El juego del Parchís

Esta es la continuación de la historia reciente de mi vida (sexual claro). De como me convertí en una chica que disfruta del sexo con varias personas y de como acabé conociendo gente interesantísima que me ha cambiado la vida.

Esta es la continuación de la historia reciente de mi vida (sexual claro).

Continua los relatos "El primer trio de mi vida" que sería la primera parte y "Mi noche con Nando" que sería la segunda.

Como comenté en los comentarios de "Mi noche con Nando", pretendo juntar todas estas partes para hacer una especie de novela. Para mi es interesante el vieje que he emprendido porque esta libertad en las relaciones sexuales me ha llevado a conocer gente y me ha cambiado mi vida. Lo que quiero contar creo que da para siete partes, pero a lo mejor lo resumo a seis.

Estos relatos que publico están por pulir. De hecho las otras dos partes que publiqué aquí ya las he reescrito (y corregido ortografía) para mejorarlas, pero lamentablemente no me deja editar lo ya publicado.

Valoro todos vuestros comentarios y valoraciones.

Un beso a todos y nos vemos en la siguiente parte.

CAPITULO XI EL ACUERDO FIRMADO

Creo que ahora estábamos todos más relajados. Digamos que ya todos habíamos pecado y sabíamos que todo era consentido. Ana había estado con mi Carlos y yo había estado con su Nando. Además ellos sabían que nosotras también habíamos estado juntas. El único que estaba engañado era Nando, porque le ocultamos que Carlos sabía que él había estado conmigo y, lo que era más gordo, que Carlos había estado con nosotras dos a la vez. Pero los tres implicados consideramos que ese era el precio que había que pagar para que hubiera armonía entre nosotros cuatro.

Después del primer trío. Carlos se puso muy pesado insistiendo en el tema hasta la saciedad. Ahora que yo lo había hecho con Nando. Ahora que Nando estaba al tanto de nuestras intenciones, y estaba de acuerdo en seguir un paso más. Ahora que ya no habían escusas para quedar y hacerlo abiertamente. Ahora que Carlos podía reclamar un trío sin dilaciones... Ahora Carlos se lo tomó con más calma... De hecho el mismo domingo que llegó del pueblo habiendo pasado yo toda la noche con Nando simplemente me preguntó que si lo había pasado bien. Luego se dedicó a contarme lo que había hecho durante el fin de semana. Al día siguiente, cuando llegó del trabajo, tampoco pareció darle mucha importancia al hecho de que ya estábamos todos los del grupo al mismo nivel y que por lo tanto podía reclamar sexo con Ana. Así que yo pensé que estaba dolido o molesto. Así que durante la cena me armé de valor y saqué el tema abiertamente, pero realmente no parecía para nada molesto. De hecho tenía curiosidad y morbo en saber lo que había hecho, pero no preguntaba para no entrometerse en mi intimidad. Yo no lo consideraba “mi intimidad” pero tampoco quería entrar al detalle porque aunque no se le veía molesto, tampoco era cuestión de tentar a la suerte. Esa noche lo hicimos apasionadamente por todos los agujeros y puse en practica la técnica que había aprendido con Nando durante el fin de semana que era el decir obscenidades como en una película porno para alentar al chico a que me tomara con más ímpetu. Y de veras que funciona. Al principio te escuchas a ti misma y suenas incluso ridícula pero cuando te acostumbras te parece normal. Es como si te metieras en el papel y acababa incluso saliendo natural. Yo hasta entonces había sido bastante silenciosa durante el sexo y Carlos disfrutaba esa nueva faceta que me hacía parecer una perra sedienta.

