El Luchó Por Mi Vida I

¡Pues no sé de qué coño hablas, deben de haber cómo cinco mil o diez mil Cristóbals en la universidad! —Se cruzó de brazos, molesta—. Es un nombre común.

Advertencia: Está serie es una secuela directa de "Él cambió mi vida" por lo tanto, al igual que en la anterior, el principio no estará cargado de sexo. Las buenas cosas se hacen esperar...

I…Vida universitaria.

En lo que a mí respecta, no me pienso enamorar de nadie más, especialmente de ningún hombre.

Jamás de ningún hombre.

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Cristóbal

Estábamos en la panadería del señor Óscar, que quedaba en el centro; servía más como repostería y pizzería que panadería, pero también vendían pan, por lo que se quedó así.

Adrián, David y yo comíamos una pizza extragrande en la mesa que quedaba en la parte de afuera del local. Sara estaba "casualmente", de mesera...

—Bien, chicos, celebremos —dijo Adrián, muy feliz—, después de todo, los tres quedamos en la facultad de ingeniería, ustedes por examen y yo por el curso, y ahora estamos juntos, juntos y arrimados. —Soltó su casual risa macabra y reptil que incomoda algo si no estás acostumbrado a ella.

Hasta ahora no he podido escuchalo reír de forma natural, pero me encanta este detalle de él.

—Bueno… Ni tanto —solté yo, haciendo un puchero—, la señorita aquí presente, se queja de que quedó en mecánica. —Señalé con el pulgar a David, que pareció ofendido. Nosotros nos reímos.

—¡No es justo! —se quejó David con un puchero, haciéndonos partir de risa otra vez— Yo quería civil. —Se cruzo de brazos todo malcriado, lo que acrecentó nuestras risas—, además, no solo estámos celebrando eso, acuérdense que también celebramos que Cris salió de esa relación loca con esa chica que resultó que salía con cuatro tipos al mismo tiempo.

—¡Argth! Ni me lo recuerdes —suspiré, para luego alzar el vaso de refresco—. Salud porque esa perra se quedó sin novios luego de que me enterara de todo y se lo contara a los demás chicos. —Levantamos los vasos de refresco y ellos asintieron, satisfechos—. Y también salud por tu hermana, que por andar de inventados al estar saliendo con un chico en secreto, ¡ahora está trabajando por mí durante esta semana! —exclamé alegre.

Justo en ese momento Sara por mi lado, matándome con su mirada.

—¡Sí, SALUD! —dijeron los dos y chocamos los vasos, riéndonos.

Ultimamente, las cosas han mejorado mucho.

La banda que traficaba órganos, logró ser herradicada en su totalidad y actualmente, están siendo procesados por el sistema judicial.

También, Adrián ha logrado integrarse exitosamente en nuestro pequeño grupo, de hecho, pareciera como si siempre hubiese formado parte de nosotros.

Los sueños y las pesadillas que me causaban esa noche, disminuyeron poco a poco con los días... Junto con el dolor y la infidelidad que me causó Noel y aquellos que dijeron que eran mis amigos.

Sea como sea, para mal o para bien, estoy mejor; diría yo que más entero.

La celebración iba de maravilla y la tarde se tornaba amena al acercarse la noche; no hacía calor, por lo que era fantástico aunque parecía que iba a llover.

... Y de pronto él apareció y pasó justo detrás de mí con un par de chicos, de lo más desagradables, y entraron al local…

—Mmmm… Ese chico que pasó ahorita, está para echarle un par de buenos revolcones, y no precisamente en el piso... Aunque si quiere en el piso, pues yo no me quejo —dijo Adrián, suelto como siempre, relamiéndose y carcajeándose.

Desde donde estábamos, se podían ver fácilmente las mesas del interior.

Y teníamos una vista panorámica de Noel y los chicos que entraron con él.

No se dió cuenta que era yo quien estaba sentado afuera, y cómo no, si llevaba un suéter blanco con capucha y lentes de sol.

—Sí, ¿verdad que está bueno ese chico? —dijo David, sonriente; tomando distraídamente su refresco. Era obvio que se aguantaba las ganas de ir a pelearse con Noel—. Pregúntale a Cris como es en la cama o en la cocina, o en cualquier lado en donde se pueda tener sexo. —De pronto me quitó la capucha y los lentes, para luego seguir comiendo su porción de pizza como si nada.

Se notaba que quería poner incómodo a Noel, haciéndole notar mi presencia.

—¡No! —exclamó Adrián, estupefacto—. Cris, ese, ¿ese es Noel? —Lo señaló, todavía incrédulo—. Dios, Cris, lo admito, tienes mejores gustos que yo. Ese chamo está bombón-papucho hermoso... Dios mío —dijo muy sorprendido. Ambos sabíamos que el tema ya era terreno pisado y pasado.

—¿Está tan bueno? —pregunté curioso—; fue mi primera vez así que no te lo puedo comparar con nada, pero por experiencia te diré… Que él la tiene igual de grande que yo —solté pícaro. Los dos quedaron en shock.

