El juguetito de su Amo

Todavía embargada por el sueño me quedé escuchando, con los ojos cerrados, Su respiración lenta, tranquila, suave, llena de paz...

Todavía embargada por el sueño me quedé escuchando, con los ojos cerrados, S u respiración lenta, tranquila, suave, llena de paz... Retiré la manta que me cubría, me arrodillé sobre la suave alfombra que mi Amo compró para que yo durmiera junto a S u cama y me quedé unos minutos observándo Le , queriendo adorar Le también con la mirada. Jamás se me ocurrió pensar, antes de concer Le a Él , que podría existir alguien tan perfecto como mi Dueño . Salí de la habitación con sumo cuidado, intentando que no sonaran los candados que cerraban mis muñequeras y tobilleras, para evitar despertar a mi Señor . Entré al baño que mi Amo acondicionó para mí, precioso y amplio, aunque no tanto como el de mi Dueño . Un interruptor encendía una luz suave, el otro una más fuerte. En las baldas no faltaba detalle alguno, pues Él siempre estaba pendiente de que yo no careciera de nada. Sin duda alguna, estaba convencido de que ésta era la mejor manera de poder disfrutar de un animal de piel perfecta, perfume de ensueño y cabello de princesa. En una de las esquinas, en el suelo, había algo que se asemejaba a la base de un plato ducha. Cuadrado, brillante y blanco, más ondo que cualquier ducha de una casa tradicional, con una pequeña pendiente que bajaba hasta dar con un orificio de mayor tamaño de lo normal a modo de desagüe. El hecho de que no tuviera mampara ni grifos delataba que no se trataba de una ducha. Era mi baño, pues mi Amo siempre decía que nunca había visto un animal haciendo sus necesidades en una taza como si de una persona se tratase, y que debía estar Le agradecida tanto por no hacerme esperar hasta que Él se levantara, como por no obligarme a hacerlo en la calle. Una vez que hube preparado la ducha para mi Amo me dirigí a S u habitación, giré lentamente la manilla hasta abrir la puerta y me acerqué con paso lento hacia mi Dueño que dormía plácidamente. Me arrodillé junto a Él para adorar Le como el Dios de mi religión monoteista que es. Acaricié S u rostro con mi dedo índice flexionado y cuando vi que comenzaba a despertar posé suavemente mis labios sobre los S uyos, a lo que respondió con un cálido beso que inundó mi alma de ternura. Entreabrí mi boca tal como Él me había enseñado para que dispusiera de ella a S u antojo. S u lengua humedeció mis labios y mientras que la respiración de ambos se agitaba con cada beso, succionó mis labios haciéndolos más S uyos que nunca para terminar poseyendo mi boca con S u lengua que me llenaba por completo. Aún de rodillas y siempre con la mirada baja, pues aunque mi Amo es generoso y me permite elevarla de vez en cuando soy consciente de que he de mantenerla siempre por debajo de S us pies, retiré la ropa que Le cubría. Él extendió S u mano hasta alcanzar uno de mis pechos, lo palpó, acarició, apretó, soltó y volvió a apretarlo para finalmente pellizcar mi pezón. Aunque me costó, logré mantener mis brazos a mi espalda reprimiendo el impulso de frenar S u mano. Repitió el mismo gesto en mi otro pezón y fue deslizando S us dedos entre mis pechos, estómago, ombligo, vientre, pubis ( suave y rasurado por y para Él ) hasta llegar a mis labios sin vello para abrirlos y comprobar que S u perra estaba húmeda y caliente. S u mano deshizo el camino antes recorrido. Se paró en mis pechos que Le apuntaban desafiantes. Ante el temor de que volviera a pellizcarlos no puede evitar un leve gemido que Él ahogó con un dominante - " Shhhhhhhhhhhh " -. Incorporándose en la cama fue girando el collar de perra que me vestía hasta dejar a S u vista la placa en la que ponía los nombres con los que normalmente me lllamaba " juguetito alma ". Cogiéndolo con firmeza tiró de él obligándome a inclinarme sobre S u enorme y preciosa polla, objeto de adoración y devoción para mí, como S u esclava putita que soy. Comencé a lamer los huevos de mi Amo cargados de leche para el primer desayuno de S u perra. Lamía con delicadeza, con cuidado, suavemente, hasta asegurarme de que estaban lo suficientemente húmedos como para succionar uno de ellos y comérmelo como si fuera un caramelo que se iba derritiendo dentro de mi boca. Lo liberé y succioné el otro llevando a cabo la misma tarea. Una nueva succión y mi boca se llenó con los huevos de mi AmoQue premiaba mi trabajo con un  - " Sigue, sigue, mi puta " - Los aprisioné con cuidado entre mi lengua y paladar, abrí mi boca para permitir su salida y con ayuda de mis manos comencé a lamer S u polla desde la base hasta la puntita, en largos lametones suaves, húmedos y muy calientes que hacían que mi Amo se excitara por momentos, tanto, que de una embestida penetró mi boca llenándola de polla, de polla caliente, de polla suave, de polla grande y dura, de polla de mi Amo . Mi boca no dejaba de succionar, lamer y mamar mientras mis dedos jugaban