El miércoles vino Ana a cenar y hablamos los tres de cual era el siguiente paso. Carlos daba por sentado que lo siguiente era que Ana o yo (una de las dos) disfrutáramos con los dos chicos a la vez ya que eso era lo que siempre le reclamábamos. Eso estaba bien porque demostraba que ya estaba concienciado a brindarnos un trío con otro chico. Sin los prejuicios que suelen tener los machitos. Sin embargo a Ana no le parecía justo que su Nando fuera el último en catar un trío con dos chicas. Aunque si por Ana fuera lo siguiente sería un trío con los dos chicos para ella. Yo era de la opinión de echarlo a suerte y a Carlos no le desagradaba la idea, porque eso le daba un 25% de posibilidades de repetir el trío. Él también dijo que para que no hubiera disputas lo más sensato sería hacer una cama redonda pero nosotras no estábamos por la labor. Preferíamos hacer un trío y que el cuarto en discordia, al que le hubiera tocado en suerte quedar fuera del trío, le tocara mirar. Las dos eramos de la opinión que las orgías entre los cuatro era el último paso y que adelantarlo le quitaría la gracia. Se ve que las mujeres somos más malas que los hombres porque las dos nos daba morbo que nos mirara la persona que no podía participar. Así que las dos llegamos al acuerdo de juntarnos los cuatro y echar a suerte quienes eran los tres afortunados, y a quien le tocaba mirar. Yo era de la opinión de que, si en el peor de los casos, me quedara fuera me daría mucho morbo y disfrute mirar como Nando y Carlos se cepillan a Ana. Carlos reconoció que nosotras mandábamos y que, en el fondo, todas las formulas eran buenas para él.

  • Pero imaginar que la suerte hace que me toque un trío con vosotras dos y Nando mirando – dijo él – No sé si me daría corte. Estaría pendiente de que Nando no se cabreara y se pusiera a dar bofetadas.

  • No creo – respondía Ana. - Ya lo tenemos hablado y a él le daría mucho morbo mirar como lo hago con otras personas. Además – añadió - Después de ese trío, la persona que pierde tendría el derecho de pedir como quiere que sea el siguiente trío.

  • Es lo justo – continué yo – El que pierda (o la que pierda) es en siguiente de la lista en hacer realidad sus fantasías y tendrá derecho a exigir como quiere que se haga la siguiente vez. - Y añadí - ¿Si fueras tú a quien le toca mirar te liarías a hostias con Nando?

  • Seguro que no – Respondió sin dudar.

  • ¿Seguro? Imagina que él me folla por el culo, que me echa semen por la boca, que yo pongo cara de zorra y le digo que me folle más y más... ¿Seguro que no te cabrearas?

  • Seguro que me haré una paja – Añadió sin inmutarse.

  • Entonces perfecto.

  • Es que me parecería justo – Siguió él – Aunque él no lo sepa yo me he marcado un trío con las dos. Y también por todos los agujeros. En realidad él es el perjudicado y sería de justicia que le tocara a suertes un trío con las dos.

  • ¿Entonces le cedes el trío a Nando? - Dijo Ana quitándome la pregunta de la punta de la lengua.

  • ¡Ni de coña! - Respondió – La vida no es justa. Si me toca a mí, me toca...

Estuvimos hablando de que Carlos y Nando tenían que quedar ese mismo viernes para irse de cena juntos y estrechar lazos. Hablar del tema abiertamente. Conocerse y aumentar confianza. Carlos no estaba muy conforme porque alegaba que ya se conocen.

  • Pero os conocéis por medio de nosotras. Sólo lo ves cuando quedamos los cuatro – Le argumentábamos nosotras.

  • Pero me cae bien. Una noche no va a marcar la diferencia. No vamos a hacernos súper-amigos.

  • Da igual. Preferimos que quedéis para que charléis a solas. - En el fondo Carlos tenía razón. Él quería quedar ya ese fin de semana para hacer la fiesta. Quedar entre ellos el viernes lo retrasaba todo una semana, porque preferíamos que la cosa cayera en fin de semana para no tener que ir a trabajar o a la Universidad al día siguiente.

