El Juego

Dos jóvenes adolescentes sin saberlo están jugando un juego que cambiará sus vidas, y que los lleva a conocer un lado de su personalidad que no conocían.

La risa del oficial rezumba en sus oídos, amplificada por el eco del lugar, qué podía hacer, los chorros de agua eran tan fuertes que no le quedo más remedio que doblar sus rodillas y caer al piso. Cubría su cara con sus manos y trataba de evitar al máximo que el agua entrara por sus cavidades nasales, la sensación era horrible. El lugar era obscuro y cerrado de 2 por 2 metros, sin ventanas. Las lozas blancas del techo cuarteado, sucio y apenas alumbrado por la luz que alcanzaba a entrar por la vieja puerta entreabierta del lugar nunca las va a olvidar.

Los movimientos eran suaves, he hipnotizantes su silueta se dibujaba tenuemente matizada por la poca luz de un par de ventanas en la alto del lugar, afuera era casi de noche, a unos metros de ahí se escuchaba un chorro de agua y los jadeos de alguien que parecía estar luchando por respirar.

Ya había despuntado el sol aquella mañana de sábado, definitivo las sábanas no me querían dejar, pero logré liberarme de ellas, me levante, me puse los tenis, me metí en la ropa deportiva y me fui al gimnasio. El rostro de Xavier ya lucía algunas gotas de sudor. Cuando lo vi estaba acostado en la barra horizontal con los brazos sujetando el trozo de metal y levantándolo una y otra vez con los pesados discos trabajando esos hermosos pectorales que se le dibujaban bajo la ajustada prenda de algodón que llevaba, era una camiseta verde que marcaba ya el sudor en las axilas y en el pecho, - ¡Qué vista!- Al mismo tiempo bajo esas mangas cortas pude ver un perfecto par de brazos que en cada movimiento dejaban ver las buenas rutinas de tríceps y bíceps que debía –¡Vaya que espalda! El chaval está hermoso pensé – estaba acostado en el banco de la barra con las piernas abiertas reposando a cada lado del banco, y seguí devorando con la mirada su esplendido cuerpo, unas piernas fuertes, marcadas y largas se transparentaban en un pantalón deportivo gris delgado de poliéster, ese material que no deja casi nada a la imaginación y lo mejor del conjunto estaba en la entrepierna, un paquete prominente lucía orgulloso y apetecible bajo la prenda, a simple vista parecía reposar noblemente hacia su pierna izquierda, debajo de un bóxer no muy ajustado ya que podía apreciar claramente el contorno perfecto del trozo de carne, podría decir, casi afirmar, que esa zona de su cuerpo tenía un imán ya que no podía alejar mi vista de él. Su rostro me decía que tendría entre 17 y 18 años, cuando se levanto puede apreciarlo completo, más o menos de mi estatura 1.75 metros, nalgas firmes y bueno un rostro lindo, de niño travieso que no podía con él, una piel apiñonada, no completamente blanca, pero tampoco llegaba a ser moreno, chapeado por el esfuerzo del ejercicio, cabello corto castaño claro quebrado y cejas pobladas, un mentón perfecto levemente partido, labios gruesos y apetecibles, pestañas largas un poco rizas y unos ojos grandes color miel que me sacaron de mi abstracción justo cuando se cruzaron justo con los míos.

-¡Que tal! ¿Podemos alternar en la barra? – afortunadamente mi cabeza formuló la pregunta adecuada para justificar el par de segundos que me sorprendió admirándolo.

-Eh… ¡si claro! –Contestó con una voz que delataba su edad.

Segundos después se fue a la zona de mancuernas para trabajar ese hermoso par de brazos. No pude evitar seguirlo con la mirada. Descubrí que era un tanto vanidoso, se veía constantemente en el espejo, entre descanso y descanso del ejercicio se miraba discretamente los brazos y se levantaba la playera para presumirse a sí mismo su abdomen, -¡Mmm vaya con el abdomen! no muy marcado pero si firme, algo de vello color claro salía del resorte del pantalón deportivo y coronaban un ombligo que no dudaría ni tantito en llenar con mi lengua. Unos gramos de grasa en los costados completaban el cuadro perfecto y me decían que mi amigo estaba en plena pubertad.

-¿Cómo vas? –Irrumpió la voz de otro chico que supuse era su compañero de ejercicio.

