El León & La Madre de su Colega

Iván la estaba taladrando y ella cabalgaba aquella polla joven y potente como toda una experta. Ella gemía y él resoplaba. Su cuerpo en movimiento provocaba que sus tetas botaran sin parar a la altura de la cabeza de Iván. Este no pudo resistirse y hundió su cara en ellas. Ella aprovechó aquello para acariciarle la cabeza y el pelo mientras se la follaba. Iván cruzó sus fuertes brazos por detrás de la espalda de la mujer, reduciendo así su movilidad, y se la empezó a follar con más ansia.

Barcelona

25 de Mayo de 2020,

Debido a la pandemia ocasionada por el virus Covid - 19, la población se encontraba aislada y en cuarentena en sus casas. Tan solo se podía salir a la calle para comprar y para hacer deporte. Aquello último pensaba hacer Iván, nuestro protagonista.

Un chaval de constitución fuerte y extremadamente guapo que mide 1'70 centímetros y pesa 75 kilos. Iván tiene el pelo de color castaño oscuro y lo lleva rapado a los lados. Sus ojos son de color marrón, brillantes y grandes. Sus bonitos labios ocultan una preciosa sonrisa. También lleva la barba recortada y el cuerpo depilado. Su polla mide unos 16 centímetros y es perfecta. Hace maravillas con ella. Se considera heterosexual a pesar de tener una mente muy abierta en el plano sexual.

Tras la siesta, Iván se vistió con una camiseta ajustada de manga corta que marcaba sus musculosos bíceps, unos pantalones cortos de deporte y unas zapatillas de running. Había pensado acercarse a casa de su colega Josh para darle unas bambas que le habían llegado hacía cosa de dos semanas, así que las guardó en su mochila, se la echó a la espalda y salió de casa.

Al ser finales de Mayo, ya empezaba a hacer calor. Sin embargo, como la franja horaria delimitada para hacer deporte era de 20 a 23 en la calle corría una brisa agradable y fresca. Iván empezó a aumentar progresivamente el ritmo de su marcha mientras cruzaba las calles vacías de Barcelona. Sentía como la actividad pasaba factura a su atlético y musculado cuerpo. A pesar de hacer ejercicio en casa cada día, aquellos casi tres meses de confinamiento comenzaban a pesar. El sudor le caía por la frente y le costaba respirar. Transcurridos unos 20 minutos y, casi sin darse cuenta, había llegado a casa de su amigo. Agotado, llamó al timbre. Al otro lado, contestó una voz que no era la de Josh.

  • ¿Diga? - Parecía una mujer, sería su madre.

  • Hola. Soy Iván, vengo a darle una cosa a Josh.

  • Ahora te abro - Dijo la mujer.

  • Va - Vale - Contestó Iván.

Iván escuchó el sonido del interfono y la puerta metálica se abrió. La empujó ligeramente y empezó a subir las escaleras hasta llegar al segundo piso. Allí lo recibió Aurora, la madre de Josh. Iván se sorprendió un poco al verla.

Aurora es una mujer con una buena constitución a pesar de su edad. Mide 1'60 centímetros y pesa 65 kilos. Su cabello es de color negro, largo y liso. Sus ojos son de color marrón y sus labios suaves. Lo que más destaca en ella son sus grandes tetas y su enorme culo.

Aquel día llevaba puestas unas mallas apretadas y una camiseta de tirantes que marcaba las que parecían unas tetas más que decentes. Iván las había visto en fotos gracias a su colega Josh pero no las recordaba tan sumamente grandes. Su polla reaccionó dando un pequeño respingo dentro de sus calzoncillos Calvin Klein.

  • Hola Iván. Josh no está, ha salido a dar un paseo, pero si has venido a traerle algo pasa pasa - Dijo la madre de su amigo.

Iván asintió y, algo avergonzado por el pensamiento que acababa de tener, entró en el piso.

  • Bueno... ¿No vas a darle dos besos a la madre de tu amigo? - Preguntó Aurora.

  • Sí claro - Contestó el chaval.

Iván colocó su mano en la cintura de la mujer y se dieron dos besos en las mejillas. Al estar tan cerca el uno del otro, las tetas de Aurora rozaron los pectorales de Iván. Tan solo los separaban las finas telas de sus respectivas camisetas. Aquello excitó un poco más al amigo de su hijo que, para evitar pensar en ello, preguntó:

  • ¿No está tu marido? - Curioso.

