El Juego
No sé cómo acabé metida en aquel juego...
Querido Diario:
Esta es la primera página que escribo y lo hago porque necesito contar mi primera experiencia en "El Juego".
Creí que podía aguantar sin hablar de ello con nadie, pero creo que me hace daño tenerlo guardado y, como no es algo que pueda confesar a nadie, pues lo primero que tuve que hacer fue jurar sobre mi vida que mantendría el secreto, te lo cuento a ti, mi querido Diario y a partir de ahora confesor.
Hace exactamente dos días que ocurrió. 9 de Junio, mi cumpleaños. Papá y mamá estaban fuera (otro aburrido viaje de negocios) y yo estaba sola en casa.
Me encanta estar sola en casa, no soy como otras chicas que se asustan o no se sienten cómodas. Yo realmente adoro estar sola y hacer lo que quiero.
Había preparado un bizcocho y chocolate caliente, la casa estaba limpia y asombrosamente tranquila. Todo era perfecto. Comí el dulce en silencio y me bebí el chocolate con calma, saboreándolo. Cuando hube terminado llevé el vaso y el plato a la cocina y entonces llamaron a la puerta.
Quién podía ser? Yo no tenía casi amigas, y las pocas chicas que conocía en clase eran sólo eso, conocidas.
Planteándome estas cuestiones fui a abrir la puerta pensando que sería algún vecino o alguien que se había confundido.
Cuál fue mi sorpresa, querido y fiel Diario, cuando vi a mi prima Sonia al otro lado. Debió quedárseme cara de tonta porque ella sonrió y preguntó: "No te esperabas que viniera, verdad?"
La invité a pasar, pero entonces ella me dijo: "Oh, no vengo sola, he traído a Lucia, espero que no te importe"
Las últimas palabras las acompañó con un tono secundario muy revelador: "Sé que más bien te encanta que esté aquí" quería decir. En su rostro se dibujó una sonrisa traviesa y tras ella se asomo tímidamente Lucía.
Al verla me puse tan nerviosa que se me aflojó la vejiga y creí que me orinaría encima sin poder evitarlo.
Lucía me saludó con un "Hola" muy flojito, entonces me di cuenta de que ella también estaba nerviosa, tanto o más que yo y eso, querido Diario, me produjo cierta alegría, no sé cómo explicarlo.
No voy a seguir escribiendo sin hablar claramente de mis lo que más o menos ya se desprende por lo que he dicho. Lucía era la primera persona que me gustaba... Qué me gustaba? Oh, Diario! Estaba (estoy) loca por ella!!
Los chicos nunca me llamaron la atención, pero eso jamás me ha preocupado, te lo cuento con total sinceridad, sé desde siempre que soy lesbiana y no me importa ni me siento inferior ni diferente por ello. No es ni ha sido nunca un problema para mí, pero admito que siempre he tratado de ocultarlo lo mejor posible, aunque mi prima Sonia lo notó enseguida...
Bueno, no quiero adelantarme a los hechos ni irme por las ramas. Tengo que contar todo esto con calma y por orden ya que es algo importante para mí y quiero que tú lo entiendas bien y no te líes.
Al terminar el chocolate y el bizcocho, Sara me entregó una caja roja con un lazo plateado.
-Nuestro regalo- dijo.
Abrí la caja y saqué una tarjeta donde podía leerse "El Juego", no decía nada más, luego saqué un aparato con forma de enorme pene. Lo miré extrañada sin acabarme de creer lo que veían mis ojos.
-Es un consolador- dijo Sara sonriendo, miré a Lucía y vi que estaba avergonzada pero que no podía evitar sonreír.
-Fue idea de tu prima- dijo.
Miré el artefacto y vi que hasta podía enchufarse. Cogí el cable y miré a Sonia.
-Si lo enchufas vibra, no es genial?- se rió y dio dos palmadas. Volví a mirar el consolador y me planteé que era imposible que aquella cosa cupiera en una vagina... El aparato era cilíndrico metálico, pero estaba recubierto de una especie de goma o silicona rosada que le daba la forma de un pene. Haciendo un cálculo aproximado, el grosor debía ser como el de un puño cerrado, es decir, enorme.
Esto no te cabe ni a ti- bromeé mirando a Sara, ella sorprendida se echó a reír y Lucia la imitó.- Y esto de El Juego?- dije cogiendo la tarjeta.
El juego es a ver cuál de las tres se mete lo más gordo, es decir, el consolador.- me contestó Sonia.
Tengo que decirte, querido Diario mío, que al principio creí que mi primita estaba de broma, porque evidentemente aquel artefacto no podía entrar en una vagina humana. Estaba convencida de ello.
-Empezaremos con cosas más pequeñas- continuo Sonia- Vamos a la habitación.
Lucía y yo nos miramos, Sonia no dijo nada más, se levantó y se fue. Después de un momento miré a Lucia.
- Vamos?- ella dudó, le dije que si no quería, no tenía porque hacer nada, pero finalmente las dos acabamos en la habitación.
Antes de entrar, Lucía me confesó que yo le gustaba y que deseaba hacía tiempo estar conmigo. A penas pude creer que aquello estuviera sucediendo de verdad.
Cuando entramos, Sonia se estaba desnudando, dejé el consolador sobre la cama y la imité mirando a Lucía que a su vez me miraba a mí.
Una vez desnudas, Sonia nos hizo jurar sobre nuestras vidas que jamás hablaríamos con nadie de aquello. Después empezó El Juego.
Lo primero que hicimos fue echar los turnos a suerte, y la cosa quedó así: Lucía, yo y Sonia.