Al final Carlos accedió entre otras cosas porque no tenía más remedio. El problema era que se retrasaba un viernes y al sábado siguiente teníamos el cumpleaños del padre de Carlos y teníamos que ir los dos al pueblo; así que no podíamos quedarnos todo el fin de semana. Retrasarlo otra semana no se podía porque le tocaría la regla a Ana y a la semana siguiente a mí. Así que el plan quedó así:

Este viernes se van de cena Nando y Carlos. El sábado no se puede hacer nada porque Ana y Nando ya tenían compromisos de hacía tiempo.

El viernes por la noche de la semana siguiente quedábamos para hacer un trío. Se echa a suertes y la persona que perdiera tiene derecho a mirar. El sábado a media mañana nos íbamos Carlos y yo al pueblo para lo de su padre.

Al siguiente viernes no se podía hacer nada por culpa de la regla de Ana... bueno... Ana no podía hacer nada, yo sí...

Al siguiente viernes yo no podría hacer nada por los mismos motivos, la jodida menstruación. Ya veríamos que hace Ana...

Y al siguiente vienes... haríamos una cama redonda... con libertad de saltar de uno a otro. Se vendrían Ana y Nando el viernes por la noche y pasaríamos todo el fin de semana en casa. Hasta el domingo.

Todo eso lo pusimos por escrito y añadimos unas normas básicas.

  1. Carlos, Nando, Ana y yo (Amanda) formábamos un grupo liberal. Por lo tanto los cuatro estábamos de acuerdo en que el sexo es libre entre nosotros. Si alguno de los cuatro tuviera sexo fuera del grupo, se consideraría infidelidad y por lo tanto traicionaría a todo el grupo.

  2. Los cuatro nos haríamos una revisión medica para comprobar que estamos limpios de enfermedades. No usaríamos preservativos porque las dos chicas tomábamos anticonceptivos.

  3. Si ampliábamos el circulo metiendo a una o varias personas en el grupo, la admisión tendría que ser consensuada por unanimidad. No podría añadirse a nadie en el caso que un sólo miembro no quisiera que entrara.

  4. Nadie del grupo podía obligar a otro a hacer una práctica sexual que no quisiera realizar. Pero tampoco se le puede negar a un miembro del grupo una práctica que si se le ofrece a otro miembro.

Todo eso, el calendario de las próximas citas y las cuatro normas, quedó plasmado en un folio escrito por Ana y lo firmamos los tres presentes. Ana se lo llevaría a Nando al día siguiente para que lo leyera y lo firmara si estaba de acuerdo. Una vez firmado por los cuatro, no habría marcha atrás.

CAPITULO XII LOS 4 FANTÁSTICOS

A media tarde del día siguiente Ana creo un grupo de Whatsapp con nosotros cuatro titulado “Los 4 Fantásticos”

  • Grupo de aventureros para nuestras aventuras – escribió ella inaugurando el grupo

  • jajaja – (Yo)

  • Me pido “La Cosa” porque se me pone dura como una piedra - (Carlos)

  • jajaja - (Yo)

  • Jajajaja (en iconos) - (Ana)

  • Me pillo “el hombre elástico” porque la tengo larga hasta limites asombrosos - (Nando)

  • jajaja (todos)

  • Me pido “La antorcha humana” porque soy pura pasión y fuego - (Yo)

  • HIJOS PUTAS!!! ME HABEÍS DEJADO LA QUE ES INVISIBLE!!!! - (Ana)

Fue el principio más gracioso que se podía tener para empezar nuestra andadura como grupo. Por medio del grupo de Whatsapp se nos notificó a Carlos y a mí que Nando había firmado. Bromeábamos constantemente en el grupo y se veía un ambiente sano.

El viernes por la noche quedaron ellos y nosotras vimos una película en mi casa. Ellos dieron por sentado que habíamos quedado “para follar” pero no. Vimos una película y ya está. Nunca nos creyeron ninguno de los dos. Carlos llegó a las 4 de la madrugada y se sorprendió de que Ana no estuviera. Al día siguiente me contó que cenaron y se fueron a un Pub a tomar algo y charlaron. De Moto GP, del trabajo de Policía, de la agencia de modelos... y de sexo y el trío.

