El jugador de baloncesto (COMPLETO)

Nunca me lo pasé tan bien en un vestuario.

José y yo teníamos dieciocho años, nos conocíamos desde los trece, pero últimamente había perdido contacto con él. De pequeños, solía ir a su casa y hacíamos la típicas cosas que hacen los amigos, jugar a la consola, hablar... En los dos últimos años, había cambiado mucho, ahora es un chico mucho más atractivo y juega a baloncesto, siempre fue muy lindo de cara, con ojos azules, aunque le fallaba el cuerpo, pero ahora se puso en forma y tiene buenos abdominles y sobre todo buen culo. Pero, sin duda, lo que más me gustaba era cuando iba de chándal, porque se le marcaba todo el rabo, y pequeño no parecía.

José lo había dejado con su novia hace aproximadamente un mes, ya había perdido la virginidad con ella, por eso yo perdí toda esperanza en poder tener algo con él. Tras la ruptura, se centró más en sus amigos, y mi relación con él volvió a mejorar, aunque tampoco mucho.

Un domingo aburrido en casa, le pregunté a José si tenían hoy partido, el me comentó que sí, que jugaban a las 19:00, me animó a ir a verlos, aunque no conocía a nadie de su equipo. Decidí ir, puesto que no tenía nada que hacer y así, de paso, aprovechaba para ver como se le marcaba el paquete en los pantalones de basket. Llegué al pabellón a eso de las siete menos cuarto, y José se acercó a saludarme.

-Ey, ¿que tal tío?

-Aquí estamos, todo bien, ¿y tú?

-Pues nada, a ver si ganamos hoy que falta nos hace.

-Bueno, me voy a sentar.

-Vale, después hablamos!

Ahí estaba, con un bulto increíbe en unos pantalos que le hacía mejor culo si cabe, bajé la mirada de vez en cuando y lo observé mientras charlábamos sin que se diera cuenta. Me fui a sentar, al lado de una señora muy simpática, que hizo que el partido pasase más rápido. El equipo de José había ganado, 65-57, y se marcharon contentos para el vestuario. Mi amigos se quedó habland con unos padres algún tiempo, así que decidi sentarme de nuevo a esperarlo. Ya habían salido casi todos sus compañeros cuando el aún entraba al vestuario. De hecho, ya sólo quedaba la limpiadora en la pista y él aún no había empezado a ducharse. En esto, escuché una voz, era él llaméndome desde la puerta del vestuario.

-Pasa Arturo, que no hay nadie y así hablamos.

Entré en el vestuario y José sólo tenía unas mallas que había utilizado para jugar, y se le marcaba una gran polla muy bien definida. Yo bajé la vista un momento, pero seguí hablando con él.

-Qué, jugamos bien, ¿no?

-Si -confirmé yo-, hicistéis un buen partido.

-Hace mucho que no hablamos de nuestras cosas -el seguí en mallas y yo notaba que pronto me iba a empalmar-.

-Ya... ¿Cómo es que dejaste a Ana?

-Fue difícil, necesitaba desentanderme de as mujeres durante algún tiempo.

-Bueno, es normal, a veces es bueno dejar algunas cosas durante un tiempo.

-Lo único que echo de menos es follar, necesito meterla -dijo riéndose-.

-Jajaja -no sabía que decir, y me había empalmado por completo, procuré que no se notase-, bueno, dúchate y vámonos, te espero fuera.

-No hombre, quédate ahí, que acabo rápido.

Yo asentí, no podía perder la oportunidad de verle ese pollón y ese culazo, por lo que no me moví del sitio. José se empezó a bajar las mallas de espaldas a mi, a mis vistas quedó un culo perfecto y depilado a la perfección. Yo notaba como mi polla quería reventar, y José se metió en la ducha. Aprovechando que no me veía cogí las mallas y me las pasé por mi polla, que necesitaba dar aire a sus 16,5 cm de erección. El agua paró de sonar y mi amigo regresaba de la ducha, así que dejé rápidamente las mallas donde estaban y en frente de mis ojos me ncntré cn un cuerpo bonito y mojada, pero sobre todo con una polla larga y gorda, todavía sin erección. Yo me quedé mirando fijamente, esta vez no me importó que se diese cuenta o no, pero pronto se fijó.

-Ey, que miras -se rió-.

-Nada, nada -le respondí rápido levatando la mirada-.

-Como que nada, me estabas mirando la polla!