David tenía cara que parecía querer borrar la información de su mente, para evitar imaginar cosas y Adrián gritó como colegiala viendo a su estrella favorita. Varias personas voltearon hacia la mesa por su escándalo y una de esas, fue precisamente Noel; parecía sorprendido de que yo estuviera ahí junto a David.

—Haber, haber, muchachito, quiero los detalles jocosos —pidió Adrián mientras me tomaba de las manos como si fuera mi confesionario personal.

—¡No, por favor!, ¡no digas nada! —suplicó David horrorizado, lleno de desesperación, justo cuando fui a comenzar a hablar.

Diablos...

—Tranquila, querida —le dije a Adrián—. Otro día te cuento claramente —susurré cómplice. A él le brillaron los ojos.

—Como que soy una diabla en la cama que me los cuentas —aseveró divertido, volviendo a su sitio a tomar un poco de refresco.

—... Voy a vomitar —susurró David con un visible malestar en el rostro.

—Tranquilo Davidcito, yo te puedo ayudar a ir al baño —susurró Adrián caliente, agarrándole la manos.

Y ambos nos reímos cuando David salió corriendo al baño como alma que lleva el diablo.

Cuando volteé a ver otra vez a la mesa de Noel, este y sus compañeros, ya no estaban.

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Ha pasado un mes y ya llevo tres semanas en la universidad.

Estoy ansioso.

O mejor dicho, lo estamos.

Aunque David está traumado con el echo de que quiere cambiarse de escuela de ingeniería, y no puede todavía debido al sistema de la universidad; estámos más que todo nerviosos, porque vamos a empezar a vivir juntos en un apartamento.

Sí, totalmente solos los dos.

Durante este tiempo, David y yo acordamos empezar a vivir por separado de la familia y más cerca de la universidad; para sorpresa nuestra, a sus padres les encantó la idea y nos ayudaron a conseguir un departamento bastante cerca de la UC; es alquilado y en principio, era pensado para tres personas, pero a Sara no le gustó la idea, así que lo mantenemos entre los dos; yo aporto con el salario de la panadería (donde ahora me especializo en repostería y hacer panes, aunque a veces para charlar a gusto con los chicos, pues soy camarero) y David también con su trabajo de medio tiempo y la ayuda extra de sus padres.

No hay mucho que decir de las cuatro materias que veo, tres son con David y Adrián; son unos locos y ellos si que andan juntos todo el tiempo porque quedaron con el mismo horario.

También, en un par de las clases que veo con ellos, hay una chica, Gabriela; normalmente yo no hablo con las personas en la universidad, pero no sé aplica lo mismo con los chicos.

A Gabriela como tal la conocimos en la prueba de admisión, pero realmente David, junto a Adrián, la empezaron a tratar cuando notaron que estudiaba con nosotros en un par de materias, y, aunque yo no suelo prestarle atención, los chicos prácticamente la mantienen pegada a nosotros como un chicle.

Honestamente, ella me transmite buenas vibras... Pero a la vez, ella me recuerda un poco a Nicole.

Creo que eso lo resume todo, ¿no?

Aunque en teoría me cae bien, soy extremadamente cuidadoso con ella.

No voy a bajar la guardia, y no voy a permitir que nadie me lastime a mí y mucho menos a mis cercanos, no me importa si en realidad es una oveja de verdad y no un lobo disfrazado.

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Hoy es miércoles y voy súper temprano a la universidad.

Desde que me desperté está mañana, el cielo se había convertido en un inmenso techo gris, todo indicaba de que iba a llover pronto, así que iba con mi suéter con capucha por si acaso.

Amaba los días lluvioso, pero realmente era incómodo si llevaba encima mis materiales universitarios.

Normalmente, a mí me encantan los días lluviosos, son buenos días para quedarse en casa y tomar algo caliente, o dibujar, o leer entre las sábanas de la cama.

Pero últimamente, podía indentificarme también con ello... De alguna manera, me sentía frío, algo triste y sereno, como los días lluviosos.

Sé que las personas a mi alrededor son valiosas, y que todos me quieren y me cuidan... Pero también sé, que nadie es realmente indispensable e irremplazable; la persona que me quiera hoy, podría traicionarme en cualquier momento; no me gusta pensar en eso y siempre trato de no hacerlo, pero de alguna u otra manera, lo mantengo presente.

Aunque tenga a los demás cerca y pueda disfrutar de su compañía, y me deje llevar por ellos la mayoría de las veces.

Yo realmente estoy solo, tal vez lo esté para siempre.

Como siempre, llegué al salón a primera hora y lo encontré solo; al verlo así, no lo pude evitar, me puse a dibujar a una pequeña hada, que volaba en un pequeño manantial de un bosque.

Escuchando música con mis audífonos y dibujando, abstraído del mundo, esperé pacientemente a que se hiciera la hora de clases.

