El juguete (14)
El doctor me ha mandado una pomada, emtre mi hijo y mi marido me ayudaron a ponermela.
Desde la follada con los chicos de color, el culo se me quedó irritado, tanto que no tuve más remedio que ir al médico para que me lo viera. Después de la revisión me mandó una pomada para ponérmela por las noches.
Cuando llegué a casa, mi marido y mi hijo ya habían llegado.
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Hola Ana, ¿qué ta ha dicho el médico?
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¿Estás enferma, mamá?
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No Pedro, no me pasa nada.
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¿Entonces por qué has ido al médico?
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Por nada importante, sólo es una pequeña irritación en el ano.
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¿Y qué te ha mandado, Ana?
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Una pomada, que me la tengo que poner antes de acostarme.***
Me marché a la cocina a preparar la cena. Cuando la tuve preparada, mi marido me ayudó a servir la mesa. Después de comer nos quedamos un rato los tres viendo la televisión.
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Antonio, ¿por qué no me ayudas a ponerme la pomada?
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Está bien, vamos.***
Nos fuimos al dormitorio, me quité las bragas y me puse de rodillas sobre la cama. Pero mi marido tenía miedo a hacerme daño.
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Ana, a mi me da miedo ponerte la crema.
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Venga ya hombre, si no pasa nada.
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Mejor será que te la ponga una enfermera.
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¿Y dónde buscamos a estas horas una enfermera?
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¿Tú no te la puedes poner sola?
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No, además el médico me dijo que me la tenía que extender bien por todo el área afectada.
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Pues vamos a preguntarle a Pedro a ver si él quiere ponértela.
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No se Antonio, es nuestro hijo, y me da un poco de vergüenza.
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Ven vamos al salón a preguntárselo.***
La idea de que mi hijo me pusiera la pomada me encantaba, pero tenía que parecer avergonzada, además no se si mi hijo aceptaría ponerme la crema estando su padre delante.
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Pedro, tu madre y yo tenemos que pedirte un pequeño favor.
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¿De qué se trata, papá?
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Que a tu madre hay que ponerle la pomada que le ha mandado el médico, pero a mi me da miedo hacerle daño, y a estas horas no vamos a encontrar una enfermera, así que hemos pensado si a ti no te importa...
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¿Queréis que yo le ponga la pomada?
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Si no te importa hijo...
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No, mamá, no me importa.***
Lo morboso de aquella situación me estaba empezando a calentar, pero me tenía que controlar, ya que mi marido estaba delante, y no tenía que sospechar nada de lo mío con nuestro hijo.
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Venga mamá, inclinate un poco y apartate las bragas.***
Me subí el vestido y me bajé bajé las bragas hasta la altura de mi ano, luego me incliné apoyando las manos en la mesa. Mi marido estaba sentado en el sillón y tenía una vista perfecta de mi culo.
El tiempo que mi hijo tardó en ponerse la crema en el dedo, me pareció una eternidad, pero cuando sentí su dedo acariciarme el ano mientras me untaba la pomada, no pude evitar que se me escapara un pequeño suspiro de placer.
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Ah...
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¿Te hago daño, mamá?
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No...ah...
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¿Quieres que pare?
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No...no...ah...no pares.***
Mi hijo se recreó bien en mi culo, y estuvo un buen rato masajeando mi ano. Cuando terminó me dio un pequeño cachete el la nalga y él mismo me subió las bragas.
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Bueno mamá, ya he terminado.
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Gracias hijo.
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Pues hasta mañana, yo me voy a acostar ya.
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Hasta mañana Pedro, nosotros también nos vamos a acostar también, ¿no Ana?
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Si, hasta mañana hijo.***
Le di a mi hijo un beso de buenas noches y me fui con mi marido a mi dormitorio.
Nada más entrar mi marido me agarró de la cintura y me estampó un beso en la boca muy apasionado. Luego me quitó la ropa, me echó sobre la cama, y sin mediar palabra me metió la polla de un golpe hasta el fondo de mi coño. No tuvo mucha dificultad, ya que el masaje de mi hijo en el culo me había puesto muy cachonda y tenía el coño empapado.
