El Juego (IV)
Demasiado complicado.
El Juego (IV)
Dormí como hasta las 4pm de la tarde siguiente. Mercedes me había dejado una nota diciendo que tuvo que irse que vendría luego.
El domingo me levante temprano y en la moto fui a pasear un poco, arropada en un clima frio, cosa que me parecía extremadamente relajante.
Pensaba en tanto y en nada. Pero la constante era verla, deseaba verla.
Volví al casco central de la ciudad y me metí a un bar-café que está a un par de cuadras de la casa de Valeria. Le escribí que la esperaba allí, que quería verla.
Como a la media hora hizo aparición.
Me sorprendió tu mensaje – bese su mejilla antes de que tomase asiento.
A mi me sorprende que asistas – me dio una sonrisa.
¿Qué te hizo buscarme Alessandra? – acerque mi silla un poco a la suya.
Quería estar contigo, verte, conversar – me miro fijamente.
¿Qué juego es este?
No es ningún juego, solo me encontré extrañándote.
Tuvo el impulso de discutirme algo más, pero decidió callar y relajarse un poco. Yo me aproveche de que ella bajara su guardia y le daba caricias, ciertamente me gusta mucho esta mujer.
Conversamos durante un largo tiempo. La lleve a su casa.
Se bajo de la moto, recibí el casco.
Me alegro de haber ido – me expreso sonriente. Aun sentada en la moto, la atraje hacia mí.
¿Qué tal si cenamos el viernes? – le propuse muy cerca de sus labios.
Alessandra pero…
¡Pero nada!, ¡no te preocupes por nada! ¡Yo resuelvo! – le dije antes de robarle un beso.
Esa tarde juntas había despejado por completo mi mente, mi decisión era clara e irrevocable, debía hablar con Mercedes.
La semana inicio con Mercedes huyendo de mí, que tenía trabajo, que estaba cansada, que tenía muchos exámenes de corregir.
El miércoles, al borde de mi frustración le escribí que necesitaba hablar con ella, que era importante y la esperaba esa noche en mi casa.
A eso de las 9, estaba jugando Wii con Andrea, escuchamos el timbre varias veces, por lo que salí a ver.
- Voy – salía riendo por alguna tontería. Abrí la puerta, Mercedes se arrojo sobre mi ahogada en llanto.
La guie al sofá preguntándole que le pasaba, Andrea alerta estaba a mi lado.
¡No puedo regresar a mi casa! – expreso entre sollozos. Se me helo el cuerpo, no entendía nada. Andrea fue por un vaso con agua. Tras beberla empezó a expresarse con un poco mas de claridad.
Mis hermanos vieron la foto, la foto de la fiesta de Wendy, no quieren ni si quiera verme.
Mire a Andrea, sentí que el diablo me estaba arrastrando al carajo y mas allá.
¿Cómo que la vieron? – alcance a preguntar pensando mil cosas más.
La imprimí, la imprimí para enmarcarla y dártela - ¡Por Dios! ¡¿Cómo carajos se le ocurre!? – me ofendieron y dijeron que si aparecía por la casa me sacarían a patadas. No tengo a donde ir.
Andrea me miraba sugerentemente, yo le hacia un leve gesto de negación. Pasaron unos segundos gritándome a mí misma “no, no, no, no lo hagas”.
Puedes quedarte aquí – exprese suave, sintiendo mis planes desmoronarse ante mis ojos.
¿En serio? – con la mirada perdida en el infinito dije que sí. Se lanzo a abrazarme, Andrea sabiendo todos mis planes, articulo un inaudible “lo siento” antes de ir a su habitación.
Amanecí sintiéndola en mi pecho, pensando en que ahora no podía simplemente dejarla, no podía arrojarle eso en esta situación, la destrozaría.
Mercedes estaba muy deprimida como para ir a trabajar, para lo cual pidió permiso; pero yo si debía salir, debía hablar con Valeria, que entendiese esta situación de mis labios.
La llame y no me atendía, no le preste atención pues ya estaba llegando al colegio.
La vi en el jardín, estaba cuidando a los niños en su receso. Tome aire y me acerque a ella.
Su expresión al verme enrojeció en enojo de inmediato, ya lo sabía.
¡No quiero hablar contigo!
