El Juego de la Infidelidad (Parte II)

Mi esposo continúa con su juego perverso. Me empuja a estar con otro pero no me lo dice cara a cara. Trato de seguir jugando, me estoy divirtiendo pero estoy confundida. Además, alguien más quiere entrar al juego

Estaba en la situación más confusa de mi vida. Había disfrutado de una noche con este chico del trabajo y mi esposo lo sabía, pero simplemente actuaba de forma indiferente

La lujuria puede llevarte a hacer cosas que no puedes explicarte después y si la combinas con un poco de alcohol, todo se incrementa. La mañana después de estar con este chico llamado Francisco me desperté e hice el amor deliciosamente con mi esposo Roberto.

Tenía un sentimiento de culpa por haberme acostado con ese chico de 23 años. Pero mi esposo me lo hizo con tanta pasión esa mañana que sabía que estaba excitado por lo que había pasado. Después de pensarlo un poco, analicé que él sabía todo y que estaba jugando conmigo pero su actitud era tan extraña que me hacía dudar de algo tan evidente.

Pasaron alrededor de seis días y todo seguía normal, como si nada hubiese sucedido. Hasta que  una noche Roberto

llegó de tomar unos tragos después de la oficina. Era un poco tarde y ya el niño estaba dormido. Yo estaba en la cocina y después de un saludo me empezó a hablar sobre un tema que habíamos dejado a medias hace poco: Fabián.

  • Sandra, nunca me habías hablado de ese tal Fabián

  • Nunca me habías preguntado

  • Pensé que después de Fernando no habías estado con nadie más

  • Salí con él un tiempo

  • ¿Fueron novios?

  • No. Fabián nunca ha sido un tipo de novias. Era algo mucho más carnal

  • Me dijiste que te cogió como le dio la gana

  • Disculpa, no quise incomodar

  • No me incomoda, al contrario. Quiero saber más

  • ¿Qué quieres saber?

  • ¿Te gustaba mamárselo?- preguntó directamente

  • ¿A Fabián? Me encantaba. Era divino- respondí buscando provocar a mi esposo

  • Dijiste que lo tenía grande que yo

  • Sí. Súper más grande

  • ¿Cómo se lo chupabas?

Maldito Roberto. Me sabía poner súper caliente. Este juego estaba destapando todos mis instintos y no importa si me debía acostar con otros hombres, el morbo me lo estaba produciendo él con su actitud ambigua.

Me arrodillé y bajé su pantalón. Roberto estaba tan erecto que las venas de su pene parecía que se iban a estallar.

  • Así se lo chupaba a Fabián- le dije mientras tomaba su pene y lo metía en mi boca.

Seguí haciéndole sexo oral mientras le describía cómo lo hacía con Fabián y lo tanto que me gustaba su pene.

Él me preguntaba detalles tanto sexuales como de quien era o qué hacía Fabián.

Me pareció excitante lo rápido que Roberto descargó su semen en mi boca al contarle esas cosas. De verdad me divertía que le excitara tanto pensar en mí porque notaba el morbo en su mirada cuando le hablaba de esa forma.

Pasaron un par de días más después de eso. Yo estaba en el baño terminando de acomodarme para irme a la cama. Salí al dormitorio y se me ocurrió seguir el juego. Me subí para bajar el bóxer de Roberto y volví a tomar su pene. Empecé a hablarle sobre cómo estuvo mi noche con Francisco y a hacerle sexo oral. Rápidamente pude notar la excitación de mi esposo.

  • ¿Te gusta que haya cogido con Francisco?

...silencio total.

  • ¿me escuchas?- insistí

Roberto me tomó por la nuca y me hizo volver a hacerle sexo oral. Después seguí masturbándolo y diciéndole cuánto me gustó estar con Francisco la otra noche. Esto causaba un efecto increíble en Roberto, quien se excitaba demasiado cuando le decía esas cosas. Sin embargo, no me respondía.

Me levanté para subirme a cabalgarlo y me detuvo.

  • Termina. Sigue igual

Me confundió mucho eso pero seguí masturbándolo hasta que se vino sobre mi mano y entre el jadeo y me dijo: ¡Sigue jugando!

