El juguete (5)
Despues del mozo de habitaciones vino el de matenimiento y mi hijo me volvio a entragar como propina, pero fue una propina especial
Después de la comida, mi hijo me agarró y me estuvo follando un buen rato. Me hace disfrutar mucho, sabe como tratar a una mujer. Entre la follada del mozo de habitaciones y la de mi hijo acabé agotada y no tardé mucho en quedarme dormida, mi hijo se acostó en mi misma cama y estuvimos toda la noche abrazados.
A la mañana siguiente me despertó la voz de mi hijo:
● ...si por favor, no tarden...gracias.
● ¿Con quién hablas, Pedro?
● Con el servicio de mantenimiento del hotel. Hay una lámpara que no funciona.
● Bueno, me voy a duchar antes que vengan.
Me levanté y me fui al cuarto de baño para darme un baño. Me metí en la bañera y abrí el grifo haciendo que el agua recorriera todo mi cuerpo. Aquella ducha me estaba relajando mucho, cerré los ojos y estuve así un buen rato, hasta que sentí como llamaban a la puerta.
● Buenos días, pase por favor.
● Con su permiso caballero. ¿Dónde está el problema?
● Es aquella lámpara, no funciona.
Aquella conversación me devolvió a la realidad. Cerré el grifo y me dispuse a salir, cuando me di cuenta que en el baño no estaba el albornoz, sólo había una toalla de invitados.
● Mamá sal ya del baño que nos tenemos que marchar, se nos hace tarde.
Al escuchar a mi hijo comprendí que quería exhibirme delante de aquel tipo. Estuve dudando un poco. Después de lo la noche anterior con el mozo de habitaciones, no me parecía del todo bien intentar algo con el mozo de mantenimiento. Hice tiempo mientras me secaba, esperando que el operario hubiera acabado para cuando yo saliera.
● ¡Mamá, se nos hace tarde! ¡Sal ya!
Aquello era ya una orden, me lié la toalla al cuerpo, pero al ser una toalla de invitados, me tapaba lo justo, dejando ver mis muslos y un hermoso escote.
● Vaya, por fin. Venga vístete que se nos hace tarde.
● Buenos días señora
● Buenos días.
Por la forma de mirarme de aquel tipo, estoy segura que el mozo de habitaciones ya le habría puesto al corriente. Estoy segura que la avería (si es que la había) ya la había arreglado. No me quitaba los ojos de encima.
Mi hijo se había marchado al baño, creo que quería probar si yo era capaz de hacer algo sola, sin su ayuda.
Yo estaba muy nerviosa, no me atrevía ni a moverme y permanecía sentada en el borde de la cama, esperando si terminaba de arreglar la lámpara.
● Mamá, ¿te estás vistiendo?
● Voy enseguida.
Está claro que mi hijo me estaba probando, así que empecé a vestirme. Como sabía que el mozo no me quitaba los ojos de encima, primero me puse a hacer la cama. Me incliné para estirar las sábanas, dejando a la vista mi culo. No sabía en realidad si me estaba viendo, ya que estaba de espaldas a él. Pero me entretuve un buen rato.
Luego me fui hasta la mesita de noche, saqué unas bragas, y también de espaldas me las fui poniendo lentamente. Me incliné para meterla por los tobillos, dejando nuevamente mi culo al aire, y fui subiendo lentamente.
Cuando llegué a la parte de la toalla, no tuve reparos en subirme ésta completamente, dejando a la vista mi culo un buen rato mientras subía las bragas, ahora más lentamente.
Seguía de espaldas, así que no sabía si en realidad el mozo lo había visto todo. Para salir de dudas, me volví, manteniendo la toalla ya desliada de mi cuerpo, pero sujeta con una mano tapándome los pechos.
El mozo estaba mirándome fijamente, con los ojos muy abiertos y la boca entreabierta. En el pantalón se le marcaba un buen paquete, estaba claro que lo había puesto muy cachondo.
● Por favor, ¿me acerca la blusa que está en aquella silla?
● Si... si... enseguida. ¿Esta?
● Si esa, gracias.
Se acercó a mi y me dio la blusa. Yo sin dudarlo dejé caer la toalla, dejando mis pechos al aire, y delante suya me puse la blusa. Me la abotoné muy despacio. El mozo no me quitaba la vista de encima, pero estaba inmóvil, incluso creo que no respiraba.
En eso que mi hijo se decidió a salir del baño.
● ¿Ya ha terminado con la avería?
● Si... si... ya está lista señor...
● ¿Todavía estás así mamá?
● No sé que ponerme.
● Ponte lo que sea, no vamos a tardar en volver.
● Señor yo me marcho...
Aquel chico quería su propina como su compañero.
● Mamá, ¿tienes algo suelto para darle al mozo?
● No...
● Déjelo señor... otro día si acaso...
● No hombre, no te vas a ir así.
● Venga mamá, dale su propina.
Sin dudarlo me acerque al chico y le dí un beso en los labios. El chico estaba inmóvil y tenso. Me agaché y le bajé los pantalones y los calzoncillos. Hice que se los sacara y empecé a tocarle la polla, y darle besitos, luego me la metí en la boca y se la chupé un buen rato.
Aquel chico no se movía, tenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad. Creo que no tenía mucha experiencias con la mujeres. De pronto se le puso la polla muy tiesa, me agarró de la cabeza y empezó a meterla y sacarla con fuerza. A mi me costaba trabajo chupar por lo que me quedé quieta y dejar hacer al chico. Se corrió dentro de mi boca. La corrida era interminable, salía tanta cantidad de semen que no pude tragármelo todo.
Cuando acabó no me la sacó de la boca y como me tenía sujeta la cabeza no pude separarme de él. Se le empezó a poner poco a poco flácida y pude otra vez empezar a jugar con ella en mi boca. Le dama lametones y se la succionaba, pero no entendía por qué no me la sacaba de la boca.
De pronto me agarró con fuerza y se quedó muy quieto, y empecé a notar en mi boca un líquido caliente y amargo. ¡Se estaba meando en mi boca!
Quise liberarme, pero no pude y su meada entraba con fuerza en mi boca. Mi hijo, que lo estaba viendo todo, dijo:
● ¡Traga, traga! Trágatela toda.
Aquello era asqueroso, pero no tuve otra opción y me bebí gran parte de la meada del aquel chico.
Por fin terminó, pero aquello había excitado mucho a mi hijo, quien sin mediar palabra, me quitó la ropa me tumbó en la cama y me la metió de golpe. Me folló salvajemente, con fuerza y debía de estar tan cachondo que no tardó mucho en correrse.
El chico seguía en la habitación, pero una vez que mi hijo hubo acabado con su follada, le despidió.
● Mamá has estado estupenda, me has sorprendido.
● Deja que vaya al baño para limpiarme.
● Está bien, pero no tardes.
Me fui al baño a limpiarme, estaba sucia. Tenía la boca llena de restos de leche y de meada del mozo y el coño lleno de la leche de mi hijo.