El libertino 03

A Marco le han presentado a la mujer con la que tendrá que casarse (o no). Le parece sumisa, pero le ha caído bien, y quiere follársela. Pero antes tiene mucho trabajo.

ANTERIOR:

Siguiendo la narración, Marco fue a su cita, dejando más que satisfecha a la mujer, después de volver a mamar de sus pechos. Por alguna extraña razón, eso le excitaba, pero no le ocurría con ninguna otra que estaba en la misma situación. Solamente tenía un inconveniente: No podía encularla porque tenía un problema anal que le producía dolores.

Salió todavía con ganas de divertirse y, si era posible, volver a follar. Pensó, y así lo hizo, en volver al casino.

Y AHORA:

Cuando llegó, sobre las 5 de la madrugada, decidió jugar al Black Jack y perder algo de lo que había ganado anteriormente en el póker. Principalmente porque quedaba ya poco para las 6 de la mañana, hora a la que cerraban, y quería follarse a la croupier.

No era la primera vez que follaba con ella. Lo habían hecho varias veces, tanto ellos solos como con el marido de ella. Era una mujer muy ardiente y su marido no era capaz de complacerla totalmente, por lo que habían optado por abrir su matrimonio a otras personas para que ella quedase satisfecha.

Los tríos no eran lo que más gustaba a Marco, pero se adaptaba cuando tenía interés por la mujer, y en este caso Natalia, la croupier, era una gran folladora. Era de las mujeres que necesitan follar a menudo y hasta quedar agotadas. Marco la visitaba de vez en cuando. Si su marido estaba de viaje, se la follaba hasta que le escocía la polla, y si no lo estaba, solían follarla ambos a la vez hasta dejarla agotada.

-Natalia, ¿te apetece que vayamos luego a tomar una copa juntos?

-Vendrá a buscarme mi marido a la salida. Podemos ir a tomar esa copa los tres y luego otra en mi casa.

Siempre era igual de fácil. Estuvo jugando hasta que se hizo la hora de cerrar. Luego, junto a su marido, que efectivamente la esperaba, fueron hasta un conocido bar de música y copas, que cerraba a las 9 de la mañana.

Cuando entraron, sonaba música caribeña y Natalia tomó de la mano a Marco y, directamente desde la puerta, lo arrastró a la zona de baile, mientras le decía a su marido que fuese pidiendo unos combinados.

Estuvieron bailando un buen rato, buscando el rozar sus cuerpos por todos los lados, calentándose mutuamente. El marido se unió al baile y a la calentura, hasta que, primero Marco y luego el matrimonio, se detuvieron para descansar un poco y beber algo.

Tras un par de combinados, (con los que Marco, en previsión de lo que le esperaba, se tomó una pastilla disimuladamente), y otro par de bailes bien pegados, independiente del ritmo de la música, que los pusieron más calientes a los tres, fueron al apartamento del matrimonio.

Nada más cerrar la puerta, Natalia agarró a ambos por el cinturón y los arrastró hasta el dormitorio, donde les esperaba una enorme cama de dos por dos. Les mandó desnudarse, mientras ella iba quitándose la ropa ante ellos, de forma muy sensual.

Mientras lo hacía, su marido intentó acercarse para tocarla y besarla, siendo rechazado por ella, que siguió desnudándose de forma excitante.

Cuando quedó totalmente desnuda, Marco, que llevaba ya algún minuto desnudo y con la polla como un bate de beisbol, se quedó un momento admirando el escultural cuerpo de la mujer. Era una mujer de las que decimos “bonita”, sin ser espectacularmente guapa, pero desnuda… te dejaba sin habla.

La admiración duró poco, pues enseguida se le acercó ella y, tomándolo por el pene, lo arrastró hacia la cama, haciéndole lo mismo a su marido al pasar por su lado. Primero se sentó, pero como no podía hacer una buena mamada, se arrodilló entre ambos y comenzó a pajearlos y mamarlos alternativamente.

El marido enseguida estuvo a punto, por lo que le pidió ir a la cama.

Otras veces, ella se acostaba y el marido le comía el coño para calentarla, pero esta vez ya iban todos lo bastante calientes, por lo que hizo acostarse a su marido, subiéndose ella a la cama y poniéndose entre sus piernas, con el culo en pompa, para seguir con la mamada.

Marco no se lo pensó dos veces. Se subió tras ella, separó algo más sus piernas y colocó la polla sobre su raja, comenzando a moverla sobre ella, sin penetrarla.

Sus labios se abrían al paso del glande que los iba recorriendo. La parte inicial quería succionarlo, sobre todo porque Natalia bajaba sus riñones para dejar su entrada más en línea y que la penetrase, pero él se elevaba y el glande seguía su camino hasta rozar el clítoris.

