El Juego del Calamar: Sexo y Muerte
Después del juego de las canicas, Seong Gi-hun y Kang Sae-byeok están emocionalmente destruidos, en el momento más terrible y bajo de su trayectoria en la sangrienta competencia. Ahora ambos deben unirse para luchar juntos, pero esa unión llegará mucho más lejos de lo que hubieran imaginado. Pero en el infierno la pasión está amenazada por la muerte, el sexo y la muerte luchan al borde del destino.
Seong Gi-hun estaba de pie en el pasillo donde estaban las puertas de acceso a las salas de las duchas, de un lado estaba la puerta de las duchas de los hombres y del otro la puerta de las duchas de las mujeres. Estaba paralizado, sosteniendo en sus manos la muda de ropa y la toalla, y no era capaz de caminar ni de mover un dedo.
Era después del juego de las canicas, y los organizadores de aquella perversa y sangrienta competición les habían dado tiempo para bañarse, una ducha para relajarse y limpiar el cuerpo, pues a el alma era imposible limpiarla de la suciedad de la traición, de la sangre de un compañero que estaba en las manos de cada uno de los supervivientes.
En el caso de algunos se trataba de alguien más que un compañero de juego, se trataba de un amigo al que habían llegado a querer. Como en el caso de Seong Gi-hun, en cuyas manos estaba la sangre de Oh Il-nam, aquel anciano dulce y lamentable al que quería casi como a su propio padre, a pesar del poco tiempo que se habían conocido. Pero Seong Gi-hun fue capaz de engañarlo, aprovechándose de la demencia del anciano, para manipularlo y llevarlo a perder el juego, sabiendo que eso le causaría la muerte. Pero lo peor fue descubrir con vergüenza y dolor que el anciano supo en todo momento que él lo estaba engañando, y aún así sacrificó su vida para salvar la de Seong Gi-hun.
No hay nada peor que deberle la vida a alguien que sacrificó la suya propia para salvarte, cuando tú estuviste dispuesto a quitarle la vida para sobrevivir, y cuando sentiste auténtico afecto por esa persona. Seong Gi-hun sentía un cumulo de sentimientos encontrados en su pecho, dolor, vergüenza, arrepentimiento, autocompasión, gratitud, repulsión por él mismo, angustia, depresión, deseo de morir...
Quería llorar pero no podía, las lágrimas no asomaban a sus ojos. Sus manos temblaban, pero el resto de su cuerpo estaba frío y paralizado como una estatua de hielo. Un sudor frío bañaba su rostro, y a su alrededor todo parecía una visión irreal, como una pesadilla surrealista de la que quería despertar. Vio pasar a Cho Sang-woo, quien evitaba verlo a los ojos, y por un momento sintió envidia de él, de su capacidad para traicionar tan fácilmente y sin remordimientos, porque no tenía dudas de que traicionó a Abdul Ali aprovechándose de la ingenuidad infantil del fallecido joven.
Seong Gi-hun seguía absorto en sus pensamientos oscuros cuando escuchó una voz que lo sacó de su ensimismamiento.
"Deberías ir por tu amiga", le dijo una de las mujeres supervivientes al salir de las duchas.
"¿Mi amiga?", preguntó Seong Gi-hun que estaba tan aturdido que no podía pensar normalmente.
"La chica norcoreana... la que siempre está contigo y el resto de tus amigos... ¿Acaso no es tu amiga?", preguntó la mujer un poco impaciente.
"¿Qué ocurre con ella?", preguntó Seong Gi-hun desconcertado.
"Entra a verlo por ti mismo... No te preocupes, el resto de las mujeres ya salieron, ella se quedó sola y no está desnuda, así que puedes entrar... Pero deberías ir por ella, la chica necesita a algo parecido a un amigo en este momento", dijo la mujer con sinceridad y cierta compasión.
"Gracias", respondió Seong Gi-hun con una leve reverencia.
Cuando la mujer se alejó por el pasillo, Seong Gi-hun camino hacia la puerta de la sala de duchas de las mujeres y entró con cautela. Despacio camino entre las duchas y giró su cabeza buscando ver en que sitio se encontraba ella, hasta que finalmente la halló.
Kang Sae-byeok estaba sentada en el suelo, debajo de una ducha, con el agua corriendo y cayendo sobre ella. La chica estaba aún vestida con la misma ropa con la que participó en el juego de las canicas, esa ropa sucia y sudada, y solamente se había descalzado.
Mientras el agua caía sobre su cabeza y corría abajo mojando su ropa, recorriendo su cuerpo para terminar en sus pies desnudos, la chica lloraba casi histéricamente, con un llanto desgarrador que parecía el de un animal, el de una bestia herida.
Al verla Seong Gi-hun sintió que su corazón se quebraba, y después de un instante de vacilación, se acercó y se sentó al lado de ella, sin importar que el agua le mojara también.