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Alberto

"¡Wao! Ese chico es increíble…" Pensé por un segundo, al detenerme frente al salón, tratando de parecer lo más casual porible.

No quería que me notara y se asustara por mi presencia, mucho menos que se asustara por el cómo lo miro cada cierto tiempo.

Es una situación de la que todavía no me acostumbro, es la primera vez en mucho, mucho tiempo que deseo tener un amigo…

"En especial después de aquellos tiempos" Pesé por un momento, empezando a record-

Agité mi cabeza, no necesitaba pensar en mis viejas épocas de ser una sucia y bastarda bala perdida.

Eh. Hola chicos. Mmm, creo que es un poco tarde, pero igual me presentaré.

Mi nombre es Alberto Césares, y, debo decir que soy un chico más o menos alto, mido un metro ochenta y dos; tengo el cabello negro con reflejos castaños, de hecho, en las puntas tiende a docolorarse hasta un castaño oscuro-medio; mi piel es café con leche; tengo los ojos grises y muy, muy claros; es algo que heredé de mi papá, mi mamá dice que son como la niebla espesa; soy musculado porque hago mucho ejercicio y deportes… Aunque ahora mismo, en realidad estoy un poco fuera de forma poco por ahora, me ha costado mucho sincronizar mi tiempo de ejercicio con los de estudio, más que todo porque tardo mucho en llegar a casa.

Aparte del "pequeño" problema que tengo.

Verán, desde hace un par de semanas, tengo una herida en la pierna derecha muy profunda que no ha sanado muy bien, está infectada, por lo que, pese a que tomé unos antibióticos para bajar la infección, solo empeoró luego de un tiempo a pesar de que me cuidaba la herida.

Y todo por salvar a un malagradecido de que lo mataran unos malandros por tratar de robarle el bolso; el carajito huyó del lugar y me dejó el desastre a mi solito. Al final los vencí y se los entregué a la policía.

Es cierto que me molestó el hecho, pero tampoco es que me queje de que el chico, entiendo bien el porqué huyó.

A parte de que, sin importar el costo o lo que tenga que hacer, no permitiré que nadie muera o esté en peligro frente a mis ojos una vez más, ayudaré a quién me necesite. Punto y final.

En fin, hoy me toca ir al departamento de desarrollo estudiantil (el DDE), un edificio que se encarga del cuidado y control médico de los estudiantes, más que todo de los de ingeniería; debo ir a ver a mi tío, que es doctor ahí, para que me mande un tratamiento más fuerte para la herida infectada.

Aunque ahora mismo, honestamente, no puedo ni pensar en eso, apenas si siento al herida caliente y palpitante en mi pierna.

Sí, ahora mismo solo puedo pensar en ese chico que me llama la atención, no sé con exactitud qué es lo que me atrae de él, pero de alguna manera me agrada; parece tan triste y solitario, incluso cuando se junta con sus amigos y parece una persona totalmente diferente, esa sensación de soledad no parece despegarse de su persona.

Tal vez es por eso que quiero acercarme a él, porque él me recuerda de alguna forma a mí, porque quiero llegar lo suficiente cerca como para aplacar su soledad con la mía.

Pero aún así, lo que sigo sin entender en este momento, es el porqué de esta necesidad por tener contacto con él, con Cristóbal.

Desde el primer día, Cristóbal ha sido como un imán para mis ojos, es un chico enigmático a mí parecer, como si intentara esconder algo que no puede evitar mostrar o algo por el estilo, no sé, realmente no lo sé.

Y es que, Dios mío, tal vez esto del rollo sentimental y especial es solo mi imaginación y realmente me inquieta por lo poco común que son sus ojos, no ves ojos violetas en cada esquina todos los días. Sí… Podría ser eso lo que me llama la atención, al principio creí que eran falso, pero no, eran verídicos, me costó mucho darme cuenta de eso, porque siempre trata de alguna u otra forma de esconderlos.

Lo dicho, es un chamo burda de misterioso y retraído, muy retraído.

Por eso desde que comenzó el semestre, nunca le he hablado, temo que pese a que yo lo quiera como amigo, él me vea como lo.que en realidad soy, un bicho raro.

Ni siquiera puedo considerarme un lobo, sino como un verdadero monstruo vestido de cordero.

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Iba llegando a la universidad, cuando comenzó a llover. Aunque en Morón no hubo ni una nube en el cielo, en Naguanagua parecía que se iba a caer el cielo de lo nublado que estaba, pero yo iba preparado con un paraguas así que no me importó. Siempre soy muy precavido con estas cosas, considerando que soy alguien que odia la lluvia.

Odio especialmente mojarme desprevenidamente, soy muy susceptible a enfermarme con la lluvía.

Vestía una camisa blanca con rayas verticales rojas, pantalón negro, zapatos rojos brillantes y mi bandolera gris; iba suspirando por tener que llegar tan temprano. Eran las 6:00 a.m. y las clases de los miércoles empiezan siempre a las 7:30 a.m.

