El juego y los juguetes de María -3-

Ese fin de semana tuve la oprtunidad de ver cómo María se desenvolvía ante una polla de verdad,sin juguetes sexuales de por medio.No me importaba que aquella polla que ella devoraba ansiosa fuera la de mi novio.Fue mi primer trio,pero desde luego,no sería el último....

A la mañana siguiente María y yo nos despertamos temprano, queríamos dar un paseo por la playa antes de que hiciera calor y luego pasar el dia en la piscina del hotel. Además al dia siguiente vendrían nuestros chicos, por lo que era el último dia que pasaríamos solas. La mañana transcurrió de lo más tranquila, lo más que hicimos fue coquetear con unos maduritos de buen ver en los jardines del hotel. Por la tarde María recibió una llamada de su chico, avisándola que por motivos de trabajo no podría acudir, de manera que cómo solo venía mi novio pues esa misma tarde al salir de trabajar emprendería en viaje; lejos de enfadarse o entristecerse por la noticia, María le dijo sonriente a Jaime :”no te preocupes amor, estaré en buena compañía y no me faltará de nada”….y a la vez que decía eso me miraba lujuriosamente, como solo ella sabía hacerlo y se humedecía los labios.

Eso me hizo pensar que ese fin de semana sería especial para mí, más especial de lo que jamás hubiera pensado.

Sobre las 12´20 de la noche llegó José al hotel, estaba contentísima con su llegada y los tres dedicamos un rato a charlar mientras tomábamos una copa, le contamos lo que habíamos echo, que habíamos tomado mucho sol, que habíamos ido de excursión y que esa misma mañana habíamos estado jugando a poner cachondos a unos tipos maduritos en los jardines de la piscina …claro, que también hubo cosas que no le dijimos…jajajaja….así que esa noche abandoné la  habitación que compartía con mi amiga para dormir con mi chico, pues le necesitaba tras tantos días sin verle.

Cuando José se metió en la ducha no pude parar de mirarlo, era algo que me gustaba mucho. Me encantaba charlar con él mientras se enjabonaba y miraba correr el agua y la espuma por su cuerpo. A veces le hacía creer que me había ido y después le observaba en silencio. Me excitaba muchísimo cómo se acariciaba con la esponja, celosa de ella….Al salir le esperaba en la cama, ataviada con lencería roja recién comprada y las garras de leona listas para atacar toda la noche. Ni que decir tiene que mi coño recibió contento la polla que tanto anhelaba, pero que el subconsciente me había jugado una mala pasada y en uno de los momentos más ardientes mi boca me traicionó con el nombre de María….

José en principio no lo tomó muy en serio, pues en los últimos días apenas había pronunciado otro nombre que ese, pero cuando terminamos y estábamos relajados me preguntó por ese pequeño error. Tengo que decir que no sé mentir, se me da fatal, vacilo mucho al elegir las palabras y casi siempre quedo al descubierto, así que le confesé lo que había pasado con ella. Lejos de enfadarse, me dijo que no pasaba nada, que era de comprender que buscáramos el placer entre nosotras a falta de otra cosa, que peor hubiera sido dejarme follar por otro tío. Así que feliz me dormí a su lado.

Por la mañana cuando me desperté José no estaba en la cama, pero sonaba la ducha, me acerqué soñolienta y contenta para observarle a escondidas, pero cual fue mi sorpresa cuando en la ducha no estaba él sino María….de todas maneras no hice notar mi presencia y me quedé a mirar. Ella sabía como tocarse, eso era obvio pues verla era un espectáculo, ...¡Joder! me estaba poniendo cachonda….tanto que ni siquiera me enteré que José entró en la habitación hasta el momento en que  su mano se coló por debajo de mi camisita y sentí su aliento en mi oreja.

-¿Te gusta lo que ves?- me dijo mientras se deslizaba besando mi cuello.

-¿Te gusta que me guste?-le dije. Me volví a besarlo y era evidente por la erección que mantenía que aquello lo encendía.

María salió de la ducha cantando, como siempre. Al parecer José la había invitado a ducharse en nuestra habitación para después desayunar todos juntos allí mismo, después de todo para algo estaba el servicio de habitaciones ¿no?.