Entendí que era un juego para él y yo quería jugar. El único detalle era que yo no entendía las reglas y él no pretendía explicarme nada.

Después de que hacíamos cosas así, él continuaba como si nada había pasado. Como si no supiera que me acosté con Francisco y como si no deseara verme con otros hombres.

Era un juego perverso y en el que yo debía saber internarme poco a poco. Pero debía analizarlo y saber cómo se jugaba conforme pasara el tiempo.

Una tarde estaba en la oficina y me llegó un mensaje de Fabián Hernández. Lei y era una notificación de Instagram. Me pareció extremadamente raro que este tipo al que no veía en años y con quien salí por seis meses apenas me escribiera justo cuando había empezado a hablar de él con mi esposo.

Cuando abrí el mensaje, vi que ya teníamos un rato hablando. Vi en la conversación que yo lo había saludado y le decía que lo estaba recordando. No era difícil atar cabos, como soy descuidada con las redes sabía que había dejado mi Instagram abierto en el iPad y seguramente Roberto le había escrito a Fabián haciéndose pasar por mí.

Estaba tan impresionada pero como dije, yo iba a jugar. Eso fue suficiente para entender cual era el siguiente paso del juego.

Para explicar un poco quien era Fabián, era un tipo mujeriego, empresario, con buen físico. Debía estar rondando ya los 39 años, era un tipo realmente bueno en la cama, muy sexual y abierto que hasta me había invitado a hacer un trío con una amiga mía que le gustó. Algo de lo que obviamente desistí. Igual después salió con ella por algún tiempo.

Lo cierto es que empecé a hablar con Fabián. Todo lo que comentábamos Roberto lo leía y yo no cerré mi cuenta del iPad porque me gustaba que viera. En el ámbito sexual sucedía algo más raro. Casi a diario le hacía sexo oral a Roberto mientras le hablaba cosas que hice con Fabián hace años o cosas de las que hice con Francisco. Pero él acababa y no me penetraba.

Entonces lo entendí, él estaba satisfecho a diario y si yo quería estar satisfecha debía ir con Fabián. Evidentemente estaba muy caliente por esos días y me ponía más caliente hacerle sexo oral a Roberto o hablar cosas con Fabián a través del chat.

  • Sandra, me encanta cómo te ves ahora- me dijo Fabián por chat  una tarde mientras estaba en la oficina.

  • Me preocupo por verme bien- respondí.

  • Te quiero en mi cama

  • ¿Sigues siendo el mismo morboso de antes?

  • No te imaginas. Quiero verte mejor, envíame algo

  • Solo si tú me envías algo- le dije

Esperaba alguna foto sexy. Pero el tipo me envió un video de unos 10 segundos en el que una chica le hacía sexo oral. Se veía a una mujer joven con su pene en la boca mientras él estaba acostado y la grababa.

  • Así te quiero tener- me escribió.

Me prendió. Tanto que me fui al baño y entré a una cabina. Me abrí la blusa e hice un video chupándome los senos por unos segundos. Se lo envié

  • ¿Te gusta?- le dije.

  • Dios, Sandra. Vamos a cenar el sábado.

  • Lo pensaré- respondí.

En mi trabajo siempre soy muy seria y estricta con el grupo que manejo. Por eso me parecía impresionante estar en el baño lamiendo mis propios senos para Fabián. Además, sabía que mi esposo podía ver y leer todo porque en su iPad estaba abierta mi cuenta.

Lo comprobé esa noche al llegar a casa. Lo primero que me dijo Roberto fue:

  • Este sábado voy a llevarme al niño de visita con sus abuelos. Así que tendrás tiempo libre.

Era evidente que sabía todo. ¿Por qué no se abría y hablaba las cosas? lo cierto es que hasta ese momento yo estaba dudosa sobre salir con Fabián, pero ante lo que me dijo Roberto, decidí salir con él.

Cuando llegó el sábado, Roberto se fue temprano con los chicos. Yo usé el día para salir al centro comercial.

Recuerdo que entré a una tienda. Me provocó comprar algo de ropa para la salida con Fabián.

Me probé alguna lencería y le escribí a mi esposo desde el probador. Envié una foto con un hilo de encaje negro y un brasier del mismo color.