  • No, tampoco. Está trabajando. Tardará en llegar - Respondió la mujer.

Iván se limitó a asentir.

  • Ponte cómodo mientras esperas a mi hijo - Sugirió Aurora.

Iván, algo más relajado, se sentó despacio en el sofá.

  • ¿Quieres tomar algo? - Preguntó su anfitriona.

  • Agua está bien - Contestó el chico.

Aurora se dio la vuelta para dirigirse a la cocina. Fue entonces cuando Iván observó que las tetas no eran lo único grande que tenía aquella mujer, también tenía un culazo.

Aurora no tardó en volver con un vaso de agua fría. Iván se lo bebió de golpe debido a la fatiga bajo la atenta mirada de la madre de su amigo.

  • Veo que estás cansado. ¿Has venido corriendo? - Preguntó.

  • Así es - Contestó él.

  • Hace bastante calor, quítate la camiseta si así vas a estar más cómodo - Sugirió la mujer.

Iván le hizo caso y dejó su bonito torso, cubierto de sudor, al descubierto.

  • ¿Quieres darte una ducha? - Añadió Aurora al verlo así.

¿Una ducha? Pensó Iván. Ducharse en casa de su mejor amigo estando su madre ahí era una situación un poco extraña. Sin embargo, su cuerpo estaba cubierto en sudor y se sentía bastante incómodo. Al final, como era alguien que se dejaba llevar por impulsos, acabó aceptando.

La madre de su amigo le indicó donde estaba todo: el champú, la esponja, el jabón... Y lo dejó solo.

Iván cerró la puerta y empezó a desnudarse. Primero se quitó las zapatillas y las dejó en una esquina del lavabo. Después se bajó los pantalones y, finalmente, los calzoncillos, liberando su polla algo morcillona debido a la situación.

Entró en la ducha y abrió la corriente. Un potente chorro de agua fría golpeó su pecho y le hizo estremecerse. Transcurrieron unos segundos hasta que dio con la temperatura ideal y fue entonces cuando se sumergió bajo el chorro. Empezó a enjabonar su cabello y su cuerpo poco a poco. Conforme avanzaba, los ríos de jabón caían entre la hendidura de sus pectorales para continuar entre sus abdominales y finalmente desembocar en su polla. Estuvo tentado de hacerse una buena paja. Llevaba días sin descargar y sentía sus huevos gordos cargados de semen. Además, machacársela en casa de su colega era un logro bastante tentador. Sin embargo, también era arriesgado. Por eso mismo desistió.

Una vez completamente aclarado, cortó el agua y corrió la mampara. ¡Mierda! Se había olvidado de preguntarle a Aurora donde estaban las toallas. Las buscó cuidadosamente pero no logró encontrarlas.

No le quedó más remedio que avisar, desnudo, a la madre de su mejor amigo.

Aurora se llevó una grata sorpresa al entrar al lavabo. El atractivo y musculado mejor amigo de su hijo estaba desnudo y mojado ante ella.

Cubría sus partes con una de sus manos.

  • Lo - Lo siento... No encontraba las toallas.

La mujer tardó en reaccionar. No podía apartar la mirada de aquel espectáculo. Inconscientemente se estaba mordiendo el labio de placer e Iván se dio cuenta de ello.

  • Di - Disculpa... Toma, aquí tienes - Dijo finalmente a la vez que le alcanzaba una toalla para que pudiera secarse.

Aurora, visiblemente excitada, salió del lavabo. Iván se había dado cuenta y se había sentido bien. Le encantaba gustar. Empezó a secar su musculoso cuerpo con la toalla que le había dado la madre de su amigo. Al acabar, se volvió a vestir. Sin embargo, decidió tan solo colocarse los pantaloncillos de deporte. Ni la camiseta ni tampoco los calzoncillos. Al salir, en el comedor le esperaba, sentada en el sofá la madre de su amigo. La mujer observó como el muchacho, con el pelo todavía mojado, se acercaba a ella con una sonrisa chulesca y fardando de cuerpo.

  • ¡Que alivio! Es que hace un calor... - Dijo a la vez que se sentaba a su lado.

  • Sí que hace calor... Sí. Creo que me voy a dar una ducha yo también. ¿Te importa?

  • No no, para nada. Estás en tu casa.

La mujer se levantó y, para sorpresa de Iván, se bajó las mallas ahí delante, obsequiándole un primer plano de su enorme culazo cubierto simplemente por un diminuto tanga.