Valeria dame un par de minutos, necesito explicarte lo que sucede.
Ni se te ocurra pronunciar una palabra más, ya se bien lo que sucede.
Pero no sabes mi versión, no sabes todo lo que sucede.
Créeme con lo que se me es más que suficiente.
Escucha ella…
No quiero saberlo Alessandra, no quiero oír nada que salga de tu boca, todo lo que dices son mentiras, son juegos.
No he pretendido jamás jugar contigo.
¿Ah no? – Me miro furiosa - ¿y qué nombre le das a todo lo que has hecho conmigo? – Guarde silencio – pero es mi culpa, fui una tonta al enamorarme de ti.
¡Tu no me entiendes Val! ¡Yo quiero estar contigo! Estaba planeando dejarla cuando todo esto sucedió.
¡Tú la dejas y créeme que jamás volverás a si quiera saber de mi! – Confundida guarde silencio – esta vez es muy en serio Alessandra, no me busques mas, no quiero saber de ti.
Se alejo de mí para ir a buscar a los niños e introducirlos de nuevo a la institución.
Esa frase suya quedo revoloteando en mi cabeza. Si no dejo a Mercedes igual tampoco volveré a saber de ella, se me enredo el yoyo de la manera más espectacular.
¡Como lo había previsto todo se me fue a la mierda!
Cada mañana me despertaba con Mercedes al lado, cada mañana se renovaba mi frustración e impaciencia.
Veía el sport center y comía una deliciosa manzana, mientras pensaba en un par de cosas.
Mercedes salió de la ducha, se acerco a alejar la manzana de mis labios buscando besarme.
- Sabes que no has tomado ventaja de que ahora vivamos juntas – expreso cerca de mis labios, dejando caer el paño que cubría su cuerpo.
Toda esta situación me tenía fuera de órbita y mi libido no estaba trabajando bien.
- Mercedes linda, déjame terminar de ver esto para dormir, mañana debo madrugar.
Me dedico una mirada de “felicidad” y fue a vestirse.
Pasaron días de días, cada vez la besaba menos, me esforzaba por resolver su situación habitacional para así poder seguir adelante pero era más que obvio que ahora que en su cabeza “vivimos juntas” mas allá de nos toco vivir juntas, no se iría tan fácil.
Betania me llamaba cada fin de semana para burlarse de mi situación y presumirme alguna chica, alguna fiesta…
Iba entrando a la habitación, sonó mi celular, como buena costumbre de viernes era Betania, corte sin atenderle, no andaba de humor; subí la mirada, Mercedes me estaba recibiendo con un llamativo baby doll rojo, no puedo negarlo, se veía muy hermosa.
Me acosté sin hacer nada al respecto, encendí la tele.
¿Tu me estas jodiendo? – Dijo muy molesta apagando la tele - ¿planeas ver televisión?
Pues si me dejas…
Alessandra mírame
Lo estoy haciendo, ¡Te ves muy bonita! – encendí de nuevo el televisor solo para que ella lo apagara otra vez.
¿Qué te pasa? Llevo dos meses aquí y aun no me has tocado.
No me pasa nada.
¡Dime con que puta estas saliendo! ¿Quién te tiene así?
Nadie, no estoy saliendo con nadie.
¡No me vengas con eso! ¡Alguna zorra has de tener, como siempre! ¡Estoy segura de eso! – me saco la poca paciencia que cargaba.
Si lo sabes ¿Pa’ que carajos preguntas entonces?
¡Eres una descarada! – me grito. Me levante fastidiada de la escenita.
Descarada no, tú ya sabes cómo y quién soy, ¡fuiste tú quien quiso esta relación, no yo!
Sus ojos se humedecieron cosa que me enfureció mas, entendía que me había excedido. Tome mi bolso y llaves para largarme.
Me encontré con Betania, que estaba en una fiesta de su círculo social. La saque de allí y nos fuimos a beber a muchos sitios, Mercedes me llamo hasta que la batería de mi celular murió o yo lo apague, no recuerdo.
Solo fui capaz de sentirme ser pensante de nuevo gracias al sol imponente entrando por la ventana.
P.D: La entrega del final se ha visto retrasada por un pequeño acto delictivo, pero a aquellos que me leen les digo que estoy trabajando en culminarlo, y no hacerl@s esperar. besos