El juego del Orgasmo Prohibido
Nunca imaginé que esa noche, en ese local, podría alcanzar tantas y tan locas fantasías...
Hola! Este es un relato que me contó una amiga, Ana, que se inició en el mundo lésbico hace no mucho tiempo. Antes de eso, tuvo un novio (una pérdida de tiempo) y posteriormente, en la U, un día, con unos tragos encima, una de sus mejores amigas le comentó que le gustaba. El comentario, antes que molestarle, le animó, se quedaron mirándose, y surgió un primer beso... que siguió de otro, y otro, y otro...
Al final, ella se dió cuenta que se sentía más natural en esta situación, y la ha vivido intensamente... Así me lo contó ella:
Recuerdo que viví una de esas ocasiones "intensas", cuando unos meses después de este primer encuentro, donde con mi mejor amiga (ahora novia) nos contamos la una a la otra que nos gustaría mucho estar con otras mujeres; no tanto porque la relación no fuera agradable, sino por el morbo que producía la idea... allí apareció Inés; una muchacha que alguna vez nos había comentado que había estado en un juego llamado "el orgasmo prohibido", en el cual había conocido a muchas mujeres, y habría pasado una noche inolvidable. No nos quiso dar más detalles (explicó que parte de disfrutar mucho esa noche era vivirla allí mismo) y nos convenció de participar, justamente esa misma semana, en una de esas experiencias.
Mi novia (Andrea) y yo nos encaminanos esa noche hacia el bar que Inés les había indicado. Tal como nos había dicho, llevábamos ropa sexy (tal como ella les había dicho): Yo llevaba un vestido, con un escote pronunciado, y Andrea llevaba una blusa semi-transparente y una falda corta, lo suficiente para permitirme tocar disimuladamente la cola mientras caminábamos hacia allí. No sé por qué, pero esa noche, con toda la expectativa y sorpresa, me sentía muy nerviosa, y así también Andrea. Al llegar, notamos que desde afuera no se veía nada del interior; pasamos a un pequeño recibidor donde recibieron nuestros bolsos, pagamos la entrada, y se nos comentó que adentro no los necesitaríamos: que se pagaba la entrada (que incluía las bebidas) y luego no se requeriría ningún pago adicional -al menos en dinero-, comentó con una sonrisa. Nos preguntó si era nuestra primera vez allí, a lo que comentamos con un tímido "si". La chica les sonrió, les picó el ojo y dijo con una voz pícara: "...mmmm, que rica es la primera vez. Disfrútenlo." y abrió una puerta que daba a una estancia amplia, con poca iluminación.
Entre el gentío (solo mujeres) distinguimos la silueta de Inés, que indicaba que fuéramos a una mesa al otro lado del bar. Fuimos hacia allí, y notamos que todas las chicas eran muy "sociables": nos tocaban con disimulo al pasar, y a veces descaradamente. Una de ellas tomó por sorpresa a Andrea, cuando llevando una bebida, se la encontró de frente, y en vez de girar y esquivarla, le plantó un beso en los labios y le dijo: "bienvenidas, bienvenidas" y siguió de largo, riéndose. A Inés la expresión del rostro de Andrea, y la mía le causó mucha gracia, a lo que nos comentó: -no se preocupen, relájense, aquí todas somos como una gran familia, y no tenemos inhibiciones. Ya pronto lo verán por ustedes mismas-.
Nos sentamos y nos tomamos unos tragos, que unas chicas en poca ropa pasaban dándonos a todas. Eran bebidas agradables, claramente alcohólicas, pero dulces. Al llegar la medianoche el lugar estaba lleno, y se encendió una luz en el centro de la pista, donde una muchacha anunciaba que iniciaría "el juego". Les pedía a todas las que fueran por primera vez que vinieran a ella; Inés nos animó y nos pusimos de pie, con otras 15 muchachas más o menos, que timidamente se acercaron a la persona iluminada en el centro. Fuimos recibidas con aplausos, lo que nos relajó y animó. Nos dijo que, por ser la primera vez, tendríamos el derecho a ser las primeras "excitadas" de la noche. Sin decir una palabra al resto, todas las demás chicas se pusieron de pie; nos pidieron hacer un círculo mirando hacia fuera, mientras todas las demás chicas de la noche (como 50 en total) nos rodeaban en un círculo mayor. Sonó un pito de aviso, y las chicas de afuera, de a 4 más o menos por cada una de adentro, se acercaron a nosotras, y empezaron a tocarnos, besarnos y acariciarnos, invitándonos a relajarnos y disfrutarlo.