Natalia, con la boca ocupada, solamente emitía sonidos de placer y palabras ininteligibles, al no poder sacársela porque su marido le sujetaba la cabeza con ambas manos y se la movía para masturbarse follándole la boca.

-MMMMMMMM. ..ABRNNNNN… ..TEMLA…

Cuando llevaban ya varios minutos en esta situación, Natalia empezó a darle puñetazos a su marido para que la soltara, al tiempo que movía el culo en todas las direcciones para que su coño pudiese cazar la polla que ansiaba y no conseguía meter.

Marco le hizo señas al marido para que no hiciese caso y siguiese con lo que estaba.

-..DJADMM… ..ABRNNNSSS…

Entendíamos que quería que la dejásemos y nos insultaba, pero seguíamos a lo nuestro. Más de cinco minutos después, el marido dijo:

-Prepárate a tragar, puta, que te voy a llenar la boca de leche.

Y casi seguido

-SIIII. ME CORROOO. TRAGA PUTA, TRAGA.

En ese momento, Marco se la clavó de golpe en el coño, hasta que sus huevos golpearon su clítoris, lo que la lanzó a un intenso orgasmo, cuyos gemidos quedaron apagados por la polla que tenía en la boca y la corrida que se estaba tragando.

Cayó larga sobre la cama, con la polla de su marido todavía en la boca, ya disminuyendo en tamaño, y dejando a Marco con la suya tiesa, apuntando al techo, toda mojada por la abundante cantidad de flujo que ella había soltado.

Mientras ella se recuperaba, Marco pasaba el dedo entre su coño, donde lo mojaba, y su ano, que humedecía e iba presionando poco a poco. Conforme se iba recuperando, al tiempo que se iba calentando nuevamente, aprovechó para continuar lamiendo y chupando la polla de su marido mientras emitía suaves gemidos.

-Mmmmmmmm. Mmmmmmmm. Mmmmmmm…

Poco después, Marco ya metía dos dedos en su culo y, enseguida, tres, dada la rapidez con la que dilataba, al tiempo que el pene de su marido alcanzaba todo su esplendor. Natalia se subió hasta situar su coño sobre él, empalándose completamente.

Marco la hizo recostarse sobre su marido para dejarle expedito el camino hacia su ano. Apoyó el glande en la entrada y, ayudado por la anterior lubricación y la facilidad de dilatación de ella por el reiterado uso, se lo metió hasta la mitad.

Se detuvo para que a ella se le acostumbrase y dilatase bien el ano, pero ella echó el culo para atrás, clavándose la otra mitad hasta tenerlo dentro todo entero, al tiempo que el de su marido salía en la misma proporción, mientras soltaba un profundo gemido de placer.

Ella sola se movía para alternar las penetraciones en su culo y coño, mientras Marco aprovechaba para darle palmadas en el culo, sabiendo que eso la excitaba más todavía. Contraía los músculos de coño y ano, proporcionando un placer adicional a ambos hombres.

-ZASSS. ZASSS. ¡Qué puta eres! ¡Cómo sabes darme gustos! –Le decía Marco mientras le daba los azotes en el culo.

-Siiii. Eres la mejor puta. ¡Follas divinamente! –Le decía el marido.

-OOOOOOHHHHH. SIIII. MÁS FUERTEE. ¡Y CHÚPAME LAS TETAS, CABRÓN! –Dijo ella.

Siguió moviéndose cada vez más deprisa dando fuertes voces, gritando su placer.

-AAAHHH. AAAHHH. AAAHHH. AAAHHH.

Antes de alcanzar su orgasmo, hizo que se retirasen para cambiar de posición. No quería que se corriesen en su coño porque no se estaba cuidando en ese momento por diversas circunstancias.

Hizo que su marido se diese la vuelta para montarse un 69 con él, al tiempo que le decía:

-Marco, rómpeme el culo. Dame con fuerza como tú sabes.

Mientras ella se metía la polla de su marido en la boca, Marco se la clavaba con fuerza en el culo haciendo que sus cuerpos chocasen, desplazándola a ella hacia adelante y consiguiendo que la lengua del marido recorriese toda su raja, llegando a lamerle los huevos sin tener que hacer ningún esfuerzo.

-MMMMM. MMMMM. MÁS, MÁS. –Gritaba Natalia sacándose la polla de la boca por breves instantes.

Marco la correspondía taladrando con toda su fuerza y velocidad su ano. Los gemidos de los tres llenaban la habitación. Marco respiraba fuerte debido al esfuerzo. Se inclinó, apoyándose sobre ella, y llevo las manos a sus pechos, acariciando primero y retorciendo los pezones cuando ella le volvió a reclamar para que fuese más duro.

-¿Quieres más duro? ¡Eh! Pues te voy a dar duro.

