mismo, a Gabriela, a mi familia, y especialmente a mi papá, que había muerto sin que pudiera reconciliarme con él.

Con el tiempo que he estado libre, entendí que lo mejor era estar alejado de las personas; yo no podía mentir y no contar nada sobre el peligroso pasado que llevaba a cuestas, en algún momento, yo les debía decir la verdad, era justo que supieran la calaña con la que se juntaban. —Se rió con amargura nuevamente—. Era ingenuo al pensar que pasarían mis pecados por alto y me aceptarían como lo hizo mi familia, pero la realidad es que ni bien terminaba de hablar, ellos salían huyendo, temerosos de mí y todo lo que representaba, aún cuando me juré que ayudaría a cualquier persona que necesitara mi ayuda, que nunca más me acercaría a ese mundo y que pagaría por todos mis pecados y cada vidaque eliminé y/o arruiné... Eso no implica que ese mundo no se acercara a mí o que no lastimara a mis seres queridos.

Cristóbal, yo realmente tenía miedo de contarte esto, porque hacía mucho tiempo, que yo me había rendido al hecho de no tener amigos... Hasta que te conocí. —Me miró a los ojos—. Para mí, está bien si me dejas de hablar y me alejas del grupo, no te culparía para nada si lo hicieras, de hecho lo entendería perfectamente. Solo quiero que sepas, que te aprecio mucho y que aceptaré cualquier desición que tomes —asintió lentamente, triste.

El silencio llenó la casa por unos segundos...

—Alberto, ¿cuántos años tienes exactamente? —pregunté sorprendido, cayendo en cuenta en ese detalle.

Él sonrió algo nervioso, rascando su nuca.

—E-eh. Este año cumpliré veintiuno...

Entonces lo abracé otra vez. Ël se sorprendió mucho…

—¿Cómo crees que voy a abandonarte? —dije algo indignado—. Alberto, eres un gran chico, alguien que logró salir de algo muy malo ileso. Muy pocos tienes tanta suerte como tú, así que, ¿por qué tendría yo que arruinar eso?... Yo quiero ser tu amigo Alberto, tal y como eres, con tu pasado incluído —indiqué honestamente. Los ojos de Alberto se llenaron de lágrimas de nuevo.

Él escondió su rostro en mi hombro y comenzó a llorar de nuevo. Acaricié su espalda suavemente.

—G-Gracias, en verdad, Cristóbal, Gracias —murmuró suavemente con la voz rota. Yo no dije nada, solo le dejé desahogarse.

Alberto era la viva prueba de que, no importa cuán horrible sea tu vida, siempre hay una forma de salir del hoyo, no importa qué tan malo sea, incluso si esa salida honesta es la muerte, siempre va a ver una opción que hará que la luz vuelva a llegar al lugar donde la oscuridad estaba.

Una vez que sé calmó, parecía como si se hubiese quitado un gigantesco peso de encima, él parecía relajado como nunca lo había visto, incluso sonreía ligeramente.

Me levanté y fui a la cocina a preparar algo, con él siguiéndome de cerca, así le expliqué mi historia.

El dilema de mi antigua familia con los homosexuales, la primera vez que vi a Noel, el cómo todo derivo a una relación que para nada funcionó y en un callejón en el que casi morí.

Para cuando terminé de explicarle todo, estábamos comiendo unas arepas con diablito, salsa rosada condimentada y jugo de naranja. Cuando terminé de explicarle que había sido atacado por una banda de la zona traficaba órganos, Alberto casi escupe su jugo al ahogarse con él. Tuve que palmearle la espalda para que se le pasara.

—¡Dios mío santo! —exclamó sorprendido—. A-así que eras tú, con razón te me hacías conocido la primera vez que te vi.

—¿Disculpa? —dije confundido.

—Eh. Cristóbal. Eh. Yo fui quién detuvo a esas personas, yo junto con mi primo, de hecho, mientras íbamos a una fiesta para que le rastreara vendedores de drogas —explicó algo inquieto.

Yo solo puedo observarlo, sin palabras.

En ese momento sonó su teléfono, lo contestó al instante.

—Oh. Es Gabriela, la pondré en altavoz —indicó al contestar—. ¿Qué más Ga-?

—¡Al, necesito tu ayuda!, ¡aquí todo se fue a la verga!

Nos miramos unos segundos.

—¿Qué?

—¡Ven aquí, apúrate, a David lo van a matar unos tipos!

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Adrián

Miré distraídamente a todos los chicos del lugar, relamiendo discretamente mi labio inferior.

Habían muchos, de todas las edades formas y sabores; todos muy masculinos, algunos más que otros, otros más guapos también... Pero mi experiencia me ha demostrado que las apariencias engañan, y, que cualquier chico puede dar la sorpresa de ser una máquina en la cama.

