El libertino 11 FINAL

Viaje a oriente, con Patricia, que le facilita nueva mujer

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Una vez terminado el ingreso, el recepcionista hizo una señal a alguien de detrás de ellos y se acercó una muchacha, casi una niña, presentándose con el nombre de Yun, con toda la parafernalia de saludos, como la intérprete que les acompañaría.

Aunque su secretaria ya lo habría solicitado así, a Marco le pareció conveniente informar a la muchacha de que iba a dormir en el hotel (le dio una tarjeta llave), y que viajarían a Taiwán y Corea. Y que la necesitarían durante un mes aproximadamente.

Puestos de acuerdo, fueron a las habitaciones. Como era tarde, quedaron en cambiarse, bajar a cenar e ir luego a dormir.

Y AHORA:

Cuando se juntaron para la cena, Yun llevaba la misma ropa que antes.

Durante la cena, Yun les estuvo agradeciendo el trabajo y la estancia en el hotel. Patricia se encargó de hacer las preguntas pertinentes y así se enteraron de que era la menor de seis hermanos, todos varones.

Que su familia eran trabajadores y que no siempre les llegaba para comer todos. Que su familia le había financiado sus estudios en lo que podían, hasta que demostró su capacidad y desde entonces fue el estado el que se hizo cargo de su educación.

Hablaba chino mandarín, cantones, inglés, francés y alemán, entendiendo y hablando bastante de los idiomas de los países adyacentes. Tenía un amigo habitual, aunque no tenía muy claro si terminarían juntos.

Cuando estaban en su habitación, Marco le dijo:

-Vaya tercer grado que le has hecho a la niña. No te ha quedado nada por preguntar.

-No creas, todavía tengo que sacarle muchas cosas.

Marco la abrazó y, antes de besarla, le dijo:

-De momento voy a ser yo el que te saque a ti algunas cosas.

Y se puso a acariciarla, besar su cuello, abrir su camisa, soltar su sujetador, su falda y bajar su tanga (ya se había modernizado), dejándola desnuda.

Con una suave risilla, fue a la cama, donde se recostó boca arriba y separó las piernas, dejando ver la raja de su coño ligeramente abierta y ya húmeda, por la que se pasó un dedo, incitándolo a que se diera prisa. Que Marco le comiese el coño era lo que más le gustaba desde la primera vez que se lo hizo, junto a follar por el coño.

Marco no necesitó instrucciones. Conocedor de los gustos de su esposa, se metió entre sus piernas y se puso a lamer y chupar todo lo que encontró.

Sabía que ella se excitaba rápidamente con los primeros juegos, incluso con insinuaciones, por lo que buscó en su coño la humedad que lo confirmaba, metiendo un dedo primero y dos después para buscar su punto “G” y frotarlo.

Ella se tensó al notar la maniobra y saber lo que venía, esperando su placer, pero Marco estaba juguetón y se limitó a recorrer su interior, evitando atacar demasiado seguido el punto y profundizando hasta encontrar la entrada del útero, cuyo fruncido agujero fue recorriendo con la yema del dedo rodeando el borde y creando en ella una sensación extraña pero placentera, que demostraban sus fuertes gemidos.

Cuando ella misma le agarró la cabeza y le hizo frotar su boca sobre su clítoris, el movió sus dedos sobre el punto y logró que fuese sacudida por un fuerte orgasmo.

-SIIIII. SIIII. ME CORROOOOOO.

Mientras se recuperaba, Marco se desnudó, tomó una toalla y el lubricante. Se situó arrodillado entre las piernas de ella, colocó una almohada debajo subió los muslos sobre los de él y dio lubricante en el culo.

Seguidamente se la follo por el coño hasta que se corrió, mientras ella lo hacía varias veces. Tras correrse, hizo que Patricia le hiciese una mamada hasta ponerla dura de nuevo, entonces la hizo colocarse a cuatro patas, se dio más lubricante en la polla y se puso a follarla por el culo.

Patricia seguía gimiendo de placer. Se había acostumbrado y disfrutaba casi más que por el coño. Después de que consiguiera dos orgasmos y con Marco apunto de correrse, se la sacó del culo, la limpió con la toalla y se la clavó en el coño. Tres envestidas y se corrió dentro de ella con fuertes gemidos.