-Bien, me faltan bíceps – Ya no te falta nada, pensé en mi interior-

Las trivialidades no se hicieron esperar comenzaron a hablar, escuchaba sus voces cada vez más lejos, ahora mi mirada se concentro en el recién llegado. Se veía poco menor que Xavier, y con un color de piel igualmente más oscuro tirándole a chocolate, delgado, poco menos fibroso que su amigo, vestía un pantalón deportivo azul de material ligero y un playera negra, poco más alto que yo, cabello un poco largo, pero sin perder masculinidad, cara fina y linda, tenía facha de no romper un plato, espalda amplia, y por detrás se veía una figura muy linda y un trasero Mmm, qué nalgas, caray, quería morderle una y después la otra bajarle el pantalón ahí mismo y darle de nalgadas, explorarlas con la lengua, masajearle las bolas por detrás, mientras le introduzco un dedo en su parte más íntima mmm…... Bueno volviendo a la realidad el deportivo permitía ver también algo atractivo en su entrepierna, aunque no tanto como la de Xavier, ¡vaya que pareja de chavales! Caminando de un lado a otro del gimnasio con las mancuernas parecía que me estaba provocando, el miembro de Xavier se balanceaba ligeramente al caminar de un lado a otro como invitándome a no dejar de verlo, las nalgas de Raúl, el amigo, se veían tan apetitosas. Tenía que hacer algo, tenía que conocerlos, - ¡Tenían que Jugar!

Al final de la rutina 50 minutos después

-¡¿En serio!? Exclamaba Xavier con esa linda voz de niñato de 18 años, ya confirmados, y viéndome con esos hermosos ojos miel que me mataban.

-De verdad, respondí convencido de lo que les acababa de decir.

-Siempre que vamos hemos querido subir ahí pero no nos dan chance –intervino Raúl de 17-

-¡Pues no tenían las influencias suficientes! –Dije orgulloso, alimentando mi ego- Entonces nos vemos al rato. Me despedí con un apretón de manos a cada uno.

Hice uso de mis contacto y aproveche la relación que tenía con un amigo en un antro conocido de la Ciudad de México para llevarme a mis recién conocidos a la zona VIP del lugar. La ingenuidad de mis amigos y su corta edad no permitieron que se preguntaran porque un individuo de 28 años que conocieron hace 50 minutos les hace la invitación a uno de los mejores antros de la ciudad, a la zona más codiciada y con un par de botellas "gratis

Me bañe y me afeité frente al espejo, no soy feo, cabello lacio castaño oscuro, moreno claro, 1.75 metros y 80 Kg de energía pura –está bien no voy a alardear- dicen que no soy feo, con un miembro regular y buen trasero me han dicho, no me la paso viéndomelo en el espejo, simplemente hago ejercicio.

Ya en camino le marqué a Gustavo, buen amigo, con un sentido del humor enorme y una imaginación tremenda. En aquel entonces ideamos "El juego"

No quería llegar tarde para recoger a mis nuevos amigos, así que salí varios minutos antes de la cita y llegue al lugar de encuentro. Esperé casi veinte minutos y finalmente se bajaron de un taxi, vaya que los dos estaban bien macizos de buenos. Xavier lucia un ajustado pantalón de vestir sin pinzas que apenas ocultaba el pedazo de carne entre sus piernas ¡que ricas piernas! Lucía camisa oscura a rayas y un bléiser casual, el cabello lo traía desacomodado de tal forma que se veía peinado, su olor era exquisito, traía una colonia suave que invitaba a devorarlo. Raúl tenía un pantalón de vestir color hueso un poco más informal, camisa rosa, que transparentaba un poco el trabajo en el gimnasio de mi amigo y un saco color claro, su trasero se alzaba deliciosamente por debajo del ajustado pantalón, cuando subió al auto estuve a punto de nalguearlo.

Ya en el lugar decidí pedir dos botellas, la música estaba perfecta, el ambiente era realmente bueno, mis dos amigos se estaba divirtiendo, bailamos alternadamente con una que otra chica y después solo se deleitaban viendo la carne femenina que pasaba. Al principio iban bebiendo lento, pero cuando les dije que yo sería el conductor designado comenzaron a llenar un poco más sus vasos. Pedimos otra botella y cerca de las 2 de la mañana Raúl ya estaba tendido en el sillón semiinconsciente, Xavier más resistente a los grados de alcohol se mantenía en silencio viendo como una linda chavita se comía a besos con su novio, en cierto momento cuando se levanto al baño le sorprendí con una semi erección que me puso a mil.