Ya que vivo en Puerto Cabello, era eso o llegar muy temprano, era todo o nada.

"Aunque igual vale la pena llegar temprano" Pensé en ese momento, cuando toqué la puerta del salón.

Y así volvímos al principio de mi intervención.

Todo valía la pena y nada más importaba, cuando me encontraba con él; era algo extraño, como si todos mis principios y convicciones saltaran por la borda cuando estaba cerca de él. En tres semanas que llevaba sintiendo este efecto, había empezado a acostumbrarme a la sensación.

Él estaba ahí, sin prestarle atención a nada, concentrado en lo que fuera que estaba haciendo.

Dudé unos segundo en terminar de entrar al salón, porque él era muy tímido con todos y podría perturbarlo con mi presen-

"Por Dios, Alberto, ¿qué mierda te pasa?, ¿no querías finalmente acercarte a él?" Pensé confundido por mi repentino nerviosismo y cobardía.

Si quiero conquistar, debo arriesgar, así que yo haré mi amigo a ese chico, a Cristóbal, cueste lo que cueste.a

Él iba vestido con un suéter con capucha negro; una camiseta verde; jean y mocasines marrones.

En ese momento tragué duro y decidí acercarme, incluso cuando las manos me sudaban frío por alguna extraña razón.

Bien, aquí voy...

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Cristóbal

Ya estaba en mi zona, llevaba el boceto listo Y la hada era simplemente perfecta en términos de diseño y proporción.

Iba haciendo el sombreado con los lápices, cuando me doy cuenta de la presencia de alguien enfrente de mí.

—A-ah. Hola —soltó un chico frente de mí, dándome un susto de muerte que me hizo dar un respingón—. Oh. Dibujas —dijo sorprendido—, ¿qué dibujas?

Automáticamente cerré el blog y desvié la mirada, incómodo.

—Nada, nada en especial —dije.

—¿En serio? Pero si se veía genial —Soltó el chico como si nada. Yo fruncí el ceño.

¿Qué no ve que no tengo ganas de hablar con él?; aparte de que rompió toda mi concentración.

—Era una hada lo que dibujabas, ¿no? —prosiguió, parecía inmune a mi mirada de molestia— ¡Estaba hermosa!, me recuerda un poco a una serie llamada Fairy Tail. —Sonrió avergonzado—. Trata sobre la historia de un grupo de magos que-

—Sé exactamente de qué trata esa serie —solté de golpe, suspirando, tratando de agarrar paciencia con este hablador.

—¡Pues mejor que mejor! —Sonrió brillantemente, antes de mirar al suelo, parecía avergonzado—. E-eh. ¿Puedo ver mejor el dibujo?

No me gusta que vean mis dibujos; no me gusta ser el centro de atención; tampoco me gusta hablar con otros chicos y estoy cansado porque ayer no dormí bien, debido a que la puta mi pesadilla de siempre fue más fuerte de lo normal.

Solo quería dibujar y pasar el tiempo... Pero viene este chico y lo arruina; estaba muriéndome porque se largara y parecía, que si me negaba a mostrárle mi dibujo, él pondría pegas al asunto, así que decidí mostrárselo por las buenas.

Apenas lo vió, el efecto fue instantáneo.

Sus ojos grises brillaron de fascinación mientras enarcaba las cejas como gesto de sorpresa.

—En verdad dibujas increíble, y, por lo que veo, también te gusta el anime. Es hermosa —dijo con admiración— ¿Sabes? Yo soy fan de Fairy tail —confesó, algo nervioso.

Yo me incomode un poco, pero decidí seguirle el juego. Me había arrepentido de echarlo a patadas luego de que elogiara de tal forma mi dibujo.

—... A mí también me gusta —dije al final.

Él de repente estaba más cerca, muy cerca de mí, demasiado para solo ver el dibujo, no era necesario estar tan cerca tan cerca para detallar los trazos y el sombreado. Mi incomodidad aumentó varios grados, pero sorpresivamente él se alejó.

—¡Ah! Que tonto soy. —Se rascó levemente la mejilla, avergonzado, y me tendió la mano—. Mucho gusto, soy Alberto Césares —se presentó.

Su mano estaba muy cerca de mí, frunció el ceño un poco más.

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Alberto

—... Y el mío es Cristóbal, Cristóbal Sandoval —dijo incomodo de nuevo, observando fijamente mi mano tendida... Sin darmela.

La recogí aparentando tranquilidad… Pero me sentía frustrado por dentro.

Y eso que íbamos tan bien; era tan difícil hablar con él, sentía que era más fácil tirar una pared con los puños.

¿Por qué tiene que ser siempre tan difícil?

" A ver, Alberto, busca algo de qué hablar antes de lo pierdas" Pensé desesperado.

Y como siempre, dije lo más estúpido que pude haber dicho.