Iván no se lo podía creer. No se lo esperaba y no supo como reaccionar. Simplemente se limitó a observar como ese culo se balanceaba hasta desaparecer al llegar al lavabo. En aquel momento, un pensamiento asaltó la mente del joven:

" ME LA QUIERO FOLLAR "

Aunque rápidamente lo descartó. Follarse a la madre de su mejor amigo no era ético. Sin embargo, y debido al confinamiento, llevaba tres meses sin follar y aquella situación le estaba poniendo bastante cachondo. Para no pensar en ello, decidió despejarse y dar una vuelta. Fue entonces cuando se dió cuenta de que la puerta del lavabo estaba abierta. ¿Lo habría hecho a posta? No pudo reprimir sus impulsos y decidió asomarse discretamente. A través de la mampara pudo ver como la madre de su amigo enjabonaba su cuerpo. Acariciaba con la esponja sus tetas, su cintura, su cadera... Hasta que llegó a su entrepierna y... ¿Se estaba tocando? Aparentemente sí. La madre de su amigo se estaba masturbando en la ducha estando él en casa. Al ver aquello, estuvo gravemente tentado de entrar y follarsela sin contemplaciones, pero era demasiado arriesgado. Lo que no pudo evitar fue liberar su polla ya dura y empezar a machacársela contemplando semejante espectáculo. Estaba tan ensimismado que cuando la mujer salió de la ducha casi lo pilla. Por suerte, reaccionó veloz y, guardándose la polla tiesa en los pantaloncillos, regresó al comedor.

Aurora tardó unos minutos en aparecer, cosa que permitió que el empalme disminuyera un poco pero no del todo. Claro que cuando vio lo que vio empezó a crecer de nuevo. La mujer llevaba puesta la misma camiseta de tirantes pero esta vez sin sujetador, cosa que provocaba que los pezones se marcaran muchísimo a través de la tela. Además, tampoco se había vuelto a poner las mallas. En su lugar tan sólo había aquel diminuto tanga de encaje de color negro.

  • ¡Que agusto! - Suspiró acercándose a él.

Iván sintió como el pulso se le aceleraba. La madre de su amigo se sentó a su lado, bastante cerca, y empezó a mirarle de arriba a abajo.

  • Que envidia. Me encantaría volver a ser joven y tener un cuerpazo como el tuyo - Comentó.

¿Qué era aquello? ¿Estaba tonteando con él?

  • Bueno... Tú también estás muy bien para la edad que tienes - Dijo el chaval saliendo del paso.

  • Ojalá mi marido pensara como tú... En fin, olvida mis tonterías. Bueno... ¿Y tú cómo llevas esto de estar encerrado?

  • Bueno... Es complicado. Llevo tres meses sin ver a mi novia y pues... Ya sabes...

Tras aquel comentario, un tenso silencio se apoderó de la situación. La excitación general de ambos se palpaba en el aire.

Aurora siempre se había considerado muy activa en el terreno sexual y ahora que su marido la había desatendido, buscaba satisfacer su fantasía favorita: follar con un jovencito, y el amigo de su hijo era sencillamente perfecto para aquello.

Finalmente, la mujer colocó una mano en el muslo de Iván, muy cerca de su polla, y empezó a acariciarlo poco a poco. Inclinó su cuerpo y, por ende, sus tetas hacia él y dijo:

  • Si quieres... Yo puedo hacer que eso cambie...

  • Yo... No sé...

  • Vamos. Lo estás deseando tanto como yo. Sólo déjate llevar.

Y eso hizo. Sus labios estaban tan cerca que se lanzó y le pegó un buen morreo. Colocando su mano en el cuello de la mujer, ejerció presión e introdujo su juguetona lengua en sus labios.

Por su parte, la madre de su amigo había pasado a frotar de arriba a abajo su polla dura por encima del pantalón.

Iván, con la mano que le quedaba libre, no tardó en liberarla. La mujer interrumpió el beso para contemplarla. No era una polla descomunal pero sí bonita. Muy bonita. Como su dueño. Debía medir unos 16 centímetros y terminaba en unos huevos gordos y redondos. Era recta y estaba cubierta de líquido pre seminal.

Aurora la miró, volvió a mirar a Iván y, colocándose a 4 patas sobre el sofá, agachó su cabeza para comenzar a chupársela al mejor amigo de su hijo. Iván acompañó aquel movimiento colocando su mano derecha sobre la nuca de la mujer a la vez que con la izquierda comenzaba a acariciar por encima del tanga su coño.

