El Legado de Manuel Ocaña (5 de 7)
Noralí es castigada y otras novedades. Juan debe resolver qué hacer con Mercedes
El Legado de Manuel Ocaña (5 de 7)
Al día siguiente se dispuso a torturar a Noralí. Todo lo sucedido el día anterior lo había tornado más cruel y descargaría esa crueldad en el cuerpo de la esclava que se negaba a aceptar su condición. Era completamente improcedente que una esclava se negara a complacer a su amo. La condujo a la sala que tantas veces había visitado.
Como siempre, Noralí estaba desnuda y pensó que sería uno de esos castigos casi de rutina. Unos azotes en el culo, quizás en la espalda o las tetas y nada más. No fue así.
La amarró en una suerte de camilla ginecológica que dejaba expuesta no solamente su concha sino también el agujero del culo.
Lo primero fue pasar un algodón empapado en alcohol. Noralí nunca había experimentado semejante ardor en sus dos agujeros. Algo del líquido incluso se había escurrido dentro dela vagina. Tratóde mantenerse callada y lo logró pero no pudo evitar que las lágrimas corrieran por sus mejillas.
Observó los pezones de su esclava. Estaban duros y sobresalían, casi de manera impertinente de sus tetas. Los tomó con sus dedos índice y pulgar y tiró de ellos con fuerza mientras los retorcía.
-Noralí, ¿Sabes por qué te estoy castigando?-
-No Amo, no lo sé. No me he portado mal.-
-Te estoy castigando porque todavía no aceptas totalmente que eres mi esclava. Voy a azotarte en las tetas y en la concha y quiero que repitas que entregas tu cuerpo a mis caprichos.-
Juan tomó unas disciplinas y descargó el primer azote en las tetas de la muchacha.
Entre sollozos alcanzó a decir: -Me someto a su voluntad. Soy su esclava.-
Otro azote más en las tetas y Noralí reiteró su condición de esclava y que entregaba su cuerpo para gozo de su amo.
-Quiero que alejes totalmente de tu pensamiento la idea de abandonar esta casa a menos que yo lo decida. Eres solamente una esclava. Al finalizar la frase, la muchacha recibió un azote de las disciplinas enla concha. Un nuevo gemido partió de su garganta mientras declaraba. –Seré su esclava y será un honor para mí someterme a su voluntad.-
-Veo que vas entendiendo tu condición. Unos cuántos azotes más en esa concha y en los pezones creo que te convencerán que solo eres un pedazo de carne para satisfacer mis caprichos.-
Luego de descargar otro fuerte azote sobre las tetas, escuchó a Noralí decir: -Amo, castígueme sin piedad. Esta esclava necesita ser corregida de sus malos pensamientos.-
Así continuó hasta completar quince azotes en las tetas y otros tantos en la concha que llegaban hasta el agujero del culo. Ya Noralí apenas podía pronunciar palabras, entre su afonía y la congestión que provocaban sus gemidos. Entonces Juan fue en busca de Pilar. Ya de vuelta en la sala dónde permanecía Noralí, tomó nuevamente las disciplinas y aplicó un último, pero muy fuerte azote, en la concha de la esclava. Nuevamentese pudo escuchar su voz mientras decía: -Amo, haré todo lo que me pida y será un honor poder servirlo y agradezco que me eduque como la esclava que soy.-
-Mi Señor, ya le he dicho que el látigo hace maravillas, acotó Pilar. Creo que Noralí ha comprendido nuestra condición de esclavas y si en algún momento se le olvida, un buen castigo por desobediencia le hará recordar cuáles son sus obligaciones.-
-Noralí, ¿estás segura que siempre recordarás que eres una esclava o debo continuar recordándotelo ahora mismo?-
-No mi Amo, por favor, no me castigue más. No olvidaré jamás que soy su esclava y que debo servirlo y ofrecer mi cuerpo para lo que guste hacerle.-
-Bien, por hoy hemos terminado. Te desataré y quiero que tú misma te encadenes en la jaula y permanezcas allí hasta que yo lo decida.-
Luego de desatarla de la camilla ginecológica, la muchacha se encaminó ala jaula. Se desplazaba con dificultad debido al dolor que le provocaba caminar con la concha tan magullada. Se metió en la jaula y ajustó unas esposas por detrás de las barras de la jaula en sus muñecas.