-Te has preparado bien. –Dijo Patricia señalando la toalla.

-No estamos para desperdiciar ni una gota.

Y se acostaron a dormir.

A la mañana siguiente, Marco se levantó primero y fue directo al baño para prepararse. Tras ducharse, dientes y afeitado, salió del baño tan desnudo como había entrado.

-Patricia, ¿Te apetecería desayunar ahora…?, encontrándose con que Yun ya estaba allí.

La muchacha se lo quedó mirando de arriba abajo, con parada en su polla más de lo normal.

Marco sin darle importancia, les dijo:

-¡Venga! Preparaos rápido. Tenemos que salir.

-Estooo. Yun solamente tiene la ropa que lleva puesta. Deberíamos salir a comprarle algo.

Se vistieron, desayunaron en el hotel y salieron a comprarle ropa, varios vestidos, pantalones, camisas, zapatos, etc. Siempre acompañada por Patricia y con Marco esperando fuera de los probadores, viéndola salir, modelando como una golfa, desde ropa más descarada a la más decente.

La ropa interior también quiso mostrársela, pero esta vez en el interior del probador. A Marco se le puso la polla a reventar. Cuando terminaron la compra, incluida una maleta y varios conjuntos, volvieron al hotel para que Yun se cambiase y mientras, casi arrastras, llevo a Patricia a su habitación, se sacó la polla y le hizo hacerle una mamada hasta que quedó satisfecho.

Cuando se estaba colocando los pantalones, Patricia le dijo:

-¿Te gustaría follarte a la chinita?

-Es una cría, ni siquiera me lo he planteado, pero de todas formas, eso se acabó ya hace tiempo.

-No es tan cría, tiene 22 años y por la forma en la que actúa contigo y algunos detalles, estaría dispuesta a acostarse contigo.

-Y yo solamente contigo.

Marcharon a hacer las visitas de rigor siguiendo las normas de educación del país, gracias a los consejos de Yun.

Marco estuvo viendo posibles empresas que pudiesen fabricar lo que quería, comieron sobre la marcha y al finalizar la jornada, volvieron al hotel. Marco contento porque tenía ya un posible contacto.

Ducha, cambio de ropa y bajada a cenar. Yun tardó un poco más. Cuando apareció en el comedor con un vestido blanco cuyo borde inferior se encontraba a escasos cuatro dedos de su perineo y que le marcaba un pequeño tanga, sin sujetador y perfectamente maquillada, a Marco se le cayó la mandíbula. Y eso que le había visto las prendas puestas por separado

Patricia lo miró y, sonriendo, le dijo:

-Cierra la boca y límpiate las babas, que queda muy feo.

Cenaron con Marco nervioso y justo al termina, recibió una llamada de la empresa de España, respondió, colgó y pidió a ambas que le esperasen, que tenía una videoconferencia en la habitación.

Cuando se marchó, Patricia inició una conversación con Yun, empezando con:

-Te gusta mi marido, ¿verdad?...

Cuando, después de mucho rato, Marco volvió:

-¿Qué tal chicas? ¿Os habéis aburrido? ¿Os apetece salir a tomar unas copas?

-No, gracias. Marco, hemos estado hablando Yun y yo y hemos decidido ir a la habitación para que la folles…

-¡Pero qué tonterías estas diciendo, si es una niña!

-Sí, una niña de 22 años, libre de elegir lo que desea. Además, no es virgen. Y no me negarás que te la ha puesto dura…

-¿22 dices…?

-Si

Después de pensarlo un rato sin decir nada y teniendo a ambas mujeres expectantes, dijo:

-De acuerdo, pero tú estarás presente y todas mis corridas serán en tu coño. ¿Aceptas?

-Por supuesto.

Solicitó que enviasen a la habitación una botella de champagne Dom Perignon y se fueron a la suite.

Una vez en ella, Marco pidió que se desnudasen ambas al tiempo que lo hacía él y pudo admirar el delgado cuerpo de Yun, con su coño depilado y sus escasas tetas, que casi eran solamente unos pequeños pezones con un ligero bulto debajo.