—Je, je, je. Tu nombre suena un poco a de telenovela, ¿no crees? —solté nervioso. Él me miró fijamente unos segundos, como si analizara alguna clase de gusano o bicho que no podía identificar.

—... Sí, me lo han dicho muchas veces. —Miró al piso y suspiró—. Mira voy a ir al grano —dijo de pronto—, sé que lo intentas, que quieres ser mi amigo y todo la paja, pero déjalo así, por favor, y ya no insistas, antes de que te dañe sin querer —indicó tranquilo, casi fríamente, para luego ponerse sus auriculares y seguir dibujando.

Haciendo como que yo no estaba ahí...

Miré unos segundos al chico, a Cristóbal, que seguía sin prestarme la más mínima atención.

Suspiré cansado y me dirigí a mi puesto, arrepentido de haber hecho toda esa tontería del acercarmiento y tal.

Es que ni siquiera sé por qué lo intenté, debería haber mantenida cerrada mi bocota y no dirigirle la palabra, así me hubiese tragado el mal rato.

"En todo caso, ¿para qué querías ser amigo de ese chico? Tú siempre eres un peso muerto, Alberto, siempre arruinas a quien se acerca a ti, ¿o ya lo olvidaste?" Soltó mi consciencia, haciéndome poner los pies en la tierra.

“Recuerdalo: Un hombre puede o pagar por su pasado o ser recompensado por su pasado”

Yo soy del tipo que paga por el pasado que tuvo, uno muy turbio, por cierto.

Siempre he preferido ser un lobo solitario por eso, pese a las quejas de mi prima, solo estoy mejor, así estorbo menos.

Mi prima es la única persona que siempre anda detrás de mí, por más que he tratado de alejarla de mí... Incluso cuando es una de las personas a la que más daño he hecho con mis tratos y con el simple hecho de estar cerca de mí o ser su primo, ella simplemente no entiende que sin mí está mejor.

Aunque, desde que entramos a la universidad, apenas si la he visto; no me quejo, especialmente porque me alegra de que al fin haga una vida lejos de mí, en un lugar donde nadie sabe sobre el desastre que fui alguna vez.

Como todos, ella también está mejor sin mí...

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El tiempo pasó volando en la clase, hasta que fue la hora de salida.

Voy saliendo, ligeramente cojeando, cuando me topo de nuevo con Cristóbal.

Realmente esta vez no fui yo, sino alguna clase de casualidad creada por el universo; chocamos justo cuando salimos entre el torrente de chicos que salen del salón y los que entran para la siguiente clase.

—Ah. D-disculpa —susurré algo incómodo, tratándo de separarme.

Cuando lo que en verdad hice, fue tropezar con alguien más y volver a caer sobre él, casi tumbándolo. Cristóbal se aferró a mí antes de tocar el suelo.

Algunas personas se nos quedaron viendo, antes de seguir sus rumbos.

No pude decir nada, excepto reírme algo nervioso, mientras él parecía matarme en su mente muy, muy lentamente.

"Dios, ¿no puedo ser más torpe?" Pensé nervioso, deseando que la tierra me tragara en vez de pasar este mal rato.

Al final logramos salir de aquel desastre. Traté de arreglar mi error, prácticamente escoltándolo y empujando a la gente a los lados para salir nosotros.

Cuando lo logramos, suspiré y me volteé a pedir perdón por el mal momento.

Pero ni siquiera estaba ahí.

Miré a todos lados, buscándolo. Estába un par de metros más adelante, hablando distraídamente con los dos chicos con los que siempre andaba, el de pelo negro y ojos marrones, junto al pelirrojo oscuro de ojos verdes.

Si mal no recuerdo sus conversaciones, que no he estado oyendo, ellos se llamaban David y Adrián.

—Eh. Cris, sucedió algo —dijo David, parecía nervioso.

—Gabriela está hablan con-

—¿Por qué tiene que importarme que ese chica hable con alguien? —dijo sin inmutarse, interrumpiendo a Adrián.

Suspiré al verlo interactuar con sus amigos, ojalá él hablara tan fácilmente conmigo y no verme como alguna clase de molestia viviente.

—Porque Noel ES el que habla con Gabriela… Y pregunta por ti —explicó el pelirrojo y pude ver como Cristóbal fruncía el ceño, parecía molesto.

—¿Y? Ella no es que sepa mucho de mí, la trató en lo mínimo. —Cristóbal se encogió de hombros.

—Eh. Bueno, en realidad, hablamos bastante sobre ti —soltó David, carcajeándose un poco.

No tuve que ser un genio, para saber que ese chico había metido la pata.

—¡¿Y por qué coño hablan sobre mí?! —exclamó Cristóbal, tratando de controlar el tono de su voz y temblando, seguramente de la rabia.

—Dah, ¿porque es amiguis? —Adrián se encogió de hombros—. Además, no sé qué te molesta tanto de ella, si Gabriela es un amors de la vida.

Cristóbal se quitó sus lentes y se frotó el puente de la nariz.