Juan le indicó a Pilar que se dirigiera a su despacho. La esclava se siguió a Juan al lugar indicado.
-Pilar, ponte estas bragas y siéntate. Quiero hablar contigo.-
-Como ordene Mi Señor.-
Se calzó las bragas y se sentó frente a Juan.
-He estado meditando respecto de esclavizar a Mercedes. He desistido de esa idea. No creo que pueda hacerlo.-
-Mi Señor, sabe que cuenta con la complicidad y ayuda de sus esclavas. Haremos todo aquello que sea necesario para poder esclavizar a esa joven. ¿No es que pensaba disfrutar de su cuerpo? ¿Ejercer su poder sobre ella, castigándola, cogiéndola y emputeciéndola si fuera necesario?-
-Así es Pilar, pero creo que es una locura pensar en convertirla en una puta esclava. ¿Qué ha hecho ella para que la esclavice?
-No importa si ha hecho algo o no. Noralí fue engañada y fue esclavizada. ¿Por qué no puede serlo Mercedes? Si Mi Señor la quiere tener, todos los caminos son posibles y no importa si ella quiere o no. Recuerde que, una vez más lo repito, el látigo hace milagros. Puede contar con la ayuda de sus esclavas para reducirla si fuera necesario.-
-¿Tú crees que puedo tomarme esa libertad?-
-¡Por supuesto! Mi Señor es un amo de verdad y no puede una simple joven estudiante oponerse a los deseos de Mi Señor. Muchas mujeres hemos sido esclavizadas por propia voluntad y muchas otras a la fuerza. ¿Por qué no puede ser Mercedes una de ellas? Permita Mi Señor que me ponga en su lugar. “Deseo esclavizar una joven para que me sirva, poder abusar de su cuerpo y castigarla a mi antojo. Puedo hacerlo y cuento con la colaboración de mis esclavas. Nuevamente ¿Por qué no hacerlo? ¿Qué me impide esclavizarla? ¿Qué me impide disponer de su cuerpo a mi antojo? ¿Por qué no gozar viendo su cuerpo cuando se cubre de rayas producto de mis azotes? ¿Escuchar sus gemidos cuando la picana recorre su cuerpo? ¡No hay impedimento alguno!-
-Por otra parte, Mi Señor, ganará el respeto de todos cuando se sepa que usted mismo la esclavizó, sin necesidad de pagar dinero alguno para ello. Con su astucia logró dominar y esclavizar una joven de solo 21 años. ¡Ganará respeto y otras mujeres le temerán!-
-Pilar, eres contundente en los argumentos. Me has excitado.-
-¿Quiere Mi Señor usarme o prefiere otra de las esclavas?-
-No, te prefiero a ti. Quítate las bragas que voy a sodomizarte.-
Luego de correrse en el culo de Pilar, retomaron la conversación
-Los argumentos que me has dado son contundentes, pero todavía me resisto a esclavizarla, castigarla y violarla a mi antojo. Siempre que hemos cogido ha sido de común acuerdo.-
-Eso no tiene ninguna importancia. Eso fue antes y lo importante es mirar para adelante. Mi Señor debe olvidar lo que fue y debe pensar en lo que le gusta hacerle ahora. Si Mi Señor quiere torturar a una nueva eslava, no importa que antes se haya entregado por propia voluntad. Debe demostrar que usted es el amo y que ella deberá obedecer le guste o no, quiera o no. Será solo una esclava. Mi Señor maneja muy bien el látigo y en la sala tiene distintos modelos para usar sobre un nuevo cuerpo. Estoy segura que Mi Señor no se arrepentirá de castigarla mientras ella grite y se retuerza de dolor. Simplemente es el deseo del amo y hay que respetarlo. Repase el cuerpo de Mercedes, todas sus partes e imagine qué castigo puede aplicarle a cada sector de su cuerpo.-
-Eso ya lo hecho ayer y he tenido una fuerte erección-
-Mi Señor, ese es un claro indicio que le excita castigarla y que disfrutará de cada vez quela someta. Supongo que tiene muy buen cuerpo sobre el cual trabajar. Y que gozará tanto cogiéndola por la concha, el culo o cuando le haga una mamada.-
