El lazarillo de Jonás

Un chico perdido en el mundo que tal vez empiece a descubrir su camino...

EL LAZARILLO DE JONÁS

En aquellos días yo era un completo desastre. Mi madre no sabía que hacer conmigo. En la escuela era un desastre. No prestaba atención Me burlaba de todo y todos. No tenía amigos. Vagaba por horas sin nada que hacer, despreocupado del mundo y sus sinsabores. Aunque tampoco la pasaba bien. No hallaba mi lugar en este mundo o al menos eso es lo que creía.

Me fui de casa un par de veces, aunque la última vez, mi madre no se preocupó, ni siquiera hizo la denuncia hasta que volví a aparecer. Sin pena ni gloria, ella se mantenía alerta pero alejada.

Un día de tantos apareció en casa con la novedad de que me había conseguido una ocupación

__¡Estuve hablando con Jonás, un viejo amigo de la familia, era profesor, digo era porque esta quedando ciego, y necesita ayuda. Así es que pensé que tu podrías ir unas horas al día y estar con el!…

__¡Pero!__ quise balbucear

__¡Te callas y escuchas o es esto o es la calle, tu eliges!__ dijo poderosamente mi madre, no dándome salida alguna

__¿Pero qué hare yo ahí?

__¡En principio estarás ocupado, luego el te ira preparando para que no dejes de estudiar!

__¿Tu crees que puedo ayudar a alguien?__ pregunté incomodo

__¡Yo creo que sí y lo mas importante es que Jonás cree en ti!

__¡Si no me conoce!__ dije excusándome

__¡Ha conocido a muchos muchachitos como tu!¡Y no se hable mas del asunto!__ ella dio media vuelta y supe que al otro día debía presentarme en la casa del tal Jonás, mi madre apenas me explicó como llegar. No era lejos, quizá lo conocía, alguna vez lo había visto pasar por cerca de mi casa.

La casa era grande y de dos plantas. Se veía un hermoso jardín en el frente rodeado de rejas. Me acerqué  la puerta y toqué el timbre, apareció un mujer entrada en años que dijo llamarse Beba, que la siguiera, que Jonás me esperaba.

Caminamos por un largo pasillo hasta finalmente entrar a un enorme despacho, con un ventanal muy grande por donde entraba luz. Allí sentado en un enorme sillón estaba Jonás.

__¡Bien señor aquí le dejo al muchacho yo me estoy yendo!

__¡Esta bien  Beba nos vemos a la noche!__ la mujer se fue del lugar.

__¡Siéntate!__ dijo con amabilidad. Yo me senté.

__¡Así que tu eres Cecilio!__ decía mirando hacia la nada con unos grandes anteojos oscuros que cubrían sus ojos.

__¡Si señor!

__¡Oh puedes llamarme Jonás como todo el mundo!

__¡Muy bien!

__¡Tu madre habló conmigo!

__¡Si lo sabía…lo que no se es que puedo hacer aquí!

__¡Oh varias cosas, no te preocupes!__ dijo sonriendo

__¡En principio ven acércate, que debes acompañarme al baño!__ mire extrañado y receloso, pero me acerqué a el. Olía fuerte a limpio. Un olor de muy hombre. Profundo. Tenía el cabello con muchas canas, casi el pelo gris, pero la piel era suave y muy pocas arrugas, andaría por los casi sesenta años, calculé para mi. Su voz era firme y segura, como la de los profesores. No autoritaria.

__¿Qué debo hacer?__ dije muy cerca de su oído

__¡Solo acompáñame de lejos y de ser posible no gritar porque estoy un poco ciego pero no sordo!!__ y se rio de buena gana de su propia broma. A me también me causo gracia. Lo observaba de lejos y de cerca a la vez. El iba derecho sin tropiezos, claro conocía palmo a palmo toda la casa.

Llegó a la puerta del baño y se detuvo allí. Empujó la mano.

__¡Bueno mira a ver si me colocó bien para orinar!!__dijo y avanzó hasta el inodoro. Bajo su pantalón y vi colgar su manguera larga, blanca, la mire deseando.