Siguió machacando su ano y retorciendo los pezones, añadió fuertes palmadas en los pechos que la hacían gemir de gusto.

Cuando el marido se corrió en la boca de ella, y esta se tragó todo, Natalia llevaba cuatro orgasmos por lo menos, de los que Marco se había dado cuenta, debido a su intensidad.

Su marido seguía lamiendo, pero como al dejar de chupársela había levantado su cuerpo, Marco llevó su mano al coño y, mientras separaba los labios con dos dedos, utilizó el del medio para acariciar su clítoris, al tiempo que le decía al marido que le metiese los dedos y la follase con ellos.

Consiguieron sacarle varios orgasmos más y que empezase a pedir de dejarlo ya. Marco, después de las dos corridas anteriores, aguantaba sin correrse, aunque ya estaba muy fatigado por el esfuerzo. Por fin, se concentró más y anunció.

-Prepárate puta, que te voy a llenar el culo de leche.

-Síiii. Dámela. Dámela todaaaa.

Poco después, Marco se corría en su culo, consiguiendo que ella volviese a alcanzar un nuevo y último orgasmo, cayendo sobre su marido totalmente exhausta. Marco también se acostó al lado de ellos, no sin antes ver cómo le salían del culo grumos de su corrida, que caían en un hilillo de lefa sobre la cara de él.

Cuando se recuperaron, el marido abandonó la posición, pasando a sentarse en una silla cercana, quedando Marco y Natalia acostados. Ella no tardó en volver a desear más sexo.

Se incorporó sobre el pecho de Marco y empezaron a besarse con pasión, como si acabasen de empezar y todavía no hubiesen saciado su deseo, pero pronto ella se separó y fue bajando por su pecho y vientre hasta llegar a la polla, que como estaba floja, se tragó completamente.

Marco pudo comprobar lo experta en felaciones que era Natalia, y que ya conocía de otros encuentros, pues consiguió ponérsela dura a los pocos minutos. Marco no perdió el tiempo mientras tanto. Empezó pasando sus dedos sobre el mojado coño y fue girándose hasta conseguir llegar a él con su boca.

Le metió la lengua todo lo que pudo, mientras sus dientes, cubiertos por el labio, presionaban contra el clítoris. Le hizo un movimiento rápido de entrada y salida con la lengua, con el que consiguió arrancarle un fuerte gemido.

-MMMMMMMMMMMMMM.

Ella movía la pelvis para conseguir un mayor contacto entre su clítoris y el labio, y para sentir la lengua con más profundidad.

Marco pasó a colocar los labios sobre el clítoris, realizando una suave succión, al tiempo que sustituía la lengua por los dedos índice y medio y metía el anular y meñique en su culo, follándola con ellos.

Sus gemidos fueron en aumento hasta que presionó con los labios el clítoris y le dio una serie de rápidos latigazos con la punta de la lengua, lo que la llevó a un orgasmo tan intenso como escandaloso.

Mientras, su marido, se había acercado con la silla hasta quedar junto a la cama, y se masturbaba con frenesí, intentando conseguir una dureza que se le resistía y mirando cómo su mujer hacía que Marco se colocase boca arriba, se subía sobre él y ella misma iba ensartándose poco a poco, hasta tenerla toda dentro.

Cuando entró toda, apoyó las manos en el pecho de él y empezó a moverse rápidamente. Marco acariciaba sus pechos, frotaba y estiraba sus pezones mientras ella emitía jadeos y gemidos.

Después de unos minutos saltando sobre esa polla, empezó a gritar y gemir de placer. Le decía a gritos lo que le estaba gustando, lo cerca que se sentía de correrse de nuevo, que aguantase un poco más… Hasta que alcanzó otro nuevo orgasmo, tras el que se dejó caer en la cama.

Marco, sin dejar tiempo a nada, la colocó convenientemente y se situó sobre ella, introduciéndole el pene, directamente en el coño, “hasta la empuñadura”, embistiéndola inmediatamente sin dejar que se adaptase, puesto que lo tenía encharcado con una mezcla entre su flujo, su corrida y la saliva.

Pasó un dedo por su clítoris, que estaba caliente y palpitaba, frotando suavemente en círculos durante unos instantes, para luego inclinarse sobre ella hasta llevarse un pecho a la boca y chupar su pezón.

Natalia, enseguida le puso los brazos alrededor del cuerpo y levantó sus piernas hasta apoyarle los talones en el culo, presionando para sentir más adentro las embestidas que, cada vez con más saña, le daba Marco, mientras ella gemía más y más fuerte.

Nuevamente, le asaltó un nuevo orgasmo, sin que Marco dejase de machacarla.