El desayuno que llegó a la habitación era de lo más apetitoso: café, zumos, frutas, dulces….María se lanzó sobre las uvas, hambrienta mientras se contoneaba por toda la habitación con una más que sugerente toalla verde y José la miraba con ojos golosos mientras ella reía de un lado a otro.

-Estáis preciosas, las dos. Se nota que éste sol costero os sienta bien.

Ella me miraba y sonreía, risueña.-No lo hemos pasado mal del todo, ¿verdad que no? hemos descubierto muchas cosas, eh…jajajaja….

Me provocaba…con su risa, con su mirada y ahora con sus comentarios. No pude menos que asentir ante sus palabras y llevarme una fruta a la boca, glotonamente.

-¿Sabéis lo que me gustaría?-dijo mi chico- ¡¡Montármelo con las dos!! Ahora mismo. -  y una sonrisa pícara afloró a su cara un breve segundo.

-Por mí vale, no veas lo bien que lo come aquí tu novia, ah.- Dijo María.

Yo un poco más y me atraganto con todo aquello, era casi sub-realista lo que estaba pasando y no alcanzaba a creerme lo que escuchaba.

-Pero ¿es que estáis locos o que os pasa? ¡vaya dos!-les dije.

-¡Anda! ¿Y por qué no? –dijo uno, aunque no sé muy bien cual pues en esos momentos no pensaba nada más que en dejarme acariciar por cuatro manos, pero claro está que me daba demasiado corte para admitirlo y decirlo así de sopetón….

Debieron de leerme el pensamiento, pues maría comenzó a contonearse mientras se desenrollaba la toalla y jugaba alrededor nuestro, excitándonos, a modo de streptease informal, un poco para romper mi vergüenza más que por otra cosa. Los tres empezamos a reírnos y cuando quise darme cuenta una lengua caliente se abría paso en mis labios y dos manos me acariciaban la espalda, y otra boca se distraía por mi cuello….aquello se me iba a ir de las manos, pero no me importaba, al menos de momento. María hizo lo que acostumbraba a hacer, me besaba y me acariciaba poniéndome cachondísima y que me quitaba la camisita casi a mordiscos. Yo no pude menos que sorber sus delicados pezones con ganas, viendo cómo mi chico se estaba poniendo a tono mirándonos.

Dejé a María a un lado, quería desnudarlo y dejar a la vista su polla; me deslicé por su cuerpo como sabía hacer quitándole hábilmente la ropa. Le dejé en mitad de la habitación con la verga totalmente dura, durísima…Le dije a María que se arrodillara a mi lado y juntas empezamos a mamársela…Ella se perdía por sus pelotas, lamiéndolas suavemente y mi boca se tragaba aquel trozo de carne caliente. Me parecía que la tenía incluso más grande que otros días,  pero de todas maneras yo quería tragármela entera, aunque no fuera posible, me daba igual, tan sólo sentirla en la campanilla me mojaba a horrores.

-Pedazo de polla calza tu chico, nena. Si lo llego a saber me lo tiro antes me dijo.

-Éste tiene polla para ti y para mí, ya verás el aguante que tiene mi cabroncete.- y ambas empezamos a reírnos.

Mientras mi novio nos miraba con cara de “menos hablar y más chupar”, por lo que volvimos a aplicarnos a lo que teníamos entre manos, sólo que ésta vez le dejé la polla entera a María para que la disfrutara mientras yo besaba a José. Ella se la meneaba como una posesa, arriba y abajo, arriba y abajo y se la metía tan adentro que la daban arcadas…¡Cómo gemía de placer!…eso no era mamarla, era engullirla. A duras penas pude desprenderla de la polla de mi novio.

La dije que se tumbara en la cama y cuando la puse la mano en el coño parecía que se hubiera corrido del placer de chuparla, el caso es que estaba pidiendo atenciones a gritos. Quise comerla el coño, darla placer y que se relajara un poco, pues iba un poco acelerada, quizás más que yo…Incluso me parecía que su coño tenía un sabor diferente, riquísimo….José y yo casi nos peleábamos por lamer tan rica raja, nos íbamos turnando para darla placer y disfrutar del coñito de María.