__¡Estoy bien!__ gritó

__¡Eh, si, si!!__ largó el chorro y me hizo erguir mi propia pija caliente. Me toqué suave, sin hacer demasiado ruido. Apretando mis dientes. Mi calentura era tremenda.

Así empezó mi vida en aquella casa. Ayudaba todos los días a Jonás en todo lo que me pedía. En tanto el me explicaba y me ayudaba con tareas de la escuela. Empecé a portarme mejor, estaba ocupado y me sentía bien ayudando a aquel hombre tan agradable.

Beba seguía viniendo a la casa y preparaba las comidas y había una joven que limpiaba una vez a la semana. Me sentía parte de aquella casa.

Cada vez que Jonás iba a orinar al baño yo me quedaba observando su poronga y eso el lo sabía. Se acariciaba, lo hacía adrede. Luego yo me encerraba en un cuarto que era mío y me hacía unas pajas violentas y muy calientes soñando con aquel pijón de Jonás.

Era un madurito caliente. Lo notaba. Sabía que era ardiente, o al menos lo imaginaba así.

Una tarde escuché unos gemidos en el cuarto de Jonás mi mecenas por llamarlo de algún modo, mi profesor, mi maestro y mentor. Me asomé muy levemente. Sin hacer el mínimo ruido. Escuché.

__¡Ohh Ceci así, cómela!!!__ escuchaba bien, me pregunté emocionado, ¿me nombraba a mi? me pregunté caliente. Ardiendo. Se sobaba su herramienta totalmente dura. Babeante. Se estrujaba los huevos enormes y gordos. Estaba completamente desnudo. me acerqué obnubilado por aquella poronga sabrosa.

__¿Quien…quién es, quién anda ahí?__ dijo sobresaltado. Me paré frente a el y mientras me arrodillaba ante su trofeo

__¡Soy yo maestro, quiero ayudarlo!__ dije lamiendo su sable. El vibró y se tensó

__¡Pero…pero!!__ balbuceó, pero no hizo mas que estirarse y disfrutar. Mi boca se abrió y tragué la poronga muy dura, con un olor a macho salvaje que me encantó sobremanera. Tragué el sable a fondo. Mi saliva pronto lo bañó.

__¡Ahhh cariño, que boca divina, eres un putón como te imaginé!¡No me equivoqué contigo!!__ pajeaba al macho. Mis manos se apoderaron del pedazo aquel. Lo comí. Masajeaba el pedazo de carne y los gemidos del macho se alzaban cada vez mas fuertes, aturdían el lugar. Mi verga pujaba por salir del pantalón, me acariciaba sobre la tela del pantalón.

__¡Uhh eres un mamón, me haces biennn, ahhh voy  acabar, quieres leche, te daré leche!!!__ yo sentí como se ponía mas duro y mas grande aquel enorme y largo pijón. Mi mano rodeaba duramente aquel garrote. Iba y venía, el macho lanzaba quejidos guturales.

__¡Ohh, si, si, ahí va traga, traga, traga, ahhhhh!!!__ gritó y me llenó de leche la boca. Rebalsándola. Tragué. Saboree el néctar de aquel macho caliente. Limpié su vara. La deje brillando. A cada  lengüetazo era un gemido de Jonás, su verga no caía. Seguía firme y sólida. Carne poderosa.

En eso se escucharon unos ruidos de la chica que venía a limpiar.

__¡Ohh Ceci cariño debemos dejarlo ahí!

__¡Está bien Jonás como digas!

__¡Quiero tenerte por completo!

__¡Yo también quiero ser tuyo!__ dije y bese su boca y el saboreó los jugos de mi boca y su semen.

__¡Pero sabes que pasara mañana!

__¡Claro tu operación!

__¡Claro, pero serán unos días!

Me fui de la casa y llegando a casa me masturbé poseído por mil demonios. Muy caliente. Deseando una verga en mi cola sedienta. Cuando me duchaba clave dos dedos en mi ojete sensible y necesitado. Y así pasaron los días.