-Nunca he podido cogerla por el culo, se ha negado.-
-No podrá negarse, siendo su esclava, a que se la clave por el culo si es su deseo y será una forma de humillarla y someterla. Humillándola y con ayuda del látigo logrará una esclava obediente.-
-¿Te hubiera gustado ser esclavizada de esa manera?-
-Fui esclavizada cuando tenía 18 años y a los 21 fui vendida al señor Manuel. Cuando fui tomada para ser esclavizada, yo era virgen y algo rebelde. En menos de dos meses era una esclava sumisa, dispuesta a hacer todo lo que se mandaba. En esa época temía el látigo y no había encontrado aun el placer de ser sometida y poder excitar a mi amo. Incluso era alquilada como puta. Fue una felicidad cuando el señor Manuel me compró. Fui la elegida entre más de una docena de esclavas.-
-Cuéntame con detalle cómo fuiste esclavizada y qué ocurrió después.-
-Un familiar lejano hizo el arreglo de mi secuestro con el comerciante de esclavas. Una tarde volvía a mi casa y me encontré con ese familiar y comenzamos a conversar. Minutos más tarde paró una camioneta, bajaron dos hombres y con la ayuda de mi familiar me subieron, me ataron y me amordazaron. Así estaba cuando el comerciante le pagó una suma de dinero por entregarme. Entonces entendí la traición.-
-Me llevaron a un sótano y me encerraron en una celda completamente oscura. Así habré pasado un día y fueron a buscarme. Me tomaron entre dos hombres y luego de desnudarme me llevaron a una sala y me suspendieron de las muñecas apoyando apenas los pies. Estaba desesperada y no sabía qué iba a ocurrir.-
-Poco después entró quién más tarde me enteraría era el dueño del lugar. Yo no podía defenderme y recorrió mi cuerpo con sus manos, tocándome y magreándome a su antojo. Jugó con mis pezones y con mi concha cuánto quiso, para luego anunciarme que me daría unos azotes y que al día siguiente sería violada. Podrá imaginar mi desesperación.-
-Tomó un látigo y me azotó tres veces en el culo y dos en el vientre. ¡Cómo me dolían los latigazos! Recuerdo que gritaba y lloraba en abundancia mientras el hombre sonría y me indicaba que eso era solo el comienzo.-
-Mañana te violaré esa concha que me han dicho es virgen.-
-¡No señor! ¡No me viole! ¡Soy virgen!-
-Mañana dejarás de serlo. Espero que la tengas bien apretadita para hacerme gozar. Quiero un lindo polvo.-
-Esas palabras no las he podido olvidar. “Mañana dejarás de serlo” Podrá imaginar, Mi Señor, cómo me sentía.-
-Efectivamente al día siguiente me ataron los brazos en la espalda y me amarraron a una cama. Poco después entró mi verdugo, lentamente se bajó el pantalón. Yo nunca había visto una pija y menos así, enhiesta y de buen tamaño. Imploré no ser violada pero, como imaginará, resultó infructuoso. Primero de tocó reiteradamente la concha y el clítoris y cuando observó que estaba lubricado se colocó arriba mío y comenzó a poseerme.-
-Apenas sentí la rotura del himen. Seguía ocupada en sobrellevar la humillación a la cual estaba siendo sometida. No demoró mucho en llenarme la vagina de semen. Luego vinieron dos hombres más que también me violaron. ¡Estaba moralmente destrozada!-
-Me volvieron a encerrar en una celda y apenas me dieron de comer. Me dolía la concha y los brazos por las ataduras que había tenido. Estaba desnuda y no sabía que ocurriría.-
-Al día siguiente me condujeron a una sala en la cual había un caballete. Me inclinaron sobre el mismo, atándome las muñecas y los tobillos. Quedé como una “U” invertida y, por supuesto, mi culo expuesto. Entonces entró nuevamente el dueño del lugar.