—Okey, voy a lidiar con esto, y luego hablaremos seriamente, sobre lo de estar hablando de mí con desconocidos —dijo él al final.

—Sí, madre —dijeron los dos chicos a la vez, cansados y rodando los ojos. Él negó con la cabeza.

Casi me reí al ver esa escena.

Y también sentí celos.

"... Desearía poder hacer lo mismo que esos chicos hacen, aunque sea un poco, yo..."

En ese momento, detuve mis pensamientos al caer en cuenta de algo.

"¿Gabriela? ¿Será posible?" Pensé algo nervioso.

Bueno, ¿qué podía perder?, él ya tiene una mala imagen de mí, así que meterme en esto solo porque esa chica y mi prima se llaman igual, no es la gran cosa.

No es como si pueda empeorarlo más, ¿o sí?

Me acerqué a ellos y toqué el hombro del que reconocí como David. Los tres me observaron con cara de "¿Y tú de dónde saliste?"

—Disculpen —dije incómodo, rápidamente empezando a arrepentirme de esta idea—. ¿De por casualidad Gabriela, es una chica de cabello así como el mío; con ojos color ámbar y muuuy habladora? —la describí.

—¡¿Estuviste escuchando nuestra conversación?! —exclamó Cristóbal, indignado.

—Eh. Sí —confirmó David, sin prestarle atención a la mirada que le lanzó Cristóbal—, ¿por qué preguntas?, ¿la conoces?

Suspiré cansado, otra, otra vez, al ver la cada vez más creciente molestia de Cristóbal.

¿En qué se estaba metiendo ella?

A veces pienso que soy su padre y no su primo.

—Disculpen mi intromisión, pero ¿Puedo ir con ustedes? Debo hablar con ella —expliqué brevemente. Esos dos asistieron asintieron y Cristóbal soltó un bufido, que supongo que fue su manera de decir que sí.

Así que fui con ellos.

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Después del arco de la universidad, la primera parte del campus que se alcanza es la entrada que da a la zona conformada por la antigua facultad de medicina, la facultad de ciencias y tecnología, y detrás, la facultad de ingeniería, la cual posee su propia entrada por la avenida principal.

En la entrada de FACYT (FAcultad de Ciencia Y Tecnología), ahí estaban el chico en cuestión y la loca de mi prima.

Aceleré el pasó y fui directo tras ella. No sé que es lo que está haciendo con ese desconocido, pero considerando que Cristóbal estaba molesto por lo que pasaba, entonces no era algo bueno.

En cuanto vió que me acercaba a ella, noté un gesto de nerviosismo en su cara; ella tramaba algo, lo sabía.

Gabriela se despidió del chico y se separó un poco para esperarme, pero la halé de la oreja, alejándonos un poco más del lugar.

La encaré apenas la solté.

—¡Gabriela, que dicha verte! —exclamé irónico, para luego fulminarla con la mirada—. ¿Qué coño crees que haces exactamente?

—Nada, primo querido, ¿por qué preguntas? —Soltó dulcemente, con carita de romper ni un plato.

—Podrás engañar al Diablo pero no a mí. Suelta —gruñí.

—Tontico, no hago nada malo —me dijo divertida, para luego sacarme la lengua—, es solo que ese chico. —Señaló al chico con quien hablaba hace rato y que ahora hablaba con Cristóbal—. Quería saber sobre uno de los chamos con los que me junto ahora, aunque no le conté nada del otro mundo. —Se encogió de hombros.

—Oh. ¿Uno de los chamos con lo que te juntas?; ¿de por casualidad preguntó por Cristóbal? —pregunté sarcástico. Ella me miró con cuidado.

—¿Cómo sabes eso? —preguntó curiosa.

—¡Porque es el chico del que te hablé! —exclamé molesto.

La muy desgraciada, se dió el tupé de mirarme sorprendida.

—Ay. Dios. ¡Qué casualidad! —exclamó haciéndose la loca.

—¡No me vengas con cuentos, Gabriela María, mira que yo te hablé de Cristóbal!

—¡Pues no sé de qué coño hablas, deben de haber cómo cinco mil o diez mil Cristóbals en la universidad! —Se cruzó de brazos, molesta—. Es un nombre común.

—¡Claro!, ¡Y todos tienen ojos violetas! —espeté sarcástico.

Ella me miró fijamente y luego suspiró.

—¡Vale, vale! Okey, lo admito, sí me acerqué a propósito a él, por lo que me contaste de tu fijación psicópata por él —dijo al fin—, pero igualmente, yo ya lo conocía de antes, así que tampoco es algo muy grave, ¡aparte de que esos chicos son tan raritos como nosotros! Me caen burda de bien.

A mí me dió un tic en la ceja.

—¿Por qué estás haciendo esto? —Me crucé de brazos.

—¿No es obvio? Ellos son chéveres, y nosotros necesitamos amigos, y sé muy bien que tú no te vas a acercar a nadie, mucho menos al objeto de tus obsecciones, hermanito —soltó divertida.