  • Si tuviese alguna cena especial hoy, te gustaría que me pusiera eso- le escribí a ver qué me respondía

  • Yo creo que para una cena especial deberías ponerte algo mejor- me dijo.

¿Qué quería este hombre? Yo seguí  el juego. Así que le pedí a la chica de la tienda las opciones más sexies que tuviera.

Entre esas, me ofreció una roja muy sexy. Un hilo pequeño con ligueros y un brasier que realzaba mis senos. Me quedaba increíble, me veía como una actriz por o y cuando se lo mostré a mi esposo me dio el visto bueno.

  • Creo que ese estaría perfecto para una ocasión especial, si la tuvieras

  • Ok, en ese caso lo usaría- le dije de forma irónica.

Así fui pasando de tienda en tienda eligiendo distintas prendas. Al final usé un pantalón negro de cuero y una blusa del mismo color escotada, además de unas sandalias negras de tacón alto.

Llegué a casa alrededor de las 5 pm. Fabián me dijo que me pasaría buscando alrededor de las 9 pm. Me empecé a vestir y a enviar fotos a Roberto, quien las recibía pero no me decía nada más allá de que estaba bonita y que me divirtiera.

Cuando bajé y me subí al carro de Fabián me vio con un deseo increíble. Me dijo lo bella que estaba y fuimos hablando en el camino al restaurante. Me encantaba su estilo casual pero fresco, el olor de su perfume y el porte que tiene este hombre.

Al llegar al restaurante me dejó entrar primero y tomé asiento. Apenas nos entregaron la carta y se sentó frente a mí, me miró de una forma que me cautiva.

  • Qué increíble se te ven las nalgas con ese pantalón

Normalmente ese es un comentario que te puede decir cualquiera, pero cuando te lo dice el tipo que sabes que te hará suya esta noche y lo dice de esa manera, logra estremecerte.

  • Tengo mil ideas de qué hacer con ellas- me dijo antes de unas pequeñas risas.

  • Me interesa ejecutar esas ideas- le respondí.

Rápidamente me cambio las conversación y empezamos a hablar de cosas normales. Sobre estos años en los que no nos habíamos visto y sobre nuestros proyectos profesionales. Él era un empresario y me habló de cómo iba el movimiento con sus negocios, además de otros temas.

Después de comer fuimos a la barra a tomar algo y empezamos a hablar de forma más suelta. En la conversación salió un tema que me interesó bastante.

  • ¿Recuerdas cuando lo hicimos en la cabaña de la playa?- preguntó Fabián.

Seguramente esa pregunta fue a propósito. Yo nunca estuve con él en ninguna playa.

  • No jaja, jamás lo hicimos en una cabaña. Habrá sido con otra- le dije.

  • Verdad jaja, Dios mío. Qué tremendos equivocación

  • ¿A quien llevaste a la playa entonces?- le dije con actitud retadora.

  • ¿Si te digo no te molestas?

  • ¿Por qué me molestaría? Jaja

  • Bueno, fue con tu amiga Gabriela

Gabriela era una vieja amiga con quien yo seguía teniendo contacto esporádicamente. Casualmente fue la amiga con la que Fabián me había dicho que fantaseaba hacer un trío.

  • Nosotros nos conocimos. Yo la agregué a Facebook después de que dejé de verme contigo y empezamos a salir

  • ¿En serio? ¿Por cuanto tiempo salieron?- pregunté.

  • Aún tenemos contacto. Aunque ahora tengo varios meses que no salgo con ella

La situación no me causó molestia ni mucho menos. Gabriela ni siquiera sabía que yo había salido con Fabián antes de ella. Pero me impresionaba lo mujeriego que era Fabián.

  • Gabriela está casada- le dije incrédula.

  • Tú también- me respondió con mirada pícara.

  • Pero hay una diferencia- le dije

  • ¿Cuál?

  • Mi esposo sabe que salí contigo

Me quedé en silencio esperando su reacción. No entiendo por qué pero no pude evitar decirle. Así como le dije a Francisco, también se lo dije a Fabián. Sentía curiosidad de saber qué pensaban de la situación.

