El juego

El inicio de una gran noche

Era una tarde como cualquier otra de sábado. Nos encontramos con Gaby, Rafa y Armando para conversar y tomar unas cervezas. La tarde se fue convirtiendo en noche y las conversaciones giraban alrededor de las sensaciones que nos dan a las mujeres cuando tenemos sexo. Una de las cosas que decían los hombres es que ellos tienen la grandeza de no fingir sus orgasmos. Fue así que las mujeres comenzamos a dar tips para conseguir un orgasmo femenino.

Rafa, el dueño de casa, sacó su cámara de video y dijo… bien, queremos ver esos tips para no sentirnos engañados nuevamente y así comenzó el juego El Rey Dice: nuestra amiga Gaby decía lo que debíamos hacer y todos debíamos hacerlo.

Gaby ordenó que Armando se ponga a mis espaldas, retire mi cabello y bese mi nuca. Yo, que ya tenía unos tragos de más, instantáneamente sentí una latir en los labios vaginales. Luego la orden fue que tocara mis pechos sobre la ropa y que poco a poco metiera su mano dentro de mi sostén. Mientras eso pasaba Rafa filmaba mi rostro y la reacción de mis pezones. La siguiente orden fue desnudarme por completo, para cumplirla Rafa ayudó a Armando.

En seguida Gaby ordenó que me acuesten sobre una mesa, era pequeña, por lo que llegaba solo la parte de arriba de mi cuerpo hasta mis nalgas, mis piernas quedaron abajo, así que Gaby ordenó que subiera mis pies a dos sillas para que mi chochito quede completamente visible, lo que Rafa aprovechó para grabar con su cámara.

Gaby dijo, vamos a ver un orgasmo femenino. Ordenó que Rafa lubrique su dedo índice con saliva, separe mis labios vaginales y masajee suavemente mi clítoris.

Mi calentura subió y subió mientras sus manos casi mágicas tocaban ese pedacito de mí que me llevaba al éxtasis. Evidentemente, Rafa y Armando tenían sus pollas enormes, pero no perdían detalles. Estaba a punto de tener una explosión y comenzó el orgasmo: mi cuerpo se agitaba y parecía que estaba convulsionando. Todos mis músculos se tensionaron y tuve el primer orgasmo de la noche.

Como les conté, mis amigos tenían sendas erecciones y Gaby pensó en otro juego, que les contaré en otra ocasión.