El lado oculto de Luisa (4)
Sobre la forma de ser de Luisa y de como se va creando una lista de espera.
Al acercarme los chicos echaron marcha atrás. Sin duda ya estaban pensando que esa mujer quería marcha y desde luego era como si te tocara la lotería. No es normal que una mujer como esa se muestre así en público, ni por su cuerpo ni por su descaro.
Cuando me acerqué apoyé mi mano en su hombro y suavemente la besé en el cuello. Los chicos seguían mirando, entonces hice un gesto a uno de ellos, el chico se acercó con bastantes dudas. Luisa me miró pensando sin duda que repetiría algo parecido a lo ocurrido en el bar o incluso más. Le pregunté al chico si le gustaba mi chica a lo que contestó con algo de vergüenza que si, que le parecía muy atractiva. Entonces le dije: "No seas tímido chaval, está para follársela", el chico se sorprendió y más aún cuando le pregunté si le gustaría montárselo con ella. Le dije que hoy no, que era mía y estaba a mi servicio y que de momento la estaba adiestrando para satisfacer todos mis deseos. Le pedí que me diese su teléfono y en dos semanas se la prestaría para todo lo que él y sus amigos quieran hacer. Me miró con asombro y, como si fuese un autómata, me dio su número de teléfono y casi hasta su DNI.
Levanté a Luisa, le ordené ponerse su cazadora y fuimos hacia una parada de taxis. De momento era suficiente y no pensaba perder una mujer de esas características por ir demasiado deprisa. Desde hacía tiempo estaba buscando una mujer así, me interesa el juego de la dominación pero no estoy por la parte de los castigos físicos. Lo que me interesa es un poco más sutil, quiero que simplemente acepte las cosas por puro placer y que en ningún momento tenga miedo a posibles consecuencias físicas o sociales. Pretendo tratarla como una compañera, pero como una compañera que no decida y que acepte todas mis fantasías. Es posible que sea un amo un poco blando pero no me excita el dolor físico ni la violencia gratuita. Además soy un hombre paciente, sin prisas y con tiempo.
Encontrar a Luisa fue resultado de mi paciencia y del azar. La había visto en internet y desde entonces me cautivó. Entonces ya imaginé su vida, y no me equivocaba: una foto semidesnuda hecha por una pareja de la que empezaba a hartarse. Sin duda estaría jugando con su nueva cámara de fotos y ella tuvo que aceptar, como muchas otras veces, y participar de sus juegos inocentes y que esta vez consistieron en hacerle una foto y colgarla en una página de sexo de las muchas que hay en la red. Más aún, seguro que presumiría de chica con sus colegas extranjeros y se lo contaría a Luisa como parte de una broma divertida. Nada de eso, a Luisa le parecía un comportamiento infantil de alguien que luego mostraba recato en una playa de top-less o ante un buen escote en verano. Luisa estaba harta de todo ello y por algún extraño motivo sintió que mi mirada, directa y descarada, era lo que necesitaba para saciar todos esos deseos que inocentemente le apuntaba su pareja.
Volvamos al taxi. Pregunté a Luisa donde vivía e indiqué al conductor que fuese a esa dirección. Su cara fue de asombro. Sin duda ella no pensaba que iría hasta su casa pero no se atrevió a decir nada, bastó una de mis miradas. Entonces se quedó callada y con la mirada puesta en lo que ocurría en la calle. Decidí acariciar sus piernas y continué hasta llegar a su coño. El taxista se percató de que algo sucedía pero no parecía muy interesado, supongo que no es la primera vez que le montan un numerito de ese tipo. Estaba húmeda y comenzó a mojarse todavía mas. Quiso jadear pero no se lo permití, le ordené que continuara en silencio.
Al bajar del taxi, y mientras pagaba la carrera, el taxista me dio su tarjeta y me dijo: "Es fantástica, me encantaría probarla. Yo también le podría prestar algo parecido". Sonreí y le dije: "Lo tendré en cuenta".
Luisa me esperaba en el portal de su finca. Parecía tener prisa y supongo que no querría verse con ningún vecino.
Continuará
Gracias por las sugerencias.
Agradeceré los comentarios, fotos o propuestas para esta historia.