El lago (3)

Empezando a descubrir el nuevo lugar

Capítulo3

El Lago

Diego se encontraba en la cocina de la casa del hombre que le había ayudado. Había descubierto que se llamaba Julio y que vivía en una comunidad naturista alejada de la sociedad. La idea le había impresionado pero aun así, Julio se ofreció a llevarle de vuelta al pueblo para que pudiera llamar a la policía.

Llevó las cosas de su desayuno a la encimera y fue hasta la habitación donde había despertado. Comprobó que todas sus pertenencias estaban sobre la mesa así que las cogió y se las guardó.

No sabía qué hacer, si salía de la casa igual se encontraba con alguna tía en bolas o a un tío, y sentiría mucha vergüenza, pero en aquella casa se sentía aburrido.

Después de esperar un rato, fue por el pasillo en dirección a la entrada y vio a un lado el baño únicamente con un retrete, y al otro, la puerta de la habitación de Julio abierta. Era igual que la otra. Siguió caminado y llegó a la pequeña entrada de la casa donde había un sofá, tres estanterías llenas de libros y una mesilla con varios sobres sin abrir. Se acercó a la puerta y miró a través de la pequeña ventana de ésta. Por fuera, el ventanuco tenía una pequeña cortinilla de encaje pero se veía a través de ella.

Todo el suelo de aquel pequeño valle estaba cubierto de verde césped. Perecía recién cortado, como si fuese de mentira. Había otras casas de madera y vio un pequeño pozo de piedra junto a una de ellas. Miró hacia ambos lados y no vio a ninguna persona.

Miró su reloj y vio que aún eran las ocho de la mañana. A aquella hora seguramente las personas de aquel lugar aún estuvieran durmiendo así que se sintió seguro para salir de la casa.

A la derecha solo vio árboles a pocos metros, la casa de Julio debía ser la última del pueblo. Caminó hacia la izquierda, entre las demás casas. El día era tan soleado que casi cegaba, pero se sentía a gusto. Oía cantidad de pájaros y sentía una fresca brisa en la cara.

Al pasar junto a dos casas, vio otro pozo de piedra pero esta vez había un chico algo mayor que él sacando agua de dentro.

Estaba de espaldas por lo que no le había visto. Aquel chico estaba completamente desnudo y Diego al verlo se asustó un poco por lo que se escondió rápidamente detrás de la casa que había frente al pozo. No quería que nadie le viera. Sabía que los nudistas no les gustaba que gente vestida se mezclara con ellos.

El chico del pozo tenía la espalda musculosa, y estaba completamente depilado, no tenía mas pelo que el de su corta melena negra. Mientras recogía el cubo, Diego vio como al cambiar el peso en cada pierna sus nalga se movían firmemente. Nunca había sentido ningún tipo de atracción física por un hombre así que se dio la vuelta y volvió a la casa de Julio caminando por detrás de las otras casas.

Cuando entró por la puerta encontró a Julio desnudo en la entrada.

  • ¿Dónde estabas? ¿Te ha visto alguien? - Parecía preocupado.

  • No nadie me ha visto. Es que como no venías salí a echar un vistazo - se excusó.

-Ah, menos mal, es que si alguien te ve posiblemente te cabreen conmigo - dijo andando hacia la cocina. Diego se sentía violento entre tanta gente desnuda.

  • ¿Porqué se iban a enfadar?

  • Pues porque no puedes salir por ahí con la ropa, a la gente no le gustaría. Si sales de aquí a de ser sin ropa, y no creo que quieras.

  • ¿Y cómo me llevarás hasta el pueblo?

  • Saldremos sin que nos vea nadie, pero con la ropa claro.