El lobo y la caperucita lila

Cuando las cosas iban fatales con mi ex decidí aceptar la invitación de un compañero y terminó en mi cama.

El lobo y la caperucita lila

Digámosle lobo, porque eso es, un hombre musculoso y con mucho vello, fuerte y suave, 30 años recién cumplidos unos días antes que yo, ojos almendra y labios de fuego que marcaron mi piel.

Trabajábamos juntos en un proyecto, nos teníamos que ver a diario y a veces le tocaba lidiar con mi mal carácter y mi frustración porque, el que era entonces mi novio, estaba demasiado ocupado para ir a verme al menos una vez a la semana, estaba atrapado por la política y tenía muchas reuniones y gente que ir a visitar, una vez más llegaba enojada y el lobo me preguntó que me pasaba, las lágrimas rodaron por mi cara y las limpió con cuidado, fue una descarga y de inmediato sentí que algo recorrió mi espalda y mis pezones se pusieron duros debajo del sujetador. El chaleco que llevaba logró esconder el efecto de sus dedos en mi piel.

Hacía unos días habíamos coincidido para comer, nos sentamos juntos porque al pasar a su lado estiró la mano y me detuvo tomándome por la cintura, en ese momento pretendí que no pasaba nada pero al sonrojarme él se dio cuenta de que no me era indiferente, desde la primera vez que lo vi noté los músculos bajo la tela y se me antojó que me abrazara, su mirada me desnudó aquella primera vez que nos vimos y cuando nos presentaron su mano me provocó escalofríos que me duraron esa noche mientras me tocaba en mi cama… desde entonces deseaba saber que se sentiría estar en sus brazos y ser poseída por ese hombre.

Después de contarle lo que pasaba con mi ex sin que me interrumpiera siquiera se me quedó mirando, me abrazó y cortó mis sollozos con un beso, al sentir mis labios rozar los suyos empecé a sentir como me mojaba, cuando sus lengua empezó a rozarlos estiré los brazos para rodearlo y acerqué mi cuerpo a él, cuando nuestras lenguas se juntaron caí en la cuenta de que no estaba en los brazos de mi ex y lo solté, pidió disculpas por lo que había hecho pero ya no había marcha atrás, él era el victimario y a la vez mi victima. Le dije que no había problema, seguimos trabajando y por la noche, cuando iba al estacionamiento le pregunté por donde iría a su casa porque, como estaba sin chofer o novio (que a esas alturas ya era lo mismo porque apenas si me tocaba) él accedió a llevarme.

Camino a mi casa le pregunté por su novia y dijo que habían terminado porque ella tenía algunos problemas, no quería decirme más pero supe preguntarle para descubrir que la chica se negaba a complacerlo.

  • ¡Vaya desperdicio!, ¿es que no se da cuenta de lo que tiene por novio? Le dije
  • Pues por lo visto no. Y eso que estoy fuera de forma!

Se rió, cambió el semáforo al alto, me miró y vio en mis ojos el deseo que había despertado el beso de esa tarde y entendió hacia donde iban mis preguntas, tomé su mano y la puse en mi rodilla, cuando la luz cambió la quitó pero mientras avanzábamos por la avenida tomó mi mano y la puso en su entrepierna, una agradable sorpresa porque si los músculos se me antojaban, lo que sentí se me antojó aún mas, una verga mas o menos grande pero bastante gorda como para satisfacer plenamente cualquier antojo. No pude voltear a verlo, en parte porque leería mi deseo en mi cara y en parte porque estaba disfrutando lo que sentía, entonces preguntó:

  • Te molestó lo que hice?
  • No… si así fuera ya hubiera quitado la mano, no crees?
  • Y te gusta?
  • Que? Lo que siento o lo que se puede hacer con ella?
  • Ambas
  • Sabes que me gusta, y me gustaría tener una así para mi cuando llego a casa
  • Tu novio no sabe lo que me ha dejado en las manos
  • Que te hace pensar que ha dejado algo en tus manos?
  • Me vas a negar que se te antoja mucho hacerlo conmigo?
  • No te lo voy a negar… solo quiero saber como lo supiste
  • Desde que nos presentaron vi en tus ojos un brillo interesante, cuando paso por tu oficina me miras y sonríes un poco, me miras cuando explico algo y no a todos los volteas a ver
  • Es porque explicas las cosas muy claras y a lujo de detalle
  • Así es como quiero conocer tu cuerpo, a lujo de detalle

Otro semáforo en alto, un beso largo y profundo, nuestras lenguas chocan y empiezan a moverse al mismo ritmo, si por la tarde estaba un poco mojada, ahora no cabía duda, se me antojaba tener a este hombre en mi cama. Cuando llegamos se bajó a abrirme la puerta, le dije que me acompañara a tomar un café y luego lo dejaría ir.