Definitivamente Gustavo no se va a aparecer –pensé, no contestaba el celular, ¡ese cabrón! creo que podré aprovechar el camino a casa y el alcohol en la sangre de mis amigos para darles una que otra sobada. Así que decidimos salir del lugar hacia las 3 de la madrugada.

Camino a casa a 5 minutos del trayecto, las luces de una patrulla se asomaron en mí retrovisor ¡Para colmo!

-¡Buena noche Jóvenes!

-¡Que tal! – Contesté un poco sorprendido al ver al oficial a lado de mi ventanilla

-¿Sabían que rebasaron el límite de velocidad en esta vía?

El oficial medía 1.80 metros, cabello un poco largo rizado y oscuro, lucía bien peinado completamente hacia atrás y coronaba su cabeza la gorra con la insignia de la institución, que enmarcaban una cara bonita, seria, pero linda, se le marcaban un par de hoyuelos en sus mejillas al hacer una que otra mueca y bajo ese uniforme se veía muy, pero muy apetecible, debía ejercitarse, tendría unos 25 años. El pantalón gris claro del uniforme de la policía de la Ciudad de México le ajustaba perfecto se le marcaba algo de buen tamaño bajo esa bragueta, que con medio centímetro debajo de su cierre total, invitaba a todo al que la viera a bajarla y descubrir su contenido. Nos pidió bajar del auto, bajamos Xavier y yo y entre los dos ayudamos a Raúl quien yacía dormido en el asiento de atrás. Xavier fue el primero en ser revisado, - ¡Y lo estaba revisando muy bien!, toco sus piernas desde sus pantorrillas hasta sus muslos, toco su trasero y discretamente toco su paquete, -¡Que abusivo!, después de igual manera conmigo, y si que revisaba muy bien, toco mi entrepierna con una semi erección por todo el ajetreo y el hecho de sentir aquellas manos extrañas por todo mi cuerpo, el último fue Raúl que apenas pudo ponerse en pie. Al ver como revisaba y oscultaba el trasero de mi ebrio amigo, me calenté mucho más. Al parecer del hombre Raúl parecía muy peligroso, ya que revisó muy bien pero discretamente hasta el último rincón de su trasero, la cara de Xavier fue de admiración al ver toda la escena, sin embargo, no dijo nada, Raúl con trabajo se dio cuenta que lo estaban revisando cuando el hombre toco su pene por encima del pantalón y lo apretó, el uniformado, levantó la ceja en ese momento, y pude notar entonces algo extraño en su cara, al liberar a mi recién abusado amigo, con rapidez le eche un ojo al bulto del abusivo hombre y pude notar cierta reacción.

-Jóvenes, -dijo dirigiéndose a Xavier y a mí- tendrán que acompañarme a la oficina distrital, no pueden traer a un muchacho en semejante estado de ebriedad en el asiento de atrás –señalo a Raúl que se había quedado recargado en el vehículo como tratando de reaccionar.

-¡Pero, que yo sepa eso no es un delito, quién viene condiciendo soy yo y no tengo aliento alcohólico! –Le rebatí.

-¡Joven no voy a discutir las reglas con usted! me va a acompañar a la oficina distrital y se acabó –Entonces mi corazón empezó a latir mas y mas fuerte al ver el discreto guiño que me hizo- ¿fue mi imaginación?

Xavier ya ayudaba a Raúl a subir al auto.

A travesamos caminando el cuartel, en donde al fondo había solamente otro uniformado viendo televisión y ni siquiera volteó al escucharnos, a punta de empujones el oficial nos metió a Xavier y a mí en lo "separos", la celda era no muy grande y semi oscura, apenas se alumbraba con un par de ventanas en la parte de arriba, no había nadie más en el lugar, estábamos solos.

-Solamente van estar aquí –dijo cerrando la puerta de la celda- hasta que a su amigo se le baje un poco la borrachera, de eso yo me encargo no se preocupen –me volvió a guiñar el ojo, esta vez sobando discretamente su paquete con la mano derecha por encima del pantalón gris que denotaba que había algo despertando debajo de éste. Raúl caminaba enfrente de él intentando mantenerse en pie sujetado por el brazo por la mano libre del policía. Caminando por el pasillo se me figuró un reo al que le acaban de dictar sentencia de muerte, ¡vaya! –me asuste por un momento, por el destino de mi amigo, pero me reconforté al pensar que todo podría formar parte del juego, pero… ¿y si no fuere así?

Xavier era de lo más tranquilo, ya se había acomodado en la litera de arriba e intentaba recuperarse de lo mareado que estaba.

