El lobo y la Luna (2)
Continuación de El lobo y la luna
Lejos de allí, en el bosque de los arcianos, los antiguos dioses, de Desembarco del rey, Sara rezaba por la seguridad de Bran, Rickson y Arya, los únicos miembros de su familia que quedaban con vida.
En realidad, sólo buscaba soledad ya que hacia tiempo que había dejado de creer en dioses. O no existían o eran seres crueles que se divertían a costa de los humanos.
Escuchó pisadas a sus espaldas y se volvió. Ante ella había una criatura a la que ella conocía muy bien y con la que había soñado noche tras noche.
__ ¡ Dama !__ exclamó Sara.
Así era. Ante Sara se encontraba la loba huargo a la que tanto había querido; la loba huargo a la que su padre había sacrificado por orden de Joffrey.
Cuando trató de acercarse, la loba enseñó los dientes y gruñó.
Sara se detuvo, confusa. En los ojos de la loba veía o dolida que se sentía con ella.
__ ¡No fue culpa mía!__ gritó Sara, de cuyos ojos empezaban a caer lágrimas.__ ¡Fue culpa de Arya y de Nymeria !
Se frotó los ojos para limpiarse las lágrimas y poder ver mejor a su querida loba. Pero cuando se apartó las manos de la cara, vio que la loba había desaparecido.
Sara se arrodilló llorando mientras en su cabeza resonaban las voces de su familia.
__ Traidora, traidora, traidora
La reina Cersei lanzó un último suspiro cuando Jaime, su hermano mellizo, con una última embestida, descargó su simiente en su interior. El incesto era una tradición en la casa Lannister, que lo consideraba un modo de mantener la pureza de sangre.
__ Deberías tratar de contener tus gritos, hermana.__ le aconsejó Jaime, que se bajó de ella y se recostó a su lado.__ Algún día acabarán oyéndonos.
La reina, todavía desnuda, se levantó de la cama y se acercó a la ventana.
__ ¿Y qué? Nadie sabrá quién es mi amante. Además, todos los reyes y reinas han tenido amantes. No sospecharán nada si nos oyen.
Cersei observó el cielo estrellado y vio algo que la extrañó.
__ Nunca había visto esa constelación.
En lo alto del firmamento había aparecido un grupo de estrellas que Cersei no logró identificar. La forma de aquella constelación le recordaba a la de un lobo, algo que extrañamente le provocó un mal presentimiento.
Mientras observaba el cielo, la reina sintió los fuertes brazos de su hermano abrazándola y su miembro, nuevamente rígido, rozando su entrada.
Sonriendo, la reina agarró el falo de su hermano y preguntó:
__ ¿Aún quieres más? Eres insaciable.
Sin esperar una respuesta, la reina empujó a Jaime a la cama y se arrodilló. Mientras masajeaba los huevos y enredaba los dedos en el vello dorado que allí crecía, Cersei lamía el miembro de Jaime, primero tímidamente y después con más fruición. Sentía temblar el cuerpo de su hermano, que realizaba movimientos coitales ante las oleadas de placer que le estaba otorgando la reina.
Cersei empezó a dar suaves mordiscos por todo el miembro, algo que volvía loco a Jaime. Al notar que Jaime estaba legando al clímax, Cersei se introdujo todo el miembro y empezó a mover la cabeza sin cesar.
Mientras hacía eso, recordó que la primera vez que su hermano y ella mantuvieron relaciones, él la había forzado a hacerle de todo. Y allí estaba: tragando con placer el líquido eyaculado por Jaime.
Tras tragarse la mayor parte de la simiente, Cersei se relamió los labios y limpió a lametazos los restos de semen que quedaban sobre el falo de su hermano. Una vez terminado, los dos hermanos se acurrucaron en la cama y se durmieron.
En Bastión de Tormentas, el rey Stannis estaba reunido con Melisandre, sacerdotisa de Rhllor, que estaba consultando las llamas.
__ ¿Qué te dicen las llamas, sacerdotisa roja?
__ El enemigo de Rhllor, Señor de la luz, se está haciendo fuerte.__ informó Melisandre.__ Es un poco confuso. Los días se hacen cortos y las noches largas. Un antiguo aliado del Gran Otro ha regresado. ¡Un momento!
La sacerdotisa se acercó a la ventana y señaló un grupo de estrellas que antes no estaban.
__ La constelación de Lupus , símbolo de los seguidores del Señor de la Oscuridad. Su presencia es un mal presagio. El litigante de Rhllor tratará de hacerse con el puesto que le corresponde al Corazón del Fuego. Eso no debe suceder bajo ningún concepto. Si el Gran Otro llegara a derrotarle, toda forma de vida desaparecerá bajo el dominio de la oscuridad eterna.
Stannis suspiró. Le interesaba más la guerra para conseguir el trono de los Siete. Pero las predicciones de Melisandre hablaban del fin del mundo. Y si no se evitaba, no quedaría nada ni nadie sobre el que gobernar.