"¿Por qué alguien debería morir por mí?", dijo Seong Gi-hun mirando al frente, sin ver a Kang Sae-byeok, quien seguía llorando, "Soy un perdedor... un maldito perdedor... Soy un cobarde que hace años perdió el valor para vivir, para hacer lo que para la mayoría de la gente es tan sencillo, simplemente traer comida a la mesa y pagar las facturas... Soy un miserable que vive a expensas de su madre anciana, que he decepcionado a todas las personas que me han amado, a mi ex-mujer y a mi hija... Si lo veo bien soy un desecho humano que no es digno de respirar", él agregó con una amarga sonrisa.
La chica estaba dejando de llorar al oír hablar al hombre, aunque hacía pucheros. Seong Gi-hun continuó hablando como sí ella no estuviera a su lado.
"Siento repulsión por mí mismo... Durante años al levantarme de la cama me he visto al espejo y he descubierto que odio a ese tipo, me produce asco y odio... Pero luego me olvido de todo, me regodeo en mi mezquindad, y me comporto como ese cerdo egoísta que desperdicia su vida en estúpidos vicios y solamente le causa daño a sus seres queridos... Entonces, ¿por qué alguien debería sacrificar su preciada vida para salvar la mía? Y mucho menos... mucho menos ese anciano dulce y lamentable, ese anciano que me brindó su afecto y su amistad... Cuando lo conocí sentí compasión por él, y más todavía cuando me dijo que iba a morir por un tumor en su cabeza... luego sentí el deseo de protegerlo y llegué a quererlo como sí fuera mi padre. Pero en este juego... en este juego lo traicioné... Por miedo a la muerte estuve dispuesto a traicionarlo y valerme de su demencia para engañarlo y hacerle perder el juego, con lo que yo lo estaba matando, tanto como sí le colocara un cuchillo en el cuello y se lo cortara", dijo Seong Gi-hun y entonces suspiro e hizo una pausa, "Pero ese estúpido anciano supo en todo momento que lo estaba engañando y en lugar de maldecirme, él sacrificó su vida para salvarme... Ahora ese anciano de sonrisa infantil y mirada dulce está muerto, y este maldito bastardo que soy yo está vivo, hablando contigo".
Seong Gi-hun agachó la cabeza y guardo silencio, mientras lloraba un poco. Kang Sae-byeok dejó de hacer pucheros y volteó a verlo. Él levantó la cabeza para seguir hablando.
"¿Qué puedo hacer ahora para pagar mi deuda con ese anciano?... Sólo puedo hacerlo haciendo que se sienta orgulloso de mí y que pueda pararme delante de él en la otra vida y decirle que usé la vida que me regaló para reparar todo el daño que he hecho... Debo luchar para salir vivo de aquí y volver a ver a mi madre y a mi hija... Debo luchar para que mi hija deje de sentir vergüenza de su padre... Debo salir de aquí para dedicarme el resto de mi vida a poner sonrisas en el rostro de mi preciada hija... También tengo un deseo egoísta y es conseguir que algún día el hombre que veo en el espejo no me cause asco.... y también quiero proteger a las personas que he conocido aquí y que son preciosas para mí, como tú", agregó Seong Gi-hun y volteó a ver a Kang Sae-byeok a los ojos, y ella se estremeció.
"Así que sí sientes que no puedes continuar, piensa en tus seres amados... porque estoy seguro de que estás luchando por alguien que está afuera esperándote... Sé que debajo de tu apariencia de chica dura hay alguien con un gran corazón y sí volviste a este infierno es porque necesitas ayudar a la gente que amas... Aunque ahora estés jodida por el dolor, no debes olvidarlo y tampoco debes olvidar que en el fondo eres una buena chica, y sobre todo que eres muy preciada para algunas personas, como yo", dijo Seong Gi-hun con una gran sonrisa, mientras acariciaba con la palma de su mano la mejilla de Kang Sae-byeok.
Kang Sae-byeok lo vio con una intensa mirada, una mirada que expresaba una tormenta de sentimientos encontrados. El rostro de la chica tenía un gesto serio que pronto se tornó en algo más, algo que Seong Gi-hun no supo leer, y por eso lo tomó por sorpresa el siguiente momento de la joven. Ella se abalanzó sobre él y lo besó en los labios, un beso tosco y apasionado.
"No... no es necesario que tú...", intentó decir Seong Gi-hun despegando los labios de los de ella, intentando decir que ella no necesitaba agradecer su amabilidad con sexo, que no debía sentirse obligada a ello.
"¡Callate!", exclamó ella casi en un grito, con impaciencia y desesperación, como un animal que se niega a que su presa se resista, y luego siguió besándolo con frenesí, con una pasión desbordada y enloquecida.
Él no pudo hacer otra cosa que corresponder a la brutal seducción de la joven, y pronto se despertó en él el deseo lujurioso. Comenzó a corresponder a los besos de la chica, y ambos se "comieron" mutuamente, con cada uno introduciendo su lengua en la boca del otro. Ella se aferraba a los cabellos de él para sujetar su cabeza con fuerza, mientras él la abrazaba a ella.
De pronto Kang Sae-byeok rompió el beso y apartó la cabeza de la de él, un gesto que desconcertó por un instante a Seong Gi-hun. Pero entonces ella agachó la cabeza y con sus manos buscó la cintura de la ropa deportiva de él, y de manera brusca e impaciente bajó un poco sus pantalones y sus calzoncillos, y encontró lo que anhelaba.
