El legado de la abuela IV

Pido disculpas por el tiempo transcurrido

A todas las personas que estuvieron siguiendo mis relatos les pido disculpas por el tiempo que transcurrrió desde mi última entrega, pero estuve de viaje con mi mi familia y recien me pude ocupar de nuevo de esto. Sin más tramites hago mi cuarta entrega

IV

Continuo con el relato de la noche que Darío visitó a Juanita en su dormitorio. Habíamos quedado con la abuela y su amiga Eli trepadas a una escalera observando lo que acontecía dentro de la habitación.


No podía creer lo que veían mis ojos, miraba extasiada toda la escena desde nuestro puesto de observación. No bien se repuso Darío comenzaron de nuevo con los besos y las caricias, ella acostada de espaldas en la cama con las pierna separadas y él a su lado de cubito dorsal, con un brazo debajo del cuerpo de la chica y el otro, con la mano libre, para poder acariciarla a sus anchas. Desde el lugar donde estábamos podíamos divisar directamente las partes de Juanita, su ensortijado vello púbico, la renegrida piel alrededor de su vulva y el contraste rosado intenso del interior de la misma, cuando el joven la abrió para poder introducir dos dedos dentro de la misma.

De nuevo comenzó Juanita a contorsionarse y a gemir, cuando de pronto ambos dieron un brinco y se pusieron de pie al costado de la cama. Eli y yo no comprendíamos lo que estaba ocurriendo, Darío rápidamente comenzó a recoger su ropa que estaba tirada por el suelo de la habitación, tratando de vestirse lo más rápido posible, mientras que Juanita encontró su camisón y se lo puso al instante, mientras, nosotras seguíamos sin entender nada. Acto seguido escuchamos claramente, unos fuertes golpes en la puerta del cuarto y que alguien desde afuera trataba de abrir la misma.

A ambos jóvenes se les notaba sumamente nerviosos, sin saber como actuar, a Darío se le ocurrió apagar la luz del velador que estaba en la mesa pegada a la cabecera de la cama, dejando totalmente a oscuras la habitación y Juanita abrió la puerta antes de la persona que estaba golpeando cada vez con más fuerza la tire abajo. Sin poder ver nada por la absoluta oscuridad que reinabas dentro de la habitación, escuchamos la inconfundible voz de Gudrun, con su marcado acento Alemán que gritaba.. “Prenda la luz de inmediato”.. preguntando.. “¿quien es el que está aquí con vos?”. Juanita obedeció la la orden y volvió a encender el velador, cuando hubo de nuevo claridad, pudimos ver a la alemana que comenzó a recorrer revisando toda la habitación, en el momento que Gudrun se agachó a revisar debajo de la cama, Darío, que estaba detrás de la puerta que había quedo abierta, salió corriendo como una exhalación, cuando se percato de ello la mujer, se puso aun mas furiosa y con más ímpetu le grito a la muchacha.. “ ¡Ramera!, ¡Eres una perdida que metes a un hombre en la casa para fornicar con él!”.. asentando una sonora cachetada a Juanita y esta, sin pensar dos veces le devolvió el golpe con la misma fuerza, nunca pesé que una muchacha tan pequeña, que pesaba algo más que la mitad de la rechoncha Gudrun, sería tan fuerte, por que tomándola de ambas muñecas, la empujó, haciéndola retrocede hasta caer de espaldas en la cama y subiendo sobre ella a horcajadas, le propino otra certera cachetada en la mejilla opuesta. Daba la impresión que Gudrun perdió por completo la fuerza, por que lo único que alcanzó a balbucear fue... “No.. por la cara no me pegues... busca otro lugar para pegarme... en las nalga... o en la espalda.. pero en la cara no”.