Yo con mi fiebre a tope. Podía averiguar de cómo había ido todo en la operación de Jonás, sabía que todo había ido bien. Aparentemente, yo debía esperar su llamado y la ansiedad me mataba.

Mi madre averiguaba de la salud de mi tutor Jonás y me iba dando pequeñas dosis de información, pero el no me llamaba y mi calentura era de enloquecer día a día. De todas maneras solo habían pasado cuatro días de aquella ardiente mamada. Pero mis sofocadas pajas eran en su nombre. Deseaba su piel. Deseaba su boca y su carne. Yo era un fuego.

__¡Ha llamado Jonás!__ dijo mi madre

__¡De veras!__ solté una sonrisa de oreja a oreja

__¡Quiere que vayas en la noche, hoy, te espera!

__¡Claro mamá, voy a ir!__ salí casi corriendo a darme un profundo baño. Salí de casa perfumado hasta las bolas.

Recorrí las cuadras que me separaban de aquel macho con el corazón en la boca. Golpee y el me abrió. Mirándome fijo a la cara. Sin anteojos. Sonriendo.

__¡Ceci…eres tan bello!__ dijo y yo me eche en sus brazos buscando sus labios prendidos fuego.

__¡Eres tal como te imaginé, mi cariño!__ decía y me volvía a comer la boca roja de calentura. Sus dedos apretaban mi cola, yo no llevaba ropa interior. Mi verga palpitaba de la emoción y el fuego que me consumía.

__¡Puedes ver Jonás!__ alcancé a decir. El me abrazó fuertemente. Me besaba el cuello. Me tomo de la mano y fuimos hasta el cuarto.

Me quitó la ropa. Besaba mis tetillas y yo ahogaba mis gemidos apretando mis labios. Mis manos hurgando en sus ropas quitándolas y tratando de aferrarme a su arma dispuesta  gorda y dura.

El pasó sus manos por mis nalgas frescas y jóvenes, inspiró fuerte oliendo, mi cuerpo salobre y joven y caliente como una braza.

__¡Me encanta tu cuerpo ahhh, eres tal cual te veía, mira ese culito hermoso, ohh deja que lo bese!!__ metió su lengua en mi anillo y exploté. Lo recorrió, lo abrió, lo beso, se extasió, chupo, y yo aullaba como una gata salvaje, le pedía mas y más, gemía como una putilla harto lujuriosa.

__¡Sabes tan rico Ceci, que linda colita, me encantas belleza, voy a comerte y cogerte toda la noche!

__¡Ohh papi si cógeme soy todo tuyo, soy tu puta!!!

__¡Ahhh que lindo hueles mi cariñito, mi hembrita salvaje, ahhh!!!__ su lengua se perdía en mi ojete. Metió dos dedos corriendo mis pliegues al rojo. Se montó encima de mi, y busco con su morcilla mi agujerito dispuesto, la cabeza fue apoyándose, entrando, resoplaba, movía mis caderas. Empujaba taladrando. Me bombeaba mordiendo mis orejas y mi nuca babeándome por todas partes, era como que quería comerme, su poronga entró finalmente hasta el fondo.

Sobaba y pellizcaba mis tetillas. Su carne preciada entraba y salía de mi cola. Gemía y sollozaba clavado hasta las bolas. Jonás bufaba y acariciaba mis genitales encabritados y al máximo de dureza. Los repasaba una y otra vez, gemíamos, enajenados. Locos.

Mordía mis hombros marcándolos, dejándolos rojo, haciendo que sangrarán, se notaba la felicidad en sus penetraciones.

__¡Ohhh cariño cuanto deseaba tenerte, que seas mío, ohhh que putita, que hembrita, tu colita aprieta mucho, me vas a ordeñar, belleza, ahhh, te voy a llenar la colita, te daré mi leche, si, si quieres, ohhh, ahhh!!__ aullaba el macho mientras llenaba por vez primera mi ojete desquiciado de calentura voraz. Rebalsándome. Agitado me acariciaba el pecho. Giraba mi boca y me comía con besos profundos, eléctricos, mágicos. Insaciable macho me cogió durante toda la noche y he de decir que viví con Jonás durante mucho tiempo.-