El juego

El juego de su marido resultó ser una orgía sorpresa.Vendados los ojos y atadas las manos,el placerde los sentidos se desborda

Sergio se aseguró de tenerlo todo preparado aquel

la noche. La niña con los abuelos

, la casa para ellos solos, las sorpresa lista…Carol, su mujer, disfrutaba habitualmente con las fantasías que Sergio le solía proponer , por lo

que estaba confiada en lo que le había preparado.

Se duchó y limpió a conciencia todos sus orificios corporales, tal y como su marido le pidió.

El salón lo había

dispuesto

para que quedara un gran espacio diáfano frente al sofá, cubriendo la alfombra con sábanas negras y alguno

s cojines esparcidos

, asegurándose también de que la temperatura de la casa fuera la adecuada

. Sobre el sofá  una bolsa

de deporte

con los elementos que Sergio pensaba utilizar.

Situó a Carol en el centro, se besaron y acariciaron, después, con un

pañuelo negro y un antifaz

anuló el sentido

de la vista

y

,

el oído

, con unos tapones a medida que Carol usa para la piscina

. Una vez que él se c

ercioró de que no veía ni

oía, procedió a desnudarla por completo, lentamente, con besos y caricias

, en silencio. De la bolsa, sacó unas

cintas de seda negra

y ató ambas manos a la espalda. Siguió con las caricias

mientras que con

el

teléfono móvil mandaba

un

mensaje

. A

l

poco

tiempo

, alguien

llamó a

la puerta

con los nudillos.

Sergio, volvió con Carol

, mientras la visita se preparaba

. Acarició su cuerpo con la yema de los dedos

lenta y suavemente

, mientras se movía alrededor de ella, para que no notara

l

a nueva presencia

.  Se apartó y dejó que dos nuevas manos comenzaran a

acaricia

r sus pezones, el cuello, su espalda

, las caderas, los muslos

…Los nuevos labios besaron su cuello y bajaron a los pechos

, mientras las manos acariciaban sus ingles y rozaban el bello de su pubis

. Sergio, se acercó por detrás y l

e

acarició las nalgas

. Un gemido de sorpresa salió de los labios

sonrientes

de Carol

…-¡que cabrón!- dijo

, pero

fue silenciad

a

por

los nuevos labios que besaban su boca y la desconocida lengua que buscaba

enredarse

con la suya.

La cercanía del nuevo cuerpo hizo que sus pechos se rozaran con unos pezones que ella no esperaba. Dos manos la sujetaron de las caderas

y

acercaron su pelvis a la pierna de su oponente.  Carol, dejándose hacer y jadeando, abrió sus piernas y se restregó contra esa piel suave sobre la que

impregnar

los fluidos que su sexo producía

mientras su pierna se frotaba contra el sexo depilado de su invitada

.

A su espalda, la verga de Sergio

acariciaba

del valle de sus nalgas mientras le besaba el cuello. Las manos de Carol trataban torpemente de acariciar el miembro de su amado

y de que las caderas de su oponente siguieran tan cerca y con ese ritmo

.

Su excitación era tal que Carol se corrió enseguida sobre la piel de la pierna de la invitada.

Tumbaron boca arriba a Carol sobre la alfombra, dejando varios cojines bajo sus caderas

y en una postura cómoda para sus brazos atados

. La mujer desconocida se entregó a los placeres orales sobre los

empapados

labios

vaginales de la anfitriona. Mientras Sergio lamía uno de sus pezones, otra boca

femenina

se acercó a la suya y le introdujo su lengua, produciendo un

nuevo

gemido en Carol. Con tres bocas dándole placer, su cuerpo

nuevamente

se

contoneaba

y sus jadeos se intensificaban. La nueva

boca bajó al pecho

libre

, a la vez que seis manos acariciaban su cuerpo.

U

na

nueva verga

roz

ó

sus labios

pidiendo

entrar en su boca

. Carol se la comió con verdadero vicio

, en un frenético

y ruidoso

mete-saca

.  Los dedos juguetones en su vagina, l

a

s

bocas

succionando clítoris y pezones,  la llevaron

nuevamente

al orgasmo, tensan

do su cuerpo y gimiendo

Siguió succionando aquella barra de carne, hasta que

llen

ó

su

boca de semen

, momento que aprovec

hó Sergio para fundirse con Car

ol

en un beso blanco y cálido, intercambia

ndo los fluidos del invitado

y desbordando

este

por  mejillas

y cuello

.