Se sentó en el sofá y me miró entrar a la cocina, estaba de espaldas a la puerta poniendo la cafetera cuando entró y me abrazó por la cintura, sus labios en mi cuello y me preguntó si me gustaba, no pude responder, sus manos subieron a mis pechos, que son bastante grandes (la talla es 36D) y suaves, empezó a tocarlos por encima de la ropa, quitó mi chaleco y mi blusa, quedando solo el sujetador, beso mi espalda despacito mientras empezaban a salir de mi garganta algunos sonidos de placer, desabotonó mis pantalones y los dejó caer, me moví para sacármelos, me quedé solo con el sujetador y la braga lila de encaje que usaba cuando tenía ganas de que alguien me cogiera y los zapatos de tacón que usaba en la oficina.

Cuando me dio la vuelta para que quedáramos de frente desabotoné su camisa, el se quitó el pantalón y pude ver en el bóxer una enorme erección que me hizo relamerme los labios, me preguntó si me gustaba el sexo oral y le dije que no sabía que tan buena era, pero que nadie se había quejado hasta ahora, me puse de rodillas frente a él, bajé el bóxer y salió una verga gorda y brillante, que me dejaba claro que él, igual que yo, llevaba toda la tarde deseando este encuentro.

Puse la verga en mis manos, la apreté un poco para calcular si podría tragármela o no, le di algunos besitos suaves en la punta, retiré el capullo y me puse a chuparla como una posesa, me encantaba tener una verga así de gorda en la boca, entró y salió primero despacio, luego más rápido, el lobo detuvo mi cabeza para marcarme el ritmo, yo pasé mis manos a sus nalgas durísimas por el ejercicio y las amasé un poco, luego bajé a sus huevos, grandes e hinchados, los besé y les di un mordisquito suave, él pidió que no lo hiciera porque no iba a aguantarse las ganas, lo miré y sonreí, metí de nuevo esa verga a mi boca y seguí un poco, la saqué y empecé a recorrerla por los lados, soplando un poco de aire con la nariz para que el contraste de lo caliente y lo frio lo excitara más, estaba haciendo un esfuerzo por no venirse, me tomó de nuevo la cabeza y metió su verga hasta el fondo de mi garganta, no me gustó mucho y empecé a arquear, apreté sus huevos con la mano y descargó toda su leche en mi garganta, me separé un poco y la tragué casi toda, era demasiada así que un poco resbaló por un costado de mi boca hasta mis pechos, el verlos mojados con su leche lo hizo tener una segunda descarga mas pequeña.

Después de limpiarme me puso de pie, frente a él, me tomó de la cintura y me sentó sobre el gabinete, me abrazó y empezamos a besarnos de nuevo, sus manos quitaron mi sujetador en fracciones de segundo y empezó a comerme los pezones, los chupó despacito como si hubiera sabido que eso me fascinaba, luego con su lengua jugó con ellos, moviéndola arriba y abajo hasta que se pusieron completamente duros y me dolieron un poco, entonces bajó por mi abdomen hasta el ombligo, jugó con él un poco y notó que estaba empapada mi braga, me moví a un lado y otro para sacarla y me preguntó si estaba lista para gritar de placer, simplemente sonreí y llevé su cabeza más cerca de mi, acercó su cara a mi conchita y empezó a mover magistralmente esa lengua maravillosa, arriba, abajo, en círculos, despacio, rápido, hasta que tuve el primer orgasmo y en vez de separarse se bebió mis juguitos, entonces metió dos dedos a mi cuevita y siguió con su lengua en mi botoncito, eché la cabeza para atrás, lo rodee con las piernas y seguí disfrutando, su otra mano fue a mis nalguitas y las pellizcó un poco, luego a mis pechos y cuando estaba a punto del segundo orgasmo llevó las dos a mis pechos y pellizcó un poco los pezones, fue entonces que grité y llené su boca con mis jugos de nuevo.