  • ¡Menos mal! Ya pensaba que os habías cortado y no sacasteis el tema. Entonces habría sido una perdida de tiempo – Dije de repente.

  • ¡No! Sí que lo hablamos.

  • ¿Y qué? ¿Resultó cómodo?

  • No sé. Sí. Hablamos de lo buenas que estáis las dos. Que vosotras también podríais estar en la agencia de modelos. Yo le dije que él también. Y cosas así. El chaval es muy sincero. Le echo huevos y me dijo que ya había estado contigo. No quería empezar la relación con mentiras y que si quería darle de puñetazos lo entendía. Pero pasaba de mentir. Así que el chaval no va por la espalda.

  • ¿Tú le confesaste que estuviste con Ana o algo del trío? - Pregunte temerosa de que el alcohol les hubiera aflojado demasiado la lengua.

  • No. Yo soy más cabrón y cobarde. Pero le agradecí que tuviera confianza para confesarmelo. Le alivió bastante soltarlo. Me dijo que tenía derecho a follarme a Ana antes del viernes. Que él no iba a protestar. Le dije que no hacía falta. Que esperaría al viernes a echarlo a suertes. Me contó que Ana es una bomba en la cama. Yo le contesté que tú también... pero que por lo visto él ya lo sabía. Se ponía rojo como un tomate y yo me descojonaba. Le estuve torturando con eso toda la noche.

  • ¡Qué malo eres!

  • No, pero buen ambiente. Todo de broma. Cogió confianza al ver que yo había aceptado que te follara. Así que el viernes, si soy el afortunado no pienso andarme con remilgos con Ana por mucho que esté mirando. Ya que él piensa que me lo debe.

  • ¡Qué cabrón que eres! - Se reía – Si te crees que él se anda con remilgos tendrías que haber estado aquí la otra noche... - Se reía más y más.

Ana también me contó que Nando se lo había pasado bien. La cita de los chicos había sido un éxito. Estábamos todos mentalizados. Ana y yo quedamos para ir a El Corte Inglés y comprarnos picardias o algún conjunto sexy. Pero la economía de los estudiantes es escasa y al final decidimos ahorrar.

Llego el día señalado. Quedamos a partir de las 21.00 porque Nando entrena los viernes por la tarde y acaba sobre las 20.00. Y entre que se ducha, se arregla y recoge a Ana se hacían las nueve. Así que Carlos y yo preparamos la casa para que cuando llegaran nos pusiéramos a cenar inmediatamente. Para cenar un clásico de no complicarse la vida... Pizzas. Llegaron puntuales (había ganas... jeje). Todos vestidos muy naturales. Todos con Jeans, ellos camisa, nosotras camisetas. Todo muy normal.

Cenamos con mucha cerveza. Después Gin Tonics. Carlos preparó sus mojitos. Todo muy animado. Buen ambiente. No había prisas ni desesperación. Poco a poco buscábamos encontrar el punto.

CAPITULO XIII EL JUEGO DEL PARCHIS

Sin darnos cuenta ya se habían hecho las 23.00 pasadas y todavía teníamos la mesa sin recoger. Ana fue la que rompió el hielo y dijo:

  • Bueno, que ya es tardísimo y aun no nos hemos metido al lío. A recoger la mesa y a limpiar que el sorteo va a empezar. Amanda y yo hemos tenido una idea para el sorteo y nos va a llevar un rato conocer a los ganadores. - Añadió para darle misterio a la cosa

Una vez recogida la mesa, sacamos un juego de Parchís. Un Parchís común de toda la vida. Sin nada especial.

  • Jugamos una partida de Parchís. Los tres primeros ganan. El otro ya sabe lo que le toca. - Explicó Ana (la idea fue suya).