—Gabriela, no necesitas hacer esto, yo mismo puedo arruinar es-

—¡Ay. Ya deja el pesimismo! —se quejó de golpe, cruzándose de brazos—; y no sé por qué peleamos por esto, considerando que tienes cosas más importantes que hacer.

—¡Oye, muchachita!, ¡no te vas a escapar de es-!

De pronto me dió un golpe en la pierna derecha, justo de lleno en la herida.

Me saltaron las lágrimas del dolor.

—¡Tu puta ma…! —me callé adolorido, me mordí los labios y me limité a agarrarme la pierna, al ver que la gente se nos quedó viendo.

—Ya deberías de ir a donde nuestro tío para que te trates bien esa herida, está bien fea. Eh—acotó divertida.

Por un segundo me imaginé ahorcándola y tirándola a la carretera cuando pasara un autobús.

—... Cabrona. —le fulminé con la mirada.

—Siempre contigo, querido, es lo que te buscas por meterte conmigo —dijo con su odiosa vocecita angelical, mientras caminaba hacia los chicos.

Tenía que vigilarla… Pero apenas si le podía seguir el paso.

Mierda...

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Cristóbal

Miré a Noel fijamente, mientras notaba el movimiento a mi izquierda, eran Gabriela y el chico ese, el tal Alberto que llevaba todo el día fastidiándome la paciencia; parecían ser muy unidos, eso me hizo sospechar aún más de ella y ni se diga del otro.

"¿Qué se traerán? ¿Qué diablos quieren de nosotros?" Pensé por un momento.

Por ahora no importa, yo tenía otros problemas más importantes que atender.

Observé a Noel con suspicacia, sin entender qué hacía aquí, preguntando mí.

Ya no soy como antes, así que simplemente voy a terminar lo que tengo que hacer con él y ya. Podía notar como David y Adrián lo miraban muy serios detrás mí.

—Me imagino que has estado vigilándome últimamente, porque no veo otra forma de que llegaras a hablar con Gabriela —supuse en voz alta.

No me interesa que desea, solo quiero que se marche.

Noel agachó la mirada y se metió las manos a los bolsillos. Iba vestido con una camiseta gris; vaqueros y botas negras.

—C-Cristóbal, no sé si me creerás, pero en realidad todo fue casualidad. A veces tengo clases aquí por las mañana, así que un día te vi con David, ese chico y ella, así que... No sé, simplemente quería saber qué es de tu vida y ver si había posibilidad alguna de hablar contigo.

Me miró con su típica mirada de arrepentido, parecía ser sincero.

Pero aún así, su amor también pareció sincero una vez, y ahora me arrepiento de haberle creído.

... Yo simplemente no puedo creer en nada de lo que diga.

—Pues me tienes frente a ti; ¿de qué querías hablar? —dije evitando entrar en el tema del por qué quería saber de mi vida.

—Yo sé que no hay posibilidad de algo entre nosotros. —Fue directo al meollo, su mirada se tornó sombría.

Fruncí el ceño al notar como de repente se rascó la nuca, evitando mi mirada.

—Por eso quería, aunque sea, ver si podía al menos ser tu… Amigo —me indicó muy nervioso.

Lo observé unos segundos... Y luego me eché a reír. Él me miró sorprendido.

—¿Crees que voy a creer en tus palabras?, ¿crees que todos se puede olvidar tan fácilmente? ¿Realmente, crees que yo voy a confiar en ti, después de que me dejaste caer cuando más te necesitaba? Lárgate de mi vida y supérame, Noel, yo no quiero tener nada que ver contigo en absolutamente nada más —espeté, incluso llegué al punto de escupír a sus pies.

Los ojos de Noel se cristalizaron por un momento, pero luego parpadeó rápidamente.

—Está bien... Yo lo entiendo. No tengo excusa, ya me quedó claro —murmuró levemente, abrazándose por unos segundos, hasta que de pronto me miró, como si apenas se diera cuenta que estaba ahí—. Con permiso. Adiós.

él cruzó la calle rápidamente y se montó en primer autobús que se dirigía a la terminal de la facultad de educación, donde quedaban las demás facultades en las cercanías.

En ese momento, me permití relajarme un poco.

Noté que Gabriela se acercaba con Alberto detrás de ella. Él de pronto cojeaba pronunciadamente.

—¡Hola chicos! —dijo coqueta la chica, solo entonces David y Adrián vinieron de regreso.

Alberto de pronto me miró a los ojos y nuestras miradas conectaron unos segundos. Entonces se dió la vuelta y se marchó.

"Ese chico..." Pensé distraído, antes de ver a Gabriela.

—Y tú... —le dije a ella.

—Oye, oye, no te sulfures conmigo. Si lo que piensas es que le conté algo al pelibonito que te perjudicara, pues estás equivocado —soltó divertida—, yo no le dije nada.