La joven agarró la polla de él con una mano, haciendo que Seong Gi-hun se estremeciera, cerrara los ojos y echara un poco la cabeza para atrás mientras un jadeo se escapaba de su boca. Kang Sae-byeok sonrió un poco con lascivia y con su mano cerrada alrededor del pene de Seong Gi-hun le hizo varios movimientos hacia arriba y hacia abajo, e inmediatamente la polla del hombre se levantó erecta, dura como una roca.
Sin perder tiempo, Kang Sae-byeok lamió un par de veces la polla de Seong Gi-hun, y luego se la introdujo en su propia boca, y comenzó a mamarla con energía y gozo.
El anciano Oh Il-nam contemplaba la escena en la pantalla de un monitor, desde la sala de control donde se dirigía todas las actividades de la macabra competencia. Una cámara CCTV oculta en la sala de duchas de las mujeres emitía las imágenes, ya que en esa competición los concursantes no tenían derecho a la intimidad ni siquiera a la hora de bañarse.
"Dile a los guardias que no los molesten... que no los vayan a buscar todavía. Se merecen un momento de placer y afecto antes de enfrentar su destino", ordenó Oh Il-nam con un tono autoritario que contrastaba con la debilidad de su cuerpo senil.
"Si, señor", respondió The Front Man, el hombre cuyo verdadero nombre era Hwang In-ho y que estaba al lado de Oh Il-nam como su fiel lugarteniente, "No vayan a buscar todavía a los números 456 y 067... Déjenlos solos hasta nueva orden", dijo hablando por radio con los guardias enmascarados que estaban en el pasillo y que ya estaban a punto de ir a buscar a los dos concursantes ausentes.
Oh Il-nam se sentó en una silla frente a la mesa donde estaba el monitor. El anciano pensó apagar el monitor y dar ordenes para que desactivaran temporalmente la cámara CCTV, sabía que era lo correcto, un gesto de decencia en medio de tanta indecencia. Pero no pudo hacerlo, una vez más no pudo ser un hombre decente. Estaba embelesado viendo a los amantes en plena acción y sintió envidia por Seong Gi-hun. ¿Hace cuanto tiempo que no saboreaba el cuerpo de una mujer? Hacía mucho tiempo que no gozaba poseyendo el cuerpo de una mujer joven y hermosa como aquella que ahora contemplaba, y no porque no pudiera comprarla con su dinero, sino porque su cuerpo senil y enfermo no le permitía gozarla apropiadamente, su cuerpo ya no respondía a sus deseos y ordenes. Definitivamente hacerse viejo era una maldición.
Mientras tanto Kang Sae-byeok dejó de mamar la polla y se puso de pie, y en frente de Seong Gi-hun se quitó toda la ropa de manera decidida y rápida. Él contempló con los ojos abiertos el cuerpo desnudo de la joven, sus tetas no muy grandes pero tampoco muy pequeñas, firmes y hermosas. Admiro su cuerpo delgado pero con una hermosa figura, con medidas casi perfectas, un cuerpo digno de la escultura de una diosa griega. Y fijo su vista en el coño de la chica, ese sabroso coño que lucía como una fina rajita, muy cerradita, y que estaba muy depilado, con delgadas hileras de vello púbico sobre los labios mayores de la vagina.
Impaciente Seong Gi-hun se quitó la ropa sin ponerse de pie, quitándose la chaqueta y la franela, mientras Kang Sae-byeok lo ayudaba halando de los pantalones para sacárselos por completo. Cuando él estuvo totalmente desnudo, ella puso su pie desnudo sobre el pecho de él y lo empujó suavemente para hacerlo acostarse boca arriba en el suelo. Entonces ella se colocó por encima de él y lentamente se agachó en cuclillas, y agarrando con su mano la polla erecta de él la colocó en la entrada de su coño, y descendiendo todavía más la introdujo en su vagina.
Al sentir la penetración de aquel gran pedazo de carne, la joven esbozó un rictus de dolor en su rostro y de su boca escapó un quejido.
En cuclillas y penetrada por la polla de Seong Gi-hun, Kang Sae-byeok comenzó a moverse hacia arriba y hacia abajo, bajando y subiendo, sacando la polla hasta la mitad y volviendo a enterrarla hasta lo más profundo de su cavidad vaginal. De esta manera la joven comenzó a "cabalgar" al hombre, clavada por la polla grande y gruesa de su amante, gozando de un paseo de polla dura. Él estiró sus brazos para poner sus manos sobre las tetas de ella y las apretó con cierta rudeza, pellizcando sus pezones.
La chica cabalgó con cada vez más fuerza y frenesí, acelerando el ritmo y gozando cada vez que al dejarse caer sobre la pelvis del hombre sentía la polla de él enterrarse toda dentro de ella, causándole dolor y placer. La joven gemía de placer, mientras alternaba el movimiento de sube y baja con movimientos de su propia pelvis para estimular el pene del hombre. A veces ella arqueaba su espalda y cabalgaba con más pasión, y en un momento dado se echó para adelante y bajó su torso sobre él, para besar a Seong Gi-hun en los labios, un beso que él correspondió con pasión.