-Ven aquí y deja que te lo coma.- me dijo ella.

Yo, niña buena, dejé a José disfrutando de un coño que no fuera el mío y le ofrecí gustosa mi chichi a tan experta comedora de coños. Me puse a horcajadas sobre su boca y dejaba que su lengua fuera haciendo a su gusto, a veces me agachaba para sentir más presión, a veces me alzaba un poco para separarla y tomar aliento. Cada vez que miraba a mi novio comerle el coño, más cachonda me ponía. María no sabía si tocarse el clítoris, las tetas, meterme los dedos o sobarme los pezones. Creo que en aquellos momentos hubiera deseado ser un pulpo para poder hacerlo todo a la vez…

-Fóllatela cariño, métele la polla a ésta que lo está deseando.-me pareció hasta increíble que aquellas palabras salieran de mi boca, pero lo cierto es que sólo quería ver cómo mi novio se la follaba, mirar como los 22 cm entraban y salían de su coño y cómo ella disfrutaba de lo que hasta ese momento había sido sólo mío.

A María se la iluminó la cara, alzó el culo y abrió aun más las piernas, mientras con los dedos se separaba los labios vaginales hinchados de deseo, lista para recibir una buena polla.

José hizo lo que yo le pedía y se colocó sobre ella. El tamaño de su polla era casi monstruoso, supongo que aquella situación le había puesto más caliente que nunca. María agarró la polla de mi novio casi con desesperación y la guió a la entrada de su coño. José en vez de empujar quiso hacerla esperar un poco más y comenzó a restregarle el capullo por toda la raja, mojándola bien de todos los jugos que chorreaba. Yo miraba de cerca, curiosa. La polla se deslizaba con facilidad entre los labios y María se tocaba el clítoris con ganas, José dejó de torturarla y poco a poco dejó que el cabezón de su polla se hundiera en su interior, cuando apenas tenía la mitad dentro la sacó entera y volvió a restregarla por la raja, haciendo esperar aún más a la pobre María.

-Métemela de una vez, métemela de una vez…-gemía la pobre chica, mientras me miraba con cara de súplica.

Yo estaba disfrutando tanto del espectáculo que no pensaba decirle a José cuándo se la tenía que clavar, que se la follara como quisiera….

Por fin se cansó de jugar y de un solo empujón se la clavó entera a mi viciosilla preferida, arrancándole un gemido. Comenzó con vaivenes dulces, despacio, dejando que su vagina se acomodara a semejante herramienta. Claro está que María había tenido en su interior herramientas más grandes que la que alojaba en aquellos momentos, pero ninguna tenía vida propia como aquella…sobre aquella no tenía el control ni podría marcarla el ritmo. José la empalaba con fuerza, con firmeza, el coño de María tragaba con glotonería y se dilataba con cada embestida y la polla de José brillaba chorreando jugos. Era muy excitante verlos follar, él extremadamente cachondo, ella realmente entregada. Gritaba pidiendo más y cuando esto pasaba yo agarraba a mi novio de las caderas haciéndole bajar el ritmo, María me miraba, odiándome por aquello, pero yo quería verla harta de polla y ni que decir tiene que fue ella quién me dijo que “cuanto más retrasemos el orgasmo, más placentero será”, así que quería darla a probar una vez más de su propia medicina.

Hice que José la volteara, dejándola a cuatro patas, mejor que nadie sé hasta dónde llega la polla de mi chico cuando te folla en aquella posición y no quería perderme la reacción que tendría en ella. María ofrecía su agujero ansiosa, se frotaba el coño, se metía los dedos hasta que llegara lo demás,…Yo me coloqué debajo para comerla las tetas y José la agarró fuerte por las caderas y comenzó a follarla. Las tetas se bamboleaban delante de mis narices y yo estiraba la lengua para llegar a sus pezones, duros como el diamante, las cogía con las manos, las apretaba y las chupaba y sentía las lujuriosas envestidas que semejante polla la daban. No pude resistirme a  dejar mi posición y salir a ver como se la metía hasta los huevos, dedicándole una mamada a los cojones de mi novio.

-Córrete cabrón, lléname de leche.-Decía María.

