El juicio (4: el viaje)

continua la vida de Monica

EL JUICIO (4)

El viaje

Antes de amanecer emprendimos el viaje. Era una columna de 7 personas. Adelante iban dos guerreros que marcaban el rumbo, abriéndose paso a machetazos en los lugares con vegetación mas espesa. Detrás de ellos iba Nurunlu y yo y poco mas atrás 3 guerreros, que se turnaban con los de adelante, en abrir el camino.

Yo iba mirando y escuchando todo. Miraba la espesa vegetación de un verde hermoso y los altos árboles, todos muy frondosos. El piso tierra colorada y los rayos del sol, en algunos lugares no podían penetrar. Oía el cantar de las aves y las veía salir volando ante nuestro paso.

Después de varias horas de caminar, Nurunlu ordeno un descanso.

N; échate bajo la sombra de ese árbol

Y: bien, falta mucho para llegar

N: bastante

En ese momento, detrás mió, se produjo como un rugido. Salte dándome vuelta asustada y había un guerrero como imitando a un león. Todos rieron.

G; guerrera blanca se asusta fácil

N: es nueva aun. Bueno a descansar.

No puedo darme cuenta aun en la selva los tiempos. Ahora para mi era noche o día

Cuando Nurunlu dio ordenes de seguir, sabia cuanto había descansado.

Reanudamos la marcha, siempre igual, Nurunlu y yo en el medio. Anduvimos largo rato y al llegar a un río, Nurunlu dio órdenes de acampar.

Uno de los guerreros encendió un fuego y otros buscaron de comer.

Yo pensaba si podía darme un baño en ese río y lavar, en otros tiempos, mi linda cabellera rojiza. Le pregunte a Nurunlu y asintió con la cabeza.

Me metí en el río despacio, no sabía si era profundo. Una vez con el agua a la cintura restregué con mis manos mi cuerpo y mi pelo. Cuando lavaba mis Tetis, levante la vista y vi., en la orilla un hombre desconocido con una lanza en sus manos, mirándome.

No se como saque de mi garganta un grito de auxilio.

Enseguida aparecieron todos con sus armas y Nurunlu gritar

N: Ave rapaz asustas a mujeres ahora.

AR: No, JAJAJA, hermosa la mujer blanca

N: viniste a esperarnos?

AR: si

N: ahora come con nosotros y luego vas a la aldea

AR: bien, a cuando llegaran

N: para la comida. Diles que preparen todo.

AR: bien

Yo después del susto, recién ahora estaba tranquilizando. Me alrededor del fuego, con los demás y pinchados con un cuchillo me ofrecieron carne asada, bueno asada es una manera de decir. Era tirada sobre el fuego y dada vuelta enseguida.

Y: Nurunlu, que rico esta. Que es?

N: Es una rata

Cuando escuche rata, salí disparada hacia el río a vomitar, entre las carcajadas de todos.

Tenia arcadas pero como podía vomitar, iba a meter mis dedos en la boca, para producir el vomito y hice. Volví a mi sitio y comente.

Y: algo tenía que comer y acostumbrarme a ello

N:(sonriendo) muy bien joven guerrera, y golpeando mi espalda, se reía

N: ahora a dormir

Al amanecer reanudamos la marcha, sabiendo que en poco llegaríamos

Parados en lo alto de una pequeña montaña, mirando hacia abajo, había un valle con muchas chozas y al costado el río. Se veían mujeres y chicos desnudos. Las mujeres, supongo en sus tareas y los chicos jugando y correteando con perros. Se veían pocos hombres, especialmente ancianos, también desnudos. Se conoce que habría llovido porque había mucho barro.

Nos detuvimos allá, desde donde estábamos mirando y me puse a llorar tristemente viendo, a mis 16 años, cual era mi futuro.

Yo que siempre soñé ser una gran jugadora de hockey, recibirme de odontóloga y enamorarme de un chico como yo.

Ahora mi futuro era el de una chica, vendida por su padre, en una selva, viviendo con un salvaje, rodeada de hijos.

Mire a Nurunlu y encontré en ella, la jefa de esta tribu, una mirada fría y dura.

Entraron a aparecer los guerreros que traían alimentos, venían de cazar y pescar y eran recibidos por sus mujeres y niños.

En eso comenzaron a sonar tambores y todos salían de las chozas y se dirigían al centro de la Aldea y formaron como un circulo.

A una orden de Nurunlu, comenzamos a descender rumbo hacia la Aldea.

A medida que avanzábamos sentí mis piernas flojas, por lo que tuve que ser llevada de mis brazos por dos de mis acompañantes, detrás de Nurunlu. Yo el centro de las miradas de todos, en especial de las mujeres, quienes tiraban de mi casi rojiza cabellera ensortijada como queriendo ver si era real. Además por la blancura de mi piel y mis pecas.