Entonces Seong Gi-hun agarró a la joven y con un rápido movimiento la quitó de encima de él y la colocó a su lado de espaldas sobre el suelo, y estando así acostada, fue el turno de colocar su cuerpo encima del de Kang Sae-byeok, y poniendo su polla en la entrada de la vagina de ella la volvió a penetrar.
Ella apretó los dientes y cerró los ojos cuando sintió la vigorosa penetración, y clavó las uñas en la espalda del hombre. Seong Gi-hun arremetió con fuerza, en un brutal movimiento de meter y sacar, retrocediendo y lanzándose hacia adelante, y teniendo a la joven empalada con su polla, taladró las entrañas de la chica. Su polla estaba aprisionada dentro de la estrecha cavidad vaginal de la joven, rozando las paredes de tierna carne, como un intruso que horadaba con fuerza bruta el interior íntimo de ella.
Con cada arremetida de Seong Gi-hun dentro de ella, la joven sentía más dolor y oleadas de placer que recorrían su cuerpo. Ella levantó las piernas y mantenía sus pies suspendidos en el aire, mientras él encima de ella no dejaba de penetrarla en un movimiento crecientemente frenético, en una danza horizontal salvaje y enloquecida.
Más y más, adelante y atrás, fuerte y rápido, Seong Gi-hun penetraba a Kang Sae-byeok sin piedad, clavándola con tanta fuerza como sí quisiera traspasarla y empotrarla contra el suelo. Ella gemía de placer, cada vez más alto, casi aullando como una loba. La joven sentía como mariposas revoloteando en su interior, sentía espasmos en su cuerpo que temblaba, y sentía el placentero dolor que le producía ese intruso que llenaba su espacio más íntimo.
Él jadeaba mientras la clavaba cada vez con más desesperación, y ella cerró las piernas alrededor de él como sí quisiera aprisionarlo para que no dejara de penetrarla nunca. Él estaba casi exhausto pero quería prolongar todavía más el coito, como sí quisiera vivir dentro de ella para siempre, su carne dentro de las entrañas de ella.
Cuando no pudo más, Seong Gi-hun echó su cabeza para atrás y cerró los ojos, y entonces eyaculó un generoso chorro de semen dentro de Kang Sae-byeok. Por su parte ella también llegó al clímax y profirió un grito de placer, un alarido, mientras su cuerpo temblaba y sentía que su piel ardía. Él se dejó caer sobre ella, y ambos se besaron suavemente en los labios, y luego se quedaron un par de minutos respirando pesadamente, bañados en sudor.
Luego de descansar brevemente, Seong Gi-hun se puso de pie y extendió el brazo para darle la mano a Kang Sae-byeok y ayudarla a levantarse, y ella la tomó y con una sonrisa se levantó. Ambos se metieron bajo la ducha y se bañaron rápidamente, enjabonándose mutuamente las espaldas, y juguetearon un poco, riéndose tímidamente. Cuando Kang Sae-byeok se tocó sus labios vaginales hinchados y adoloridos, sintió una oleada de placer y deseo de follar con Seong Gi-hun de nuevo inmediatamente.
Pero ambos debieron apurarse, temiendo que irrumpieran los guardias. Se secaron y se vistieron de prisa con las mudas de ropa limpia, justo a tiempo porque unos instantes después los guardias los llamaron a gritos desde la puerta de la sala de duchas. Seong Gi-hun y Kang Sae-byeok no tenían manera de saber que el anciano Oh Il-nam, al que creían muerto, es el que dio la orden de irlos a buscar.
Debieron regresar a la cotidianidad de esos juegos criminales e infernales. Seong Gi-hun sufrió por ella cuando al final del juego del puente de cristales Kang Sae-byeok quedó herida de gravedad. Y peor aún cuando el despiadado y traicionero Cho Sang-woo, su otrora amigo de la infancia, intentó asesinar a la chica. Afortunadamente ella le había susurrado al oído y le había advertido de las posibles intenciones del otro hombre cuando Seong Gi-hun fue a levantarse para pedir ayuda para ella, y por eso vigiló de reojo a Cho Sang-woo y cuando fue acercarse a la cama de Kang Sae-byeok para asesinarla, Seong Gi-hun volvió corriendo y lo atacó para salvar a la chica, y ambos hombres se enzarzaron en una pelea hasta que los guardias la detuvieron.
Seong Gi-hun reclamó asistencia médica para Kang Sae-byeok y recordó que las reglas de la competencia establecían que un concursante no podía ser eliminado a menos que se negara a seguir jugando, y sí un concursante deseaba seguir jugando pero no estaba en condiciones de salud para hacerlo debía ser atendido medicamente para permitirle continuar y en todo caso salvar su vida pues no había quebrantado las reglas del concurso. Seong Gi-hun no podía saber que Oh Il-nam era la mente maestra del juego y que dio ordenes de aceptar su demanda.
