El juguete (8)
Mi hijo ha vuelto y me ha dedicado una tarde excitante y pelogrosa.
Hoy, por fin vuelve mi hijo. Mi marido ha ido a buscarlo a la estación del ferrocarril. Yo me he quedado en casa preparando la comida, pero estoy tan nerviosa que no atino a realizar nada bien.
Me he puesto una de las camisetas largas de estar por casa, pero me he puesto la que me queda más corta, dejando mis muslos al aire. También me he quitado las bragas, quiero darle una sorpresa a mi hijo, ya que estoy segura que me va a meter mano, y quiero que cuando lo haga vea que no llevo ropa interior, que es como a él le gusta que esté en casa.
Estoy tan caliente que he tenido que coger una toallita de lavabo para secarme los jugos de mi coño, ya que de pensar en mi hijo y en sus folladas tengo que hacer un gran esfuerzo para no tocarme, quiero reservarme para él, seguro que me tiene preparada una grata sorpresa.
Estaba en la cocina intentado preparar algo de comer cuando siento la puerta, mi corazón se acelera, me tiemblan las piernas.
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Hola cariño. Ya estamos en casa. Aquí está Pedro.*
Me quedo en la cocina porque soy incapaz de dar un paso. Permanezco inmóvil esperando a que entren en la cocina. Siento la puerta de la cocina abrir y unos pasos dirigirse hacía mi.
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Hola mamá. ¿Cómo estás?*
Mientras me saluda me ha metido una mano por debajo de la camiseta. Yo me estremezco al sentirla y facilito el trabajo abriéndome de piernas y sacando un poco el culo.
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Vaya, veo que estas preparada. Así me gusta.
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Estate quieto, tu padre nos puede ver.
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Tranquila mi padre está en el dormitorio cambiándose de ropa.*
No puedo más y me vuelvo para darle un apasionado beso en la boca. Me lanzo sobre él como una perra en celo. Él me responde metiéndome su lengua en mi boca, mientras que una de sus manos me acaricia el coño.
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Pedro no... tu padre...
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Está bien, lo dejaremos para después.*
Sale de la cocina, pero me ha dejado tan encendida que a duras penas puedo terminar de preparar la comida. Mi marido ya se ha cambiado y entra en la cocina para saludarme y ayudarme a terminar de preparar la comida. Hago un gran esfuerzo paro que no note mi nerviosismo.
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Pedro ve poniendo la mesa que ya está lista la comida.*
Cuando mi marido y yo salimos con la comida, mi hijo ya tiene preparada la mesa. Mi hijo se sienta a mi lado y mi marido enfrente de nosotros. Nada más sentarme noto una mano de mi hijo en mis muslos, con disimulo la aparto, pero vuelve a insistir. Yo tengo miedo que mi marido se de cuenta, así que le dejo hacer.
Durante la comida mantenemos una charla amena sobre el viaje de nuestro hijo, yo apenas puedo hablar, ya que la mano de Pedro ya ha llegado a mi coño y con sus dedos me acaricia mi chorreante coño. Tengo que morderme los labios para no delatarme, pero mi hijo se ha encargado de que la copa de vino de mi marido no esté nunca vacía, y Antonio no se da cuenta de nada.
Terminamos la comida y mi marido está tan bebido que se disculpa diciendo que se va a echar un rato en la cama. Mi hijo y yo nos quedamos retirando la mesa.
Me quedo en la cocina lavando los platos cuando siento que mi hijo entra en la cocina, se acerca a mi y levanta la camiseta dejando mi culo al aire.
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No Pedro, tu padre está en casa.
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¡Calla!*
Noto sus manos acariciarme el culo. Con una mano me hace inclinar sobre el fregadero, y luego me abre de piernas. Se agacha y me empieza a comer el coño por detrás. Yo me abro aún mas las piernas y levanto un poco las piernas para facilitarle el trabajo.
Me hace una comida de coño memorable, y me hace tener un orgasmo increíble. Pero tengo que contenerme par no despertar a mi marido. Apenas puedo mantenerme de pie y tengo que apoyar mi cuerpo sobre el fregadero.
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Así Pedro...así...me corro...*
Mi hijo se pone de pie y sin cambiar mi postura me mete la polla en el coño. Lo tengo tan mojado que entra sin dificultad. Cuando siento su polla no puedo contenerme más y tengo un orgasmo bestial.
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¡Follame...follame...así...así!*
Mi hijo me tiene que tapar la boca, ya que estoy desbocada del todo, y mi marido se puede despertar. Me ha metido tres dedos en la boca para que no chille mientras que me folla. Su follada se va acelerando cada vez más y más. Sus penetraciones son cada vez más profundas y a cada embestida me levanta un poco las piernas.
Cuando se corre, vuelvo a tener otro orgasmo, pero ahora mi hijo ya no tiene sus dedos en mi boca y no puedo evitar el gritar.
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¡Me corro...me corro...me corro! ¡Dale...dale fuerte! ¡Follame...follame...
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Ana ¿te pasa algo?*
Aquellas palabra de mi marido hizo que el corazón me diera un vuelco. Pero estaba en pleno orgasmo y no podía contestar.
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Papá, soy yo que estoy viendo la televisión, perdona por haberte despertado.*
Acabé de rodillas en el suelo. Mi hijo me levantó y me beso en la boca. Luego me hizo agachar para que le limpiara la polla con mi boca. Estuve un buen rato limpiándosela. Cuando terminó me cogió de la mano y me llevó al baño. Tuvimos cuidado de no hacer ruido para no despertar de nuevo a mi marido.
Una vez dentro me hizo sentar en la taza del water. Él se colocó delante de mi, sacó su polla y me dijo:
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Abre bien la boca.
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¿Qué quieres hacer ahora, Pedro?
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Te he dicho que abras bien la boca.*
Obedecía mi hijo y abrí la boca. Él me apuntaba con su polla, cuando de pronto empezó a orinar dentro de mi boca.
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¡Trágatela!*
Le obedecí, a pesar de que aquello no me gustaba mucho. Me tragué gran parte de su meada. Pero justo cuando había terminado sentimos a mi marido levantarse. Mi hijo salió rápido del baño y yo tuve el tiempo justo para meterme en la bañera.
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Ana, ¿estás ahí?
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¿Eres tú Antonio?
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Si.
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Pasa, me estoy duchando.*
Mi marido estuvo a punto de sorprendernos. Me bañé y luego entró mi marido en la ducha. Yo me fui a mi dormitorio para vestirme. Allí estaba Pedro esperándome.
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Pedro esto es una locura, tu padre casi nos descubre.*
La única respuesta de mi hijo fue darme un beso en la boca y marcharse.