Fueron como 5 minutos de manoseos, besos y lenguas por todas partes, lo que claramente nos puso a mil a todas nosotras, y perdimos el pudor a cualquier cosa que pudiera venir. Sonó otro pito, se separaron de nosotras, y nos invitaron ahora a formar un círculo más grande en el centro y otro exterior (divididas a la mitad), y se nos dijo que tendríamos 5 minutos más para excitar a nuestra pareja, la que nos tocara, sin tocar nunca su vagina; únicamente senos, labios, cola, piernas... seguimos así 5 minutos, se nos pidió que el círculo mayor girara hacia un lado varias personas, y debimos seguir excitando a nuestra nueva pareja otros 5 minutos...
Duramos así otras 3 parejas más. Al final, estaba muy excitada, jadeando, y veía que mis compañeras estaban igual. Se pidió que con esta última pareja nos quitáramos la ropa, donde deberíamos juntarnos al máximo con la pareja, y acariciarnos la piel directamente. Duramos un rato intenso con esa otra pareja, besándonos y quitándonos la ropa, la cual se lanzaba hacia afuera del círculo, sin mucho cuidado. Observé a Andrea, quién estaba sudando y besando a su pareja, y nuestras miradas se encontraron: me mandó un beso al aire y siguió en lo suyo, claramente invitándome a hacer lo mismo. Al final, estábamos como 70 chicas desnudas, excitadas, ya sin pudor. Se pidió hacer un solo círculo, a lo cual fue necesario correr algunas mesas, pero se consiguió sin demasiado problema, y se pidió que nos acostaramos, con las piernas semi-abiertas, mirando hacia adentro, y se les pidió a las que ya conocían el juego que ayudaran a las que no lo conocíamos. La chica que tenía a mi lado me pidió abrir las piernas, se acostó en mi entrepierna, y me dijo que hiciera lo mismo con la chica que tenía adelante. Lo hice, dejando su clítoris a escasos centímetros de mi rostro.
La chica organizadora explicó que deberíamos hacer todo lo posible por conseguir, chupando, que la chica alcanzara el orgasmo lo más rápido posible, y que la que lo alcanzara, y no pudiera seguir chupando a su chica siguiente perdería y saldría del juego. Recordó que no había nada mejor que lo que les esperaba a las "ganadoras", que aguantaran sin orgasmo hasta el final, y dijo que hoy, por la gran cantidad de nuevas, habría 10 ganadoras en total. Era una especie de juego tipo "silla musical" pero con orgasmos. Dio 3, 2, 1 y "empiecen!".
Sentí una lengua ávida en mi interior al instante, que chupaba con ansias mi clítoris, y me hizo reaccionar a hacer lo mismo. Estaba disfrutando locamente, pero a la vez trataba de concentrarme en darle placer a la chica que tenía adelante. Al rato se empezaron a oir los jadeos pre-orgásmicos, que no ayudaban mucho a concentrarse en la faena. Finalmente, la chica que me estaba besando dejó de chupar por llegar a un fuerte orgasmo; el juego se detuvo por ella y otras 10 chicas, y las "perdedoras" besaron en los labios a quienes les habían dado el orgasmo, se pusieron de pie y se fueron a sus sillas, mientras el círculo se reducía y el juego continuaba.
Una, dos, tres... varias veces se redujo el círculo; una de las veces me di cuenta que Andrea estaba besándome a mi, y su lengua me hacía sentir fuertes recorridas eléctricas en la espalda; sin embargo, la chica que la besaba a ella la hizo llegar muy pronto, justo cuando ella estaba a punto de hacerme llegar a mi; ella besó a la chica que le había dado ese fuerte orgasmo, me besó a mi en los labios y me susurró al oído: "gana!".
Finalmente, conseguí (no sin mucho esfuerzo y autocontrol) vencer a una última chica, quedando en el grupo de las 10 ganadoras. Al terminar, sentí que Andrea me tomaba con suavidad y me ayudaba a poner en pie; fuimos recibidas con muchos aplausos de otras muchas chicas desnudas alrederor (ninguna se había tomado el trabajo de volverse a vestir) y se nos invitó a recostarnos en unas estrechas pero cómodas camas, que habían sido traídas un momento antes. Me recosté en una suave almohada, escuchando que se nos daría unos minutos de "descanso" para recuperarnos, aunque deseaba locamente que me hicieran llegar al orgasmo, luego de tanta excitación.