Pero me sorprendió la rudeza de mi marido y el ansia con el que me follaba, estaba claro que él también se había puesto cachondo viendo como nuestro hijo me acariciaba el culo.
Me follaba muy fuerte, dando embestidas muy salvajes.
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¿Te gusta que te folle?
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Si...si..me gusta...me gusta...
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¿Te gusta cómo te meto la polla, puta?
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Si...ah...me gusta...
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Pues toma polla guarra...toma polla...***
No tardó mucho en correrse, y yo también tuvo un orgasmo fantástico.
Desde aquella primera noche, ahora todos los días después de la cena, se volvía a repetir la misma escena, mi hijo me aplicaba la pomada y mi marido acababa follándome.
Una noche mi hijo se recreó más en la aplicación de la pomada. Él mismo me bajó las bragas, cuando yo me subí el vestido, eso sí, dejándolas a la altura de mi ano. A mi aquel atrevimiento de mi hijo delante de su propio padre me encendió mucho, y cuando empezó a aplicarme la pomada, no pude evitar el tener un pequeño orgasmo.
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Ah...
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¿Te pasa algo, mamá?
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No...ah...
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¿Seguro qué no te pasa nada?
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No...ah...nada...ah...
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¿Quieres qué pare?
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No...no pares...sigue...sigue...ah...***
Cuando terminó, mi marido sin mediar palabra me agarró de la mano y me llevó al dormitorio. Una vez allí me hizo poner de rodillas y me metió la polla en la boca, me agarró por la cabeza y empezó a follarme la boca. Estaba tan excitado que olvidó cerrar la puerta, así que nuestro hijo pudo verlo todo perfectamente cuando se acerco a despedirse de nosotros.
Se quedó parado en el pasillo viendo como su padre me follaba la boca, mi marido no se dio cuenta de la presencia de su hijo por que estaba de espaldas a la puerta. Yo al verle me excité mucho, tanto que ahora era yo la que agarraba a mi marido por las caderas y movía la cabeza haciendo que su polla entrara y saliera de mi boca, mientras que mi hijo y yo nos mirábamos a los ojos.
Cuando mi marido se corrió me tragué casi todo su esperma, pero me dejé un poco en
la boca, que dejé salir de mis labios, para luego relamirlo con mi lengua y volver a meterlo en la boca y tragármelo. Mi hijo me hizo señas de que me esperaba en su dormitorio.
Mi marido, tras correrse se desnudó y se echó en la cama. Yo me acosté también y esperé a que se quedara dormido. Afortunadamente no tardó mucho en quedarse dormido, y con mucho cuidado de no despertarlo, me levanté y me fui al dormitorio de mi hijo.
Mi hijo estaba echado en la cama desnudo, me abalancé sobre él y empecé a darle besos por todo su cuerpo. Cuando llegué a la altura de su polla me la metí en la boca y estuve un rato chupándosela. Luego me subí encima suyo y yo misma le agarré la polla y me la metí en le coño.
Subía y bajaba de mi hijo dando saltos con su polla en mi coño, estaba tan caliente que pronto empezó a venirme el orgasmo.
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Follame Pedro...follame...follame...
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Papá nos va a escuchar...
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Follame...ah...follame...***
Estaba fuera de si, por lo que mi hijo me tuvo que meter varios dedos en la boca para que no chillara. Tuvo un orgasmo increíble, tan intenso que caí rendida sobre mi hijo. Él mismo fue el que me hizo levantar y me acompañó hasta la puerta de mi dormitorio. Nos despedimos con un apasionado beso el¡n la boca.
Durante varias noches siguió el juego de la pomada, pero el ano ya lo tenía bastante bien y la terapia llegaba a su fin. Pero una noche, mi hijo empezó a ponerme pegas sobre la postura de mis bragas, y la dificultad que tenía a la hora de ponerme la pomada.
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Mamá, ¿por qué no te bajas un poco más las bragas?
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Así están bien.
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Venga mujer, hazle caso a tu hijo y bájate un poco más las bragas.
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No, así están bien, además no le voy a enseñar el culo a nuestro hijo.
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Mamá, es que me cuesta mucho trabajo ponerte la pomada.
