El libertino 06

Marco se salta la noche de bodas y se va de viaje de ¿trabajo o placer?

ANTERIOR:

Esperaba que se fuese más tarde y poder reconciliarse. Su desilusión solamente le permitió decir un:

-¡Ah!

Y se volvió a su dormitorio donde quedó llorando. Poco después sintió como se marchaba Marco.

Y AHORA:

No hizo más que subir al avión y acomodarlo la azafata en su asiento tras rechazar nuevas atenciones, que cerró los ojos y se quedó dormido. Entre sueños sintió que le echaban una manta de viaje por encima y ya no más.

Creyó que acababa de dormirse cuando una mano movió suavemente su hombro al tiempo que una voz le decía:

-Despierte, señor Ramos, despierte.

-¡Eh! Exclamó al despertar, y al ver a la azafata: ¿Hemos tenido un accidente? ¿Estoy en el cielo?

-Nooo, señor, ¿por qué lo dice?

-Porque la impresión que me da es que usted es un ángel.

La azafata, aunque acostumbrada a oír tonterías como esa, se alejó sonriendo. De alguna manera, Marco le había caído bien.

Habiendo descansado durante el viaje, fue al hotel, se dio una ducha, se cambió de ropa y comenzó sus visitas. Estuvo hasta que las empresas cerraron preparando los negocios y buscando acuerdos.

Luego volvió al hotel, tomó una nueva ducha y se fue al comedor a cenar.

Acababa de sentarse a la mesa, cuando oyó una voz que le decía.

-¿Ha descubierto ya si está vivo o muerto?

Al volverse, se encontró con los preciosos ojos de la azafata del vuelo de la mañana. Venía casi de uniforme: Chaqueta, falda por encima de la rodilla y blusa blanca, que le sentaba fenomenal. Se notaban unas tetas más bien grandes y un culo alto y duro. Todo ello acompañado de una cara angelical.

-Pensaba que estaba vivo, pero ahora vuelvo a dudar. ¿Ha cenado ya? ¿Quiere hacerlo conmigo y así voy resolviendo mis dudas?

-Estaré encantada, -dijo ella con una sonrisa.- Y me llamo Teresa.

-Yo Marco.

Cenaron entre risas y agradable conversación, Teresa tenía 27 años, aunque aparentaba no más de 20. Se conservaba tan bien que parecía una niña. Estaba casada con un piloto que volaba en otra línea y tenían un acuerdo de libertad en sus viajes, del que sabía que él hacía mucho y muy buen uso. Tras esta confesión, Teresa le preguntó:

-¿Hace poco que estás casado, verdad?

-Sí, porqué lo sabes. –Respondió.

-Por el brillo de tu alianza.

-Hoy es el segundo día. Me casé ayer.

-¿Y ya estás invitando a otra mujer?

-Es un matrimonio de compromiso -Y le explicó brevemente la situación.

Siguieron cenando y al terminar la invitó a tomar unas copas en el mismo bar del hotel para seguir la conversación. Entre tragos y palabras fueron acercándose hasta que sus bocas se juntaron en un tímido beso que fue a más hasta que se convirtió en algo morboso.

Cuando se separaron, Marco dijo a Teresa:

-Te apetece que sigamos tomando unas copas en mi habitación.

Teresa le respondió con un pico en los labios y la palabra: “Vamos”.

Marco pidió que le subiesen una botella de champagne y dos copas y fueron de la mano hasta los ascensores, subiendo muy juntos pero solamente mirándose y sonriendo, pues con ellos subió más gente.

Ya en la habitación, Teresa se quitó la chaqueta y dejó caer la falda, al tiempo que se quitaba los pendientes y el resto de adornos, mientras Marco descorchaba la botella de champagne y servía dos copas. Le ofreció una a Teresa, brindaron y bebieron su contenido.

Al terminar las copas, Marco se acercó a Teresa, rozó su cuerpo con el de ella y se engancharon en un intenso beso, al tiempo que él la acariciaba suavemente.

Luego le besó el cuello, lamió su oreja mientras poco a poco desabrochaba su camisa, se la quitaba e iba a por su sujetador, con el que no tuvo problemas.

Por su parte, Teresa soltaba su cinturón, desabrochaba su camisa.

En menos de un minuto estaban ambos desnudos. Actuaban con prisa, como si les faltase tiempo, tal era la excitación que tenían,

Él bajó, recorriendo con la punta de la lengua desde el lóbulo de la oreja, por su cuello, pecho y pezones, besándolos y lamiendo y chupándolos y volviendo después a su boca y cuello.

