El lado oscuro de mi amante
Yo pensaba que solo se trataba de una reparación más de la computadora de mi amiga, no esperaba que ella hubiera planeado algo como lo que viví en aquel entonces.
Todo comenzó un dia de vacaciones como cualquier otro, yo descansando como si nada en mi casa cuando recibo una llamada de una amiga mía, que me pide ayuda para una instalacion de programas en la maquina de su hermano, no es nada extraño y es un trabajo que ya he realizado antes, le pregunto si le urge y me explica que ella ya esta ahí, que su hermano se lo ha pedido a ella, pero que no tiene ni idea. Como no tengo nada mejor que hacer, tomo mis discos de instalacion y me lanzo al rescate.
Luego de un largo viaje que dura casi una hora, por fin llego al lugar. Como ya he ido con anterioridad, no me cuesta trabajo encontrar la casa. Toco el timbre y espero, pero no mucho, solo unos instantes después sale ella a recibirme. Me sorprende un poco, porque está en bata de baño, y me explica que acababa de llegar de su otra casa y no habia tenido tiempo de ducharse y lo habia hecho mientras esperaba. No le doy importancia, le pregunto por su hermano y me explica que ha salido de viaje, mientras, le habia pedido de favor que le arreglara la maquina. Como sea, le pregunto cual de las dos que tiene en el recibidor es y me dirijo a encenderla. Ella se mete a su cuarto, y yo la sigo mientras platicamos un poco, para mi sorpresa, ella con todo descaro se quita la bata y comienza a secarse el cabello frente a mi como si nada. Yo no puedo dejar de obserbar sus preciosos pechos blancos, rematados por finas aureolas rosadas y pesones ya duros de exitacion. Veo su rostro lleno de espectativa picarez, que me invita a mas y no me hago del rogar, lentamente me aproximo a ella y en un segundo nos fundimos en un beso apasionado. Su lengua y la mia se encuentran, chocan y se mezclan ardientemente, mientras que mis manos no se quedan quietas, no tardo en buscar sus pechos, sus divinas tetas que rogaban ser estrujadas, las amaso, las acaricio con pasion desenfrenada, ella suelta suspiros y gemidos que solo logran ponerme cada vez más caliente. Pero lo que mas me exitaba era el contemplar por primera vez el lado oscuro de su personalidad, aquel que ocultaba del resto de la gente, pero del que yo ya estaba consiente. Ella amaba el sexo, lo deseaba en todas sus formas, yo lo sabía, pero es la primera vez que ella lo admitía enfrente de mi.
Mis manos no paraban de recorrer su cuerpo, mientras besaba su cuello, me escurria para acariciar sus senos con mi lengua, los deseaba y sentia que ella tambien deseaba que yo los tubiera. Aun así, lo hice sin presiones ni prisas, tomandome mi tiempo de llegar hasta ellos, disfrutando cada instante, besando con pasion cada punto de su cuerpo. No pude evitar contemplar sus grandes senos cuando ya estaban a mi alcance, voltee entonces a ver su rostro, estaba exitada, eso nadie lo dudaba, llena de deseo y lujuria, pero conserbaba esos rasgos infantiles que le hacian lucir tan tierna e inocente al mismo tiempo. No dudé mas y comenzé a pasar mi lengua alrededor de las aureolas de sus pechos, en un espiral que me acercaba cada vez más a sus dulces pesones. con la punta de la lengua jugaba con ellos y les daba leves mordiscos con los labios mientras que ella gemia y me pedía más, comenzé entonces a quitarme la ropa, y en un santiamén ya estaba desnudo tambien frente a ella, que me veia, me tocaba, sentia sus manos recorrer mi cuerpo, mientras que yo besaba y lamia el suyo. El placer era increible, ciertamente mayor del que había imaginado.
Ella jugaba con mi pene entre sus manos, mientras que yo me dedicaba a realizarle un oral en su jugosa intimidad, de la que brotaban aromas y liquidos dulces como la miel. Me dediqué un tiempo a su clitoris, a besar sus labios, a sentir su intimidad completamente a mi merced, mientras mis manos, no desatendían sus pechos y ella seguia masturbandome cada vez más rapido. En un instante no pude contenerme más y me corrí en sus manos, lo que no impidió que siguiera mamando su coño como un loco. Estaba tan dilatada que me dio una idea, comencé a introducir dosy hasta tres de mis dedos, que se perdían fácilmente en su interior gracias a lo mojada que estaba, lo que me animaba a continuar, con algo de trabajo logré introducir mi cuarto dedo para seguirla rellenando y en poco tiempo se habia dilatado tanto que no me costó trabajo introducir toda mi mano, ella no paraba de gritar de dolor y placer, su rostro estaba cubierto de lágrimas, pero gemía y pedia más. Comencé entonces a mover mi brazo como si de una enorme verga se tratara, metiendolo y sacandolo casi en su totalidad. Ella no paraba de gritar por más, y en poco tiempo, sentí su cuerpo tensarse y arquearse, una evidencia inéquivoca de su orgasmo, estaba disfrutando en grande.
Cuando sus paredes vaginales terminaron de contraerse, me decidí a sacar mi mano, ella se veía exausta, así que fui a labarme mientras ella reposaba un poco. Saliendo del baño, en lugar de dirigirme directamente a su habitacion, fui a la terraza y encontré en poco tiempo lo que buscaba: un par de cuerdas. Regresé con ellas a la habitacion, donde ella me esperaba, aun casi sin creerse lo que yo traia entre manos. Aun así, no fue dificil convencerla de que se dejara amarrar por mí a su cama. Lo hice con cuidado, pero lo suficientemente fuerte para que no se soltara, atando sus extremidades a cada esquina. Ya teniendola a mi disposicion, no me costó trabajo colocarme nuevamente entre sus piernas y penetrarla esta vez con mi pene. Lo hice lentamente, primero, juguetee un poco con la cabeza entre sus labios, lo rocé con su clitoris, le daba vueltas en circulos. Ella ya se estaba impacientando, seguramente lo quería dentro, pero yo no pensaba darselo tan pronto. Ella lo pedía, quería que se lo metiera, yo me hacia del rogar, en un instante, me detuve, y comecé a alejarme, ella debió pensar que ahi acababa todo, porque cuando le clavé mi miembro hasta el fondo de un solo empujón ella dió un respingo y soltó un grito de placer, ahogado solamente por sus arqueos, mientras yo la veia retorcerse del placer que estaba sintiendo. Comencé un movimiento de mete saca de lo mas natural, aunque algo brusco, y ella ya no paraba de gemir, mientras le mordría los pesones hasta hacerlos sangrar, y de estrujarle los pechos con ambas manos, fuertemente y sin compasion.
Luego de un rato así, por fin me vine en ella. Esta vez,si caí rendido a su lado. Ella se acercó como pudo a mi cuerpo y nos besamos nuevamnte mientras disfrutamos del simple roce de nuestros cuerpos.
Unos instantes mas tarde, ya casi recuperado, me levante y comencé a vestirme con tranquiliad, luego de que terminé, me dirigí a ella nuevamente. Se veia tan indefensamente tierna en esa posicion que no pude resistirme y le plante otro profundo beso al que ella respondió. Luego, tranquilamente, me alejé hacia la puerta, dejandola ahí atada, y yo, sonriendo maliciosamente. La puerta que se cerró detras mío ahogó sus gritos de deseperacion. Ella no era la unica con un lado oscuro.