Fue un acierto ese modo de elección. Nos reímos un montón durante la partida. Además había mojito para rato, así que la alegría y las risas corrieron por toda la partida. Se sorteó primero con que color jugaría cada uno. A Ana le toco las Amarillas, Nando rojas, Carlos verdes y a mí las azules. Ni que decir tiene que Nando y Carlos estaban picadisimos en matarse el uno al otro para conseguir un trío con nosotras dos. De hecho, en ocasiones nos perdonaban el comernos fichas con tal de perseguir las fichas del otro. Esa ventaja hizo que fuera muy fácil para nosotras avanzar. Sin embargo, nosotras no teníamos piedad con nadie. Ni con los chicos ni con las chicas. Fue gracias a esa actitud que yo llegué la primera. Y antes de meter todas mis fichas en mi casillero, conseguí comerle a Ana una ficha. Fue muy frustrarte para ella porque esa ficha jamás lograba salir a la partida porque a la pobre no le salia un cinco. Nosotros nos reíamos de su desgracia y ella se lo tomaba con humor. “Os pienso grabar y luego subiros al Youtube para que os vea todo el mundo” bromeaba ella. Era una autentica risa. El segundo en llegar fue Nando. La partida estaba entre Carlos y Ana en ese momento. Como Nando y yo eramos espectadores, además de comentar la jugada y reírnos no teníamos nada que hacer. Así que, en un acto de provocación a los dos que iban perdiendo, decidí levantarme de mi silla y sentarme encima de Nando para seguí la partida desde allí.

  • ¡Eh Cabrones! ¡Qué la partida no ha terminado! - Gritaban de broma

  • Pues daros prisa que nosotros ya lo tenemos claro – Le respondía yo

No se perdió el buen humor en ningún momento. Mientras ellos jugaban yo restregaba mi culo en su paquete, y me dejaba sobar las piernas por debajo de la mesa. Ana, conforme logró sacar la ficha que yo le había comido (por fin un cinco), Carlos le logró comer la otra que tenía en el tablero.

  • ¡Me rindo! - Dijo ella desesperada

  • ¡No, no! ¡Hay que terminar la partida! - Protestábamos Nando y yo que estábamos la mar de a gusto como espectadores.

La partida estaba ya más que cantada. El tercero en llegar iba a ser Carlos a menos que pasara un milagro. Yo estaba emocionadísima. Me ponía a cien la espera. Restregaba mi culito por el paquete de Nando cada vez con más frecuencia. Él dejaba de disimular y de vez en cuando me daba algún besito. En la mejilla. En el cuello. Mordisqueaba mi oreja. Me susurraba al oído para hacerme cosquillas. No importaba que Carlos estuviera delante. Era un ambiente sin celos. A Carlos le costó una eternidad meter la última ficha en el casillero de meta. Yo le animaba para “tener de una vez mis dos pollas”. Nando animaba a Ana... pero el cinco no le salia ni a tiros. Al final Carlos logró ganar y Ana no había conseguido el cinco para sacar la ficha a juego. Yo daba saltos de alegría. Besé en la boca y con lengua a Carlos para felicitarlo. Luego fui a Nando e hice lo mismo. Como la ganadora era yo, tanto por haber llegado la primera en la partida, como por ser la afortunada que había obtenido el trío deseado, yo era la que mandaba esa noche y se tenía que hacer todo como yo decía.

  • ¡A ver chicos! Ana y yo nos vamos al cuarto de baño de mi habitación y me preparo. Ana también se pone en ropa interior y que mire. Puede usar consolador si quiere. Vosotros os ducháis en el cuarto de baño del pasillo y me esperáis en pelota picada aquí, en el sofá. Ana puede mirar, masturbarse con el consolador, hacer lo que quiera... pero no puede tocar... Ni vosotros a ella.