Todos parecían muy heterosexuales a simple vista… Pero hasta al más mujeriego se le puede domar, eso lo sé perfectamente.

"Esta noche definitivamente voy a coger" Pensé satisfecho luego de revisar la mercancía de esta noche.

No me da pena admitir que soy un total adicto al sexo, me cojo al que sea cuando sea y a la hora que venga. Si no estuviera mal vistos los escarnios públicos, ¡de seguro me verían en plena acción con otro chavo cada media hora, ja, ja, ja, ja!

Puede que fácilmente sea considerado un completo promiscuo, pero debo admitir, que incluso yo deseo el amor, incluso cuando de por sí, no creo ya en eso.

Y todo por conocerlo a él, a David.

Al principio, solo era uno de esos chicos pseudoheteros de fácil caza, para mí es más que obvio que hetero, lo que se dice hetero, no es, o por lo menos no del todo, pero como es el mejor amigo de Cris, simplemente lo dejé estar.

Pero aún así, es normal que está clase de chicos se mantengan alejados de los gays a plena vista, jamás había conocido a un heterocurioso de clóset tan cómodo con un homosexual, incluso parecía uno a veces y no le molestaba en lo absoluto que se lo dijeran. David está tan seguro de su sexualidad que, aunque me le insinue (y vaya que sí lo hago a diario), solo huía como si hubiera visto al Diablo en persona.

Es totalmente diferente a todos los hombres que he conocido, es extrovertido, humilde, comprometido, inteligente, encantador, chistoso, alegre, amable, de sonrisa encantadora, sabe animar a las personas y tiene un cuer…

"Párale" Pensé con un bufido. Si me calentaba antes de tiempo, todo se arruinaría.

Pero él… Aunque obviamente David no es cien por ciento hetero, es fácil ver que jamás querrá cruzar la línea, él está muy seguro de ello y yo también, lo cual me parece hilarante y un cliché.

Que me enamore del chico que jamás podré tener, eso sí que es tener suerte.

Y ahora aquí estoy, en una fiesta, tratando de pescar un buen macho, mientras trató de censurar en mi vista el cómo David intenta ligar con una tres chicas, lo cual, tengo que decir que, pese a que no soy para nada hetero, me es muy obvio el fracaso total en su intento.

Aún así, no es como si no me molestara el cómo babea por esas chicas. Suspiré algo molesto, tratando sin éxito alguno el evitar verlo.

Por más que trató de evitarlo, mi vista se va una y otra vez hacia él, preocupado por esa situación; me había preparado psicológicamente para ver un escenario así, pero creo que es superior a mí. Me tomé mi cerveza de golpe y fui a buscar otra.

—¿Qué tienes Adri? —me preguntó Gabriela sentándose a mi lado—. Estabas tan entusiasmado por ligar, y aquí hay tanto muchacho lindo... Y todavía no vas por ellos —indicó confundida—. ¿Qué ocurre? ¿Estás preocupado por David? No paras de mirar hacia él —soltó de pronto, sorprendiéndome.

¿Tan notoria es mi fijación por él?

Suspiré levemente, mirando de nuevo hacia David. Gabriela también miró hacia él, lo que me hizo chasquear la lengua.

—Af. Todo es por culpa de ese idiota —dije inflando los cachetes—, el idiota de David me desconcentra por completo.

Gabriela me miró unos segundos, para luego ver de nuevo a David y volver a verme.

—Oh —dijo simplemente, entendiendo lo que le quise decir.

—Por favor, no se lo digas, armará un escándalo por nada —dije seriamente. Ella asintió rápidamente.

—Mis labios están sellados —aseguró—, pero considero que deberías de hablar con él.

—No lo haré —dije automáticamente—, no quiero que haya problemas o roces en el grupo, solo porque se me fue la lengua y me le declaré a un chico que jamás en la vida me parará bolas.

Ella suspiró y yo asentí levemente.

—Bueno, está bien, después de todo es tu desición. —Se encogió de hombros—. Entonces, ¿qué planeas hacer?

La miré divertido.

—¿No es obvio, mija? —Noté como un rubio al fondo de la sala, me oyobservaba fijamente—. Pues que voy a cogerme al chico más lindo que vea aquí. —solté una carcajada. Gabi se rió conmigo, algo nerviosa.

Y me fui con el rubio...

____<>____

—Mmm. Así, no pares —susurré mientras él devoraba mi verga—. Uf. Cómo lo mamás, güevón. Ah —gemí cuando intentó tragarse mi miembro. Pobre, era demasiado grueso para él y se ahogaba con él.

Pero su entusiasmo compensaba muy bien.

Lo tomé de la cabeza y forcé el vaivén, cogiéndomelo ricamente por la boca. Sus babas me bañaban los huevos y parte de mis piernas.

