El Juego de la Perversión 05 y final

La partida llega a su fin, yo gané... y también perdí, porque aunque ellos han perdido su voluntad a mi favor yo he sido condenado a ser su amo por siempre. Fin de la historia (Dominación y orgía bisexual y amor filial).

El Juego de la Perversión

V

Tomé el brazo derecho de Jorge, y por la fuerza lo obligué a ponerlo tras su espalda y Mariana amarró en su muñeca el extremo de una de las correas. Se notaba en su cara la discordancia que había en su interior, entre la tremenda excitación que sentía amarrando a su esposo y cumpliendo con cada una de mis órdenes, y la vergüenza y desazón que experimentaba cada vez que recordaba que lo amarraba para que yo lo violara. Hicimos lo mismo con el brazo izquierdo de Jorge y este quedó totalmente atado a mi merced. Lo senté en el sillón y lo miré fijamente, me erguí y le mostré mi monstruo duro, erecto y pidiendo pelea. Lo sobé en su cara, se lo rocé desde la frente hasta su barbilla, pasando sobre su nariz y labios, luego lo tomé del pelo y le planté un beso profundo, no sé por qué, creo que por excitación. él me correspondió.

  • Te has portado muy mal perro… te merecés un castigo
  • ,… – no me respondió, solo me miraba fijamente con los ojos encendidos y la respiración acelerada. Su pene empezaba a retomar forma por tercera vez.
  • ¿Qué querés que te haga?
  • ,
  • Te hice una pregunta cerote… ¡contestame! – y zap, le trabé una bofetada sobre la cara.
  • Lo… lo… lo que usted quiera… amo
  • ¿Oíste Mariana? El fue el que me lo pidió… y tú preocupada… – me reí. Lo levanté de las piernas y lo coloqué en el borde del sillón totalmente abierto, listo para mi. Aura María tomó el vaso y lo retiró para evitar que se derramara, Mariana me miraba arrodillada, con esa mezcla de excitación y tristeza que tenía su mirada. – Aura, chupale la paloma a Fredi y tú Mariana, lamele la chocha… y pasame otra pita.

Aura se arrodilló frente a Fredi y se la chupó, acariciándose los senos mientras Mariana fue por otra correa y me la dio, luego se acostó en el suelo y permitió que Aura María descendiera su chorreante sexo hasta sentarse sobre su cara. Se escuchaban sonidos de chapoteos y chupadas mojadas por toda la habitación, Fredi tenía los ojos trabados de tanto placer, pues seguía meneando el pepino entre su culo. Mariana lamía y succionaba esa vulva enrojecida y se bebía los néctares que manaba. Y yo, amarré los huevos y el pene de Jorge con la pita, lo apreté, y lo atravesé con mi madero de un solo golpe.

  • ¡¡¡¡AAAAGHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAGHHHHH!!!! ¡¡¡¡ME VAS A ROMPER TODO!!!! ¡¡¡¡AAAAGHHHHH!!!! ¡piedad amo!… ¡se lo ruego!… ¡¡¡¡PIEDAD!!!! – gritaba el infeliz en mis manos, siendo partido por la mitad por mi largo pepino de carne caliente.

No le tuve la compasión, lo empalé hasta el cansancio mirando atentamente como mi verga entraba dentro de su dilatado ano, cómo sus huevos apretados por la pita se estremecían, cómo su pene enrojecido (casi morado) a punto de explotar se bamboleaba como un salchichón. Miraba extasiado cómo ese hermoso palo entraba y salía a 1000 por hora de su ano perforado, centímetro a centímetro, y cómo este se dilataba más para poder recibirme, estaba muy, pero muy caliente. Del otro lado Aura gemía y experimentaba ruidosamente el orgasmo al que la linda Mariana la arrastraba, sin dejar un momento de chuparle la verga a Fredi, que también parecía cerca. Les dije que cambiaran, y ahora fue Mariana la que sentó su lindo y delicado sexo sobre lo calientes labios de mi hermana, que se seguía acariciando y amasando sus gigantescas tetas y Fredi parecía estar desesperado por terminar.

Yo también estaba desesperado, pero antes tenía que hacerlo Jorge. Al solo desamarrar la pita que tenía alrededor de su pene y huevos, este estalló en un fuerte orgasmo. No entendía cómo podía tener todavía algo en los huevos después de todo lo que le habíamos hecho. Gimió y convulsionó del placer que sentía, cayendo los últimos chorros de semen que le quedaban sobre su vientre.