Ana me acompaño a la ducha. Le pregunté si estaba bien, y sí que lo estaba. El alcohol la había puesto de buen humor y me decía que le excitaría mirar. Que no me preocupara. “El juego es el juego”. Nos duchamos las dos. Nos arreglamos las dos con bragas y Top. Las dos a juego (lo teníamos pactado). Nos peinamos. Nos maquillamos. Cuando ya estábamos cañón me preguntó si me ayudaba a calentarme.

  • No hace falta, créeme – Le respondí, pues estaba ya caliente.

  • Aun así dejame poner mi granito de arena.

En la intimidad de mi cuarto de baño me besó el cuello. Me acarició el culo. Me besó el escote. Me acarició los muslos. Me hizo sentir calambres por toda la espalda. Me besó la boca. Nuestras lenguas juguetearon un rato mientras nos recorríamos suavemente con las manos por todo el cuerpo. Mi cuerpo estaba sensibilizado y esas caricias suaves eran como una pluma que activaba todos los poros de mi piel. Sus labios abandonaron mi boca y bajaron por el cuello. Ella me rodeó hasta ponerse por mi espalda. Dejó de estar fuera del alance de mis manos, pero mi cuerpo esta a merced de las suyas. Mientras me besaba por detrás, sus manos me acariciaban por delante. Entreteniéndose en mis pechos por debajo del Top. Pellizcando mis pezones hasta endurecerlos como piedras. Me acarició mis chochete por encima y por debajo de las bragas.

  • Estas húmeda – dijo ante la evidencia - ¿Quieres salir ya?

  • Sí. Estoy deseándolo.

  • ¡Que suerte tienes!

  • Follaremos como putas – Le dije recordando el grito de guerra que nos decíamos cuando empezamos todo este juego.

  • Disfrutalo mi princesa. - Me susurro al oído

Ana salió del dormitorio para investigar ver si los chicos estaban preparados. Yo esperé en el dormitorio.

  • Están preparadisismos – Me dijo desde el comedor.

Me asomé al comedor y ahí estaban los dos. Sentados en el sofá. Con los falos duros como piedras y masturbándose sin pudor uno a lado del otro. Al verme con mis braguitas y mi Top me miraron con cara de salidos. Estaba claro que me iban a dar placer sin contemplaciones. Yo me quedé mirando esa vista. Los dos tienen unos cuerpos musculados. Los dos tenían todos los pelos del cuerpo depilados (todos todos...). Nando con su pearcing en el pezón. Carlos con su pequeño tatuaje en el tórax. El alcohol había conseguido desterrarnos a todos las inhibiciones. A mí la primera. Cuerpos duros y de diez a mi servicio. Me regodeé en la suerte que tenía y me sentía a punto de entrar en el paraíso. Ana se acomodó en una silla frente al sofá para no perder detalle. Me acerque con paso firme pero lentamente para no perder la vista. El falo de Nando era sensiblemente más grande, pero el de Carlos no estaba nada mal.

  • Por favor, hacerme un hueco entre los dos – Les pedí amablemente. Ellos me hicieron espacio y me senté entre los dos. Nando a mi derecha y Carlos a la izquierda. Les tome el relevo y cogí sus penes duros con cada una me mis manos y continué con la paja que ellos habían empezado. Ellos lejos de quedarse estáticos, empezaros a besarme el cuello y la boca. No habría pasado ni un minuto cuando uno de los dos (no sabría decir quien) rompió el top dejándome las tetas al aire. Empezaron mis tetas a recibir mordisquitos y pellizcos por tarde de los dos y yo decidí que era hora de empezar a hacer felaciones.