Se la saqué de la boca y le golpeé suavemente la cara con mi glande, mientras limpiaba sus lágrimas, parecía gustarle eso y a mí me encantaba.

Me tomó de las nalgas y empezó a tantear mi entrada, eso me excitó aún más, por lo que le penetré la boca de nuevo

—Lo haces bien sabroso, venga. —Le paré un momento. Él me miraban como suplicante para que le diera más por la boca—. Cálmate, te daré lo que quieres. —Se sonrojó y asintió. Así me gusta—. ¿Quieres ir al próximo nivel? —le dije sacando un condón, sus ojos brillaron de lujuria.

Para mí fue como un sí.

Lo empecé a besar vorazmente, metiendo mi lengua lo más mientras que podía en su boca y llenándosela con mi saliva, que bebía desesperadamente. Él tenía cerrado los ojos, tanteando mi cuerpo como si jamás quisiera olvidarlo.

"Oh. Sí, jamás lo olvidaras" Pensé mientras él gemía en mi boca.

Luego bajé poco a poco hasta su miembro. Soltó un bufido cuando pasé ni lengua desde la base de sus bolas, hasta la punta de verga y me la metí hasta el fondo sin una sola arcada. Gritó de placer cuando comencé a tragar, estimulando todo su güevo, se sostuvo de mi cabeza desesperado, con las piernas temblando.

—Ay. Dios mío, ¡qué mamada! —exclamó con los ojos en blanco, mientras yo me follaba la boca con su verga, llenándola bien de mi saliva y su preseminal, para luego sorberlo todo.

Lo volteé y comencé a lamer su entrada, lo que hizo sus gemidos más altos, más agudos, lamí el contorno de su entrada que comenzaba a abrirse, para luego tratar de penetrarlo. Él chico se apoyó de la pared, totalmente ido.

Movía mi lengua en círculos y luego metía y sacaba rápidamente mi lengua, para luego chupar su botón y sorber toda mi saliva, cada vez se aflojaba más su ano.

Le metí tres dedos de golpe, pero estaba tan dilatado que entraron sin problemas. Él chilló casi como una chica.

Sonreí divertido al escucharlo jadear y levantar el culo, suplicando con su cuerpo que lo dedeara.

Este rubito hermoso se había medio besuqueado con un chica hace un hora atrás, paseándose por la fiesta como si fuera todo un macho.

Y ahora estaba pidiendo güevo como toda una perra... Todos los chicos eran iguales.

Sonreí extasiado cuando comencé a penetrarlo con mis dedos y hasta pude separarlos en su interior. Gruñó un poco pero no se quejó. Estaba listo.

Jadeó sin para cuando saqué mis dedos. El rubor le llegaba hasta los hombros y tenía la mirada vidriosa de placer, esperando lo siguiente que le haría.

—H-hazlo ya, por favor, no aguanto más, cógeme, de una, por favor —suplicó sumisamente, eso me gustó.

Antes de ir a la siguiente fase, giré mis dedos en su interior, soltó un alarido cuando toqué un punto en su interior, lo había localizado.

Lamía su lóbulo mientras poco a poco enterraba mi vergón enfundado, en su interior, lo hacía lentamente para que le doliera lo menos posible. Me quedé quieto cuando mi pelvis tocó sus glúteos, y, comencé a besarlo mientras sentía la calidez de su interior apretado, estaba temblando por las palpitaciones de mi miembro.

Era hora de arder.

Sin que se lo esperara comencé a rotar mis caderas lentamente, mientras abría sus nalgas y me enterraba todo lo posible, él lanzó un alarido cuando toqué otra vez ese punto, esta vez con todo mi miembro.

—¿Q-qué me haces? —me preguntó envuelto en placer mientras lo sometía en cuatro, todavía no había comenzado a moverme en realidad y ya deliraba.

—Jugar —susurré en su oído lentamente, al punto que se estremeció.

En ese momento salí de su interior hasta dejar la punta de mi miembro adentro y volví a entrar ferozmente, acariciando con toda mi longitud el punto del chico.

Inmediatamente gritó de placer mientras se venía, sus músculos se contrajeron y yo comencé a moverme en verdad, lleno de placer por la estreches de su cuerpo.

De ahora en adelante, nadie se lo cogería como yo, nadie lo satisfacerla como yo.

Sin duda volverá a por más.

El placer recorría nuestros cuerpos y nuestros alientos se pegaban a nuestras pieles. Él no había parado de eyacular desde hace un rato, a veces simplemente se le escapaba un gemido seguido de disparar un chorro de semen a las sabanas, su pecho o hasta su cara, todo por no parar de tocar ese punto. Mis caderas poco a poco aceleraban, era el culmen. Sentía mi glande ser estrujado por todo tu recto, que sufría espasmos sin parar.

Apenas si aguantaba las ganas de correrme.

—Voy a correrme —susurré extasiado, él tenía una cara de verdadero placer.