  • ¿Te parece raro?- corté el silencio con esa pregunta.

  • No, para nada- respondió riendo de nuevo.

Fabián era un tipo extremadamente sexual y con mucha experiencia, así que conocía ese tipo de cosas y no veía nada extraño en eso.

  • ¿Qué tiene de malo?- me preguntó.

  • No sé. Para mí es algo nuevo, raro.

  • Yo ya he vivido eso. Una vez una chica con la que salía me hizo hacerle el amor frente a su marido. Salí con ellos, nos fuimos a mi casa y se lo hice frente al esposo.

  • ¿En serio?- pregunté sorprendida.

  • jajaa ¿Por qué tanto asombro? No solo eso, he estado de los dos lados

  • ¿Cómo es eso?

  • Una novia que tuve hace tres años estuvo con un tipo y yo vi todo

Estaba impresionada y curiosa. Porque sabía que a mi esposo le gustaba eso, pero él guardaba silencio y no sabía qué lo motivaba. Poder hablarlo con Fabián era muy interesante.

  • Estábamos de viaje. Ya habíamos hablado de esa fantasía que ella tenía de hacerlo con otro frente a mí. A ella le gustó un tipo y yo le dije que iba a subir a la habitación, que si quería lo trajera. Así que la dejé sola en el bar del hotel a las 9 pm. Alrededor de la 1 am me tocaron la puerta, entraron juntos y el tipo se la cogió mientras yo veía.

  • ¿Te gustó?- le pregunté impresionada.

  • Tengo que decir que en principio sólo estaba siendo abierto y permitiendo que cumpliera su fantasía. Pero vivir la experiencia fue muy excitante. Me gustó mucho ver todo.

  • No había hablado con nadie que tuviese experiencias de ese tipo.

  • ¿Y tu esposo?

Le expliqué cómo era la situación con Roberto y su actitud, la cual yo consideraba un juego.

  • Oye, pero tu esposo sabe cómo volverte loca. Qué situación tan loca. Cuando yo lo hice, vi todo. Creo que sin ver se pierde la diversión. Pero cada cabeza es un mundo jaja. ¿Y a ti no te gustaría ver a tu esposo con otra o algo así?

No había pensado en eso, pero ciertamente  al analizarlo no era una idea que me pareciera mala.

  • No suena mal. Ay Dios, qué perversión es ésta ¿En dónde me estoy metiendo?- dije y me reí.

  • Deja de vivir con tantas ataduras. Tu esposo te está metiendo en un juego, a ti te gusta jugarlo. Entonces disfrútalo ¿

Quieres que te ayude a jugar?- pregunté Fabián.

  • Bueno, me estás ayudando. Ya estamos saliendo ¿No?

  • No hablo solo de esta noche. Tu esposo está jugando y tú quieres seguirlo, así que yo puedo ayudarte en muchas cosas. Pero por esta noche tenemos que ir a lo importante y dar el primer paso.

Alrededor de medianoche ya íbamos camino a casa de Fabián. La conversación me pareció tan interesante que ni siquiera le había escrito a Roberto. Revisé el celular en el carro y solo tenía un mensaje de mi esposo que decía “Espero que te estés divirtiendo. Recuerda que tu diversión es mi diversión y me gusta apreciarla”.

  • ¿Quieres jugar? Yo también voy a jugar y quiero que sigas jugando- le respondí.

  • No tienes reglas. A jugar- me puso Roberto.

Yo seguía sin entender demasiado, pero ese “No hay reglas” me ayudaba a entender que podía inventar más cosas si así lo deseaba, pero también sabía que Roberto seguiría jugando como él sabía.

Hasta ese momento no sabía si era conveniente haberle dicho a Francisco en su momento o ahora a Fabián pero si no había reglas significaba que eso no era nada malo. Él me dijo que jugara y así iba a ser.

Llegamos a la casa de Fabián y me recibió con un whisky para seguir charlando un poco más.

  • ¿Quieres enseñarle algún video o foto a tu esposo? Si yo fuera él me gustaría ver

  • Estoy seguro de que a él también pero de lo bueno poco. Por ahora le enseñaré muy poco. No va a ver tan fácilmente

Fabián me propuso un juego, que aunque un poco infantil, me pareció interesante. Jugamos un poco a las adivinanzas para quitarnos una prenda cada vez que nos equivocáramos.