Empece con Carlos y tenía planeado cambiar al breve a Nando. Pero no pude porque éste, al ver que atendía al otro chico, no perdió el tiempo y bajó su boca para recorrer el trecho que separa mis tetas de mi chocho. Me bajo las bragas y empezó a comerme con mucho ímpetu. Yo chupaba el miembro de mi novio lo mejor que podía al tiempo que meneaba las caderas para que mi clítoris se restregara bien por la lengua de mi mejor amigo. Este abandonaba de vez en cuando mi chochete para atender el agujero de mi culo y estimularme con los deditos. Pero al poco volvía al coño para volverme loca otra vez. Yo estaba en la gloria, pero me daba cuenta que había perdido la iniciativa y eran ellos los que hacían lo que les venía en gana. Así que decidí cambiar. Me levanté del sofá completamente desnuda y le dije a Nando que se sentara al lado de Carlos. Al sentarse él me arrodillé delante y empece a comerle el rabo. Con la mano continué masturbando a Carlos para tenerlo sentado y así poder cambiar mi boca de rabo cuando me apeteciera. Y así lo hice durante un rato. Saltaba de una polla a otra con mi lengua. Les morsiqueba los testículos. Les daba lametones. Pero eso no duró mucho ya que a la segunda vez que retorná a Nando, Carlos se levanto. Aprovechando que continuaba arrodillada, empezó a comerme el chocho y el culo. Me estaban dando demasiado placer y pensaba que a ese ritmo no llegaría ni tan siquiera a la penetración, pero como a Nando le había dejado comérmelo a placer, no podía negarselo a Carlos.

Afortunadamente Carlos no se recreó tanto tiempo como Nando y pasó a la acción. Me metió su polla por mi coño húmedo y empezó a embestir mientras tenía la polla de Nando en mi boca. Él hecho de que mi chico me folle mientras hago una felación me excitaba como una burra. Miraba a Nando a los ojos y él me devolvía la mirada con una cara de niño malo que me hacía ver que no se olvidaba de que después le tocaba a él. Carlos cada vez embestía con más fuerza y sabía que eso no podía durar mucho así que intente disfrutarlo a tope. Cuando dio tregua para descansar, me senté encima de Nando y comencé a cabalgarle. Notaba su pollón bailar dentro de mí y sentía un placer extra al saber que mi chico y su chica estaban mirando. Nando no se quedo estático y empezó a morderme los pezones y meterme dedos por el culo. Carlos puso su polla al alcance de mi boca y yo gustosa empece a chupársela para ayudarle en la reanimación. Y vaya si se reanimaba. Dura y a punto para otro asalto en cuestión de milésimas de segundo. De todos modos yo me recreaba con la polla de Nando. Movía mis caderas arriba y abajo. Las movía en círculos. Todo para sentir su rabo dentro de mi de mil maneras distintas. Mi clítoris estaba apunto de estallar. Así que decidí cambiar para alargar el momento.

  • Te toca Carlos – dije. Él automáticamente me tumbo en el sofá poca arriba y levantó las piernas. Me la metió en la postura del misionero. Cuando empezó pensé que en esa postura no me iba a dar tanto placer como Nando, pero me equivoqué. Por lo visto estaba muy sensibilizada o estaba demasiado caliente y cualquier postura era buena. Me embestía dejando caer todo el peso de su cuerpo y eso hacia que la notará más adentro que nunca. “Joder, porque no me había follado nunca así” pensaba... Al poco pensé en Nando y lo busqué para que no se me durmiera. Poco tiempo tarde en encontrar su polla cerca de mi cara. Carlos fue claro al respecto – Chúpasela – Ordenó. Ahora si que me dí cuenta que había perdido la iniciativa... pero me daba igual. Me sentía como una esclava sexual con la suerte de tener a los dos amos más buenorros del universo. Nada más comencé a chupársela a Nando, Carlos saco su polla la vagina y cambió de agujero. Me alegré de que inaugurara él mi culito ya que Nando, al tener la polla más grande, lo encontraría dilatado cuando atacara. Sí en esa postura ya sentía la polla de Carlos bien prieta dentro de mi coño... por el culo ni os lo cuento. Me sujetaba las piernas con fuerza y me daba por el culo con toda su alma. Desde esa postura tenía la vista privilegiada para mirar sus caras. Carlos daba con esa cara de rabia con la que se folló el otro día a Ana en la ducha. Nando ponía cara de placer delante de su novia. Eso me ponía a cien. Me daba sensación de poder. Nando empezó a frotarme el coño con sus dedos mientras Carlos follaba y requetefollaba mi culo. Su cuerpo estaba tenso y sentía todos sus músculos duros. Busqué a Ana con la mirada y la muy zorra no se cortaba. Se estaba haciendo un dedo mirando la escena y con la otra mano nos estaba grabando.