Se puso de pie y sin mayor aviso puso dentro de mi esa verga gorda y dura que me hizo estremecer, empezó a bombearla despacio primero, dándome algún beso o caricia mientras me miraba y preguntaba si me gustaba, apenas si podía contestarle que me gustaba, que siguiera, eso hizo y cuando más lo disfrutaba me bajó del gabinete, me puso de espaldas y me penetró así, sus manos jugaban de nuevo con mis pezones y sus labios buscaron los míos, era su presa y lo estaba disfrutando.

Cuando nuestras piernas empezaron a temblar se sentó en una silla y yo me senté en su regazo, despacio, sin prisas nos besamos de nuevo y él me llevo hasta que quedé sentada de nuevo en esa verga deliciosa que me estaba dando tanto placer, entonces estaba yo en control. Subí y bajé a gusto y placer, hasta dejar casi fuera esa verga deliciosa y luego sentirla hasta dentro, en un momento rozó el punto g tan famoso y entendí porque lo buscan tanto, tuve 3 orgasmos seguidos y el lobo empezó a gritar conmigo, lo estábamos disfrutando mucho, en ese momento sonó mi celular, cuando iba a ir a contestarlo el lobo me detuvo y me apresó contra la pared, entonces subió mi pierna para que rodeara su cintura y metió su verga a mi cuevita de nuevo, no resistí el gusto de quedarme donde estaba y empezamos a movernos al ritmo de nuevo.

Ya cansados nos sentamos un poco en el sofá, llamé a mi ex y preguntó que pasaba que no había contestado, le dije que me tenía el lobo apresada en sus garras y me reí, creyó que bromeaba y me dijo que esa noche iría por mi para cenar juntos, colgamos y me dirigí al baño, invité al lobo a la regadera y ahí, bajo el chorro del agua y mientras tallaba mi cuerpo me puse cachondita de nuevo, lo hicimos bajo la regadera mientras el agua se quedaba un poco atrapada en su cuerpo, suave bajo ese rocío, me gustaba lo que sentía y a él pareció gustarle bastante porque salimos de la regadera para volver a la recamara y quedarnos en la cama, ahí nos besamos un buen rato hasta que me quedé un poco dormida.

Una o dos horas después desperté y lo vi frente a mi con el café y galletas, hablamos un poco y terminamos haciéndolo de nuevo, pero esta vez en vez de acostarnos a tomar aire se levantó, volvió con un poco de aceite para bebé y me frotó la espalda, fue bajando hasta mis nalguitas, las besó y las mordió un poco, luego las abrió y empezó a besar mi culito, a recorrerlo con su lengua, esa era una sensación nueva para mi, me quejé un poco y me dijo que lo dejara hacer, eso hice y lo disfruté, metió un dedito primero, luego otro, con la otra mano tocaba mi botoncito para que me pusiera cachondita y me relajara, luego del tercero los sacó y enfiló esa verga gorda que me tenía fascinada, hacía mucho que no sentía una verga en mi culito y me dolió pero me gusto mucho, metió primero solo la cabecita, dejó que me acostumbrara y poco a poco empujó hasta tenerla completamente dentro de mi, metió y sacó hasta que grité de placer, con una mano en mi espalda llevaba el ritmo y con la otra me tocaba el botoncito y tuve una serie de orgasmos deliciosos.

Cuando mis juguitos corrían por mis piernas empezó a bombear con toda su fuerza y se vino en mi culito, sacó esa verga que me hacía feliz y la puso dentro de mi cuevita de nuevo, bombeó un poco mas hasta que yo logré un orgasmo de esos que hacen perder la conciencia, grité y me dejé caer en la cama, exhausta, me acomodó bajo las cobijas y me abrazó. Nos dormimos juntos y al día siguiente cuando desperté solo había una nota que decía: "tu novio llegó a las 9, le dije que estábamos ocupados y que lo llamarías luego, le cerré la puerta en la nariz y creo que no te llamará mas, pero yo puedo llamarte si quieres"

Y si… llama y nos vemos una vez a la semana… y siempre llevo el conjunto de encaje lila que le fascina!