Así nos fuimos quitando poco a poco la ropa y tomando en la sala de su apartamento. Yo iba ganando, lo que quiere decir que Fabián tenía mucho menos ropa que yo. Hasta el punto que cuando ya él estaba completamente desnudo yo apenas me había quitado la blusa, la chaqueta y los tacones.

Ver su pene grande y erecto me provocaba de todo. Ya yo tenía bastantes días sin tener sexo porque mi esposo me lo negaba en medio de su juego, así que estaba deseosa.

Para mí hay pequeños detalles que me excitan. Ver que Fabián estaba recién rasurado, sentir su olor, sentir su mirada sobre mí, todas son cosas que me hacían sentir deseaba, saber que se había preparado para estar conmigo esa noche.

Desde el extremo del sofá, estire mis piernas hasta donde él estaba sentado y puse mis pies sobre su pene. Empecé a acariciarlo con mis pies y tomé una foto con mi teléfono que le envié a mi esposo. Quedó hermosa, era hasta artístico el contraste de mis uñas rojas con el pálido pene de Fabián.

Me acerqué a él y tomé su pene entre mis manos.

  • Enséñale un poquito más. No lo dejes así

Tomó mi teléfono y me tomó una foto entre sus piernas. Tomando su pene con una mano y viéndolo con deseo. Lo dejé enviársela pero esa sería la última.

Empecé hacerle sexo oral. Lamer sus testiculos mientras lo masturbaba me encantaba y así empecé. Después metí su pene en mi boca y empecé a chupar con mucha saliva. Quería que sintiera una buena mamada.

De verdad me lo estaba comiendo con mucho deseo cuando él trató de levantarse.

  • ¿Me lo vas a quitar?- le dije con la actitud de una niña a la que le niegan un capricho.

  • También quiero probarte

  • No, déjame seguir, anda.

  • ¿Te gusta mucho tenerlo en la boca?

-Sí, me encanta. No me lo quites. Déjame mamártelo más.

Fabián me tomó por la cabeza y empezó a moverme a su antojo. Apenas la subía para verlo a los ojos ocasionalmente.

-Dime que te gusta

-Me encanta

-¿Qué

te encanta?

  • Me encanta mamarte la verga

Ya me dolía la mandíbula un poco. La sentía acá la varada. Creo que habían pasado 10 o 15 minutos desde que se la estaba mamando y por fin me levanté. Me quite el pantalón y solo me quedé con el conjunto rojo que había comprado ese día.

Fabián me puso en cuatro y me empezó a hacer sexo oral. Sentía su lengua en mi clitoris desde atrás, lo veía pasar de mi ano a mi vagina con su boca y sentía la humedad de mi flujo combinado con su saliva en mi ropa interior.

No se le hizo difícil darme un orgasmo con ese oral tan rico. No pude evitar gritar y retorcerme de placer ante semejante orgasmo que en lugar de bajar mis ganas parecía haberlas incrementado. Lo vi levantarme antes de pedirle penetrarme ya él lo estaba haciendo.

Por lo general cuando te penetran sientes cómo todo abre y tiendes a emitir un gemido, no esta vez. El único sonido era el de mi flujo, para Fabián fue fácil le entrarme y ni siquiera sentí molestias cuando empezó a embestirme, únicamente placer.

Estaba a cuatro patas en su mueble y Fabián me estaba cogiendo con autoridad. Tanto que sentí como tomó el hilo con sus manos y lo rompió para quitármelo. Me impresioné ante ese acto de dureza y cuando volteé a verlo lo vi con mi tanga en su boca.

Me quitó el brasier, así que solo tenía puesto el liguero rojo mientras me penetraba. Empecé a moverme a su ritmo, chocando con su pelvis mientras él se quedó simplemente parado viendo mi movimiento. Después de un rato tomó mis dos nalgas, sentí cómo las abrió y empezó a embestirme de nuevo. Ante semejante movimiento me hizo tener un segundo orgasmo.