Así que Kang Sae-byeok recibió atención médica, para lo que fue separada de Seong Gi-hun, quien tuvo que participar en un duelo con el infame Cho Sang-woo en el juego final.
Después de la muerte de Cho Sang-woo en el Juego del Calamar, Seong Gi-hun, de pie cerca del cadáver de su rival, reclamó poder irse acompañado de Kang Sae-byeok. Pero en la sala de control, algunos VIPs objetaron. The Front Man ordenó al guardia que le entregara a Seong Gi-hun una radio para hablar con él.
"Lo que usted pide es imposible... No podrá salir de aquí con la chica", dijo por la radio el siniestro hombre enmascarado.
"¿Por qué no?", preguntó Seong Gi-hun tratando de dominar su miedo, su preocupación por ella, y su rabia contra esos criminales.
"Porque sólo puede haber un ganador, y ese ganador debe ser el único superviviente", replicó el hombre de la máscara.
"Eso no estaba en las reglas... en los documentos que los concursantes firmamos no estaba escrita esa regla, y ustedes siempre nos hicieron creer que podía haber más de un ganador, que varios jugadores podíamos sobrevivir al final y compartir el premio", dijo Seong Gi-hun con la voz quebrada por la emoción.
"Es una omisión necesaria para motivarlos... pero en todas las ediciones de esta competencia siempre ha habido un solo ganador y eso no va a cambiar por ustedes", dijo fríamente el enmascarado.
"¡Nos han mentido!... Pues eso no importa, porque de acuerdo a vuestras reglas ella y yo como únicos concursantes podemos decidir detener la competencia y abandonar esta mierda sin el dinero", replicó Seong Gi-hun furioso.
"¡Que romántico y conmovedor! Ese perdedor está dispuesto a renunciar a una fortuna que lo sacaría de su miserable pobreza para salvar la vida de su chica... ¿Se la habrá follado?", dijo de manera burlona e irónica uno de los VIPs que estaban escuchando la conversación entre Seong Gi-hun y The Front Man.
"¡A mí me cabrea! Esta escoria cree que tiene derecho a dictar sus condiciones... No sé porque permitieron que la chica sobreviva... No estoy de acuerdo con dejarlo irse con ella. No podemos esperar a que la chica recobre el conocimiento y decida, y sí ella decidiera seguir compitiendo tendríamos que esperar mucho a que se recupere de su herida, y de todas maneras sería una perdida de tiempo porque ese perdedor enamorado se negaría a competir contra ella... Y tampoco creo que debamos dejarlos irse sin el dinero, porque sería la primera vez que en esta competencia no habría un ganador y no tengo que decirles el problema que eso causaría con todos los VIPs que han apostado dinero en esta competencia", dijo otro VIP bastante molesto.
"Creo que tienes razón... mi sugerencia es que declaremos que al no participar en el último juego programado la chica perdió el derecho a concursar y que se declare ganador a ese idiota incluso en contra de su voluntad... Y entonces la chica deberá ser eliminado, como habría ocurrido sí hubiéramos dejado que las cosas siguieran su rumbo y no se hubiera cometido el error de salvar su miserable vida", dijo otro VIP viendo de reojo a Oh Il-nam, en lo que sin duda era un reproche al anciano.
Oh Il-nam escuchaba en silencio, con creciente disgusto, porque ciertamente sentía simpatía por Seong Gi-hun, y deseaba complacer su deseo de salvar a la chica. En su mente estaban las imágenes de la pareja teniendo sexo y no podía evitar recordar los tiempos en que era capaz de sentir deseo sexual e incluso enamorarse. Su parte sentimental deseaba un final feliz para la pareja, pero eso era imposible sí la mayoría de sus socios en el crimen se oponían.
Para ganar tiempo Oh Il-nam ordenó a The Front Man que comunicara a Seong Gi-hun el debate que su petición había causado y las posiciones expresadas por los directivos que se oponían, incluyendo la propuesta de matar a Kang Sae-byeok.
"¡Malditos bastardos!... Escuchen, entonces déjenme comprarla... díganme a cuantos millones del premio debo renunciar como precio para comprar a Kang Sae-byeok... quiero comprarla y estoy dispuesto a darles cualquier porcentaje del premio que me pidan, incluso el premio entero", rogó Seong Gi-hun desesperado.
"Este bastardo cree que operamos una red de trata de blancas como para venderle una chica... En tal caso yo estaría dispuesto a pagar más que él para llevarme a esa hermosa muñeca norcoreana a mi casa", dijo otro VIP con lascivia, imaginando ya a Kang Sae-byeok convertida en una de sus esclavas sexuales, para violarla y someterla a toda clase de depravaciones.
Oh Il-nam, The Front Man y algunos VIPs no pudieron evitar sentir repulsión al escuchar al multimillonario depredador sexual. El anciano ordenó comunicar a Seong Gi-hun que era poco probable que esa propuesta fuera aceptada.