  • Fóllame por el culo Nando – Demandé. Carlos cedió su puesto y se sentó en el sofá a recuperar el aliento. Yo me puse a cuatro patas. Mientras le hacía un paja a Carlos, Nando me follaba el culo.

  • Joder como folla tu novio – Le dije a Ana para provocarla. Ella se sonreía y seguía grabando. Lo cierto es que el cacharro de “su novio” me estaba llevando al limite de correrme por el culo... y como la experiencia me dice que por el culo te puedes correr varias veces, me deje llevar... Me corrí y lo grité a pleno pulmón... - Tú no te corras cabrón – Le ordené a Nando que no bajaba el ritmo pese a mis gemidos de éxtasis...

  • Siéntate Nando, que ahora te toca por el coño antes de que me corra otra vez. - Nando obedeció y se sentó. Mi culo se había corrido pero mi chochete seguía activo y chorreante. Así que lo cabalgué otra vez ya que es mi postura favorita. Sentía el mismo placer que antes, pero ahora quería seguir un paso más – Carlos fóllame el culo. Los dos a la vez.

Ana se levantó de su silla para buscar los mejores ángulos y recoger el momento en su grabación. Mi primera doble penetración. Después de que la polla de Nando explorara mi culito, la de Carlos entró sin grandes esfuerzos... y empezaron a bombear los dos. Las manos de Carlos agarrando con firmeza mis tetas. Noté las dos pollas dentro de mi y eso era increíble. Era una suma de placeres que me llevaban al límite. Cerré los ojos y les dejé hacer a ellos que embestían lo más dentro que podía. Carlos me susurró al oído “Cuando quieras cambiamos”. Me parecía una idea excelente. No quedaba mucho para correrme y quería sentir la polla de Nando en mi culo otra vez. “Ahora mismo” le conteste sin dilación. Sin mover a Nando, me senté boca arriba encima de él. Metimos su pollón cuidadosamente en mi culo ofreciéndole mi coño a la polla de Carlos. Que me embistió de frente como cuando mi hizo el misionero. No sabría decir cual de las dos posturas me gustó más. Pero desde luego, Carlos tenía más movilidad en esta de la que tenía Nando cuando le cabalgaba. Y esa movilidad de Carlos, sumada a la polla de Nando en mi culo consiguió llevarme al éxtasis dos veces seguidas. Creo que fue el primer orgasmo doble que he tenido en mi vida. Carlos daba con toda la fuerza que podía cuando empecé a gritar de placer porque me corría. No lo aparté porque mi culo estaba a punto y pensaba que me correría en breve. Pero sucedió que antes de terminar el orgasmo, tuve un segundo orgasmo por el coño y al unisono por el culo. Todos mis músculos empezaron a relajarse. Fue genial, pero me dejó realmente extasiada. Me quedé en el sofá medio muerta. Ellos habían eyaculado dentro de mi en más de una ocasión y estaban completamente sudados y agotados, pero aun así activos. Tenían cuerda para rato. Me dieron besos cariñosos en mis mejillas y me taparon con una sabana para que descansara.

Ellos tenían las pupilas dilatadas y entre el alcohol, y los Viagras (Carlos no puede tomar coca por su trabajo) tenían cuerda para rato, así que cogieron a Ana de la mano y se la llevaron al dormitorio camino de la ducha. Yo deseé de corazón que se divirtieran mucho y me sumergí en un sueño profundo.