Marco y Teresa se fundieron en un beso mientras él la recostaba en la cama con los pies en el suelo. Se arrodilló e introdujo entre sus piernas y fue lamiendo y besando sus muslos por el interior hasta llegar a la ingle y cambiando entre ambas, pero siempre dejando fuera su raja.

Teresa emitía suaves gemidos, un poco más fuertes conforme iba subiendo. Marco jugaba con ella, mientras ella cada vez intentaba acercarle la cara a su coño.

-¡Venga ya!, Cabrón, no me hagas sufrir más. ¡Cómeme el coño de una puta vez!

Marco le hizo caso relativamente, pues lo que hizo fue meterle primero un dedo y luego dos en el coño, iniciando una suave masturbación sobre su punto G.

-Aaaaaggggg. Sigue, sigue, me voy a correeer.

Marco puso sus labios alrededor del clítoris y se puso a chuparlo y pasarle la lengua y empezó a mover más rápidamente los dedos.

-SIIIIIII. SIIIIIIII. ME CORROOOOOO. NO PAREEESSS.

Arqueó su cuerpo, juntó e hizo presión con las piernas pero no pudo evitar emitir un squirt que mojó cara y mano de Marco y cayó totalmente laxa sobre la cama.

Cuando se recuperó, Marco todavía estaba arrodillado. Se sentó y, cogiéndolo de la polla, hizo que se acostase a su lado, para ponerse luego a cuatro patas y comenzar a lamerle la polla con suaves pasadas de lengua, desde a base, recorriendo toda la longitud hasta llegar al borde del glande, moviendo la lengua varias veces con rapidez.

Marco la dejaba actuar, aunque su deseo era sentir sus labios alrededor o mejor aún, metérsela en el coño y follársela de forma salvaje.

-MMMMM. ¡Qué bien lo haces! Sigue, sigue…

La hace girar para para continuar comiéndole el coño a ella, comprobando que lo tiene encharcado, tanto por la saliva como por sus propios jugos. Aprovecha que está debajo para colocar sus brazos por detrás de sus piernas, obligándole a echarlas hacia adelante y forzando su apertura al máximo.

Uno, dos, tres dedos entran con facilidad en el coño, mientras comienza a deslizar la lengua por sui clítoris, que está hinchado y mojado ella se saca la polla de la boca para emitir un fuerte gemido y presiona fuertemente el coño sobre la boca, mientras se agarra a la polla como un asidero al borde de un precipicio.

-AAAGGGGGGGGG, SIIII, SIGUE.

Marco se detuvo.

-¿Qué haces? Sigue, no pares.

-No pares tú. Si te detienes, yo también lo haré.

Teresa volvió a su mamada, que Marco estaba disfrutando como pocas veces lo había hecho, y él siguió jugando con su clítoris.

Ella gemía todo lo fuerte que la polla de su boca se lo permitía. De vez en cuando se detenía unos momentos como consecuencia de los arrasadores orgasmos que le proporcionaba. Marco no los contó, pero supo que fueron tres o más.

Con el último orgasmo de ella, decidió que ya era hora de follársela. Se salió de debajo dejándola a cuatro patas y se colocó tras ella. Punteó ligeramente su ano y su coño.

-Tienes buen culo. Primero te voy a follar y luego te lo romperé.

-Ya veremos. Ahora fóllame y calla.

Y Marco se le metió de golpe.

-AAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGG

Teresa gritó ante la rápida invasión, que no le dio tiempo a dilatar suavemente, pero una vez dentro, empezó a jalearlo sin parar.

-Dame más. Dame más. Más fuerte. Cabróooon. Sigueeee. Quiero máaassss.

Marco seguía machacándole el coño a pollazos.

-Jodeeerr. Me la estás metiendo hasta el útero…. Pero sigue, sigue… ME CORROOOOOO

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH.

Con la polla aún dentro, cayó larga sobre la cama. Marco le dio la vuelta y, sin darle tregua, se la volvió a meter en el coño y siguió follándosela sin parar. Ella estaba como en una nube. Encadenaba orgasmos sin parar o con breves intervalos.

Por fin, Marco empezó a sentir el cosquilleo en los bajos que anunciaba su orgasmo y lanzó su grito de placer.

-SIIIIII. ME CORROOOOO. Te voy a llenar el coño de lecheeee.

Cuando se recuperó, decidió follarle el culo, pero Teresa había pasado del orgasmo a la inconsciencia, así que la cubrió con la ropa de cama, y se acostó a dormir también.