  • ¡¡¡¡AAHHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAHHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAHHHHHH!!!! ¡¡¡¡QUÉ PLACEEEEEERRRRRRR!!!!
  • ¡AHORA RECIBÍ EL MÍO PERRO SUCIO! ¡¡¡¡AAHHHHHH!!!! – eyaculé sobre él inmediatamente después. Mis largos y por tanto tiempo guardados chorros se estrellaron en su cara, cuello, pecho y vientre. Eran manantiales de espesa leche que resbalaban lentamente sobre su piel - ¡Fredi!… ¡¡ha!! ¡¡ha!! ¡¡ha!! – dije jadeando – quiero que eyaculés… ¡¡ha!! ¡¡ha!!… en su cara.

Fredi se acercó a Jorge sodomizándose con el pepino, Mariana lo pajeaba vigorosamente y la apuntó hacia la boca de su marido en cuanto sintió las pulsaciones y este recibió la crema blanca de mi hermano con la boca abierta, tampoco esperaba que le quedara mucho semen a Fredi. Mariana gemía a la par de Fredi con la lengua húmeda de Aura metida adentro y arrancándole un fuerte orgasmo desde su clítoris.

  • ¡¡¡¡AAGGHH!!!! ¡¡¡¡AAGGHH!!!! ¡¡¡¡AAGGHH!!!! – gritaba Fredi.
  • ¡¡¡¡OH POR DÍOS!!!! ¡¡¡¡AAGGHH!!!! ¡¡¡¡QUÉ PLACER!!!! – gritaba Mariana.

En cuanto Mariana hubo exprimido la última gota de semen del pene de Fredi, jalé a Jorge de los pies y lo tiré al suelo. Me quedé un momento observándolo, se relamía el semen de sus labios y saboreaba el que ya tenía en su boca, su cara, cuello, pecho y vientre brillaban de sudor y de esperma, su paloma descansaba inerte y flácida y su ano se encontraba dilatadísimo, enrojecido y muy irritado. Estaba lastimado, pero la cara de placer y satisfacción no se la quitaba nadie.

  • Pasame el vaso de semen. – ordene a Aura. Ella me lo pasó de inmediato, todos me miraban expectantes. – Mariana, arrodillate a la izquierda de este animal, Aura, tu a la derecha. Fredi, en el centro, frente a su sexo. – todos obedecieron sin rechistar.

Levanté el vaso y lo volqué poco a poco, una gota grande cayó dejando una larga liga desde el vaso y terminó sobre el pene de Jorge. Luego lancé una mirada pervertida a Fredi, que comprendió de inmediato y se puso a lamer ávidamente esa gota. Seguí vertiendo el semen por el cuerpo del esposo de mi prima, ella y mi hermana hicieron lo mismo que Fredi y pronto mis 3 perras estaban lamiendo vorazmente el esperma del cuerpo de Jorge. Pasaban sus lenguas sobre su piel mojada recogiendo todo lo que podían de esa leche sabrosa y deliciosa. Terminé de derramar el contenido y agarré a Mariana del pelo y le dejé caer un buen poco en su boca, luego a Fredi y a Aura.

¡Alucinante, una verdadera orgía de semen y sudor! Perdieron el control completamente, pronto no solo lo lamían, sino restregaban sus rostros con su cuerpo. Aura María pasaba sus grandes senos por encima de el y se los llevaba a su boca, Jorge los saboreaba con locura. Luego mi hermana se los chupaba. Fredi terminó haciéndole una mamada, saboreando ese pene como si fuese el último pene del mundo y Mariana besaba a su marido y se restregaba con el, embadurnándose todita.

Por mi parte me senté en una silla y los veía desde allí, más impresionado y preocupado que excitado. ¿Por qué les tuve que hablar de ese juego? ¿Por qué tuve que aceptar jugarlo con ellos? Y todo lo que pasó, ¿fue porque ellos ya tenían ese pervertido instinto en su interior, o fue acaso el poder oculto y misterioso de ese juego? Lo cierto es que no era la primera vez que ocurría esto, no, como ya les había dicho, mi mejor amiga de mi juventud también sucumbió ante el.

Ahora ellos estaban copulando frenéticamente, Aura se subió sobre Jorge y lo montó, Fredi detrás de ella la penetró analmente. Aura subía y bajaba violentamente sobre Jorge y mi hermano le daba durísimo por el culo, gemían y jadeaban ruidosamente todo su placer. Mariana me tía su cara entre los genitales de Fredi y de su marido, chupándoles los huevos a los 2. Y yo, pensativo, imaginé el futuro que se asomaba a la vuelta con cierto pesimismo. Piensen: sometí y me cogí a mi hermano, a mi hermana, a mi prima y a su esposo. Les metí un pepino entre el culo a todos y todos terminaron llamándome amo, ya nada podía ser igual, nada.