con los pezones duros de mi Dueño y mi cabeza se movía de arriba abajo tal y como Le gustaba a É l, llegando con la punta hasta mi garganta y obligándome a respirar por la nariz. S u pelvis comenzó a follar mi boca cada vez con más fuerza. La punta de mi lengua trataba de introducirse por el orificio de S u polla. S us manos cogieron mi pelo y tiraron de él con la fuerza suficiente para obligarme a permanecer quieta, con la polla de mi Amo clavada en mi boca. La hice prisionera entre mi lengua y paladar mientras mis manos estimulaban los huevos de mi Señor . Finalmente un gemido de placer de mi Dueño y toda S u leche caliente vertida en la boca de S u perra. - " Desayuna, mi puta. Te lo has ganado " - dijo adornando S u cara con una sonrisa. Agradecida y obediente tragué toda la leche que mi Amo me había regalado. Abrí la boca para que Él comprobara que había sido agradecida con el manjar que acababa de darme y me dispuse a limpiar con esmero S u polla con mi lengua. - " Vale. Está bien "- dijo Él con una sonrisa. Seguí arrodillada para que mi Amo pudiera apoyar S us pies sobre mis desnudos muslos mientras yo Le calzaba, pues no sería correcto que teniendo allí a S u esclava, S us pies tuvieran que pisar el frío suelo. Se levantó de la cama, acarició con S u mano mi cabeza al pasar junto a mí y se dirigió a S u enorme cuarto de baño, al que Le seguí caminando con la cabeza agachada y la mirada clavada en el suelo. LLegó a la taza y en pie, elevó S us manos para echar S u pelo hacia atrás, mientras yo Le servía de la manera en que Él me había enseñado. Me situé a S u lado sin levantar la mirada, cogí con cuidado la polla de mi Amo y apunté hacia la taza. - " Apunta bien, perrita, que ya sabes a quién le toca limpiarlo luego, verdad ? " - " Sí, mi Amo " - " Y con suavidad, no vaya a ser que te toque limpiar los salpicones con la lengua " Esta vez sólo respondí agachando aún más mi cabeza. Cuando hubo acabado extendí mi mano para coger el papel higiénico. Sin embargo, la voz de mi Amo me frenó en seco: - " Chu, chu, chu, chu. Con la lengua,  Mi muñequita "- Él sabía que jamás me atrevería a contradecir Le ni desobedecer una de S us órdenes, pero si además me llamaba " M i muñequita", con ese tono cariñoso que se clavaba en lo más profundo de mi ser, caía perdidamente a S us pies, servil y entregada, loca por Él . Me arrodillé ante mi Dueño , tomé S u preciosa polla con mis manos y la introduje en mi boca. Él puso S us manos sobre mi cabeza con firmeza, pero sin hacerme daño, empujó para llenarme del todo y mi lengua hizo su trabajo. Mientras Él revisaba las toallas, geles y cremas que yo misma había preparado antes de despertar Le , abrí el grifo del agua caliente para llenar S u bañera. Eché S u gel espumoso favorito y comprobé que el agua estaba a la temperatura que mi Amo consideraba idónea para S u baño. - " Ya tiene S u bañera lista, mi **Señor "- dije enfocando mi mirada hacia Él , pero sin elavarla para nada. Con la serenidad que Le caracteriza mi Amo se metió en S u bañera y se tumbó relajadamente en ella. Yo, tal y como mi Dueño me había enseñado, me arrodillé junto a la bañera esperando S u señal, sin más ropa que mis muñequeras, mis tobilleras y mi collar de perra, con la mirada clavada en el suelo, quieta, como un mueble más en el cuarto de baño de mi Señor. Pasados unos minutos un chasquido de S us dedos me avisó de que tenía que empezar con mi tarea. Levanté S u brazo derecho, enjaboné S u axila y tras sacar espuma pasé repetidamente la cuchilla hasta dejarla limpia, suave y tersa. Repetí los mismos movimientos con S u lado izquierdo. Tomé la suave esponja con la que a Él Le gusta lavar S u piel y la pasé por todo S u cuerpo, sin dejar un sólo milimetro sin acariciar. Lavé los dedos de S us pies, uno a uno, con mis dedos, S u empeine, S u talón...fui subiendo por S us piernas, largas, duras y bien formadas. S us muslos, perfectos como todo Él, se abrían para recibir bien a la esponja que guiaban mis manos, dejando a mis ojos S us atributos masculinos...Con sumo cuidado pasé mis manos por debajo de S us huevos, acaricándolos y encaramando la esponja a S u polla. Lavé S us ingles, S u vientre, S u tripita , S u pecho...Cuando lo consideró oportuno, se incorporó un poco y froté S u viril espalda. Al recostarse de nuevo entendí que era suficiente. Tomé el grifo, mojé S u pelo con agua templada y lavé S u cabeza masajeando con suavidad S u cuero cabelludo. - " Da S u permiso para quitar el tapón de la bañera, mi Señor ? "- - " Hazlo, muñequita "- Antes de que el agua que llenaba la bañera se hubiera colado por el desague, mi Amo se puso en pie para que yo pudiera aclarar bien S u cuerpo de medidas perfectas, como esculpido a imagen y semejanza de un Dios griego. Pasé la esponja por S us nalgas y volví a centrarme en S u polla y huevos que aclaré ayudándome de mis propias manos para evitar causar Le** la más mínima molestia.