-¡Oye, bueno veamos el lado positivo del asunto! –Rompió el silencio - nadie manejará ahorita, dur…hip…durma…mos un rato –Intentó articular la frase-

¡Ja! mi amigo estaba más tranquilo que yo, bueno, me acosté en la litera de abajo y comencé a pensar que podía hacer para no aburrirme.

Entonces al fondo del pasillo se escucho un chorro de agua –Xavier no le dio importancia-

-No por favor basta…gruuuu…..gruuuu, basta…..gruuuuu!

El oficial se divertía mojando con agua a presión a mi adolescente amigo. La camisa completamente empapada y pegada a su cuerpo, su cabello por toda la cara, y sus ajustados pantalones completamente mojados lo hacían verse completamente indefenso, su pedazo de carne se marcaba tímidamente por encima de la prenda húmeda.

-¡Quítate los pantalones y la camisa! –Le ordeno a mi mojado amigo.

Raúl titubeo un poco pero al recibir un chorro de agua en la cara obedeció de inmediato.

Un cuerpo que apenas lucía algunos vellos en piernas y abdomen y una piel morena resaltaban el ajustado bóxer blanco del sometido joven, un pene de regular tamaño intentaba ocultarse de lo frío del agua, los cojones de mi amigo era lo que llamaban la atención, grandes y morenos se refugiaban debajo de su compañero de carne, la entrepierna de Raúl no estaba nada mal, la delgada y mojada prenda marcaba hasta los vellos púbicos del hermoso conjunto. Pero lo que realmente buscaba el policía estaba justo debajo de ese par de pelotas.

-Voltéate – le ordenó

Apuntó el chorro de agua a su rico trasero.

-Quítate el bóxer, no queremos que tu ropa está completamente mojada cuando te vayas-

Raúl obedeció esta vez sin titube alguno.

El uniformado se acerco al tímido adolescente y sobó sus nalgas dando libertad a sus dedos para saborear su raja.

Entonces Raúl se movió bruscamente en protesta y desvió el chorro de agua mojando al uniformado.

-Que tonto eres muchacho, ahora tendré que quitarme el uniforme.

Se despojó del pantalón y la casaca del uniforme y los dejo por un lado, el bóxer a cuadros que tenía encima no era ajustado, lo que permitía que su miembro se levantara libremente por debajo de la prenda mojada -¡vaya que pedazo de carne!

Los chorros de agua eran tan fuertes que a Raúl no le quedo más remedio que doblar sus rodillas y caer al piso. Cubría su cara con sus manos y trataba de evitar al máximo que el agua entrara por sus cavidades nasales, la sensación era horrible. –El oficial estallo en una carcajada-

Mientras tanto, con las risas a lo lejos, Xavier reaccionó de su sueño y entonces tuve que detener la sobada tremenda que le estaba dando a su erecto falo por encima del ajustado pantalón. Rápida y silenciosamente me acosté nuevamente en la cama de abajo. Xavier se incorporó, bajo lentamente de la litera, y dio algunos pasos en dirección al mingitorio que estaba en el interior de la celda mientras bajaba su bragueta e intentaba sacar de su prisión de tela ese rico pedazo de carne que medía aproximadamente 16 centímetros en estado de erección. Entonces se escucho un chorro de agua, ahora en el interior de la celda, un chorro forzado por la erección de mi amigo que se estrellaba directamente en la reserva de agua del mueble de porcelana. Lo observe detenidamente, se quedo por varios segundos parado frente al mingitorio dándome la espalda -¡vaya que imagen! los movimientos eran suaves, he hipnotizantes su silueta se dibujaba tenuemente matizada por la luz de las ventanas en la alto, ¡se estaba masturbando! Me incorporé lentamente de la cama y me acerque sigilosamente al mingitorio bajando mi ziper y liberando también mis centímetros de carne viva. El rabo de Xavier salía por la bragueta, brillaba por la punta lo que significaba que ya había liberado algunas gotas de líquido pre seminal, su cabeza estaba total mente fuera del prepucio, una cabeza ancha y roja que despedía un olor, un olor a pubertad, a insaciabilidad, un olor a sexo, a calentura, a sudor, a orín, todo acompañado de una agitada respiración y un aliento a tequila que despedía mi amigo por su boca entreabierta, su transpiración mezclaba sudor y colonia ¡era un olor a adolescente a carne fresca, a pubertad! El grueso trozo de carne que estaba siendo estimulado por su mano derecha, pedía a gritos liberar toda la carga que tenía atrapada en sus entrañas, a pesar de la poca luz del lugar pude distinguir su cara, tenía los ojos cerrados y se masajeaba delicadamente, la mano izquierda la tenía puesta en la pared, ¡Estaba yo que reventaba de calentura! Sus piernas ligeramente separadas su trasero delicioso su espalda ancha y trabajada ¡era un adonis en potencia, un semental a punto de estallar de placer! Comencé un ligero vaivén también en mi miembro, ya junto a mi caliente amigo, quién no se había percatado de mi presencia –¡vaya que masturbarse junto a otro hombre es de los más caliente que pueden hacer! Entonces sintió mi presencia, cerré los ojos instintivamente y deje que todo empezara.