Supuse que eso lo decía porque no aguantaba más, ya que eso mismo es lo que digo yo cuando ya tengo el coño despellejado de tanto follar.

Ya sería injusto retardarle más el placer, sería demasiado maquiavélico después de llevar aguantado semejante polla por más de media hora, así que llevé un dedo hasta su culo y la introduje un solo dedo en su agujero, no me costó nada pues aquello estaba más mojado que las tablas de Daimiel y la otra mano se dedicó a masajear el clítoris. Bastaron sólo unos segundos pata que gritara aún más de placer y se corriera abundantemente sobre mi mano y la polla de José, cayendo rendida sobre la cama.

Me apresuré a limpiar la polla de sus fluidos, más dulces que en otras ocasiones y a dedicarle una buena mamada tranquila a mi chico. Le acomodé y le ofrecí mi coño ardiente de deseo, disfrutábamos de nuestro 69 mientras María descansaba a nuestro lado. Nos observaba curiosa y eso nos gustaba, seguía activa y todo me hacía pensar que habría que saciarla al menos una vez más, pero mientras tanto aquellos 22 cm volvían a ser sólo míos. Cuando ya estaba más que harta de meneársela, me coloque de espaldas a él y me dejé caer sobre su polla. Sí, definitivamente aquello le había provocado que su polla creciera un par de cm más, pues la estaba sintiendo muy adentro, tanto  que casi me dolía. José me agarró de las caderas y comenzó a guiarme mientras yo me movía arriba y abajo, cabalgaba sobre su polla con ganas, yo sí le sacaría la leche que María no había sido capaz de sacarle, a mí sí me llenaría el coño de leche y llegaría al orgasmo solamente conmigo. Puedo compartir su polla, pero no su leche, eso lo tenía más que claro.

Notaba su polla más que en mi vagina en mi útero, me estaba dando un placer inmenso y estuve a punto de correrme en una ocasión, pero bajé el ritmo,pues no quería sacarla de mi interior todavía.

Decidí dejarle que me follara el culo, total, una ocasión tan especial como aquella se merecía quedarse satisfecho en todos los aspectos como poco ¿no?. La saqué de mi coño y para cuando quise metérmela en el culo María ya se había apoderado de ella y la chupaba con ansia ¡joder! A ese paso y mamando con tanta gana, la cerda haría que se corriera, así que se la quité y me empalé de golpe. Supongo que José no se lo esperaba, porque decía-“oh, sí, nena. Me encanta tu culo, te lo voy a follar cómo nunca”. Y comenzó un ritmo de mete-saca que casi me lo parte en dos, pero cómo me gustaba, él subía la cadera hacia arriba mientras me apretaba de las tetas hacia abajo una y otra vez, tenía el culo totalmente lleno, sentía sus cojones pegados a mi coño, golpeándomelo suavemente. Estaba sintiendo un placer inmenso cuando ocurrió algo que jamás hubiera esperado, pues María se había colocado entre las piernas de José y había dejado la boca a la altura de mi coño, por lo que los lengüetazos que me estaba dando en el clítoris me estaban dejando casi que fuera de juego. Estaba siendo follada por el culo mientras me comían el coño….increíble… esa posición le permitía a María no sólo lamerme el coño y meterme algún dedo, sino también darle algún que otro lengüetazo a los cojones de mi chico, que ya estaban a punto de reventar. Así ,claro está, no conseguí aguantar mucho, por lo que sólo alcancé a avisar de que me corría, pues mi chico acostumbra a esperarme para correrse. En un instante sentí como la polla salía de mi culo y se metía en mi coño sin perder ni un segundo y cuando me llegó el orgasmo, unos segundos después tenía el coño lleno de leche…que mi novio se corriera en mi coño me satisfacía siempre aún más…y de nuevo ahí estaba María, recogiendo sabiamente la leche que escurría de mi coño, alargando mi placer por un breve instante más…Así nos quedamos, no sé cuando tiempo, mi novio con la polla chorreando jugos, los suyos, los míos, los de María….y ella limpiando nuestros sexos de los restos de la lujuria…Su cara me decía que aquella había sido la primera, pero no la última vez en que compartiría la leche de mi chico con la viciosilla de María, pero ¿traerá en otra ocasión su querido neceser rojo?....