Mariana, al parecer, se sintió marginada del grupo y se acercó gateando hasta donde yo estaba, sus ojos brillaban mojados, pero en su cara se dibujaba un gesto de felicidad. Muy respetuosamente se acercó al pié de mi gran trozo y me pidió permiso para besarlo con la miraba. La autoricé y ella comenzó a darme una mamada, cerré los ojos y me dejé llevar. ¿Para qué detener todo ahora, cuando ya todo estaba hecho?

Amanecimos ese día en la sala, Jorge estaba tirado en el suelo boca arriba, Fredi yacía a su lado, pero al revés, Aura estaba recostada contra una pared, con el sexo abierto y Mariana durmió junto a mí luego de cogérmela como un salvaje casi toda la noche, su sexo estaba igualmente abierto y su ano muy dilatado. Todos estábamos pegosteados de semen y fluidos, había sido una orgía de dimensiones épicas. Caí dormido por el agotamiento, pero en realidad no dormí bien, ahora el futuro aparecía extraño, lleno de incertidumbre y con nada claro. Pensaba en Daike, mi esposa, en mi familia y en las familias de ellos. ¿Qué nos deparaba la vida de este punto en adelante?

. . . . .

Salí del salón antes de terminar mi período de clases, además de ser el director también imparto y superviso el seminario y el temario que mis alumnos deben realizar para poder graduarse. Les dejé una tarea y luego salí y me fui a mi oficina, ya llevaba 2 días así, con ganas de nada, apagado y apático, después de lo que pasó en mi casa con el dichoso jueguito, ya nada me parecía lo mismo.

Al terminar la jornada subí a mi pick-up y emprendí el camino de regreso, recordé que tenía que llevar algo a casa. Paré en una tienda agropecuaria y compré dos gruesos collares de cuero y una cadena, luego seguí con mi camino. Mientras manejaba pensaba en mi presente, Fredi, Aura María, Jorge y Mariana eran ahora mis esclavos sexuales sin remedio, me pertenecen y hacen y les hago lo que yo deseo. Es su maldición y su bendición, la jaula en la que cayeron y de la que nunca podrán escapar, pues aunque quieran, nunca moverán ni un dedo para salir, pues no quieren.

Para mi, sin embargo, ser un amo es más bien una maldición, no tiene nada de ventajoso, pues al depender ellos tanto de mi tengo que velar por su bienestar. Por ejemplo, Aura casi dejó su puesto trabajo, muy bien remunerado, en la Cervecería Nacional. Ella tiene el título de administradora y siempre fue eficiente, por ello nadie comprendió nunca el porqué de su renuncia tan súbita. Se me apareció un sábado en mi casa de Cobán diciéndome que quería pasar a ser mi perra a tiempo completo, claro, yo no lo permití. Al final recuperó su trabajo, con un mejor puesto y mejor pagado, pues en la empresa creyeron que ella se iba con la competencia porque no la dejaban crecer.

Pero igual pasa casi todos los fines de semana conmigo en Cobán, como mi amante, esclava y puta a tiempo completo. Afuera, el mundo me ve como un hermano modelo que tiene una relación muy cercana con su hermana, madre soltera de una niña encantadora, adentro de la casa, hago con ella lo que se me da la gana y la trato como el juguete de sexo que ahora es.

Esa tarde, al llegar a mi casa, lo primero que vi fue a mi sobrinita Vicky, una hermosa e inocente niñita de 7 años, abriéndome desde adentro, muy feliz y alegre.

  • ¡Hola nena!, ¿qué tal te fue en el colegio?
  • Bien, bien tío… la maestra me puso una estrellita.
  • ¡Te felicito nena! ¿Y tú mami?
  • En la cocina. – le di un beso en la mejilla y la dejé viendo a Barney el Dinosaurio.

Me dirigí a la cocina, allí encontré a mi hermana, vestida con una bata celeste, mía, imaginé que no llevaba nada debajo. En cuanto me vio saqué uno de los collares que compré y lo agité en el aire, ella lo vio y sonrió pícaramente.

  • Amo, viene caliente.
  • Si… – le dije, y ella se abrió la bata para mi. Efectivamente estaba desnuda, sobre sus chichotas aun tenía escrito varios letreros que decían "perra sucia", "puerca asquerosa", "cosa sucia", "juguete de sexo", etc., que le escribí anoche – aquí no mujer, allí está tu hija

Me tomó de la mano y nos dirigimos a mi habitación, allí, luego de cerrar con llave, se quitó la bata y se arrodilló a esperar a que me abriera el zipper y sacara mi macana lista para la guerra. La tomó en sus manos y se la llevó a la boca, dándome una buena mamada. Tras unos minutos le coloqué el collar y la puse de pié jalándola de el violentamente, le estampé un beso profundo y la lleve, casi a rastras a mi cama, Aura se dejaba como una perra mansa, le gusta que la trate con rudeza. La tiré en el lecho de un empujón y me senté sobre sus senos, ella volvió a tomar mi pene en su boca.