Seong Gi-hun estaba desesperado y asustado porque perdía la esperanza de salvar a Kang Sae-byeok. Por su cabeza pasaban ideas locas como intentar desarmar al guardia que tenía al lado para ir a buscar a la joven, pero sabía que sería inútil porque no llegaría muy lejos. Todo su cuerpo temblaba, hasta que de pronto una idea vino a su mente y levantó la cabeza, con firmeza y determinación.
"Soy apostador... desde hace muchos años soy un ludópata que apuesta a cualquier cosa, lotería, caballos, etc... estoy seguro que detrás de todo esto hay apuestas, apuestas de bastardos multimillonarios... Ustedes apuestan sobre quienes serán eliminados, cuando, como y en que orden, y por supuesto apuestan sobre quien será el ganador... ¿Qué les parece hacer más emocionantes las apuestas para la próxima edición de este torneo?… El campeón de una edición regresa para concursar en la siguiente edición por primera vez en la historia, alguien que después de sobrevivir y ganar el premio está lo suficientemente loco como para regresar a este infierno y jugar por segunda vez... ¿Acaso eso no aportaría mucha más emoción al juego y sobre todo a las apuestas?... Estoy dispuesto a hacerlo, a ser ese loco que concurse por segunda vez sí me dejan llevarme a Sae-byeok conmigo", dijo Seong Gi-hun de manera valiente y decidida.
Una ola de murmullos recorrió a los VIPs.
"Una idea muy interesante... me gusta" dijo un VIP.
"Este perdedor sabe como vender una idea... lo hace mejor que la mayoría de los estúpidos directivos de mi empresa", dijo otro.
"Me encanta esta oferta, podría ser muy divertida y emocionante, y es verdad que haría a las apuestas más interesantes... Debo reconocer que este bastardo me está comenzando a caer bien", dijo otro VIP.
La mayoría de los VIPs estuvieron de acuerdo y los pocos renuentes terminaron por ceder, y se alcanzó la unanimidad. The Front Man habló con Seong Gi-hun.
"Los directivos de nuestra organización están dispuestos a aceptar tu oferta... Para que nos entendamos, sí firmamos este acuerdo deberás volver forzosamente a la próxima edición de la competencia... sí intentas incumplir el acuerdo y utilizar el dinero del premio para huir y esconderte, debes saber que tenemos el poder para buscarte y encontrarte en cualquier rincón del planeta, y no solamente te mataremos a ti y a la chica, sino también mataremos a las personas que más amas, a tu madre y a tu hija... ¿Aún así estás dispuesto a hacerlo, 456?", dijo el enmascarado.
"Si, estoy dispuesto a aceptar las condiciones", respondió Seong Gi-hun emocionado pero con voz firme.
Después de un silencio de un par de minutos en el que el acuerdo fue ratificado por la directiva encabezada por el anciano, el enmascarado habló por la radio de nuevo.
"Está bien, 456... Tú has sido declarado como el ganador oficial de esta edición de la competencia y puedes marcharte con el premio y con la 067, considera que ella es parte de tu premio... y como te has comprometido voluntariamente, deberás regresar para concursar en la siguiente edición... Cuando lo hagas deberás hacerlo como cualquier jugador y deberás mantener en secreto para tus futuros compañeros que ya concursaste una vez y ganaste... Ahora prepárate para volver al mundo ordinario", dijo el enmascarado, haciendo suspirar de alivio y llorar de emoción a Seong Gi-hun, que cayó de rodillas al suelo.
Menos de 24 horas después, en la madrugada, The Front Man estaba sentado dentro de la cabina de una limusina blanca con Seong Gi-hun sentado a su lado. Kang Sae-byeok estaba acostada boca arriba sobre el regazo de Seong Gi-hun, y estaba dormida por los sedantes. Ambos tenían los ojos vendados, pero Seong Gi-hun la sujetaba con sus brazos de manera protectora. Siguiendo una orden de The Front Man, Seong Gi-hun se quitó la venda de los ojos y luego se la quitó a la joven, y acarició el rostro de ella, notando que tenía fiebre.
"Al bajar de la limusina, camina a esa puerta..." dijo The Front Man mientras bajaba un poco la ventanilla y le indicaba con el dedo a Seong Gi-hun, "Allí funciona una clínica clandestina de un médico que trabaja para mafiosos y todo tipo de criminales... es un buen médico, muy eficiente, su destreza es tan grande como su amor por el dinero... Nuestro personal médico ha tratado eficazmente a 067 y la ha estabilizado, su vida en principio está a salvo, pero aún necesita mucha atención médica para no sufrir una recaída y volver a estar en peligro, Toma esto..." el enmascarado le entregó un grueso fajo de billetes a Seong Gi-hun, "Este dinero será suficiente para que el médico la admita en su clínica y le de un tratamiento de VIP... el dinero ha sido descontado de tu premio, por supuesto... También podrías dejarla abandonada en la puerta de emergencias de un hospital y te saldría gratis, pero sé que no lo harás", agregó.
Seong Gi-hun se guardó el dinero en su chaqueta y se dispuso a cargar a Kang Sae-byeok como un bebé para llevarla a la clínica clandestina, cuando le abrieran la puerta del auto.