Marco se acercó a su mujer y se fundieron en un beso, mientras alargaba su mano y acercaba el cuerpo de Yun, hasta que sus pieles entraron en contacto. Marco cambió de boca, jugando con sus lenguas, mientras Patricia se separaba para dejarlos solos.

Marco la fue llevando hasta la cama, donde la ayudó a acostarse, y se subió para colocarse entre sus piernas. Fue lamiendo y besando sus muslos desde la rodilla a la ingle y viceversa, cambiando de pierna y repitiendo las acciones.

Yun tiraba de su cabeza para que subiera más. Marco escuchaba sus gemidos, cada vez más intensos, pero esperaba para hacerse desear más.

Cuando Yun estaba desesperada de deseo, Marco subió y empezó a lamer su vulva, recorriendo los labios de abajo arriba y profundizando en la zona que ocultaba sus clítoris, un pequeño garbanzo hinchado que la hizo gritar de placer cuando lo lamió.

Le tiraba de los pelos, presionaba su cabeza, pero no le servía de nada, Marco controlaba todo lo que le estaba haciendo y solamente hacía lo que él quería.

Por fin le hizo una acción combinada: le metió dos dedos en su encharcado coño y succionó el botón de su clítoris con su boca. Empezó a mover los dedos entrando y casi saliendo y eso fue más de lo que pudo aguantar ella y se corrió con un tremendo orgasmo.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Un fuerte grito y una sarta de palabras en chino que solamente ella entendió la llevaron a un estado de semi-inconsciencia del que le costó más de un minuto salir.

Marco pidió a patricia que se acostase junto a Yun, con su coño a la altura de la cabeza de ella. Se colocó sobre la chinita y restregó su polla por su coño hasta que la notó totalmente húmeda de sus flujos.

Se la fue metiendo despacio, deteniéndose cada pequeño empujón, siguiendo sus gemidos de dolor, para que se acostumbrase a su tamaño. Increíblemente, consiguió meterle toda la polla hasta chocar con el cuello del útero. Entonces se detuvo para que se acostumbrase.

El menor tamaño de Yun le daba para doblarse ligeramente y besarla o para mover la cabeza hasta el coño de Patricia y lamerlo. Cuando empezó a moverse dentro de Yun, ella empezó a gemir y hablar en su idioma.

-MMMMMMMMMMMMMMM. ………….

-Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhh Más, más. –Pedía

Marco disfrutaba de la estrechez del coño de Yun y ella anunciaba que se sentía llena y pedía que se moviese más rápido. Él hacía lo que podía para seguir follando fuerte y comiendo el coño a su esposa.

Tras una buena follada y, por lo menos tres orgasmos de Yun, que él pudo contar, se salió de Yun y montó a Patricia, sin esperas porque le sobraba lubricación. Se estuvo moviendo, aguantando su corrida, hasta que Patricia anunció su orgasmo.

-Siiiii. No pareeeees. NO PAREEEESSS. ME CORROOOOOOOOO.

Y Marco se dejó llevar y le llenó el coño de leche.

La estancia se alargó poco más de un mes, y repitieron la escena todos los días.

Cuando el trabajo estuvo hecho, volvieron cada uno a su casa, no sin antes recibir el agradecimiento de Yun, que quiso devolver la ropa que le habían comprado, a lo que ambos se negaron, regalándosela, junto a una generosa propina, a la agradecida muchacha.

Ya de vuelta a su casa, Patricia volvió a la rutina de no tener nada que hacer durante el día y ser follada por todos sus agujeros por la noche.

Pero ella quería hacer algo, tener algún trabajo, y lo encontró en un pequeño colegio cercano, donde daban clase a niños pobres un sacerdote, que era el fundador, y varios profesores, jubilados o en paro, que aportaban su tiempo gratuitamente.

Como era la que más tiempo tenía, pronto se pusieron todos de acuerdo para nombrarla directora, lo que fue una gran idea, pues a los pocos días consiguió que dos empresas financiasen todo el material escolar para los alumnos, pudiendo dejar los libros usados y casi deshechos de otros años.