—¿Cómo diablos voy a creer en ti si ni te conozco? —solté de golpe, estaba cansado con esta situación.

—Si me crees o no, pues allá tú. —Se encogió de hombros—. Tampoco es que te voy a poner una pistola en la cabeza para que me creas.

Solo diré que, pese a que eres más pesado y tóxico que los maquillajes con plomo de la edad media, tú me caes bien, así que no pensaba decir nada. Los amigos se protegen, niño de plomo —terminó ella, cruzándose de brazos.

Adrián soltó una carcajada y la abrazó.

—¡Por eso es que te amo, Gabrielita de mi vida! Si fuera heterosexual, te pediría que fueras mi novia —soltó él, besándola en la mejilla.

—Ugth. Eso no tanquiliza —se quejó, algo divertida.

En ese momento, David posó su mano en mi hombro y dijo:

—Ella tiene razón, Cris, deberías de relajarte un poco más.

Suspiré y miré al cielo.

—Bien, bien, hagan lo que quieran.

Gabriela soltó un gritito y me abrazó.

—¡Nos vamos a llevar genial, niño plomo!

—Sí, sí, ahora quítate de encima de mí. —Ella se alejó y yo acomodé mis lentes.

Gabriela de pronto se volteó, como buscando a todos lados y luego nos vió.

—Eh. Diablos, ese idiota —soltó de pronto, para luego vernos— ¿no vieron a donde se fue mi hermano? —preguntó algo molesta.

—¿Hermano? —Fruncí el ceño.

—Sí, sí, el chico con el que estaba hablando ahorita —explicó ella.

David, Adrián y yo nos vimos entres los tres, pensando lo mismo, entonces le dije:

—¿No se supone que es tu primo? Él dijo que era tu primo.

Gabriela fue a hablar, pero se congeló con la boca abierta.

Luego se rió algo nerviosa.

—Es que nos criamos justos, así que somos más como hermanos —explicó rápidamente.

—... Mmm, ya, entiendo —dije, asintiendo.

Era obvio que era una mentira.

Pero no entendía, ¿viene a mí con ese discursito y luego me miente en la cara?

Al final lo dejé estar. Ella propuso la idea de ir a la biblioteca a estudiar un poco en lo que se hacía la hora para la siguiente clase, no era una mala idea, así que aceptamos.

En esta ocasión que hablamos, que realmente hablé con ella, logré sacar varias de ella:

En apariencia, es muy buena chica, siempre dice lo que cree y no juzga las apariencias porque es bisexual; también, tiende a ser muy coqueta, como Adrián, además nos explicó, que tenía tendencias lesbianas porque hasta ahora siempre se ha enamorado de chicas, pero de vez en cuando le interesaba algún que otro chico.

Quien sí se gozó todo el monólogo de Gabriela, fue Adrián, que le divertía de sobremanera, las cara que David puso cuando esté se enteró de la bisexualidad de Gabriela y las pocas o casi inexistente posibilidad que tenía con ella.

En pocas palabras, admito que fue un rato bastante divertido.

Continuará...

Bueno chicos, aquí esto!!! Volví!!! Go back!!! Así comienzo con la segunda parte de "él cambió mi vida", titulada "él luchó por mi vida".

Como ven, tiene un principio totalmente distinto al concebido en la historia anterior, salvo por la presentación de Alberto, parece una secuela directa (y lo es) del último capítulo de la novela anterior.

Como ven, el estilo de narración es distinto ao anterior, especialmente porque me es más cómodo escribir así, apartir de ahora será así.

También, debo de anunciar que ya tengo semi corregido el capítuloII, solo tengo que darle la correción final y lo monto, entre hoy o mañana (hablando desde el momento en que salga al público este capítulo) lo terminaré de editar y lo subiré.

Y, para todos los seguidores de "el caballero de los cuervos" debo d anunciar que, una vez que publique el capítuloII de esta historia, comenzaré a escribir el capítulo de esa historia. Sé que a muchos les gustó y que esperan impacientes por una continuación y eso es lo que les daré.

Sólo debo de advertir, que no publicaré tan seguido, especialmente porque un amigo me pidió ayuda para el desarrollo de un historia, así que también la escribiré, no tengo permiso para publicarla todavía, así que no lo haré hasta que él me diga, en todo caso, eso significa que si tardo mucho en publicar entre capítulos, ya saben entonces lo que significa eso.

Bueno chicos, hasta el siguiente capítulo. Pueden comentar y valorar si gustan y/o escribir al correo adeth.maldito@gmail.com

P.d: mucha gracias a todos por el buen recibimiento que le tuvieron a al final del tutor.p

Y para aquellos que no le pareció lo suficientemente "salvaje" en términos de sexo y descripciones pornográficas, debo de recordarles que principalmente soy un escritor, junto cómo lo muestra esta serie. Para mí, primero es la calidad de la historia, el sexo y lo demás es solo el punto de sazón 😘 hasta la próxima señores!!!!!