-No, de verdad, no.

-A mi no me engañas, y ya te dije antes que tengo muchas ganas de follar.

José me cogió la cabeza y me la puso contra su polla, que empezó a crecer ccada vez más dentro de mi boca.

-Te gusta eh, me la vas a comer toda -ordenó.

Me dio un respiro y me levantó, yo puse observar aquel rabo de 20 cm que me acaba de tragar de golpe, sin esperarmelo. Me levntó del banco donde estaba sentado y nos empezamos a besar, lo hacía muy bien el cabrón. Mientras, una de mis manos le hacía una paja y la otra agarraba ese culazo. Me empezó a quitar la ropa, hasta que quedé con mi verga al aire.

-No está mal, a ver como sabe -se agachó y empezó a chuparmela. Primero, pasaba la lengua poco a poco mientras yo gemía y el me repetía "¿te gusta eh guarro?. Le agarré la cabeza y le ordené que se la metiera toda en la boca y obedeció, y empezó a meter y a sacar mi nabo de su boca mientras el tambien gozaba. Se levantó y me dijo, ya está bien-.

Me empezó a meter su lengua en la boca de nuevo mientras nos agarrábamos las pollas, hasta que me agachó de golpe para que se la volviera a chupar. Utilicé su mecanismo, y le pasé la lengua por la punta mientras él me gemía "ohhh, serás puto" o "maaaas, maaaas, siguee". pasé dos minutos saboreando esa gran polla hasta que me la metí en la boca y la empecé a sacar y a meter mientras me agarraba a sus cachas y se las tocaba sin  parar.

-Veo que también te gusta mi culo eh, pues me vas a meter la lengua! -se tiró en el suelo y se puso a cuatro patas, mientras yo empecé a lamer ese culazo y ese ojete y a manosearlo todo lo que podía. Pero de pronto me dijo- levántate porque te lo voy a romper con mi puto pollón.

Se fue hacia su mochila y sacó un condón de bolsillo de fuera, se lo puso rápidamente y me empujó contra el banco para ponerme a cuatro patas. Vio que mi pene había perdido algo de dureza y me la agarró con un mano para hacerme una paja, mientras con la otra me metía un dedo por el culo. Mi pene volvió a ponerse incluso más duro que antes así que poco a poco fue introduciendo su enorme polla.

-Te vas a acordar de esta -me dijo-, vamos a ver que siente al follarse a un tío.

Empezó despacio, adelante y atrás, sin hacerme mucho daño. Pero poco a poco, los gemidos y el ritmo fue aumentando. Nunca me habían petado el culo tan duramente, y yo le decía que no parase mientras el gemía de placer ("ooohhhhh oohh").  Estuvo rompiéndome el culo como cinco minutos, hasta que paró, se acostó en el banco y dijo:

-Ahora mandas tú, cabalga a la velocidad que quieras.

Yo no dudé, agarré su polla para mantenerla recta y poco a poco me la fui metiéndo mientras me sentaba encima de él. Comencé poco a poco a cabalgar sobre él, mientras acariciaba con las manos sus abdominales y sus piernas. Cada vez lo hacía más rápido y él gozaba, yo seguía a lo mio y sentía que pronto iba a llegar el final. Pero se me adelantó.

-Para, para. Levántate, agáchate y abre la boca.

Yo obedecí todo lo que dijo, el también se levantó y se empezó a hacer una paja al lado de mi boca abierta y preparada para recibir su rica leche. El gemía cada vez más “ohh ohh ooohh”, hasta que la primera gota de semen comenzó a salir, a partir de ahí un cho-rro salió disparado hacia mi boca y otras gotas me salpicaron la cara.

-Nunca había tenido un orgasmo igual -me admitió-.

-Pues espérate que viene lo mejor –mientras lo obligaba a agacharse-.

El decidió chuparme la polla para que me corriese dentro de ella y no tarde mucho, el placer era inmenso. De pronto mi semen se disparó en su boca mientras se levantaba y nos sentamos en el banco de nuevo para morrearnos.

-Bueno, ahora me tengo que volver a duchar jajaja.

Nos fuimos juntos a la ducha donde nos besamos y nos limpiamos la polla y el culo mutuamente.

-Esto no acaba aquí –me dijo-.

-Ya, otro día te petaré yo ese pedazo de culo.

-Sin duda, es mejor follarse a un tío que a una tía -admitió antes de acabar de vestirnos y marcharnos.