También consiguió que esas dos empresas financiasen los estudios universitarios de cuatro alumnos muy aventajados.

A los dos meses, le dio a Marco la noticia de que estaba embarazada.

Todas las noches cenaban en la isla de la cocina, pero esa noche, Patricia, montó la cena en la mesa del comedor. Cuando Marco llegó de trabajar, preguntó extrañado:

-¿Por qué aquí? ¿Ya no te gusta lo que hacemos en la cocina?

Muchos días el sexo empezaba en la cocina, después de recoger los restos de la cena. Si Patricia llevaba falda, Marco la sentaba en la isla levantaba su falda y empezaba comiéndole el coño y luego follándola hasta sacarle varios orgasmos antes de llevarla a la cama. Si por el contrario, llevaba pantalones, la ponía boca abajo sobre la isla, le bajaba los pantalones y con una breve dilatación de su acostumbrado ano, se la follaba por el culo.

Ella tenía prohibido estar en casa con ropa interior, para estar más accesible a estos eventos, cosa que a ella le encantaba.

Esperó a estar sentados ambos, uno frente a otro para decirle:

-Tendremos que ir acostumbrándonos.

-¿Por qué, pasa algo en la cocina?

-No, pero pronto seremos uno más en casa…

Y dejó la frase en suspenso.

Marco, no estuvo rápido de reflejos esta vez.

-¿Quién viene?

-Nuestro hijo.

-….

Marco quedó un momento sorprendido, pero enseguida reaccionó, se levantó y fue hasta Patricia, que también se puso en pie para recibir el fuerte abrazo de él y fundirse ambos en un profundo beso.

Marco movió su cena para estar junto a Patricia y fueron cenando entre caricias y besos. Al terminar, Patricia tiró de su mano para llevarlo a la cama y, tras convencerlo de que no había problema, y hacer el amor con tranquilidad, despacio, hasta terminar ambos en un fuerte orgasmo.

El fin de semana siguiente invitaron a cenar a los abuelos, que fueron encantados. Decidieron decírselo a los postres, pero después del primer plato, el abuelo de Marco dijo:

-¿Hasta cuándo nos vais a tener en ascuas?

Patricia y Marco se miraron sorprendidos y se echaron a reir:

-Vais a ser bisabuelos.

-¿Para cuándo es el parto?

-Estoy de 6 semanas…

Se abrazaron todos y les dieron la enhorabuena, llenos de alegría.

Dos semanas más tarde, después de otra follada épica, Patricia le dijo a Marco.

-Marco, tengo que decirte una cosa… No vamos a tener un hijo.

Marco puso cara de asombro, pero antes que dijese nada, Patricia continuó:

-Van a ser dos. Serán gemelos.

Marco volvió a abrazarla y besarla. Follaron una vez más, despacio y con tranquilidad y durmieron abrazados.

Los hijos, a los que llamaron Marco al que nació primero y Rafael al segundo, estudiaron y destacaron en el colegio dirigido por su madre.

Durante los veranos se podía ver a dos babeantes abuelos en la playa, con una cerveza en la mano, a la sombra de un toldo, viendo jugar y bañarse a sus revoltosos nietos, perseguidos por sus cuidadoras.

Cuando pasaron los años, fueron a la universidad, donde destacaron por sus excelentes resultados y más tarde, se hicieron cargo de las empresas, donde demostraron que eran dignos hijos de Marco.

Por su parte, en cuanto se recuperó Patricia, siguieron follando por todos los agujeros, pero con medidas anti embarazo.

Y al colegio entró un nuevo profesor, bastante joven, y, curiosamente, se daba la circunstancia de que, cuando Marco se iba por las noches, al día siguiente Patricia se iba a mirar “tiendas” a un centro comercial cercano a la casa del profesor.

FIN

P.D. Gracias a todos los que se han molestado en leer esta historia, y gracias también a elescritor60, Heco, Longfield, Chesterma, Magahp y Eduardo por vuestros comentarios.

A quienes no les ha gustado el tratamiento que le he dado a Marco o Patricia, piensen que peor es la historia de “Justine o los infortunios de la virtud” del Marqués de Sade, donde los malos actos son premiados y la virtud castigada.

AMORBOSO