-Que..que paso wey? Que haces?

Abrí los ojos al escuchar su entrecortada voz.

-Lo mismo que tu, no ves? Andaba algo caliente y simplemente se me ocurrió al mismo tiempo que a ti.

-¿No te pudiste esperar cabrón?

-¡La neta no!

Cerré mis ojos y seguí con mi tarea, sabía que no se movería, estábamos a centímetros de distancia, mi mano izquierda, que estaba inmóvil, percibía los movimientos de su mano derecha, había empezado de nuevo. Dejé pasar unos segundos y entreabrí los ojos. Se estaba masturbando más rápidamente y tenía la mirada puesta en mi pene que estaba completamente erecto y apuntaba justo hacia arriba como buscando su mirada. Tenía desabotonada mi camisa, así que decidí echarle más leña al fuego, comencé a acariciarme el abdomen y delicadamente el ombligo, en cierto momento toque con la yema de mis dedos una de mis tetillas y sus ojos no perdieron detalle del movimiento, continué masturbándome y él igualmente comenzó a tocarse el pecho, alenté un poco mis movimientos y él hizo lo mismo, toque con el pulgar mi glande que estaba completamente bañado en liquido, y el hizo lo mismo, así estuvimos como por 5 minutos que me parecieron una eternidad. La erección de Xavier había alcanzado ahora niveles nunca antes vistos, su tranca larga, ancha y lleno de venas estaban a punto de explorar, su frente lucía brillante de sudor y su respiración era aún más fuerte, su mano izquierda ahora era la encargada de la tarea… entonces su mente completamente en blanco guió su mano derecha tímidamente en dirección de mi falo, alejé mi mano y sentí las yemas de sus dedos que palpitaban e irradiaba la calentura, al principio los movimientos fueron torpes, pero, poco a poco fue emparejando y dando un ritmo delicioso a los movimientos de sus dos manos en su carne y en la mía.

En el baño el abusón cerró la llave del agua y se acerco al intimidado adolescente, que se encontraba doblado en el piso completamente desnudo y mojado, lo envolvió en una toalla y lo trajo a un lugar en donde el piso no estaba mojado, lo comenzó a secar delicadamente, estaba a sus espaldas, no despegaba su trozo de carne del trasero del muchacho mientras deslizaba la toalla por el pecho del joven. Raúl que ahora se encontraba más consiente se sintió desnudo e indefenso, pero a la vez seguro en los brazos de aquel policía que lo acababa de empapar, fue una sensación extraña, sentir un miembro semi erecto en su trasero y unas manos recorriendo su cuerpo. Entonces el hombre comenzó a secar delicadamente los genitales del muchacho, ¡Que sensación! Su falo respondió a los roces de las manos que delicadamente se paseaban por sus vellos púbicos. El oficial se sentó entonces en una vieja y oxidada banca que había en el lugar dejando casi sin aliento al chico a la mitad del cuarto, se despojo del bóxer, abrió las piernas y se comenzó a masajearse el pene, debía medir 18 centímetros aproximadamente, Raúl abrió los ojos y al mismo ritmo comenzó a masturbarse y a descubrir esa nueva sensación de estar con otro hombre, sobaban sus falos al mismo tiempo, parecía una sinfonía, entonces se acercó Raúl al fibroso macho de tránsito y se sentó junto a él, sus piernas desnudas se encontraron juntas, uno con la otra, continuaron masturbándose cada quién con lo suyo por unos minutos.

Vaya que si no han descubierto la sensación de masturbarse junto a otro macho sin ni siquiera tocarse, solo observando, se los recomiendo!