Aurora agarró aquel trozo de carne y pegó un tirón del pellejo hacia abajo, liberando así un glande esponjoso y rosado todavía más húmedo que el resto de la polla. La boca se le hizo agua y no tardó nada en tragárselo entero. Aquello provocó un suspiro de placer en Iván, que levantó la cabeza, abrió la boca y entornó los ojos. Aquella mujer estaba succionando su polla con un ansia y una destreza como pocas lo habían hecho. Se notaba que era una madurita entrenada y viciosa.

Recuperada la compostura, introdujo dos de sus dedos dentro del minúsculo tanga para empezar a palpar y trabajar aquel coñito que pensaba follarse. La maestría del joven con sus dedos provocaba gemidos en la mujer que eran ahogados al tener su polla en la boca.

Transcurridos unos minutos, él empezó a ejercer presión en la cabeza de la mujer y a bombearle la garganta con su polla. Aquello le provocó alguna que otra arcada a la madre de su amigo.

Iván estaba a punto de correrse en su boca, por eso, tirándole del pelo hacia arriba, hizo que aquella mujer se sacara su polla de la boca. Jadeando y mirándolo, sacó la lengua e Iván contempló como dos regueros de babas le colgaban de las comisuras de sus labios. No pudo evitarlo, le escupió en la boca.

  • Vamos a la habitación - Sugirió ella.

Iván se dedicó a asentir y a levantarse. Ya de pie, se bajó los pantalones hasta los tobillos y, con un ágil movimiento de pies, los lanzó por los aires quedándose completamente en pelotas. Los pantaloncillos fueron a caer al recibidor.

Aurora aprovechó aquello para agarrar al chaval de la polla y guiarlo hasta su habitación. Una vez allí, cara a cara, ella se quitó el tanguita y se tumbó boca arriba sobre la cama. Se abrió de piernas y, con la mirada, señaló su coño.

Iván no se lo pensó dos veces. Le encantaba comer coños, así que se arrodilló y rápidamente hundió su cara en el maduro coño de la madre de su amigo. Lo primero que hizo fue pegarle un buen escupitazo y, acto seguido, un lametón de arriba a abajo para lubricarlo. Aquello provocó un sonoro gemido en la mujer e hizo que, del estímulo, desviara la mirada. Al recomponerse, vio como el chaval le sonreía chulo y orgulloso por el trabajo que le estaba haciendo.

  • Que guapo eres joder... - Susurró ella.

  • Apuesto a que tu marido no te come el coño así de bien - Contestó él chulesco.

  • Calla y sigue... ¡Uf!

La mujer colocó su mano en la cabeza de Iván y le obligó a seguir trabajando. Este alternaba sus dedos y su lengua para jugar con aquel sabroso coño. Lo acariciaba para luego morderle los labios y también el clítoris. Llegó un momento en el que, con la mano que le quedaba libre, Iván empezó a buscar las tetazas de aquella madurita. Cuando dio con ellas, metiendo la mano por debajo de la camiseta, le empezó a apretar y a sobar una. Más tarde, la sacó y continuó subiendo hasta llegar a la boca, donde cuidadosamente introdujo dos de sus dedos para que la mujer los chupara a la vez que él le comía el coño.

Cuando ya llevaban algunos minutos así, esta vez fue ella quien cortó la situación y dijo:

  • Sígueme - Levantándose de la cama y saliendo de la habitación.

Iván no entendía aquella reacción pero obedeció hasta llegar a la cocina. Frente a la encimera, Aurora se quitó la camiseta dejando a la vista sus grandes tetas que rebotaron como dos globos de agua al ser liberadas. A Iván le volvían loco las tetas y aquellas estaban muuuy bien. Se acercó a ella y las apretó ansiosamente con sus grandes manos a la vez que se besaban.

De repente, girándola y empujándola contra la encimera, le dijo:

  • Pienso follarte... - Al oído.

  • Vale. Pero por el culo - Añadió ella.