Sentí que suavemente me tomaban las manos, y me ataban con una tela suave, pero resistente, a la cama, diciéndome que era por mi bien: si tenía las manos libres no podría evitar tocarme cuando recibiera mi "premio", y era mucho mejor si dejaba a las expertas cumplir su tarea. Sentí algo de nerviosismo con el comentario, pero estaba tan excitada que no me importó demasiado. Luego, se acercó Andrea a mi, y mientras me besaba los labios y me daba un profundo beso, otras 10 chicas empezaron a besarme, a tocarme y a excitarme nuevamente; sin embargo, ninguna parecía querer calmar mi deseo de llegar al orgasmo, porque aunque todas me tocaban (algunas incluso masajeaban mi clítoris unos segundos) ninguna lo hacía el tiempo suficiente; todas sabían como mantenerme en ese punto de "locura total" justo antes del orgasmo.
Estuve así un largo rato; no sé cuánto pero se me antojó una eternidad; donde Andrea me daba ánimos, me besaba los labios y lengua y me secaba el sudor de la frente. Estaba jadeando, más excitada de lo que nunca había estado, cuando sentí que Andrea se me separó, y sentí su lengua en mi clítoris. Abrí las piernas tanto como pude, y aunque sentía de lejos todas las demás manos, lenguas y labios que no paraban de besar cada centímetro de mi cuerpo, fue como si por un momento lo único que existiera fuera su lengua, que me producía olas de placer que nunca antes había sentido. Era tanta la excitación que el deseado orgasmo final no llegaba; en vez de ello se venía uno, y otro, y otro orgasmo corto, que cada vez aumentaba de placer, y mis jadeos cada vez aumentaban más de fuerza (y a juzgar por los que escuchaba a mi alrededor, no era la única que estaba gozando como nunca).
Al final, tuve un orgasmo explosivo, que me hizo gritar sin control por unos 30 segundos... Andrea dio unos últimos besos en mi clítoris, sentí que me soltaban las manos, y se subió encima mío besándome durante unos minutos, mientras yo me sentía en las nubes, y escuchaba aplausos de los alrededores.
Cuando terminamos de besarnos, ella me ayudó a levantarme, me senté en una silla del bar y sonó música calmada. La mayoría de las chicas tomó una bebida, y empezaron a hablar animadas de lo que había pasado en la noche. Se escuchaba el correr del agua en los alrededores (había duchas disimuladas que permitían que las chicas pudieran tomar un baño) y se repartieron toallas. Se notó que la ropa había sido recogida, y que nadie tenía sentía mayor necesidad de vestirse, lo que hacía que el ambiente general fuera de total apertura y tranquilidad.
Sin embargo, a las ganadoras, se nos puso un pedazo de tela en un brazo, que permitía que nos distinguieran. Me di cuenta que, luego de pasado el primer momento, volvía a estar excitada puesto que, por donde pasara, y sin importar dónde me sentara, todas las chicas me besaban, me tocaban y me masajeaban el cuerpo, lo cual, antes que ser molesto era increíblemente agradable y ahora se sentía casi familiar. Parecía que todas quisieran darme placer de múltiples formas; incluso hubo alguna que me estuvo besando nuevamente el clítoris mientras me besaba con Andrea en nuestra mesa. Noté que Andrea me miraba con cierto recelo; no porque le molestaba lo que me hicieran a mi, sin con algo de envidia. Un rato después, alguien me dijo al oído: -puedes pasarle la cinta un rato; compartir el premio no está prohibido-, lo que hice un instante después.
Me di cuenta que recibir tantas atenciones era tan excitante como mirar que ella los recibiera, quién en un primer momento, cuando sintió que era a ella a quien empezaban a tocar cuando caminaba, se sonrojó un poco, pero luego disfrutaba como nunca. Ya pasadas las 3, cuando ya empezaba a notarse cierto cansancio, una chica, mientras la besaba a ella, le introdujo un vibrador doble (que permitía ser usado por ambos lados) y le dijo que lo compartiera conmigo. Ella se montó sobre mí, me introdujo el vibrador y empezó a besarme, mientras otras 10 manos nos tocaban los senos, lo que permitía que nuestras manos pudieran acariciar el rostro de la otra, la cola y la espalda, y llegamos a un fuerte orgasmo con el que terminamos la noche; nos tomamos una tibia ducha y fuimos hacia la puerta, donde nos dieron ropa interior limpia con marca del local, y se nos dió un vestido cualquiera a cada una (los vestidos que usamos los vimos luego en el cuerpo de alguna otra chica) y los que llevábamos, aunque nos quedaron bien, eran un poco más cortos que los que habíamos llevado, a lo cual realmente no dimos mucha importancia.
Con Andrea todavía tenemos muchas experiencias de placer muy fuerte y desinhibida, y nos pone a mil solo mirar la ropa interior que nos regalaron ese día...