"456..." dijo The Front Man antes de que Seong Gi-hun se marchara, "Siento respeto por ti, sinceramente... admiro tu coraje y la lealtad que sientes por tu gente, has sido el jugador más notable que he visto en esta competencia en todos los años que he estado dirigiéndolo... Pero también debes saber que aquellos que desafían el sistema de manera temeraria rara vez terminan bien, y tú lo has hecho, te has convertido en una anomalía en nuestro sistema que era perfecto hasta ahora... Piénsalo cuando regreses para concursar de nuevo... Hasta que te llamemos para volver podrás vivir como lo desees, disfruta tu dinero, te lo has ganado... podrás vivir en cualquier parte del mundo, puedes marcharte de Corea sí quieres, en cualquier país del mundo te encontraremos. Hasta luego", agregó como despedida.
Seong Gi-hun descendió del auto con Kang Sae-byeok en brazos y se dirigió a la puerta de la clínica en aquel oscuro callejón...
Varios meses después, Seong Gi-hun acariciaba la cicatriz de la herida en el cuerpo de Kang Sae-byeok, mientras ambos yacían totalmente desnudos en su cama. Él contemplaba el cuerpo de ella y pensaba de nuevo, como miles de veces antes, que no se merecía a un ángel tan perfecto. Ella dormía, pero poco después despertó.
"¡Deja de verme desnuda mientras duermo, pervertido!", dijo la joven medio en serio y medio en broma, mientras agarraba las sabanas para cubrirse.
"Es que me encanta admirarte como una obra de arte, cariño", replicó él con una sonrisa juguetona.
"¿Cariño? No te pongas cursi tan temprano en la mañana", dijo Kang Sae-byeok con una sonrisa divertida y burlona, pero sin poder evitar dar un rápido vistazo al anillo que estaba en su dedo, como hacía a veces cuando él la llamaba cariño.
En una de las paredes del dormitorio estaba colgada una gran foto enmarcada de Seong Gi-hun y Kang Sae-byeok el día de su boda. Al principio la chica se opuso a hacer una gran ceremonia de bodas, pero la insistencia de su futuro marido la conmovió y tuvo que ceder a regañadientes. En la foto, la ex delincuente callejera lucía como una hermosa novia, con su vestido blanco tan elegante, y a su lado Seong Gi-hun lucía guapo y elegante en su esmoquin.
La casa de la pareja era una mansión bastante grande en una zona muy lujosa de Seúl, una casa con amplios y hermosos jardines, e incluso una piscina. Para un eterno desempleado pobre como Seong Gi-hun y una chica que había escapado de la atroz miseria de Corea del Norte, como Kang Sae-byeok, aquello parecía un castillo de cuentos de hadas.
A esas horas, en uno de los dormitorios de la casa dormía el hermano pequeño de Kang Sae-byeok y en otro dormía la madre de ella, a quien habían podido sacar de Corea del Norte gracias al dinero. La suegra y el cuñado de Seong Gi-hun lo adoraban y habían formado una feliz familia. Ese día también dormía en otro dormitorio la hija de Seong Gi-hun, porque era uno de los días en que le tocaba estar con su padre dentro del régimen de visitas establecido en el divorcio de sus padres. La niña estaba muy feliz con la nueva vida de su padre, y adoraba a su joven madrastra, que más bien parecía su hermana mayor, y también tenía una afectuosa relación con la suegra y el cuñado de su padre. Lamentablemente la madre de Seong Gi-hun había muerto y no había podido disfrutar de la riqueza de su hijo.
"Esta tarde cuando lleve a mi hija a la casa de su madre, puedes acompañarnos y después podemos ir los dos a cenar a ese restaurante que fuimos la semana pasada y que te gusto tanto", dijo Seong Gi-hun risueño.
"Pero sí voy te espero en el auto... no soporto la manera en que tu ex-esposa me ve, me provoca ganas de darle un puñetazo", replicó Kang Sae-byeok sinceramente.
"¡No me digas que sientes celos de ella!", exclamó Seong Gi-hun burlón.
"¿Celos?... ¡Escucha a este bastardo engreído!", replicó Kang Sae-byeok algo molesta mientras le daba un codazo, aunque en el fondo era verdad que ella sentía algo de celos de una mujer que había estado casada anteriormente con su marido.
"Bastardo... cariño, ¿por qué no me llamas cariño ú oppa?", preguntó Seong Gi-hun entre burlón y sincero.
"¿Oppa?... ¡Aish! ¿Crees que soy una niña tonta de un drama de televisión?", replicó Kang Sae-byeok con una sonrisa irónica y despectiva.
"Sae-byeok, debes ser más dulce... Nuestro tesoro te tendrá a ti como ejemplo", dijo Seong Gi-hun de manera afectuosa, mientras acariciaba el abultado vientre de Kang Sae-byeok.
La joven también acarició su propio vientre y como sí le contestara a sus padres, la niña que albergaba dentro dio un par de patadas, causando sonrisas en los rostros de sus padres. El destino se había burlado de ellos y cuando tuvieron su primera relación sexual en aquella ducha, eran días en los que Kang Sae-byeok estaba ovulando. La chica se quedó embarazada.