  • Vamos a la habitación para seguirte cogiendo en la cama

Caminé detrás de él. Él entró y se acostó sobre su cama

  • Móntate

No dudé en cabalgarlo como me gusta. Cuando estoy arriba siento a los hombres vulnerables. Como Francisco que intentó quitarme de encima porque estaba a punto de acabar.

Pero con Fabián era diferente. Mi movimiento, en lugar de hacerlo retroceder, lo impulsaba. Me tomó las dos nalgas y la abrió. Empezó a darme él mientras yo gemía y escuchaba mis nalgas sonando ante su movimiento. Estuve bastante rato encima de él, moviéndome mientras él metía sus dedos en mi boca y me decía lo buena que estoy.

Después me tiro en la cama. Abrí las piernas boca arriba y se arrodilló frente a mí. Lo vi pegarme en el clítoris tres veces con su pene antes de penetrarme de nuevo.

Me siguió cogiendo. Lo veía sudar un poco. Me encanta hacer a los hombres sudar y viceversa, que me hagan sudar. Veía su cara de deseo y la furia con la que me lo metía. Empezó a gemir un poco y sabía que estaba listo para acabar. Sacó su pene justo antes de eyacular y lo hizo sobre mi vagina.

Me encantó sentir su semen encima de mi vagina. Cuando terminó de expulsar sus chorros yo estaba a punto de tener un orgasmo, así que tomé su leche como lubricante y me empecé a masturbar con todos los fluidos que él había echado en mi cosita hasta tener otro orgasmo.

  • Uuuf, Sandra. Qué delicia

  • Qué rico sentir tu semen

Me fui al baño para limpiarme y al salir él estaba en la cama tomando un trago.

  • ¿Gabriela te lo hace como yo?- le pregunté.

  • Tú sabes que no- me dijo de forma complaciente, su respuesta no podía ser otra.

  • Me excita

  • ¿Qué?

  • Que nos hayas cogido a las dos

  • ¿Si? ¿y eso?

  • No sé. Eres un perro

  • Me falta cogérmelas juntas

  • Quizás algún día

  • Me encanta. No me emociones que me lo creo- me dijo entre risas.

  • ¿Crees que a mi esposo le gustaría vernos?

  • Sin duda. Si yo fuera tu esposo me encantaría ver

  • No lo dudo. Pensé que te parecería extraño

  • Estamos en el Siglo XXI y todo se respeta. Además, como te dije, yo estuve en el lugar de tu esposo y lo volvería a hacer. Todo depende de conseguir a una chica de confianza que sea igual de pervertida.

  • ¿Como yo? Jaja ¿Me verías a mi con otro?

  • Claro jaja. Yo sería capaz de verte con otro aun sin ser tu esposo. Me encanta mirar. Disfruta tu sexualidad y si tu esposo es cómplice, ¿qué te preocupa? Mientras tú quieras y él quiera, todo vale.

  • Voy a tener que invitarlo a salir con unas amigas. Así grabamos un video y tú también lo ves a él con una chica- dijo entre risas

  • Desde que lo dijiste hace rato de verdad que estoy atraída. Nunca se sabe, a lo mejor un día me atrevo- correspondí riendo también.

  • Estoy a la orden para ayudarlos jaja

Lo vi listo para una segunda vez. Así que tomé hielo de su trago y lo empecé a pasar por la punta de su pene. Empecé a chupárselo de nuevo y cuando estuvo listo me subí. Él estaba sobre la cama sentado y yo sobre él arrodillada, así que podíamos besarnos y Fabián aprovecho para introducir su dedo en mi ano. Esa sensación es deliciosa cuando lo saben hacer, sentir su pene en la vagina y su dedo atrás me llenaba de lujuria.

Nos movíamos a un ritmo lento pero sin despegarme mucho de él, como haciendo fuerza con mi pelvis sobre su pene. Mordía su labio mientras sentía como me penetraba.

Así mismo se levantó de la cama, sin dejar de penetrarme y me cargó. Metió sus brazos por debajo de mis muslos y con sus manos tomó mis nalgas. Me manipulaba a su antojo, sentía como subía y bajaba con su pene adentro.

