El juguete (6)

MI hijo preparó un fin de fiesta en el hotel.

Por la habitación de aquel hotel pasaron varios mozos más, todos por algún problema de avería o bien para traernos la comida. Por supuesto que todos se llevaron su “propina”. En todo el tiempo que estuve en el hotel estuve muy poco tiempo con ropa, sólo me tapaba con las toallas o el albornoz. Además mi hijo corrió las cortinas del ventanal, y estoy segura que alguien de las viviendas que estaba enfrente del hotel pudo verlo todo claramente, ya que sólo nos separaba unos 200 metros.

Llegó el día de mi partida y me levanté un poco triste porque me iba a separar de mi hijo. Pedro pidió que nos sirvieran el desayuno en la habitación, pero le hice saber a mi hijo que no me apetecía dar más “propinas”.

● ¿Estás segura que no te apetece darle su propina al mozo?

● No, no estoy con ánimos. Además tengo molestias en el coño.

● ¿Qué es lo que te pasa?

● Es que de tanto follar, me molesta un poco. Y además estoy segura que tu padre querrá follarme esta noche cuando llegue.

● Está bien, pero el mozo se va a llevar una desilusión.

Llamaron a la puerta y mi hijo abrió haciendo que el mozo pasara. Sirvió el desayuno y se quedó esperando la propina. Mi hijo cogió su cartera y le dio unas monedas. El chico se quedó en la habitación.

● Hoy esa es la propina que hay.

● Pero señor yo...

● Eso es todo lo que hay.

● Está bien. Muchas gracias señores y que les aproveche.

El mozo se fue desilusionado, pero eso si fue muy educado. Yo sentí un poco de lástima, pero es que realmente me molestaba el coño y no tenía mucho ánimo. Además había estado casi todo el tiempo con una polla o en el coño, en el culo o en la boca. Aquellos empleados, junto con mi hijo, me había echo prácticamente de todo, se corrieron en mi boca , en mi coño, en mi culo. Bebí mucha cantidad de semen, y hasta la meada de uno de ellos. Eso si, debo de reconocer que me encantó, que disfruté mucho, aunque a mi hijo le hago ver que lo hago por él.

● El mozo se ha ido triste.

● Si hijo, pero es que me molesta mucho el coño.

● Cuando desayunemos le voy a echar un vistazo.

Cuando terminamos de desayunar mi hijo me quitó el albornoz y me hizo tumbar en la cama.

● Abre bien las piernas para que pueda verte bien el coño.

Me abrí de piernas, y mi hijo me colocó un almohadón en la cintura para que mi coño quedara en alto. Me abrió los labios exteriores y empezó a tocarme con los dedos por la parte exterior de la vagina, lo hacía muy suavemente y a mi aquello me encantaba.

Luego separó los labios interiores y después de ensalivarse los dedos empezó a acariciarme por dentro de mi coño. Lo hacía con mucha suavidad, recorriendo mi coño de arriba abajo, y de vez en cuando se ensalivaba los dedos.

Cada vez me estaba excitando más, y ahora era yo la que le cogía la mano le me metía sus dedos en mi boca para llenarlos de saliva. El ya no se dedicaba solamente a acariciarlo por fuera, sino que me metía los dedos dentro, así que cuando me los metía en la boca podía saborear mis propios jugos. Chapaba sus dedos con ansia, quería saborear más de mis jugos.

Acabé retorciéndome de placer y tuve un orgasmo.

● Eres malo Pedro, sabes que tengo el coñito malo y tu...

● ¿No te ha gustado?

● Mucho, me vuelves loca. Pero ahora te toca a ti.

● No déjalo, me tengo que marchar y se me ha echo tarde. Además luego tendrás que follar con papá.

Mi hijo se marchó y yo me quedé en la habitación viendo la televisión.

Luego estuve preparando el equipaje, y una vez hube acabado fui al baño para refrescarme un poco el coño en le bidé. Lo tenía que tener listo para mi marido, él no debía sospechar nada de lo que hacía la decente de su mujer.