Cuando lo descubrieron ella le aseguró a él que el bebé era de él, porque la última vez que ella había tenido sexo con otro hombre había sido casi un año antes de que ambos entraran a la sangrienta competencia, cuando ella pudo desertar y escapar de la banda criminal a la que pertenecía...
Ella le dijo a él que no le molestaría que él quisiera hacerle una prueba de ADN al niño cuando naciera, y que ella comprendería que él no confiara en la palabra de ella. Pero Seong Gi-hun dijo que él creía en ella absolutamente, que no tenía ninguna duda de que era su bebé y reaccionó muy feliz por ser padre de nuevo. Él insistió en que ella viviera con él, y continuaron la relación de amantes que habían comenzado en la competencia, y muy pronto la convenció para contraer matrimonio.
Kang Sae-byeok no podía creer que se hubiera enamorado de Seong Gi-hun, porque ella pensó que nunca amaría realmente a un hombre, sobre todo después de su pasado trágico, en el que incluso ella había sufrido violencia sexual... Por eso ella veía a los hombres con desconfianza y desprecio, pensó que cualquier hombre que ella conociera solamente querría utilizarla a ella como juguete sexual, y que lo máximo que ella podía sentir por un hombre era deseo sexual, como una mecanismo de evasión de su triste vida real, tal y como el alcohol o los cigarrillos.
Pero ahora ella era una mujer que amaba apasionadamente a un hombre, un hombre 21 años mayor que ella, que aunque no era exactamente feo, tampoco era especialmente guapo, un hombre de más de 40 años de edad, bastante ordinario en apariencia, pero en realidad extraordinario en su manera de ser, en su interior. Un hombre que la protegía, la amaba, y era un excelente amante.
Kang Sae-byeok se preguntaba en que momento comenzó a amar a Seong Gi-hun y no estaba tan segura. Pero ahora pensaba que cuando Seong Gi-hun la protegió durante la pelea con la pandilla de los matones en los dormitorios y les dijo a los matones que ella estaba con ellos, con el grupo de Seong Gi-hun, ese fue el primer momento en que el corazón de ella se aceleró gracias a él, porque antes de eso solamente otro hombre la había protegido y había sido su padre, hace tiempo difunto. Ella creía que en ese momento ella comenzó a sentir un encaprichamiento por él, que quizás se convirtió en amor cuando hicieron el amor en las duchas. Después cuando ella se enteró de lo que él fue capaz de hacer para salvarla, sintió que lo amaría por el resto de su vida, y se sintió feliz de llevar a la hija de él en su vientre.
"Sae-byeok... mañana debemos reunirnos con los abogados y con nuestros gestores... es necesario dejar todos los documentos preparados y que nos informen de todos los pasos necesarios para que tú te hagas cargo de la gestión de todos los asuntos financieros en mi ausencia... También debo firmar mi testamento", dijo Seong Gi-hun con tono sereno, intentando sonar tranquilo y ocultar su angustia.
"No quiero que vayas", dijo Kang Sae-byeok en voz baja, apenas audible, angustiada.
"Ya te lo he dicho mi amor... no voy a poner en peligro a mi familia, a ti y al resto de mis seres amados. Yo...", replicó Seong Gi-hun intentando calmarla.
"¡Prométeme que volverás a mí!... ¡Prométeme que no me vas a dejar sola!", exclamó Kang Sae-byeok sin poder ocultar la emoción, derramando sendas lágrimas y acariciando la cara de su marido.
Seong Gi-hun sonrió y la besó en los labios suavemente.
"Lo haré... y tú prométeme que te cuidaras cuando yo no esté, que cuidaras tu salud y cuidaras de nuestra hija y del resto de nuestra familia", replicó él afectuosamente.
"Te lo prometo... oppa", dijo ella bajando bastante la voz al final.
"¿Como me llamaste?", preguntó Seong Gi-hun feliz y entusiasmado de una manera casi infantil.
"Oppa", dijo ella de manera renuente, con su tono habitual de chica ruda.
"Dilo otra vez, no lo escuché", replicó él juguetón.
"¡Bastardo te voy a dar un puñetazo!", exclamó ella aparentando enfado y tratando de darle un golpe a él en el pecho, pero él le detuvo la mano y le dio otro beso en los labios.
"Hay algo mejor que puedo hacer por ti, algo mejor que llamarte oppa", dijo Kang Sae-byeok con una mirada lasciva y una sonrisa pícara, mientras con una mano agarraba la polla de Seong Gi-hun.
La joven se deslizó hacia abajo y sus labios buscaron la polla de su marido, y pronto comenzó a practicarle una felación. Por un momento ambos se olvidaron del miedo al mañana, de ese inevitable momento en el que él sería llamado por la organización criminal para volver a arriesgar su vida en la sangrienta competencia, y esa mañana fueron simplemente una pareja enamorada y felizmente casada, entregándose al placer del sexo en su hogar. Sólo el destino sabía sí esa felicidad terminaría pronto o dentro de muchos años...