El loco 2

El Loco llega a casa para reencontrarse con sus madre y sus hermanas que estan algo cambiadas.

EL LOCO II.

Cuando llegue a la casa, todo estaba cambiado, el ambiente era más de alegría que de funeral, mi padre aunque no era muy bien amado siempre fue firme e intolerante.

Mi madre, una mujer de 42 años era tan bella como la recordaba, sólo que había algo que cambio de su fisonomía gracias a un aumento de senos que le iba bastante bien, no diré que tenía un estrecha cintura pero sí lo bastante marcada como para ser la mirada de muchos hombres y ahora mías también.

Ella me recibió con un abrazo que me hizo recordar a Liz, la enfermera, dado el rose de senos tan pronunciado que se produjo.

  • Hijo, te extrañé.- Sonrió con benevolencia sosteniéndome en sus manos. –Selma, Maribel ¿quién me va a acompañar al sepelio de las dos? –

Aquí una pausa, mi hermana Maribel usa el cabello corto, oscuro, de nariz hecha bolita, delicada, unos labios finos, unas tetas muy bien puestas pero lo mejor son sus piernas, grandes pero no gordas y sin ninguna marca en la piel, ella en esa ocasión iba vestida con una falda de tablones no muy corta y una blusa blanca.

Selma compartía la figura de la nariz y los labios con Maribel sólo que con una tez más clara, cabello al hombro rizado, siempre en una coleta, ella con senos pequeñitos pero con un culo enorme sin dejar de ser atractivo, ella es un poco más llenita y en esa ocasión vestía unos jeans claros y una sudadera de colores que siempre que podía usaba.

Sigamos

  • Yo me quedo con mi hermano, sabes que no podemos dejarlo solo.- Justifico Selma para coraje de Maribel que tampoco quería asistir.

Mi madre, vestida en un entallado atuendo negro, con un escote que presumía sus nuevas y grandes tetas y el clásico velo se veía espectacular.

  • Si me esperas… sólo me baño, me visto y te acompaño.- Resolvió fácilmente Maribel a sabiendas de su fama de exasperante tardanza para bañarse y vestirse.

-Olvídenlo… mejor deberían decir que se quieren quedar con su hermano que hace tiempo no ven y ya.- Mi madre tomo su bolso y las llaves del auto.- Nos vemos mis amores, se cuidan.-

Partió con un delicioso vaivén de su trasero que ahora veía mejor colocado que otras ocasiones y ese culo sin estar operado me provocó un respingo.

En cuanto salió, Maribel se puso de pie y se disculpo para ir a bañarse, mientras, Selma se quedaba a mi lado en el sillón más grande de la sala. No había tema de conversación y milagrosamente sonó el celular de mi hermana, se disculpó y sólo me indicó que subiera a ver como habían acomodado mi recamara.

Subí como lo ordeno mi hermana mayor, para encontrarme con la grata sorpresa de que mi habitación estaba tal como la había dejado pero con una computadora nueva, un aparato de sonido muy agradable y unas cuantas cajas de regalo sobre la cama, no toque nada, creí soñar y no quise arriesgarme a despertar.

Mientras contemplaba mi cuarto con alegría, Maribel entró como si nada a la habitación, no se molesto en tocar la puerta entreabierta y mucho menos se molestó en cubrirse un poco pues sólo iba vestida con la toalla a la cintura y un bra blanco, liso que resaltaba sus tetas.

  • No toques nada de tus regalos, cada quien te dejó dos y nosotras te diremos cuando abrirlos.- Hizo una pausa para bajar la mirada a donde yo la deje apenas un segundo, a sus tetas.- Oye! Me vas a poner roja, no me mires.- Dijo con una sonrisa llena de malicia. Dio la vuelta y seguramente a propósito dejó caer la toalla dejándome ver esas piernas tan majestuosamente atractivas al igual que su culo.

Quede absorto disfrutando con esa visión.

"Ups" exclamó y con total parsimonia se doblo para recoger su toalla descubriendo ante mi mirada como entre sus nalgas se perdía una tanga de esas llamadas de hilo dental color blanco que por solo unos milímetros no dejaba al descubierto el ano pero sí aclaraba cualquier duda respecto a la depilación de mi hermana, no tenía ni un solo pelo en lo que alcancé a ver.

Justo cuando recogía su toalla y estaba completamente empinada me miró con esa sonrisa pícara descubriéndome como me deleitaba con semejante espectáculo.

  • Ya te dije que dejes de mirarme así, me pones roja.- Mientras me lo repetía se incorporaba en una postura recta.- Me voy a bañar hermanito, disfruta de tu nueva PC, esa y el estéreo si los puedes usar cuando quieras.- Me dio un beso en la mejilla y se retiró.

Dejo la puerta entreabierta y un olor delicioso, usa de esas esencias para todo y siempre huele muy rico.