Joder, eso sí que no se lo esperaba. Se agachó y empezó a comer aquel culo para follárselo. Sabía que debía trabajarlo bien para no hacerle daño a pesar de que, le dio la sensación, de que no era la primera vez que se la follaban analmente. Con una mano separaba aquellas enormes nalgas para facilitar la tarea y con la otra se pajeaba como un mono. Iván utilizaba su húmeda y juguetona lengua para chupar el ano de aquella madurita. Lamía el exterior y en ocasiones le introducía la lengua. Fue alternando culo y coño hasta que su cara acabó cubierta de babas, que utilizó a modo de escupitazos para lubricar el agujero por el que minutos después iba a introducir su cipote. Pero antes, lo que le metió, fue uno de sus gruesos dedos. La mujer gimió levemente al sentirlo e Iván lo sacó, lo chupó y lo volvió a introducir. Repitió aquella jugada varias veces hasta que lo sintió listo y, poco a poco, se la fue metiendo. Aurora se iba quejando a medida que la vigorosa polla del amigo de su hijo se abría paso por su culo, pero no fue hasta que Iván le metió la estacada final que pegó un grito de dolor. Iván le tapó rápidamente la boca con la mano.

  • ¡Calla coño! - Le ordenó.

Se la empezó a follar de forma bastante agresiva. Tiraba de su pelo y le daba cachetazos hasta dejarle las nalgas en carne viva.

Hubo un momento en el que, volteando su cabeza, vio a su lado un bol de frutas, entre ellas plátanos. Cogió uno y empezó a pelarlo.

Se lo puso en la cara y, destapando su boca, le dijo:

  • Traga - Autoritario.

Ella obedeció y comenzó a chupar aquel plátano como si se tratara de la polla de alguien. Alguien que le excitaba bastante a juzgar por el empeño que estaba poniendo.

Hubo un momento en el que se lo sacó de la boca y, jadeando, dijo:

  • Quiero que me folles por toda la casa.

  • ¿Con que eso quieres, eh, guarra? Muy bien. Vamos.

Esta vez fueron al estudio de su marido. Allí, Iván se sentó en la silla con las piernas abiertas mostrando su glorioso y perfecto cipote. La madre de su amigo no pudo resistirse y, arrodillándose frente a él, comenzó a hacerle una buena paja. Con una mano subía y bajaba el pellejo, liberando así al capullo, y con la otra acariciaba los gordos huevos. Después, escupió y empezó a utilizar las dos manos como si la estuviera ordeñando. Cuando ya no pudo más, se la metió en la boca para chuparla como una golfa.

Iván aprovechó aquello para empujar su cabeza y que se tragara toda su polla. La mantuvo así, rellena de polla, hasta que empezó a notar que le faltaba el aire y las arcadas eran muy seguidas. Finalmente la liberó y ella pudo respirar. El chaval la acercó a él y pudo ver como tenía los ojos llorosos y los labios húmedos de babas y líquido pre seminal.

  • Joder... Tu marido es un cabrón con suerte.

Ella fue a contestar pero Iván la calló metiéndole la lengua. Cuando acabó, la obligó a volver a bajar y él le hizo un gesto para que le comiera el culo. Le encantaba.

Aurora obedeció y comenzó a dar besos y chupar cuidadosamente aquel culo depilado y firme. Además, con una mano continuaba pajeando al muchacho. Iván estaba en la gloria. Pero ella quería más, quería que se la follara. Por eso, abrió un cajón y sacó de él un condón. Estaba a punto de colocárselo cuando Iván dijo:

  • ¡Espera! Quiero follarte sin... ¿Puedo?

  • Claro. Tú mandas - Dijo ella lanzando lejos el condón.

Se puso de pie para sentarse encima del guapo amigo de su hijo. Sus piernas quedaron flexionadas encima de los fuertes muslos de este. Él la agarro de la cintura para mantenerla firme mientras que ella apoyaba sus manos en los duros hombros del amigo de su hijo. Sus miradas se encontraron. Sabían lo que iba a pasar a continuación.

El cimbrel tieso de Iván se fue introduciendo poco a poco dentro de aquel coñito húmedo.

Cuando lo sintió completamente lleno, empezaron las sacudidas para follársela.

Iván la estaba taladrando y ella cabalgaba aquella polla joven y potente como toda una experta. Ella gemía y él resoplaba. Su cuerpo en movimiento provocaba que sus tetas botaran sin parar a la altura de la cabeza de Iván. Este no pudo resistirse y hundió su cara en ellas. Ella aprovechó aquello para acariciarle la cabeza y el pelo mientras se la follaba. Iván cruzó sus fuertes brazos por detrás de la espalda de la mujer, reduciendo así su movilidad, y se la empezó a follar con más ansia.