Me bajó después de un rato y me pidió ponerme de nuevo en cuatro. Siguió penetrándome y volvió a meter su dedo en mi ano mientras me daba nalgadas con fuerza.

El sexo ocasional tiene eso. El hombre siempre quiere darte muchísimo, hacértelo duro y hacer todo lo que sea posible para él. A mí me gusta esa sensación, saber provoco eso y si es por mí, que Fabián abusara y me tratara con excesivo morbo.

Mientras recibía sus embestidas me dio otro orgasmo delicioso y siguió cogiendome con fuerza. Tampoco me sorprendía porque él siempre me lo hacía fuerte en los años en los que salíamos juntos.

Yo estaba muy excitada y cuando estoy así no solo me gusta que hablen, sino que hablo mucho.

  • Dime si esas no son las mejores nalgas quere has cogido

  • Tienes un culo perfecto. Qué rico cogerte

  • Me encanta como me lo haces

Fabián me tomó por el pelo y me empezó a dar mucho más fuerte mientras seguí dándome nalgadas. Después de un rato recibiendo en cuatro volví a ponerme encima de él.

Esta vez le di la espalda y dejé mi culo a su merced. Volteaba a verlo y veía su cara de morbo mientras me abría las nalgas, me metía dedos y me daba nalgadas. Me movía súper fuerte encima de él y noté que estaba cerca de acabar.

  • La quiero en la boca

  • ¿Sí? La tendrás ahí entonces

Quería asegurarme de que me la diera en la boca. Cuando estoy con un hombre quiero tragármela, es sentir el producto de lo que provoco en él y probarlo. Así que cuando estuvo listo me arrodillé y lo vi pararse sobre la cama para dármela. Me la tragué toda y seguí haciéndole sexo oral suave mientras su pene iba poniéndose flácido en mi boca.

  • ¿En qué se supone que quieres ayudarme?- le pregunté mientras estábamos acostados después de hacerlo de nuevo.

  • Tú sabes lo morboso y curioso que siempre he sido. Este juego que tienen tu marido y tú es muy interesante. Si me dejaras hablar con él, seguramente podría salir algo bueno y además te podría ayudar a sacarle información o pistas.

  • Jajaj Roberto no lo habla conmigo, menos contigo

  • Bueno, no pierdo nada con intentarlo

Realmente no se perdía nada y quizás Fabián podía ayudarme con eso y ser mi cómplice para ahondar en el juego de Roberto. Mi esposo me dijo que no había reglas, así que si Fabián le escribía no podía molestarse por el hecho de que yo le hubiese dicho. Incluso, si se molestaba, tenía que reclamarme y eso era bueno para mí ya que era una forma de hablar del tema.

Esa noche lo hice un par de veces más con Fabián. Llegamos al punto en el que su pene no estaba del todo duro pero tampoco flácido. Ese es un momento que siempre me ha gustado porque sé que lo hemos hecho tanto que ya él físico de él no da más, pero su mente quiere y sigue haciéndolo a pesar de que su cuerpo no responde del todo. Quizás soy rara, pero eso me excita tanto como ver que ya casi no les queda semen cuando tienen un orgasmo, es una manera de sentir que no dejé nada de él, y así fue en algún momento de esa madrugada cuando Fabián acabó y apenas soltó unas tímidas gotas en mis senos.

Saliendo de mis divagaciones vacías y regresando a la historia, después de esa noche volví a mi casa al mediodía del domingo. Roberto y los niños no llegaron hasta la noche pero fue como desbloquear el tiempo sin sexo que mi esposo tenía conmigo.

Toda esa semana me lo estuvo haciendo. Ya teníamos varias semanas sin sexo, más allá de los orales que yo le hacía. Supongo que saber que ya me había acostado con Fabián desbloqueó eso y Roberto volvió a hacérmelo seguido y de forma deliciosa. Seguía sin hablar y ya yo no le preguntaba, pero ocasionalmente le decía cosas de las que hice con Fabián cuando estábamos en pleno acto sexual y eso lo encendía porque a entonaba en la forma como incrementaba su ritmo y me lo hacía mucho más agresivo.

Fueron un par de semanas intensas, pero después esto se pondría mucho más loco y entraría Fabián en el juego… continuará.