Al día siguiente, Marco tenía trabajo y Teresa libre, por lo que quedaron para cenar temprano y tomar unas copas. Hacia inicio de la tarde recibió una llamada de Patricia que, aunque no quería reconocerlo, le alegró el corazón.

-Hola Marco, como no me llamaste al llegar ni lo has hecho hoy, lo hago yo para ver si estás bien, si has tenido un buen viaje….

-Sí. –La interrumpió el, sin poder evitar traslucir su mal humor, originado por la mala relación con la que habían empezado. Seguía sin ceder.- Ahora tengo trabajo. Hablaremos en otro momento.

Y colgó.

Cuando terminó su trabajo, fue a buscar a Teresa, fueron a cenar y, cuando la invitó a una copa, ella le arrastró de nuevo al hotel, donde volvieron a follar hasta casi el amanecer.

Más tarde, una alarma le despertó. Teniendo en cuenta que él no tenía ninguna, fue buscando por la habitación hasta que encontró un despertador sonando en el bolso de ella, que detuvo.

Luego, fue hasta la cama, destapó a Teresa, que dormía desnuda y encogida de lado, la volteó y puso bocarriba, mojó dos dedos con saliva y se los fue metiendo en el coño, follándola con ellos hasta que empezó a gemir y despertó.

-¿Qué me estás haciendo?

-Despertarte. Tu reloj acaba de sonar. Venga, a la ducha.

La hizo girar y la sacó de la cama, acompañándola hasta el baño dándole suaves palmadas en su culo hasta que entró en la ducha.

-Eres un cabrón. Me has puesto caliente, tengo todo irritado y no tengo tiempo para follarte. –le dijo entre risas- Tendré que follarme a alguno de los pilotos durante el viaje.

-Esta noche te compensaré. –Le dijo Marco entre risas también.

Cuando salió, Marco seguía en la cama. Teresa tenía que viajar, en un vuelo de ida por la mañana y vuelta por la tarde, al otro lado del país.

Una vez arreglada y lista para salir, le preguntó:

-¿Cómo me ves?

-Espléndida y sexi.

-¿De verdad?

-Esta noche te lo demostraré.

Un nuevo día de trabajo para ambos y último. Marco volvía al día siguiente y Teresa el viernes. Después de hablarlo, él decidió quedarse para volver con ella.

Cuando Patricia le llamó para ver cómo estaba y si iba a volver pronto, le dijo que tenía trabajo y que volvería en el vuelo del viernes noche, que llegaba el sábado por la mañana.

A Teresa la noche anterior la había dejado agotada, a lo que se añadía la falta de sueño y el trabajo sin descanso durante el día, por esa razón esa noche solamente cenaron y ya en la cama, tras avisar a Marco de lo cansada que estaba, le hizo una mamada a pesar de la negativa de él hasta que se corrió, no dejando que le hiciese nada a ella.

El resto de la semana, ambos tenían fiesta y se dedicaron a follar, recorrer la ciudad, comer, follar, recorrer ciudad y espectáculos, cenar, follar hasta la madrugada y dormir.

El viernes, ambos durmieron hasta tarde, cerca de medio día. Cuando Marco despertó y vio que Teresa dormía encogida en forma de cucharita de espaldas a él y al abrir la ropa se encontró con que dejaba a su disposición coño y ano, no se lo pensó dos veces.

Con el dedo mojado en su saliva, fue recorriendo los labios de un extremo a otro, presionando ligeramente y consiguiendo que fuera abriendo camino poco a poco. Tras unos breves momentos con estas operaciones, empezó a notar que ella se humedecía por si sola.

Consiguió meter el dedo para poder frotar con la yema el punto ‘G’ y enseguida tuvo que apartarse al girarse ella y ponerse boca arriba para no ser pillado por su pierna. Consiguió meterse entre ellas y lamer el coño desde el ano al clítoris y viceversa, lo que terminó de despertarla.

Teresa agarró de los pelos a Marco y lo forzaba a presionar contra su coño, mientras emitía sonoros gemido de placer.

-MMMMMMMMMMMM SIIIIIIII. ¡Cómo me gustaaaa!

Y poco después:

-SIIIIII. NO PAREEEEES. SIGUEEEEE…. ME CORROOOOOOOO.

Marco no la dejó respirar. Se colocó sobre ella y se la clavó directamente en el coño. Ella emitió un gemido de medio placer medio dolor, al sentirse penetrada bruscamente, pero cambiando inmediatamente al placer, gracias a la humedad que tenía.

Marco se movía entre penetraciones lentas y rápidas. Iba rápido hasta que notaba que se excitaba demasiado y entonces bajaba el ritmo hasta que le bajaba, para volver a comenzar de nuevo.