Me senté frente a la PC y lo primero que hice fue ver su capacidad, memoria, procesador, etcétera. Y ya después de todo eso, abrí mi correo y me puse a navegar, estaba viendo un poco de porno cuando escuche a Selma que subía a buscarme.

  • Hermanito, ¿Dónde estás? ¿No has abierto tus regalos verdad?- La dulce voz de Selma resonó por el pasillo y en un momento ya estaba dentro del cuarto, por fortuna me tocaba la verga por encima del pantalón y sólo tuve que cerrar la página porno que visitaba.

  • Oh, ya veo que estrenas la PC. ¿Te gusta? ¿Qué estabas viendo?-

  • Nada, nada más veía las características de la compu.- Mentí nerviosamente, en el hospital no me dejaban hacerlo y siempre se enteraban.

  • Ja, no te creo, pero ya revisaré el historial, ja ja.- Selma se acercó por detrás de mi recargando sus pequeños pechos en mi hombro izquierdo y tomo el mouse pero lo dejó casi de inmediato. Me dio un beso muy cerca del lóbulo zurdo y suspiro un poco, provocándome un rico estremecimiento y se retiró diciendo que se iba a su recamara.

  • Voy a esperar que salga Maribel para platicar contigo, ya ves que es muy celosa. Por cierto, que placer tenerte en casa.- Sonrió son sus delgados labios mi hermana y le conteste de la misma forma.

Llevaba algo de tiempo en la PC cuando oí el grito de mi hermana la mayor pidiendo su toalla de baño que había dejado en su recamara, primero supuse que Selma se la pasaría pero Maribel seguía gritando. Rápidamente me metí al historial para consultar el nombre de unas web antes de borrarlo y me encontré con la sorpresa de que había algunas páginas que no había visitado de contenido para adultos; mejor no lo borré pero salí al pasillo justo cuando Maribel gritaba por cuarta ocasión que le pasaran su toalla.

  • ¿Me pasan mi toalla?- Gritaba mi hermana desde el baño.- No puedo salir desnuda.-

En ese momento me di cuenta de que o bien se había metido al baño en interiores o sin nada de ropa porque la toalla la traía cuando paso a mi habitación. Entré al cuarto de Selma después de tocar la puerta y la encontré acostada boca abajo leyendo una revista y con los audífonos puestos, presumiendo por supuesto su culo generoso.

  • Selma, Maribel quiere su toalla.- Le dije tocándole la pierna para que me hiciera caso.

Se retiró los audífonos y tranquilamente me respondió.

  • Pásasela, está en su cuarto, debe estar en la cama, como siempre.- Y volvió a escuchar música.

No me dejó opción y pase a la habitación contigua. Abrí la puerta y una toalla rosa fucsia, la tome y encontré debajo de ella el coordinado negro que usaría mi hermana compuesto por una tanga negra de encaje, sostén de igual color y textura, medias negras con elástico y un diseño casi tribal en cada una a lo largo de toda la pierna.

Dejé aquel aromatizado dormitorio y toque la puerta del baño, Maribel me ordenó pasar y yo por costumbre siempre obedecía órdenes. Cuando abrí la puerta pude ver a mi hermana tratando de secarse un poco con una toalla de mano, en ese momento pasaba el paño afelpado por una de sus hermosas y torneadas piernas que reposaba en la tapa del retrete.

  • Gracias hermanito.- Volteo sin ningún pudor a verme y tomar la toalla de mi mano.

Entonces la aprecie mejor, sus piernas eran perfectas, torneadas y fuertes, las caderas precisas, una cintura marcada, los pechos redondos con una aureola pequeña y más oscura que su piel intacta de marcas y un pubis con una delgada línea recta decorándolo. Sobra decirlo pero lo haré, era una diosa y mi pene reaccionó ante semejante beldad.

Salí absorto en el reflejo de mi hermana desnuda en mi mente, fui a mi cuarto y me senté pasmado frente a la pantalla, después de unos minutos la apagué y salí de la habitación para escuchar a mis hermanas riendo encerradas en el dormitorio de Maribel, me acerque para escuchar mejor con un cargo enorme de culpa pero con aún más curiosidad, la puerta estaba cerrada y me aproxime con tiento para oírlas.

  • ¿Y qué hizo cuando te vio?- Preguntaba Selma.

  • Quedó con una cara de idiota tan linda que casi me le aviento encima.- Respondía Maribel y mi polla crecía de nuevo.

  • Tranquila, ja ja ja, recuerda que es tu hermano.- Resolvía Selma.

  • Tú también lo eres y eso nunca ha importado.- Yo no veía nada pero dentro ellas cerraban la conversación con un beso francés.

Espero les guste, sigo esperando sus comentarios y lecturas, estoy a sus órdenes.