  • Estoy... A punto... De correrme - Avisó el chaval entre jadeos.

  • ¡No! ¡Espera! - Gritó ella.

Aurora se sacó la húmeda polla del coño. Aquello desconcertó completamente a Iván. Al ver su cara de sorpresa, la mujer añadió:

  • Hazlo en el cuarto de mi hijo.

Y ahí se dirigieron para la traca final. Sin embargo, Iván fue consciente en ese preciso instante de la situación en la que se encontraba. Se estaba follando a la madre de su mejor amigo. ¡Joder! ¿Aquello era ético? Por un breve momento de tiempo sintió remordimientos y su empalme perdió fuerza.

Sin embargo, al levantar la vista, la recuperó de nuevo. La madre de su colega estaba a 4 patas, completamente desnuda, sobre la cama. Se había colocado de tal manera que le estaba regalando un primer plano de su coño y de su culazo. Con una mano jugaba con su coño y con la otra se acariciaba las tetas mientras se relamía al contemplar el sudoroso cuerpo del colega de su hijo.

Iván mandó todo a la mierda y se dispuso a terminar lo que había empezado. Si aquella zorra lo provocaba de aquella manera pidiendo guerra, la iba a tener. Se subió él también a la cama, flexionó las rodillas, la agarró bien fuerte por la cintura como un león y se la clavó de golpe. Ante semejante follada, ella no podía hacer otra cosa que gemir y poner los ojos en blanco.

  • Estás hecha una buena puta viciosa eh.

La madre de su amigo simplemente asintió sacando la lengua, extasiada de placer.

  • Dime que eres MI puta - Ordenó el chaval.

  • Soy tu puta Iván, soy tu jodida puta - Contestó la mujer.

Él cogió su tanga que había recogido de camino y, haciéndolo un ovillo, se lo metió en la boca para mantenerla callada. Por si esto no fuera poco, agarró la almohada y le aplastó la cara con ella para no mirarla tampoco. Era simplemente un juguete encargado de proporcionarle placer al que estaba usando.

Estaba tan cachondo que el ritmo de la follada era frenético. Hubo un momento en el que Iván sintió algo húmedo y líquido en su polla y empezó a escuchar un sonido de chapoteo cada vez que se la metía y sacaba. La muy cerda se había corrido en aquella situación de abuso extremo y al tener la boca y cara tapadas él no había podido escuchar el orgasmo.

Aquello lo puso tan cachondo que sintió como él también llegaba al clímax. Rápidamente sacó la polla del coño de la madre de su mejor amigo y, atropelladamente, la puso de rodillas ante él.

Ella rodeó con sus tetas su húmedo y palpitante rabo. Con una mano acariciaba los cargados huevos y con otra se tocaba el coño mojado por su corrida. Iván se pajeaba rápidamente la polla aprisionada en aquellos tetones a la vez que contemplaba como aquella madura viciosa se hacía polvo con él. Estaba increíblemente cachondo. Quería llenarle la cara y las tetas de semen a la madre de su amigo y hacerla sentir lo cerda que era. Y eso hizo. Una descarga de placer recorrió todo su cuerpo y explotó.

El primer chorro impactó en toda su cara y parte del pelo. El segundo y el tercero le golpearon en un ojo y en la nariz respectivamente. El cuarto se lo pudo tragar para saborear el semen del amigo de su hijo y el quinto le cayó en la lengua. El sexto impactó en su barbilla haciendo que chorrera parte de la lefa a sus tetas y el séptimo y octavo ya cayeron directos en estas. La había pringado pero bien. Habían quedado más que satisfechos. Ella empezó a restregar el semen del muchacho y él aprovechó el descuido para coger el móvil y apuntar la cámara hacia la madre de su colega.

  • ¿Qué haces? - Inquirió la mujer.

  • Inmortalizar el momento. Posa.

Aurora apretó las tetas cubiertas de lefa y sacó su lengua para rozar con ella el capullo babeante de Iván. ¡Click! Foto hecha.

  • Joder... La de pajotes que me pienso cascar mirándola y recordando la follada que te he pegado.

  • Pero prométeme que no la compartirás con nadie, por favor. Además, ¿Para qué quieres matarte a pajas pudiendo follarme cuando quieras? - Dijo ella poniéndose en pie y dándole un beso al chaval.

  • Ya veremos... De momento será mejor que nos demos otra ducha. Menudo pringue.