Y… bueno, ¿qué más quieren saber, si ya se imaginan lo que pasó en mi cama? Me cogí a Aura por el culo por un buen rato, la puse en 4 después de pegarle una buen motada en la posición del misionero y perforarle como quise su vagina. Le ensarté con fuerza la verga y la sujeté del collar y le di con violencia, era un espectáculo ver sus senos mecerse frenéticamente al compás de mis fuertes golpes de cadera. Tuve que poner el radio de mi cuarto para acallar los desgarradores gemidos que de su garganta salían.

  • ¡¡¡¡AAAARRRGHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAARRRGHHHHH!!!! ¡¡¡¡ME PARTÍS!!!! ¡¡¡¡ME PARTÍS!!!! ¡¡¡¡AAAAGHHH!!!! – Aura María alcanzó el clímax solo con la sodomización y casi se desmaya, luego la puse en el suelo y llené con mi semen sus gigantes senos.

Pues bien amigos, así es mi vida ahora, me cojo a mis esclavos cuando quiero y como quiero. Aura se mantiene húmeda todo el tiempo, siempre está lista para el sexo y se me entrega en cuanto yo lo deseo. Mariana disfruta de ser dominada, pero no con tanta violencia como su prima, no. Ella es más de ponerla a hacer cosas que no quiere, de que las haga por su voluntad, pero en contra de ella. Se que parece una contradicción, pero no lo es una vez que se analiza. Ella se muere por se sometida y dominada, pero la conciencia la remuerde por eso. Por lo tanto, necesita sentir que realmente no tenía opción alguna de donde escoger.

Ella y Jorge me dan un gran placer y son una fuente inacabable de diversión para mí. Una de las cosas que más me gusta es la siguiente: pongo a Mariana boca arriba sobre la cama, con las manos atadas o esposadas, coloco a Jorge luego sobre ella, con su pene en su boca y los pongo a hacer un 69. Cuando van por la mitad penetro al marido por el culo y lo empiezo a sodomizar con lujo de fuerza y rudeza, sin permitirle sacar la cara de las partes de su esposa. Así, cada vez que yo le hundo la verga con fuerza por el culo, el entierra la suya entre la boca y garganta de su desesperada esposa, que siente que se ahoga. El termina en su boca, y yo en la boca de el, y por último los pongo a besarse apasionadamente y que jueguen con el semen en sus bocas.

Fredi también es de mi propiedad, a el no lo veo tanto pues su esposa ve extraño que viaje tanto a Cobán. Pero cada vez que lo encuentro, le rompo su culito como un desesperado, como si fuese el último culo del mundo. La última vez me visitó un fin de semana completo, y lo mantuve amarrado y con un grueso pepino entre el culo los 2 días. Solo se lo sacaba para cogerlo yo. Y tampoco he dejado por un lado los juegos y desafíos del juego, no. La vez pasada les puse el desafío a Jorge y a Fredi de hacerse coger por un hombre distinto cada noche, durante 5 días. ¡Y lo cumplieron!

Yo he terminado aceptando todo esto, ¿qué más me quedaba? No pude cerrarle la puerta en la cara a mi hermano la 5ta vez que llegó de rodillas a suplicarme que lo sodomizara, con un pepino en sus manos. Y tampoco le pude cerrar la entrada a mi casa a Aura María el día que llegó con su pequeña, luego de dejar su casa, su trabajo, todo, solo para irse conmigo a Cobán y convertirse en mi esclava y puta a tiempo completo. Yo tampoco me podía echar para atrás. Porque eso si, no los quiero solo como mis esclavos y mantenerlos atados como perras todo el santo día, no, quiero que tengan una vida lo más cercano posible a la normalidad, siempre con la remota esperanza que algún día, alguno de ellos me diga "mirá Guayo, asta aquí".

Mi vida no ha vuelto a ser la misma, ahora soy su amo aunque no quiera. Ellos dependen de mí aunque yo no quiera. Y esto no se ha quedado solo con mi hermana y su nena, mi hermano, mi prima y su esposo, pero lo que hice después con otros parientes, es tema aparte. Es parte de este juego enfermo del que no se puede escapar… el juego de la perversión.

FIN.

Garganta de Cuero

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