Juanita abrió el ropero donde su abuela y ella guardan sus cosas y de un cajón interno sacó una “guacha”

(una especie de látigo corto criollo, echo de cuero crudo),

le indicó a la alemana que se ponga tendida boca abajo en la cama y le acento dos golpes el las nalgas por sobre la ropa de dormir, la mujer se retorció pero no emitió ningún sonido, Juanita le preguntó... ¿Queres más?.. a lo cual respondió.. “sí por favor”... la chica le ordenó que se arrodille en la cama con los glúteos empinados y el rostro hundido en la almohada, Gudrun voltio a obedecer, Juanita le levantó el camisón y le bajó la ropa interior que llevaba puesta, dejando a la vista su lechoso y mofletudo trasero. De vuelta de dio otro golpe que sonó como un disparo, nuevamente se retorció por el dolor que le producía, emitiendo un sonido que parecía un llanto sofocado por la almohada, la chica esperó que se repusiera un poco y repitió la tortura, pero esta vez parecía que le dio con más ímpetu en la otra nalga, ahora sí dejo escapar un chillido de dolor, clavando las uñas y apretando el rostro contra la citada almohada. Desde el lugar donde estábamos, se distinguía perfectamente que las blancas carnes de Gudrun estaba encendidas y enrojecidas. Juanita acento otro dos golpes más y la mujer solo emitía un prolongado chillido semejante al de un ratón, luego dando vuelta la guacha, con el lado que corresponde al mango, recorrió  de abajo para arriba y viceversa a todo lo largo su entrepierna, mientras continuaba dándole unas fuertes nalgadas con la mano. Gudrun no cambió de posición, seguía arrodillada en la cama con la cara hundida en la almohada y el trasero para arriba, en un momento Juanita empezó a empujar e introdujo lentamente el mango de la fusta en el robusto cuerpo de su víctima, la misma ofrecía toda su colaboración, arqueando la espalda para que la faena fuera realizada sin ningún contratiempo. El elemento de tortura era bastante largo y de una circunferencia respetable, además como estaba forrada de cuero, a todo lo largo tenia una costura que hacia que no fuera totalmente liso, la muchacha no solo lo introducía lo más profundo posible y luego lo quitaba casi hasta el final, para volver a introducir, toda la operación lo hacia haciendo girar el elemento dentro del cuerpo de Gudrun con movimientos de muñeca, lo que definitivamente le gustaba sobremanera, haciendo la producir como dije un sonido que no se entendía si era llanto o gemidos... algo que sonaba como... JIIIIIIIIIIIIIIIiiiiiiiiiiii, paraba un instante para reponer aire en sus pulmones y continuaba con su Jiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, larguísimo, hasta que volvía a quedarse sin aliento, de esa forma continuaron un buen rato.  Juanita retiró el elemento del cuerpo de la alemana e introdujo primero dos dedos en la vagina de la misma, moviéndolos de la misma manera que lo estaba haciendo anteriormente con la fusta, luego introdujo otro, después un cuarto dedo, ¡terminando por introducir la mano completa!

Yo no salia de mi asombro, me olvidé de Eli que estaba ubicada detrás de mí, ambas trepadas a la escalera sin emitir sonido alguno, mirando dentro de la habitación, tratando de no perder detalle alguno. Juanita se colocó en la cama al costado de Gudrun hincada sobre una rodilla y con la otra pierna hacia equilibrio, la mano derecha metida completamente dentro de la mujer, con la izquierda tomo de nuevo la fusta, se la llevó a la boca introduciéndola en ella, empapándola con saliva, luego apoyo sobre el ano de Gudrun, se fue abriendo camino hasta que también estuvo bien colocada dentro, con una maestría admirable comenzó a mover ambas manos, la que estaba en la vagina y la que manejaba el instrumento insertado en el ano de Gudrun, esta pareció enloquecer, diciendo... Ay Ay Ay Ay Ay.. en forma continuada, luego decía... “

wie schön

!” (que después averigüe que quería decir “que bueno” o algo así) y otras sartas de palabras en alemán que no pude retener. Cada vez aceleraba mas sus movimientos y la rechoncha ama de llaves chillaba mas fuerte como si fuera un lechón que estaba siendo sacrificado, pronto dejo de chillar y se tendió cayendo de bruces sobre la cama, jadeando como si fuera que corrió una carrera de mil metros, Juanita retiro la guacha que tenia clavada en el ano y su mano, tomando la punta del camisón de Gudrun y se las secó, luego salió de la habitación y fue rumbo al servicio, la otra mujer se quedó un rato más y luego se levantó de la cama, se coloco mas o menos bien su ropa de dormir y salio medio trastrabillando del dormitorio.