Carol, aun relamiéndose de la corrida,

sintió

el miembro

de otro hombre  entrando en su sexo,

apresó la verga dentro de ella y se agitó en sincronía con el

penetrador

. El cuerpo de la invitada se puso sobre ella, de modo que el sexo de

l

a

extraña

,

un

coño suave y depilado

,

quedaba sobre su boca.

La

boca

de Carol era la primera vez que exploraba el sexo de otra hembra, pero sabía exactamente cómo le gusta a una mujer ser

devorada

.Su lengua se movió sobre el clítoris como la serpiente que atrapa a su presa y sus labios succionaban rítmicamente, follándosela con la boca

. La segunda invitada, acariciaba el cuerpo de Carol

mientras era penetrada por detrás

. Sergio,

puso a cuatro patas a la mujer que Carol tenía

sob

re su rostro y penetró el

sexo empapado

que

su esposa

lamía y succionaba al ritmo de las embestidas  del invitado. Todo eran jadeos en aquel salón. La primera en correrse fue la invitada a la que Carol y Sergio daban placer, hasta que Sergio la llenó de leche y los fluidos rebosantes eran recogidos por

su esposa,

que

se corrió arqueando y

retorció

de placer

. El invitado, sacó su

verga

del sexo de Carol

y

descargó

su leche

sobre la boca de está, que chupaba

y tragaba

c

on

avidez.

.

A l

a segunda invitada no

la dej

ó

Sergio

acabar con la otra polla

. L

a tumbó junto a Carol,

le introdujo un vibrador y la comió el clítoris

, dejando que su mujer fuera acariciada

y sodomizada

por

los

hombre

s

cuyas pollas eran lamidas y chupadas caóticamente mientras

la mujer que quedaba

libre

unió su sexo con el de Carol, entrelazando

las

piernas,

frotándolo

rítmicamente. Sergio, penetró

a la invitada, quien apresó las ca

deras de éste con sus piernas,

empuja

ndo

con fuerza

su pelvis contra

la de él

,

apretando la verga dentro de su vagina.

Viendo a Carol con los dos

falos

en sus labios y  cómo sus caderas se movían pegadas a las de la mujer con la que estaba enlazada, Sergio terminó por correrse en su nueva pareja, que lo hizo poco después.

La mujer que se estaba follando a Carol se corrió gimiendo. Mientras que Carol no terminaba de hacerlo

a pesar de estar gimiendo como una poseída

, concentrada con las dos barras de carne dura que relamía a ciegas.

Entonces, decidieron poner en pié a Carol y desatarle las manos. Los dos hombres comenzaron a mag

rearla por delante y por detrás, Carol, acariciando rabos y cuerpos estaba que explotaba de placer. El lubricante que una de las manos

empezó a ser aplicado en su ano le provocó una nueva exhalación.

Un dedo fue dando paso a dos, y el agujero fue quedando listo para recibir el miembro duro del hombre que estaba a su espalda. Primero, se quedó a horcajadas sobre el visitante que tenía frente a ella, quien le metió el rabo hasta los huevos.

Despué

s, su culo fue ensartado muy despacio, hasta que quedó

atrapada entre dos cuerpos que comenzaron a bombear sus vergas dentro de ella.

Sergio, sentado en el sillón contemplando el trío,

acabó acompañado por las dos invitadas, quienes decidieron juntar la bocas en su polla y hacerle unas mamadas de cine

.

Carol, desbordada por  las sensaciones, gritaba y se agarraba

donde

podía ante el ritmo que sus dos

ensartadores

le daban. Los jadeos de sus dos hombres y el chapoteo que los fluidos provocaban al bombearle la vagina y el ano aumentaban en frecuencia .

El ano de Carol se llenó del caliente fluido de su amante y Sergio, ocupó el sitio. La sensación del líquido elemento en el ano de su esposa rebosando y humedeciendo ambos cuerpos junto con la presión que la verga del otro acompañante le producía a cada sacudida era algo que le excitó aún más. El orgasmo de Carol se hizo notar en un vibrar de caderas y en el grito de placer que le acompañó.

Notando aún que sus hom

bres no terminaron, siguió dejándose hacer hasta que el s

emen brotó de su coño y su ano

Dejaron a Carol tumbada el suelo.

Sergio, para evitar tentaciones, ató nuevamente las manos.  Cada invitado, fue preparándose para marcharse y besándola profundamente en los labios como despedida. Una vez la casa estuvo vacía, la desató y quitó su vendaje y tapones en los oídos.

Carol y Sergio se miraron sonriendo y se fundieron en un beso y un abrazo.

-La próxima

me

toca a

m

i

, y espero que esté a la altura de esta-, le dijo Carol al oído