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Venga Ana, que es tu hijo...***
Dicho esto, mi marido se levantó del sillón y me bajó las bragas hasta los tobillos.
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¡Antonio!***
Mi intento de protesta no sirvió de mucho, mi marido me había dejado con el culo al aire delante de su propio hijo, y no contento con ello, le preguntó a su hijo:
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Pedro, ¿quieres qué te ayude?
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¡Antonio no!
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Bueno papá, si me ayudas mejor.
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¡No!***
Mi marido y mi hijo me ignoraron por completo. Mi marido me agarró por las nalgas separándolas, dejando mi ano listo para que nuestro hijo me aplicara la pomada.
Mi hijo empezó a aplicarme la pomada alrededor del culo, suavemente, y después me metió la punta del dedo dentro del culo, al sentirlo di un pequeño respingo.
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¿Te hago daño, mamá?
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No...no...
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¿Quieres qué siga?
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Si...si...sigue.***
Me sacó la punta del dedo del culo y volvió a los masajes exteriores del mismo, pero otra vez me volvió a meter la punta del dedo y empezó a hacer círculos con el dentro. Luego fue metiendolo poco a poco, lo sacaba un poco y lo volvía a meter más adentro, hasta que lo tuvo todo dentro de mi hasta los nudillos. Se quedó parado y nuevamente empezó a describir círculos con su dedo dentro de mi culo.
A esa altura de la situación, yo ya había perdido los papeles por completo, ya no me apoyaba con las manos en la mesa, sino que estaba echada sobre ella completamente entregada.
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Mamá, ¿te gusta lo como te doy la crema?
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Si...si...mucho...me gusta...
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Papá, ¿quieres ponele tú un poco de crema?
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Si hijo, déjame a mi que le ponga la pomada a tu madre.
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¡Antonio!***
Mi intento de protesta no surtió efecto, y ahora era mi hijo el que me separaba las nalgas y mi marido el que me ponía la pomada en el ano. Primero empezó por la parte exterior del ano, y después me fue introduciendo el dedo dentro del culo. No pude evitar el tener mi primer orgasmo.
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Ah...
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¿Te gusta, Ana?
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Si...ah...
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¿Cuánto?
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Mucho...ah...mucho...***
Luego mi marido sacó el dedo, pero rápidamente me lo volvió a meter, pero ahora no me metía un dedo sólo, sin que me metió dos dedos a la vez.
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¿Y ahora te gusta también?
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Si...si...me gusta...me gusta.
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Venga papá, ¡follatela ya!***
Mi marido sacó los dedos de mi culo y de un golpe me metió la polla por el coño, mientras que nuestro hijo seguía separándome las nalgas. Estuvo un rato follándome delante de su propio hijo.
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Me voy a correr...¿quieres qué me corra?
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Si...si..correte...correte.
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Me corro...me corro...***
Me llenó el coño de semen, se quedó un rato quieto con la polla dentro, luego la sacó y se sentó en el sillón.
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Papá, ahora voy a tener que masturbarme después de lo que he visto.
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No no te masturbes, follate a tu madre.
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¡Antonio! ¿con tu hijo?
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Si mujer deja que te folle.
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Pero es nuestro hijo...
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Venga Pedro follate a tu madre.
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¿Puedo, mamá?
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Bueno...***
Sin cambiar de postura mi hijo se sacó la polla y delante de su propio padre me empezó a follar. Primero lento, luego aumento el ritmo de la follada hasta que me hizo llegar al clímax, como sólo él sabe hacerlo.
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Follame...follame...
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¿Te gusta, mamá?
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Si...si...
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¿Te gusta qué te folle tu hijo?
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Si...me gusta...que me folle...que me folle...***
A la misma vez que mi hijo se corría tuve un orgasmo que me hizo perder el equilibrio y acabé tumbada en el suelo.
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Pedro, de lo que ha pasado aquí, ni una palabra a nadie, ¿entendido?
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Tranquilo papá seré una tumba.***
Mi marido me ayudó a ponerme de pie y me llevó al dormitorio. Me ayudó a acostarme, me beso en los labios y me dijo:
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Eres una gran mujer, muy puta, pero una gran mujer.***
Ahora también soy el juguete de mi marido.