Me puse el albornoz para esperar a mi hijo mirando por el ventanal, era la única vista que había tenido de aquella ciudad. Estaba ensimismada cuando llamaron a la puerta. Abrí, y cual fue mi sorpresa al encontrarme a mi hijo y a cuatro de los mozos del hotel. Mi hijo les invitó a pasar.

● Venga pasad, no seáis tímidos.

● Pedro, ya tengo listo el equipaje...

● ¡Desnudate!

● Pero hijo el tren...

● ¿Y vosotros a qué esperáis para desnudaros?¿No queríais follársela?

● Pero hijo....

● Señor, por nosotros no se preocupe, si la señora no...

● La señora va a ser buena y os va chupar las pollas.

Mi hijo se acercó a mí y me quitó el albornoz, dejándome desnuda ante los chicos. Yo me hacía de rogar, pero el ver aquellos chicos en bolas me puso cachonda y mi hijo no tardó mucho en convencerme par hacer lo que él me pedía.

Me puse de rodillas y los chicos se pusieron alrededor mía y les fui chupando las pollas uno a uno e incluso en alguna ocasión me metieron dos pollas a la vez en la boca. Mi hijo mientras lo grababa todo en la videocámara.

Estuvimos así un buen rato hasta que mi hijo les invitó a que me follaran.

● Venga ahora a follar, ya tiene que estar muy caliente.

Claro que estaba caliente y entregada, me sentía tan cachonda y guarra que...

● ¡Venga follarme! ¡Follarme!

Me puse de rodillas y con la cara pegada al suelo, dejando mi culo y mi coño bien a la vista. Cuando sentí la primera polla en mi coño, di un grito de placer. El chico empezó a follarme lentamente, pero yo estaba tan salida.

● ¡Dame fuerte! ¡Follame! ¡Follame!

El chico aumentó el ritmo hasta que se corrió. Yo tuve también un orgasmo, pero estaba desbocada y sin cambiar de posición.

● ¡Quiero otra polla! ¡Quiero que me follen!

Otro de los chicos me la metió y el sentir el semen del primero en mi coño, con la polla del segundo me puso todavía más cachonda.

● ¡Métela! ¡Métela! ¡Así...así...más!

Otro de los chicos se metió debajo de mi y el que estaba detrás sacó su polla del coño y de un golpe me la metió en el culo. El que estaba debajo me la metió en el coño. Aquello me hizo tener un gran orgasmo.

● ¡Más...más...quiero más...follarme...follarme!

El primero en correrse fue el chico que me la tenía metida en el coño y poco después se corrió el que la tenía metida en el culo. Se retiraron dejándome toda llena de semen, me encantaba sentirme llena de semen. Entonces mi hijo invitó al que faltaba.

● Venga ahora te toca a ti.

El chico me hizo levantar y me tumbó en la cama, me abrió de piernas, y cual fue mi sorpresa cuando el chico empezó a chuparme el culo y el coño succionando el semen de sus compañeros, se llenó la boca y luego abrió la mía echando dentro la corrida de sus compañeros. Me la bebí toda.

Luego me folló con fuerza, y cuando se fue a correr me la metió en la boca haciendo que me tragara se semen.

Acabé rendida, con el coño escocido. Pero satisfecha.

● La fiesta ha terminado ya os podéis ir.

Los chicos cogieron su ropa y se fueron, estoy segura que nunca han tenido una clienta tan complaciente.

● Mamá vístete que se nos hace tarde.

● Espera un momento que me limpie un poco.

● No hay tiempo.

● Pero hijo no puedo ir así por la calle.

● ¡No hay tiempo!

Me vestí, pero podía sentir el semen ya secándose en mis muslos y su sabor en mi boca.

Llegamos a la estación y mi hijo se despidió dándome un inocente beso en las mejillas.

● Pronto volveré a casa. Saluda a papá.

El tren se puso en marcha. Creo que nunca olvidaré aquel fin de semana.