Así pues, Lucía se tumbó sobre la cama, su cuerpo me pareció perfecto y rabiosamente sensual, estaba tan excitada con todo aquello que creía que iba a volverme loca.
-Lo primero será un dedo, Lucía, elige quien quieres que te lo introduzca- dijo Sonia. Lucía me miró y sonrió abriendo las piernas.
Mi dedo entró se deslizó dentro de ella con muchísima facilidad a causa de que Lucía también estaba muy excitada y, por lo tanto, muy húmeda.
Querido Diario, espero que no te sonrojes con todo esto, yo necesito contarlo y espero que al menos tú me comprendas.
La siguiente en probar el dedo fui yo, y el dedo fue, como no, el de Lucía. Luego le tocó el turno a Sonia, que por ser la última y la más experta en la materia, probó el dedo de las dos. Cuando introduje el mío, pude comprobar lo amplio de la vagina de mi prima, aunque, pensé mirando el consolador, no tanto para albergar ese pedazo de cosa.
-Lo siguiente es este tubo- dijo Sonia mostrándonos un tubo algo más grueso que un dedo. Lo probamos las tres sin ningún problema.
He de confesarte, Diario, que a estas altura yo ya estaba medio loca de tanta excitación.
-Mejor, me dijo mi prima- Así entra más y mejor.
Lo siguiente fue un bote cilíndrico de cristal con el grosor aproximado de un pene de tamaño medio. Las tres lo probamos con éxito, aunque Lucía y yo nos quejamos un poco al principio y cuando dio en el fondo de la vagina. Sonia se lo introdujo varias veces hasta casi perderlo dentro de ella.
- Lo siguiente es esto- dijo Sonia mostrándonos un teléfono inalámbrico no muy grande- Hay que metérselo.
Lucía me miró y dijo que ella se rendía. Yo me tumbé y esta vez fue Sonia quien me lo introdujo. Me dolió, pero finalmente entró y salió de mí aunque dejándome una sensación molesta y bastante escozor.
Sonia se lo metió y sacó con gustó pasándose la lengua por los labios mientras nos miraba.
-Ahora queda la prueba final, enchufa el consolador- dijo- y túmbate. Hice lo que me pedía y abrí las piernas todo lo que pude, Sonia empapó la punta con mucha crema , lo puso en la entrada de mi vagina y empezó a frotar suavemente a medida que empujaba. Yo estaba a mil, más excitada que en toda mi vida, pero notaba que el consolador era mucho más grande que el orificio por el que queríamos meterlo y supe que no iba a poder ser.
Sonia empujó un par de veces con cuidado, y luego otra más, pero me dolía y aquello no entraba.
-Sonia, no entra, déjalo, es muy grande, te lo he dicho- ella lo intentó de nuevo sin éxito, me dolía y me aparté, para cogerlo yo.
-Me toca- dijo Sonia, se tumbó y abrió las piernas todo lo que fue capaz- Primero frota y luego empuja- me dijo- yo te indico cuándo.
Hice lo que me dijo, unté el aparato con crema y lo froté por ella que se retorció de puro gusto cerrando los ojos.
-Empuja- me indicó, lo hice pero con suavidad y fue un intento fallido, Sonia me miró y sonrió.
-Acabará entrando- me dijo- Ya lo verás.- Le di más crema y lo froté contra ella que gimió y alzó las caderas.
-Cuando yo te diga, empujas con fuerza...- susurró acariciándose el clítoris con un dedo para aumentar su placer y excitación. Lucía la miraba atónita, todavía desnuda. Los gemidos de Sonia aumentaron y justo antes de alcanzar el orgasmo me instó:
-Empuja!- casi gritó y haciendo lo que me decía, noté como el consolador se introducía en ella tras romper la presión q antes le impedía colarse en la vagina.
Sonia gritó, temí haberle hecho daño, aquella enorme imitación de un pene se perdía dentro de mi prima. Parecía increíble, iba a sacarlo cuando Lucía me lo impidió. La miré sin comprender, entonces ella presionó el botón de encendido y el aparato comenzó a vibrar haciendo que el cuerpo desnudo y laxo de Sonia vibrase a su vez, las piernas abiertas y también se agitaban mientras soltaba grititos y gemidos desmayados.
-Me dueleeee- decía con los ojos en blanco y un hilo de baba cayéndole por la comisura de los labios- Pero me gustaaaaa....
Después de un momento, lo apagué, Sonia había dejado de gemir, no hacía nada, su cuerpo se había quedado inerte excepto por las vibraciones que producía el aparato. Me asusté al verla así e intenté sacar el vibrador. Tuve que tirar fuerte para que saliera, la punta estaba manchada de sangre, no mucha, pero sí lo suficiente para asustarme aún más.
Miré el cuerpo de Sonia y el hueco en que se había convertido su vagina me sobresaltó. Procuré no alterarme, Lucia decía algo pero yo no la escuchaba, tienes que entender Diario mío, que la situación era para tener miedo.
Zarandeé el cuerpo de Sonia y enseguida volvió en sí.
-Estás bien? -pregunté.
-He ganado- dijo ella sonriendo levemente- Ese cabrón casi me parte el coño, pero he ganado... Y joder, cómo duele!!
Sonia ha estado sangrando estos dos días. No ha querido ir al médico, dice que todavía tiene el coño que parece la boca del metro, que si el ginecólogo ve eso se asustará. Dice que lo de la sangre parará tarde o temprano pero que lo de follar se ha terminado por un tiempo, hasta que su vagina se encoja de nuevo.
Espero, querida Diario, que eso ocurra pronto, mientras tú guárdame el secreto, de acuerdo?