Tras mucho rato con ese juego, pasó directamente a follarla rápido, sin detenerse por los orgasmos de ella hasta que decidió cambiar después de esa primera follada……… en la que Teresa obtuvo varios orgasmos. Entonces Marco le dijo:

-Ahora me voy a follar tu culo…

-Ten mucho cuidado, por favor, no es un camino muy usado.

Marco no dijo nada. Teresa boca arriba sobre la cama y Marco entre sus piernas, se puso a lamerle el coño. Teresa se fue calentando y aumentando la humedad, lo que unido a la saliva de Marco, le permitía ir mojando los dedos para introducir primero un dedo, moverlo en el interior consiguiendo aumentar sus gemidos

-MMMMMMM, Qué suave lo haceeess.

Cuando el dedo se movía con soltura entrando y saliendo, añadió un segundo dedo, humedeciendo siempre a base de meterlos en el coño, recoger líquido y aplicarlo en el ano.

Se notaba que el tratamiento le estaba gustando. Teresa no paraba de gemir y emitir un ronroneo placentero.

Solamente, cuando Marco metió un tercer dedo, dijo:

-Despacio Marco, dame tiempo.

Y cuando ya consideró que estaba suficientemente dilatada, porque le podían las ganas de follárselo, apoyó el glande en su ano y empezó a empujar despacio. El ojete todavía no admitía la polla, pero humedeciéndola en su coño y haciendo un poco más de presión cada vez, hasta que el anillo cedió y entró el glande completo y media polla empujando.

Teresa se quejó de dolor durante un instante, pero enseguida pidió que se lo rompiese entero.

-Venga cabrón. Rómpeme el culo. Dame fuerte.

Y Marco se puso a follárselo a buen ritmo.

Después de unos minutos reventándole el culo empezó a gritar y gemir de placer, a pedirle que la diera más fuerte, y que se la metiera más a fondo. Luego solo se oía el rápido plas, plas de los cuerpos al chocar, hasta que le llego un potente orgasmo, junto con el suyo. Cayeron agotados uno junto a otro.

Todavía hubiesen seguido tras recuperarse, pero el reloj marcaba que se hacía tarde para comer y luego tenían que preparar las maletas y salir para el aeropuerto.

El vuelo de regreso salía al anochecer, se realizaba de noche y se llegaba poco después de primera hora de la mañana. De camino al aeropuerto, Marco detuvo el taxi para comprar en una farmacia alguna crema para mitigar el dolor y relajar el esfínter de ella para que volviese a su ser.

Teresa, azafata de ese vuelo, eligió atender a los pasajeros de primera clase, en la que viajaba Marco, mimándolo todo lo que pudo.

Cuando los pocos pasajeros de primera clase quedaron dormidos, Teresa se acercó a Marco con una manta de viaje, se remangó la falda hasta que su coño y culo, que, sin bragas, quedó al aire. Esperó un momento hasta que Marco, rápido en captar la indirecta, se bajó pantalones y calzoncillos de una sola vez.

Teresa se situó sentada sobre sus piernas de espaldas a él, con la polla sobresaliendo por delante, colocó la manta tapándoles a ambos y se puso a pajearlo frotando la polla morcillona contra su coño hasta que la puso como una piedra. Luego se la metió en el coño y empezó a moverse suavemente.

Solamente una anciana que viajaba en el asiento del otro lado, los miró y cuando ellos se dieron cuenta, les dijo bajito:

-¡ay!, hijos, disfrutad ahora que podéis.

Se giró la cabeza y siguió durmiendo.

El lento movimiento, junto a interrupciones para atender a otros pasajeros cuando sus compañeras no llegaban, hizo que el polvo durase más de dos horas, hasta que ambos se corrieron en un orgasmo silencioso y simultáneo.

Teresa fue a limpiarse mientras Marco lo hacía con la manta y luego cada uno a su sitio a descansar.

A la llegada, Marco dejó que saliesen todos antes de hacerlo él para luego bajar con Teresa. Cuando, después de que Marco pasara los trámites y recogiera el equipaje, se juntaron de nuevo y pasaron la puerta de llegadas.

Se intercambiaron tarjetas con la frase “llámame cuando quieras” “Y tú lo mismo”, se dieron un par de castos besos y se separaron.

CONTINUARÁ

Vuestros comentarios e ideas ayudan a escribir más. Y gracias además por tratarme tan bien. También agradezco vuestras valoraciones, tanto a los comentadores como a los anónimos.

AMORBOSO