-Hoy voy a estrenarte el culito. Me han dicho que también eres virgen de ese agujero, por lo que será un placer estrenarlo.-
-Quise moverme, cambiar de posición, protegerme, pero era imposible. Sentí sus manos que separaban mis cachetes y el glande pugnaba por entrar. ¡No se imagina Mi Señor lo que fue eso! El dolor fue muy intenso y recuerdo que gritaba con desesperación. Cuando la tuvo toda adentro, comenzó a moverse mientras apretaba mis pezones. Fueron unos minutos interminables hasta que finalmente se corrió en mis tripas.-
-Pasaron apenas unos minutos hasta que nuevamente dos hombres se ocuparon de sodomizarme nuevamente. Pasé otro día encerrada en una celda. Entonces se acercó una mujer para darme algunas instrucciones:
-“Te hemos tomado para entrenarte como esclava para luego venderte. Serás obediente a todas las órdenes que recibas o serás castigada. No repararemos en la dureza del castigo hasta que estés completamente doblegada y obedezcas cualquier orden que recibas y asumas que eres una esclava”.-
-Aquellas palabras verdaderamente me asustaron. ¿Qué harían conmigo? ¿Habló de entrenarme como esclava para luego venderme? ¿Qué me esperaba?-
-A partir de ese día tuve contacto con otras mujeres que también estaban siendo entrenadas y debíamos hacer todo tipo de tareas. Todas vestíamos una túnica naranja que se cerraba en la espalda con dos tiras. Así era muy fácil aflojar las tiras y quedar completamente desnudas. A la menor falta los azotes golpeaban nuestros cuerpos y si la falta era mayor, no solamente eran azotes, desde picanas eléctricas hasta estiramientos en el potro o ser suspendidas de los tobillos o algo similar, debíamos soportar.-
-En tres oportunidades me suspendieron de las tetas. Creí que iban a arrancármelas. ¡No se imagina Mi Señor lo que es eso! ¡Terrible!, pero todo pasa y se soporta.-
-Una noche que debía estar atendiendo a los señores luego de cenar, el dueño (nunca conocí su nombre, solamente le decían “Tigre”) me comunicó que había sido alquilada como puta por dos o tres días a un prostíbulo. Así conocí la vida de puta, de puta cuyo cuerpo es vendido por dinero aunque ese dinero no le pertenezca.-
-Esos pocos días que pasé en el lupanar debí soportar todo tipo de humillaciones y … penetraciones. Me la metieron por mis tres agujeros. Los clientes se sucedían sin solución de continuidad, apenas puede dormir cuatro o cinco horas y el resto, cogiendo, recibiéndola por el culo o chupándola.-
-Parece que lo hice bien porque a mi regreso Tigre me dijo que habían quedado conformes y que me alquilaría con frecuencia. Así conocí varios lupanares y también servicios de puta a particulares en sus casas. Alguno de ellos le divertía azotarme, castigarme en las tetas o la concha. Con frecuencia era para fiestas en las cuales debía poner mi cuerpo al servicio de los invitados, tanto varones como mujeres. Debo admitir que chupar conchas era lo que más me disgustaba y las mujeres me trataban peor que los hombres, y eso no es poco decir.-
-A fuerza de látigo y humillaciones no puede resistirme y a los dos meses me había convertido en una esclava (y puta) dócil, sumisa y obediente. Así estuve dos años, trabajando con frecuencia como puta y siendo castigada con el látigo periódicamente “para no perder mi condición de esclava” según me decían. He recibido azotes con distintos instrumentos en todas las partes de mi cuerpo, excepto la cara, pero desde los hombros hasta las plantas de los pies alguna vez mi piel quedó marcada.