Eli y yo seguíamos subidas a la escalera, de pronto me percate que mi amiga se sostenía detrás mio, prendida fuertemente a la citada escalera con una mano y con la otra tomaba uno de mis senos y los apretaba con bastante fuerza también, ya lo había sentido antes, pero no reaccione, por que realmente, en principio, era yo la que estaba explorando mis senos y no se en que momento ella comenzó a acariciarme, no pronuncie palabra alguna, por que lo estaba necesitando, también sentí sus labios que rozaban mi cuello, cosa que me produjo carne de gallina, pero tampoco protesté, volvía a estar excitada, como cuando mas temprano estuvimos espiando a la parejita desde el árbol del fondo.

Primero bajó ella y después comencé a bajar yo, cuando todavía faltaba unos peldaños para que pise el suelo y mis glúteos estaban a la altura de su rostro, a Eli se le ocurrió tomar mis nalgas entre sus dedos y pinzarlas, como me tomo totalmente de sorpresa, pegue un grito y salte desde la altura en que encontraba, con tanta mala suerte que caí pisando en falso, lo que hizo que se me doblara el tobillo derecho y que cayera al piso. El dolor era intenso, que me brotaron las lágrimas, Eli se asusto mucho y trato de ayudarme a que me ponga de pie, definitivamente era imposible que pueda pisar.

Allí se creo un verdadero problema, por que en esas condiciones no podría trepar la enramada que nos llevaba a la segunda planta y mucho menos devolver la escalera a su lugar, mi amiga entro a desesperarse y a pedirme disculpas con lágrimas que salían a raudales de sus ojos, me rogaba que la perdone diciendo... “Mi vida, mi cielo, no quería que te lastimes, solo quise hacerte una broma”... me daba cuenta que realmente entro en pánico, al final fui yo la que tuve que tranquilizarme y tranquilizarla a ella.

Le dije que no teníamos otra, debíamos recurrir a Juanita, Eli manifestó que si le pedíamos ayuda a la criada, esta se iba a dar cuenta que la estuvimos espiando, al final la convencí y la fue a llamar, mientras, yo me senté en el piso y espere pacientemente, siempre con mucho dolor, pasado un tiempo llegaron las dos junto a mí, Juanita no pronunció palabra alguna, hacia todo lo que Eli le indicaba, entre las dos me levantaron del suelo y me transportaron sentada en una especia de hamaca que formaron con sus brazo, entramos por la cocina y me subieron a nuestro aposento por la escalera del frente, Juanita se retiro y Eli ideó un plan para que me pueda atender un medico.

El plan consistía en decirle a Doña Mecha, que como yo no comí nada desde que volví del colegio (cosa que era mentira), por que supuestamente me sentí enferma, me desperté a la madrugada muerta de hambre, y decidí bajar a la cocina en busca algo que comer y en la escalera perdí pie y me caí lastimándome el tobillo. Conclusión, tuvieron que llamar al medico de la familia a la madrugada, este vino, me revisó y decidió llevarme personalmente a un sanatorio para ver si no había fractura, me acompañaron Eli y Gudrun (que en apariencia todavía no estaba repuesta de su tormentosa noche) me hicieron los estudios y finalmente, lo que tuve fue un esguince en el tobillo, me vendaron los pies y me enviaron de vuelta a casa con reposo de una semana por lo menos, con el pie levantado si poder pisar hasta nuevo aviso.


Hasta aquí llego la entrega de hoy, pero aun no termino todo, ese fin de semana, fue uno de los más ajetreados para el despertar a la vida de mi abuela.