El lago (5)

El Lago

Capítulo5

El Lago

Estuvieron nadando un rato hasta que Julio bajó a la playa.

-¡Diego! ¡Venir, vamos!- Gritó desde la orilla. Hacía muy bien de primo mayor .

Nadaron hasta la orilla y salieron del agua. Diego vio que su polla no había encogido apenas y pensó que sería por la naturalidad del momento. Se sentía muy a gusto y notaba como sus prejuicios resbalaban junto con el agua por su piel hasta caer en el suelo. Alex aún reía de una aguadilla que le había echo amistosamente a Diego durante una carrera que habían hecho.

-Veo que ya conoces a Alex - dijo mirándoles.- Por cierto he visto a tu padre, reo que te estaba buscando.

  • Ah, ya - saltó y se sacudió para secarse más rápidamente. Después se dirigió a Diego.- Bueno tío, a ver si nos vemos luego.

  • Eso está eso, y echamos otra carrera, esta vez sin aguadillas.

Alex se fue riendo por donde había llegado Diego. Cuando estuvo lo suficientemente lejos Julio habló:

  • Veo que estás perdiendo la incomodidez de antes, me alegro
  • se dio la vuelta y comenzó a subir por el camino seguido por Diego.- Todas las mañanas nos juntamos algunos para charlar, luego supongo que vendrá Alex con sus padres así que tendrás alguien con quien charlar.

Fueron hasta las casas y se metieron entre dos de ellas, donde había un amino que llevaba e un pequeño descampado con algunos columpios y unas mesas con bancos. Alrededor, Diego vio más casas.

Allí había más gente. Vio varios hombres y algunas mujeres, pero ninguna del gusto de Diego.

  • Hola -saludo un hombre con un cigarro en la boca.- Hola, chaval - saludó a Diego aunque no con la misma cara amistosa con que saludo a Julio.

  • Hola, buenos días - dijo Julio.- Éste es Diego, mi primo pequeño. Tranquilos, es de toda confianza, tenía muchas ganas de venir aquí - fue a sentarse con la gente y Diego se sentó a su lado.

  • ¿Y qué tal chico? - Preguntó el señor del cigarro.- ¿Te gusta este sitio?

  • Si, me ha gustado mucho más de lo que yo creía. Me siento muy a gusto.

  • Me alegro, toma hijo, hemos traído unos pasteles de casa de Marga - dijo una señora pasándole una bandejita. Diego cogió uno por educación.

Estuvieron hablando un rato mientras Diego francamente se aburría hasta que uno de los señores preguntó por un tal Luis y Julio pidió a Diego que fuera a buscar a Alex porque era el hijo del señor al que esperaban. Diego accedió inmediatamente ya que se aburría bastante.

  • Es la casa que tiene un pozo a la derecha. ¿Sabrás encontrarla?

  • Si, la he visto antes - dijo yéndose.

Fue hasta la casa donde había visto a Alex sacar agua del pozo. La puerta de la entrada tenía unas escaleras pequeñas. Cuando subió pulsó el timbre y esperó.

Le abrió la puerta un hombre grande con barba y bastante mas pelo que Alex.

  • Tú debes de ser Diego - dijo estrechándole la mano.- Pasa, Alex está en su cuarto.

  • Gracias - dijo entrando.- En realidad me dijo Julio que les estaban esperando en el parque ese de ahí atrás.

  • Ya ya, yo ya me voy. Dile a Alex que me tiene que arreglar el guarda discos -dijo mientras salía de la casa.

La casa era parecida a la de Julio, pero más decorado y sin el sofá de la entrada. Caminó por el pasillo siguiendo el sonido de una música hasta la puerta de la habitación de donde salía. Llamó a la puerta dando dos golpes con los nudillos y abrió. Dentro estaba Alex, de pie sobre la cama buscando algo en la estantería que había colgada sobre el cabecero. Esta vez, Diego no evitó verle el trasero, ahora lo veía completamente normal, aunque mientras daba saltitos para alcanzar algo en la parte de arriba de la estantería, Diego volvió a fijarse en la solidez de sus nalgas.

  • Hola tío. ¿Qué buscas?

  • Nada, estaba guardando algo - dijo dando la vuelta. Ahora, fuera del agua y completamente seca, la polla de Alex parecía más grande y cuando saltó al suelo Diego vio como botaba junto con sus huevos. Luego se sentó en la cama.

  • He visto que se juntan ahí en el parque ese, hace muy buen día hoy.

  • Ya, por eso fui a bañarme al lago. A ver si esta tarde echamos la revancha - se puso de pie mientras reía.

  • Si vuelves a hacer trampas no - dijo Diego lanzándole un pequeño cojín con había sobre la cama. Entonces empezó un juego de lucha donde intentando tumbar el uno al otro se rozaron y agarraron hasta que Alex cayó al suelo y se golpeó en la espalda, quedando boca arriba.

  • Eh tío, estás bien? - Preguntó Diego pensando que su amigo se abría hecho daño. Se agachó sobre él viendo su cara contraída por el dolor.

  • Si, no pasa nada - dijo con dificultad. Miró a Diego.- Estoy bien.

Entonces, mientras recobraban el aire a causa de la pelea una nube que había escondido hasta ahora el sol se apartó y dejó entrar un rayo de luz anaranjada sobre el centro de la habitación, iluminándoles, mientras se miraban. La sombra de Diego se proyectaba sobre el rostro de Alex. Éste movió un poco un pierna pero después continuó quieto, respirando con Diego.

Diego sentía que el tiempo se hubiera parado. Ninguno de los dos se movió.

Entonces Alex golpeó a su amigo y lo hizo rodar a su lado y ahora estaban al revés, Diego boca arriba y Alex a un lado. Pero aún se miraban a los ojos.

Diego sentía el suave calor del rayo de sol sobre su cuerpo. Al cabo de unos segundos Alex se tumbó lentamente sobre el pecho de Diego mirando de lado, hacia la cama, y Diego miró al techo cerrando los ojos.

Algo lo había cambiado desde que llegó al lago, pero deseó que ese momento durara el máximo tiempo posible.

No sabía porqué estaba ocurriendo aquello y tampoco sabía porqué él no impedía que pasara, pero levantando los brazos cuidadosamente abrazó suavemente el musculoso cuerpo de Alex.