Caímos en la cama por completo, aceleré de lleno, rebotando mis bolas contra sus nalgas con fuerza.

—¡SÍ LLÉNAME, HAZLO, HAZLO. AHHHHH!

—¿Quieres leche, perra?

—¡SÍII!

—¿Toda mi leche?

—¡PREÑAME POR COMPLETO, CARAJOOO...! —Y su orgasmo más fuerte llegó, apretó tanto mi miembro que no me pude aguantar.

—¡Ah! —gemí mientras mordía mi labio hasta hacerme algo de daño.

Mis orgasmos siempre son muy fuertes, arrolladores, así que mi cuerpo se tensó como un cable de alta tensión, sintiendo como una descarga eléctrica me embargaba desde la punta de mis cabellos hasta las uñas de mi pie, con tal fuerza que sentí que me desvanecía unos segundos, soportando todo el placer que se desbordaba de mi interior mientras dejaba mi leche en el condón.

Caí a su lado exhausto, totalmente arrollado por el orgasmo. Mientras él me miraba en casi dormido.

—Fue… Increíble —susurró, exhausto—, jamás había… Sentido algo así. —Sus ojos se cerraban.

—Claro. —Le sonreí mientras acariciaba su mejilla, en verdad era lindo—. Después de todo soy una Diabla en la cama.

El chico se durmió rápido por lo cansado que estaba, había tenido múltiples orgasmos durante el sexo, así que estaba para el arrastre. Yo me empezaba a vestir, todavía sintiendo algunos escalofríos residuales del orgasmo.

Estuvo muy bueno... Pero no fue satisfactorio.

Suspiré cansado. Había imaginado durante todo el tiempo que cogimos, que lo había hecho con David.

Cuando me arreglé lo mejor posible, lo suficiente como para que no se notara que había tenido sexo, salí del cuarto.

Afuera noté que había mucho revuelo y vi una multitud afuera de la casa, entonces tuve un mal presentimiento.

... Algo andaba muy mal.

Continuará...

Buenas, buenas!!! Señores y señoritas!!! Perdonen la tardanza, espero que les guste y disculpen los errores ortográficos y de dicción que pudiera pasar por alto.

Así es, no es un sueño, hoy hay ración de caballeros y chicos al mismo tiempo!!! O bueno, así es para aquellos que leen "caballeros de los cuervos" que está prendiendo los motores, así como está historia.

Este capítulo es de grandes revelaciones y el principio de quebraderos de cabeza, aquí está la historia de Alberto, que cómo verán, se nota que el muchacho era una verdadera joyita. Eh. Su pasado es tan turbio, que no duden que, en algún momento de la historia, cosas malas, cosas muy malas, van a pasar debido a esto. Cristóbal ha aceptado sin problema alguno el pasado de Alberto, pero, el pasado de Alberto va a aceptar esto? Sólo el tiempo lo dirá.

Por otro lado, como se ha mostrado, Adrián también entró al ruedo de esto de narrar. Aunque siempre hace el payaso y es todo un pervertido, desde su perspectiva veremos qué tan serio es en el interior, cuál es esa forma de ser, que no deja que nadie vea.

Además ha mostrado tener sentimientos cada vez más grandes por el patoso de David XD y obvio, él no sabe sobre el polémico beso que éste le dió a Cristóbal a finales de la serie anterior. Adrián dijo que no le diría a David sobre sus sentimientos, pero a veces lo que se quiere no va de la mano con lo que se hace.

Y Adrián no tiene ni idea, de los problemas y shows que tendrá que soportar, por el simple hecho de tener sentimientos por David, alguien que está obstinado a mantener cerrado su clóset cueste lo que cueste.

Pasando a otros temas, todavía no he terminado de hacer los dibujos de algunos de los personajes de "el tutor", más que todo, porque estoy a punto de ser contratado por una de las cadenas de tiendas de ferretería más importante de Venezuela, por lo que mis últimas semanas han sido bastante turbulentas, espero que me vaya bien para así conseguir el capital necesario para poder comprarme el equipo que me hace falta para poder escribir e ilustrar con tranquilidad, deseenme suerte chicos 🤞🏽

Y por último, un lector me escribió hace poco, pidiéndome el link de mi cuenta en Facebook, yo todavía no tengo una página como tal y no estoy usando mucho Facebook por cuestiones económicas, y obviamente no subo mucho contenido, pero si buscan "Adeth Escritor" y me mandan un solicitud, junto con un mensaje indicando el motivo, con gusto les aceptaré, en algún momento comenzaré a agilizar la página y montar contenido pertinente a mis historias, solo tenganme paciencia 🙏🏽

Pueden comentar y valorar y/o escribirme al correo adeth.maldito@gmail.com que contesto, puede que tarde pero contesto, hasta el próximo capítulo chicos!!!!