  • No pares, cabrón, sigue, sigue. ME CORROOO. AAAAAAAAAAHHHHHHHHH.

A ese le siguieron una serie de pequeños orgasmos que la mantenían en un éxtasis constante hasta que Marco le anunció su corrida:

-AAAAAGGGG. ME CORROOOO.

Le dio una serie de embestidas fuertes, deteniéndose breves segundos en lo más profundo para soltarle los últimos restos que acumulaban sus huevos, provocando un nuevo e intensísimo orgasmo en ella.

Marco se dejó caer junto a Natalia y ambos quedaron unos minutos relajándose de la tremenda follada, hasta que ella fue consciente de lo que había ocurrido.

-MALDITO CABRÓN. ¡TE HAS CORRIDO DENTRO! Os había advertido que no quería que lo hicieseis.

Se calló un segundo, tomó aire y siguió:

-Pero.. ¡Vaya gusto que me has dado, cabrón!

Seguidamente lo echó de la cama y reclamó a su marido.

Marco, viendo la hora y aprovechando que Natalia estaba momentáneamente satisfecha, además de entretenida con su marido, decidió dejarlos en ese momento e ir a su casa para ducharse y cambiarse de ropa antes de ir a la comida, para lo que tenía el tiempo justo.

Un simple gesto ante la mirada de ellos, que seguían con sus juegos amorosos, fue la despedida. Tenían la suficiente confianza como para no ofenderse porque él se fuera, ni que él se ofendiera porque no le saliesen a despedir.

Nada más salir por la puerta, se olvidó de la pareja para sustituirla por Patricia, esperando tener una nueva oportunidad tras la cita para comer.

Cuando llegó a su casa, se desnudó y entró en la ducha. Estuvo disfrutando un rato, buscando llevar la frescura a su cuerpo, tras una noche de sexo y sin dormir.

Cuando salió de la ducha, fue a afeitarse, encontrándose con un número de teléfono escrito con lápiz de labios, en el espejo y bajo él, el nombre de Ivanna.

En ese momento, no se acordaba quién era la tal Ivanna, por lo que, cabreado por tener que hacerlo, limpió el espejo. Más tarde recordó quién era, pero no le importó. Antes de estar listo, aún recibió una llamada de su abuelo para recordarle la comida con Patricia.

Ya correctamente afeitado, vestido y peinado, salió en dirección al restaurante, llegando escasamente con cinco minutos de margen, a pesar de lo cual, ya estaban todos esperándole en la mesa.

Su abuelo y el de Patricia, con su traje oscuro, como era costumbre en ambos y Patricia con el mismo vestido de la noche anterior.

Tras saludar, dijo a su abuelo:

-¿No se suponía que era una comida nuestra en solitario? ¿Qué hacéis aquí vosotros?

-Dos cosas. La primera: confirmar que cumples tu palabra y la segunda: comentar brevemente el acuerdo prematrimonial que luego reflejaremos ante notario.

Marco (nieto) hizo indicación de pedir la comida, pero su abuelo le quitó la idea, alegando que ambos abuelos tenían cita para comer en otro lugar y solamente pidieron un aperitivo.

Lo tenían todo muy hablado y Marco (nieto) poco pudo alegar a lo que dijeron los abuelos que, resumiendo mucho, el acuerdo consistía en lo siguiente:

Las empresas las heredarían cada joven la de su abuelo, sin que uno tuviese participación sobre el patrimonio del otro. Marco (hijo) llevaría la dirección de ambas, buscando sacar el máximo provecho de cada una.

Por su parte, Patricia apoyaría a Marco en sus proyectos y buscaría la forma de integrarse en ellos.

Entre ambos, deberían tener, al menos, un hijo, momento en el que pasaría a ser el heredero de ambas empresas. Ese hijo (o hija) debería ser educado para dirigir los negocios familiares, y si hubiese más hijos, serían co-herederos y se elegiría el que más dotado estuviese para ello.

Y Marco abuelo dijo:

-Si os separáis o fallecéis y no tenéis hijos, todos los bienes pasarán a manos de una fundación de la que vosotros estaréis excluidos, tanto física como económicamente.

-Si os separáis sin dejar un hijo capacitado para dirigir la empresa, se aplicará la misma norma, incluyendo a los hijos que tengáis.

  • Por si fallecéis ambos sin que alguno de vuestros hijos tenga edad o esté capacitado para llevar los negocios, deberéis establecer un tutor nada más nacer, que no podrá ser el mismo para todos. En su momento, deberán elegir un mediador para que elija el más preparado, si es necesario.

Tras alguna puntualización más, ambos abuelos se marcharon, dejando solos a los jóvenes, entre los que se instaló un gran silencio, que rompió Marco tomando las cartas, pasando una a Patricia y preguntándole qué era lo que deseaba comer.