Los cuerpos de ambos estaban cubiertos de sudor y fluidos.

  • ¿Nos la damos juntos? - Sugirió ella.

  • Por que no - Sentenció él.

Y eso hicieron. Entraron los dos a la ducha y una vez dentro continuaron comiéndose la boca y acariciando sus cuerpos desnudos. Él por fin pudo magrear como es debido esos tetones que le volvían loco a la vez que los enjabonaba y ella deleitarse con aquel cuerpo joven, musculoso y perfecto.

Ajenos a todo lo demás, no se dieron cuenta de que alguien había entrado en casa. Era Josh, que se extrañó bastante cuando encontró unos calzoncillos tirados en medio del recibidor.

Al escuchar voces provenientes del lavabo, decidió acercarse de forma prudente para descubrir que era lo que estaba sucediendo exactamente. Al llegar, Josh no se podía creer lo que veían sus ojos.

Dentro de la ducha estaban su madre y… ¡Iván! ¡Su mejor amigo! Ambos desnudos, besándose y restregando sus cuerpos de manera viciosa.

Sentimientos contradictorios asaltaron al chaval. Por un lado le molestaba bastante el hecho de que Iván se hubiera follado a su madre y no a él (ya que aquella era su fantasía más recurrente). Aquel acto también representaba que su madre le había sido infiel a su padre y encima con un tío mucho más joven. Sentía envidia y humillación.

Sin embargo, su polla opinaba diferente. Mientras él tenía todos esos pensamientos negativos, esta había crecido sin parar dentro de sus calzoncillos y le palpitaba de una manera brutal. Tener a su colega, al que consideraba prácticamente un Dios del sexo, tan cerca, en pelotas y con la polla dura, le volvía loco. Además, el hecho de que se hubiera trajinado a su madre en su casa (y posiblemente en su propia cama al ver el estado de esta) lo consideraba un logro increíble por parte de Iván y una humillación y sensación de inferioridad hacia él que, inexplicablemente, le ponían tan tan tan cachondo que no tuvo otra opción que empezar a hacerse la paja de su vida mientras los espiaba.

De repente, su madre y su mejor amigo salieron de la ducha en pelotas y él tuvo que esconderse para no ser pillado.

La pareja comentaba:

  • La verdad es que ha estado de puta madre, nunca mejor dicho - Comentó cachondo Iván.

  • Ni te imaginas la de veces que me he tocado pensando en ti o mirando fotos tuyas.

  • Madre mía... Tu marido no sabe lo que tiene.

  • Últimamente me tiene bastante desatendida. Por eso me apetecía follarme a un jovencito. Y tú siempre me has puesto muy cachonda.

  • ¿Sí? Pues estoy seguro de que algunos de mis colegas estarían encantados de follarse a una milf como tú.

  • Ya me los presentarás pues. Aunque estoy bastante segura de que ninguno follará tan bien como tú.

  • Eso ni lo dudes golfa - Le sonrió Iván.

  • ¿Cuándo vuelvo a verte? - Preguntó ansiosa la mujer.

  • No me agobies. Iremos a mi ritmo y te follaré cuando a mí me dé la gana.

  • Está bien, está bien… Aunque la próxima vez me gustaría que lo hicieras con mi marido en casa - Confesó ella.

Josh no podía creerse aquella conversación tan sucia.

  • Joder… Estás hecha una buena cerda - Dijo Iván.

La mujer sonrío y tanto ella como el amigo de su hijo se vistieron.

Josh no sabía cómo enfocar aquella situación, así que por el momento, lo único que hizo fue guardar su polla y pegar un portazo en la entrada simulando que acababa de llegar a casa.

  • Ya estoy en casa mama - Medió gritó.

  • Por los pelos… - Le susurro la mujer al amigo de su hijo.

Ambos salieron al comedor y saludaron a su colega e hijo respectivamente.

  • Mira quien ha venido a verte cariño - Dijo la mujer a la vez que apoyaba una mano inocentemente en el hombro de Iván.

  • Hola tío - Añadió Iván con su preciosa sonrisa.

Fue entonces cuando vio que su colega le miraba de forma extraña. En su mirada podía sentir una mezcla de rabia y lujuria. Iván recordó, en aquel preciso instante, que no llevaba los calzoncillos puestos ya que los había lanzado al recibidor. Recibidor en el que ahora se encontraba su colega. Ató cabos y creyó entender el motivo de aquella mirada.

Continuará...