Un día decidieron que venderían en subasta pública varias de las esclavas que tenían. Entre ellas estaba yo. Habían llegado varias mujeres más que eran sometidas y ya no había lugar para tantas esclavas.-
-Nos ubicaron sobre un estrado a unos dos metros una de otra, con los brazos en alto y cubiertas con una túnica. Mientras nos ataban las manos, alguno de los ayudantes que hacían la tarea, magreaban nuestros cuerpos, en especial nuestras conchas para que estuvieran húmedas al momento de la subasta. Poco después comenzó a llegar gente, los posibles compradores. Los había dueños de prostíbulos, traficante de mujeres, exportadores para enviarnos a Oriente, había de todo. Mi corazón latía con fuerza.-
-Había escuchado que las destinadas a Oriente eran frecuentemente torturadas sin piedad, solamente por diversión, a veces por jovencitos de quince años que gozaban viéndonos chillar de dolor. Otras eran destinadas a aliviar a reclusos de cárceles y otras a satisfacer a las fuerzas armadas. El panorama era sombrío ya que si bien había sufrido mucho en este lugar, no sabía qué me podía ocurrir en adelante.-
-Antes de comenzar la subasta, nos quitaron las túnicas y quedamos en pelotas frente al público. Todas teníamos las conchas depiladas y debíamos mantener las piernas separadas para mostrar nuestras conchas. Varios de ellos se acercaron a palparnos y tocarnos de todas las maneras posibles para evaluar nuestros cuerpos. No retorcían los pezones, nos metían dedos en la concha y el culo, revisaban nuestras bocas, etc.-
-Poco después comenzó la subasta. El rematador comentó que esa oportunidad se venderían catorce esclavas sin limitación de uso, incluso para ser exportadas. Salió a la venta una de mis compañeras de cautiverio. Los interesados volvieron a observar la mercadería, la tocaron y palparon todo su cuerpo y comenzó la puja. Se vendió en cincuenta mil euros.-
-Para no abundar en detalles le comento que yo fui vendida en el puesto 13. Comenzaron a ofertar y un señor pugnaba por comprarme y finalmente lo hizo por setenta y cinco mil euros. Se habían vendido dos de las esclavas a precio más alto, ochenta y tres mil y noventa y cinco mil, las demás, más baratas.-
-Una vez que se bajó el martillo y finalizaba mi subasta, el señor pagó el dinero, me pusieron esposas con los brazos en la espalda y grilletes en los tobillos y me entregaron al comprador, que me obligó a ubicarme en el baúl del auto y partimos. Cuando me sacó de la cajuela, estábamos… en esta casa. El señor Manuel Ocaña era mi nuevo dueño.-
-Así fue como me convertí en la esclava del señor Ocaña hasta el día del accidente y luego Mi Señor tuvo la deferencia de aceptar el legado que le dejara su amigo que incluyó esta esclava y aquí estoy para servirlo y ponerme a su disposición.-
-Por esta larga experiencia es que le digo que Mercedes también se acostumbrará a ser una esclava más y repito, el látigo hace milagros.-
-Tú insistes en esclavizar a Mercedes y estoy muy indeciso. Ella no es una puta.-
-Precisamente porque no es una puta, hay posibilidades de esclavizarla y eventualmente si Mi Señor de cansa de ella puede venderla como esclava o puta. Seguramente sería una puta muy fácil de vender.-
-Me duele hablar así de Mercedes.-
-¿Por qué? Es una hembra como cualquier otra que podrá brindar sus agujeros para ser cogida, castigada, usada de cualquier manera. Se convertirá en una esclava quiera o no. Látigos, picanas y otros castigos la doblegarán.-
-Pilar, eres mi esclava pero quiero escuchar tus consejos. Conocer tu historia de cómo fuiste esclavizada me conmovió. No quiero que Mercedes repita semejante experiencia.-
