El kinki de la clase me folla en los baños

El kinki de la clase me prueba en los baños dándome a mamar su inmenso pollón

Al día siguiente, tal y como me dijeron, aparecieron Miguel y Ángel. Estában esperándome en un pasillo y con la cabeza me hicieron un gesto para que les siguiera. Fuimos a los baños y entró primero Miguel conmigo. Sacó una polla depilada, me puse de rodillas y me la dio a mamar. Se la comí centrándome bien en el cabezón, lo cual le ponía mucho y hacía que me agarrara de los hombros con fuerza. Le estaba costando correrse, quizás por la prisa de dejar para Ángel para que también le hiciera una buena mamada. Así que sacó la polla de mi boca, empezó a masturbarse con fuerza delante de mi cara y no tardó mucho en dejar su lefada sobre mí. Se subió los pantalones y, saliendo del baño, dio paso a Ángel. El cual, al verme de rodillas con la cara llena de semen, me agarró del pelo, se sacó la polla sin bajarse del todo los pantalones y me la metió en la boca para follarme como ya había hecho ayer. Parece que la escena le ponía mucho pues no tardó en correrse en mi boca mientras me la follaba la boca con intensidad, con un potente orgasmo lo que hizo que me corriera del gustazo manchando todo el suelo bajo los pies de Ángel.

  • Mañana más, ¿vale?- me dijo mientras salía del baño dejándome de nuevo arrodillado.

Al día siguiente, en la hora del descanso entre clases, fui a salir al patio cuando, al cruzar una esquina, casi me tropiezo con Yeray, el cual parecía que me esperaba.

  • Yeray… - dije de reflejo sin pensar ya que su presencia siempre imponía.- ¿Qué tal?

Su tez mulata y su aspecto agresivo y chulo me ponían muy cachondo. No era muy alto, más bien bajito, pero tenía un cuerpo magnífico, trabajado de ir al gimnasio. En resumen, estaba buenísimo y su actitud kinkosa me ponía perdido.

  • ¿Y tú qué miras?- Me dijo con su típica agresividad.

  • Nada, perdona no te esperaba.

  • Acompáñame - me dijo echando a caminar con una naturalidad que me dejó perplejo.

Le seguí y caminamos en silencio. Nos alejamos bastante de la facultad central y entramos a una sección del edificio en la que nunca había estado. Allí dentro, fuimos a unos baños que estaban bastante escondidos.

  • Pasa y cierra la puerta- me dijo sin mirarme haciendo un gesto con la mano.

Cerré la puerta y vi cómo se sentaba encima del lavabo. Sacó un cigarrillo, lo prendió y se puso a fumar soltando el aire por una ventanita que había a su lado mientras no dejaba de mirarme.

  • Así que eres marica- me dijo rompiendo el silencio y observándome con intriga.

  • Bueno, no lo sé… - le contesté de reflejo de nuevo sin saber qué decir.

  • Pues dicen que la chupas de puta madre- respondió pisándome lo que me decía. - Desnúdate.

Dio una calada profunda al cigarro como si hubiera dicho algo tan normal. Me miraba con calma, aunque una calma que también imponía.

  • ¿Aquí?- dije incrédulo.

  • No… mejor después en medio de clase- contestó con ironía- ¡Claro que aquí, Ahora! que no va a venir nadie hermano.

Me quité la camisa colocándola en el lavabo que tenía cerca y me bajé los pantalones dejando ante los ojos de Yeray mi cuerpo desnudo y mi polla semi-empalmada. Él se bajó del lavabo, se apoyó en la pared con una pose chulesca y se bajó los pantalones, dejando a la vista sus calzoncillos de marca.

-Haz tu trabajo- dijo sobándose el paquete.

Después de dudar un momento, me acerqué, me puse de rodillas y, antes de que hiciera nada, Yeray me agarró la cabeza y me la restregó por sus calzoncillos. Se los lamí y noté en mi cara como le crecía el rabo. Cuando lo consideró oportuno, se bajó el calzoncillo dejando al descubierto una perfecta polla depilada que me parecía absolutamente morbosa; sin duda era la más grande que había visto hasta entonces.

Se la lamí, era suave y cálida. La empapé toda con mi lengua disfrutando cada centímetro y como no podía esperar más, me la metí en la boca para empezarla mamar. Se la comía con intensidad. La mano que aún seguía en mi cabeza hizo fuerza para que me la tragara entera, parecía estar disfrutando tanto como yo. Se la comí lo mejor que pude succionando bien y jugueteando con mi lengua en la cabeza de su polla cuando estaba en lo más alto. Con una mano le cogí los huevos masajeandolos mientras le mamaba. Noté como la mano en mi cabeza se tensaba y con ella todo su cuerpo, lo que me avisaba de que no le faltaba mucho. Aumenté la velocidad y en medio de contracciones rítmicas su semen inundó mi boca. Relajó el cuerpo y se separó de mí.

-Córrete así- me dijo subiéndose los pantalones y tirando el cigarro por la ventana mientras me miraba masturbarme desnudo de rodillas en el suelo.

Me la machaqué con fuerza, aún con el semen amargo de Yeray en mis labios y enseguida vino a mi un intenso orgasmo en el que varios disparos de semen salieron despedidos debajo del hueco del lavabo.

Yeray me sonrió con aprobación y se fue, dejándome desnudo en el ,mientras terminaba de colocarse bien su ropa.

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Espero que te haya gustado este relato corto. Seguiré publicando versiones e historias paralelas a esta y capítulos de mi historia principal.

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