El lado oculto de Luisa (3)
De como Luisa parece disfrutar con su primera exhibición en la calle.
Cuando salió a la calle parecía otra. Tenía ese aire de superioridad que otorga el estar dispuesto a todo. Así era, parecía dispuesta a todo, y todo significaba todo tal y como le había indicado. No tenía claro lo que sucedería a continuación pero era consciente que para llegar al máximo debería ir poco a poco. Una mujer como esa necesita aprender a ser sumisa y sobre todo necesita tiempo y paciencia para aprender a disfrutar de su condición, y eso es algo de lo que puedo presumir.
Le hice caminar a mi lado, por la calle y le ordené que mirara directamente a los hombres a los ojos. Estabamos en Valencia, en la zona de calle Colón, que para los que no conozcan la ciudad les diré que es la zona comercial y más concurrida de personas. Sus pechos se contoneaban al caminar, le ordené hacerlo moviendo las caderas un tanto exageradamente de forma que sus pechos oscilaran aún más. Era evidente que no llevaba sujetador e inevitablemente todo hombre que la viese de frente se fijaría en ellos.
Su reacción era de afirmación, a cada paso se sentía más segura, más observada y deseada. Le estaba gustando, y mucho.
El paso siguiente sería incidir en su vestuario. Entramos en una tienda y me encargué de buscarle una camisa semitransparente. La hice entrar en el probador y le ordené que se quitara el jersey. Pude ver sus hermosos pechos, redondos y con unos pezones en punta que indicaban su excitación. Me permití pellizcar uno de ellos suavemente. Ella hizo amago de quitarse también la falda, no se lo permití, ya os he dicho que no tengo prisa. La blusa le quedaba perfecta. Ligeramente entallada dejaba entrever que no llevaba sujetador, además dejé algunos varios botones desabrochados. Arranqué la etiqueta y con ella en la mano se dirigió hacia la caja. La chica de la caja la miró con cierto asombro. Una clienta que sale con la prenda que compra ya puesta y que además deja ver perfectamente sus pechos no es lo más habitual.
En la calle la situación le produzco morbo añadido. Estaba caliente y por momentos lo estaría más. En ese momento me proponía exhibirla, excitarla y de paso eliminar los restos de pudor que pudiese tener.
Al cabo de unos diez minutos llegó el momento de dar un paso más. Acabábamos de pasar junto a un grupo de chicos de unos 18 años que evidentemente la siguieron con la mirada. Estaban sentados en una terraza de bar, le ordené que volviera y se sentara frente a ellos, y sobre todo que cruzara las piernas de forma que pudieran ver perfectamente que llevaba medias (y no pantys). No se trataba sólo de sus pechos, quería que ahora mostrase también sus piernas. Yo estaría cerca y me acercaría al cabo de unos minutos.
Allí estaba, perfecta desde su posición. Dejándose mirar por esa pandilla de chavales. Se notaba que estaba disfrutando. No se limitó a sentarse y cumplir mis órdenes e intentó agradarme. Estaba rígida en su silla e intentaba lanzar su pecho hacia delante, como tomando aire con lo que la visión de sus pechos tras la fina tela de la blusa se hacía por momentos más nítida y real. Los chicos hablaban entre ellos y la miraban cada vez con menos descaro. Parecían dispuestos a dirigirse hacia ella, fue en ese momento cuando aparecí. Ella pareció sentir cierto alivio. Al fin y al cabo el juego era conmigo y yo debía ser primero.
Continuará
Agradeceré los comentarios, fotos o propuestas para esta historia.