-No es repetirla experiencia. Yo estuve secuestrada por un tratante que no solamente me esclavizó sino que me emputeció y lucró con mi cuerpo. Éste no sería el caso, por lo menos por el momento. Mi Señor la quiere para cogerla y gozarla, usarla y disfrutar, no simplemente para hacer negocios.-
-Es cierto que esa es una diferencia importante.-
-Ya le he dicho. Mi Señor se sentirá más importante, más poderoso si logra esclavizar una mujer, doblegarla, hacerle perder su identidad, que se convierta en un pedazo de carne como somos todas, para servirlo. ¿No le parece excitante?-
-Debo reconocer que en parte tienes razón. Una cosa es comprar una esclava como Noralí, otra recibirlas por un legado como tú o Julieta y otra muy distinta es lograr esclavizar una mujer que hasta ese momento gozaba de plena libertad y obedecía solamente a sus propios gustos.-
-Por eso mismo se lo digo. Será un a tarea muy interesante para Mi Señor modelar una esclava a su gusto a partir de Mercedes y será mérito suyo únicamente y podrá decir con orgullo: ¡Yo la secuestré, yo la he domado y yo la he gozado todas las veces que quise! No convertirá a esa muchacha en una puta sino en una verdadera esclava, que cuidará de satisfacerle y no decepcionarle por el temor a ser vendida, cosa que un amo debe dejar traslucir a su esclava. Una esclava no debe tener seguridad de nada, debe comprender que su amo dispone de ella pero también que puede desprenderse de ella como un trasto viejo. Solo así asumirá su papel de esclava cabalmente.-
-Parece que has estudiado la psicología de las esclavas.-
-Mi Señor, si me permite voy hablar de mi anterior amo. Él siempre insistió en que debía yo misma analizar mi papel en la vida y para ello compró libros y revistas sobre estos temas para que yo los leyera y pudiera llegar así a ser lo más próximo a la esclava perfecta que, por supuesto, no lo soy pero me esfuerzo por serlo, asumir mi estado de esclavitud y sumisión total.-
-Es muy interesante esta conversación. Siempre me ha preguntado qué podía pasar por la cabeza de una esclava y ahora lo voy comprendiendo.-
-Pero no se engañe Mi Señor. Esclava se hace, no se nace. Por eso es necesaria la doma inicial y el posterior entrenamiento permanente. Por ese motivo es que debe ser riguroso con Noralí, para hacer de ella una esclava ya que no nació esclava. Lo mismo ocurrirá con Mercedes si decide esclavizarla.
-¿Y qué me puedes decir de las mujeres que deciden ellas mismas convertirse en esclavas?-
-Esa es otra historia. Al respecto hay tres libros que hablan sobre ese tema. “Mi Deseo de ser Esclava” de John Christopher Benrub; “¿Por qué quieres ser una Esclava? De Rómulo Gutiérrez Aladino y “Esclavitud y Sumisión” de Luis Antonio Saladillo Gómez. Todos ellos coinciden en una cosa.-
-Dime, que me dejas intrigado.-
-Todas quieren la seguridad de alguien que se ocupe de sus vidas, aun a costa de su libertad, pero en la seguridad que se ocuparán de ellas, aun cuando las castiguen y las sometan a distintos suplicios. No quieren ser ignoradas, por el contrario, ser tenidas en cuenta ya sea para usarlas sexualmente o castigarlas.-
-¿Sabes cómo Julieta se convirtió en esclava?-
-Es una historia que ella me contó una vez, pero creo que luego se arrepintió de habérmelo dicho. Creo que será mejor que Mi Señor la interrogue directamente a ella sin mi presencia.-
-Sí, es mejor tener el relato directamente de la protagonista. Llámala y dile que venga, pero nos dejas a solas.-