Raúl no perdía detalle del movimiento en la carne del hombre que lo acompañaba en esta excitante tarea, sus pupilas subían y bajaban extasiadas al ritmo de la mano del oficial, que embadurnaba todo su falo son el jugo seminal que ya expedía. Entonces fueron acercando sus labios, al tiempo que sus ojos miraban fijamente el uno al otro, sacudían sus sexos frenéticamente, ninguno de los dos podía contener más la respiración parecía que el aire del planeta entero no fuera suficiente para llenar sus pulmones, el policía beso delicadamente al chico mientras deslizaba una de sus manos en su entrepierna, lentamente deslizó su mano hasta llegar a los testículos, mmm… suaves, delicados e indefensos pendían y se balanceaban al mismo tiempo que el chaval se masturbaba, bajo delicadamente su dedo medio buscando la zona más íntima de su inexperto amigo y la encontró, mmm… el sudor facilitó que los dedos del intruso pudieran desplazarse por la entrada anal de Raúl, éste solo soltó un suspiro cuando el hombre rozó su esfínter todavía virgen. Sus lenguas se movían y se perdían en un juego de poder dentro de sus bocas, completamente armonizadas con el movimiento de las manos en sus miembros, se acomodaron en el mojado suelo del lugar, el joven lo miraba fijamente con timidez, su mente estaba en blanco y su carne completamente erecta, el hombre se le fue encima tocando sus piernas y sus muslos. Su glande buscaba entre los semi velludos testículos de la víctima una puerta de entrada, comenzó un vaivén entre la ingle y las bolas del chaval que solo suspiraba lleno de confusión, sus cojones se movían de un lado a otro como buscando escapar de tremendo rabo que las asediaba, entonces sucedió, la cabeza del tronco encontró su camino y se deslizó suavemente, ayudada por los jugos que ya derramaba por litros, hacia la entrada estrecha del chico, poco a poco esa carne dura se fue fundiendo con el esfínter de Raúl, éste solo se abandono a los deseos de su amo y lo dejo entrar, aferrándose a los fibrosos brazos del oficial que se apoyaban en el suelo justo a un costado de su cabeza, no supo a qué hora llegaron sus piernas a los hombros del semental que lo estaba a punto de abrir en dos. Entró la mitad de tremendo carajo en sus entrañas y el adolescente palideció sus gemidos extasiaban al macho que tenía encima y lo provocaba más, de una estocada le clavo la tranca completa, y comenzó a entrar y salir a un ritmo bestial, cada que salía el sometido chaval sentía un vacio en su interior que de inmediato con la mirada le suplicaba que lo llenara nuevamente. Su vista se perdía en las lozas blancas del techo cuarteado, sucio y apenas alumbrado por la luz que alcanzaba a entrar por la vieja puerta entreabierta del lugar.

-Cabroncito que rico culo tienes!!! Toma, chiquito ….ahhhhh ahhhh que apretado y calientito estás por dentro.

-Despaciooo! Oughhhh Que duele!

-Toda, toda recíbela toda!!!

Las gotas de sudor de su hombre escurrían y aterrizaban en la cara del joven quién de manera inconsciente sacaba la lengua para lamerlas de sus labios.

-Ya sácala, sácala, por favor.

Las palabras del chico no concordaban con sus acciones una de sus manos se aferraba a la pierna del semental que le acababa de robar la virginidad y lo guiaba adelante y atrás al tiempo que clavaba sus ardientes centímetros dentro de sus entrañas. El cabrón policía se perdía en la cara del joven disfrutando cada uno de los gestos que le provocaba su verga al entrar y salir de su esfínter.

-Ven cambiemos de posición – Le indico!

-Espera, yo, ya no

-No pasa nada, anda ven chiquito!

Los jadeos de Raúl, a unos pasos de ahí excitaban más a Xavier, sujeté entonces su mano sobre mi rabo ya que sus movimientos se habían vuelto frenéticos, entonces toque su ardiente rabo, retiro su mano, estaba completamente erecto su verga apuntaba directamente hacia mí, me agache lentamente, mi amigo permaneció de pie junto al mingitorio con los ojos cerrados, dejándome hacer, poco a poco engullí con mis labios tremendo pene, tenía un aspecto lindo, tronco firme, venoso a reventar, cabezón pero proporcionado uno escroto suave y delicado con poco vello, vaya que me trague tremenda herramienta, recorría el prepucio con la mano hasta cubrir el glande y luego con los labios lo iba liberando lentamente engulléndolo por completo, esto le calentó a mil. Tocaba sus bolas con mi mano libre al tiempo que regulaba sus estocadas, ya que parecía que estaba fuera de control. Rodeó mi cabeza con sus manos acariciándome primero con ternura y luego sujetándome firmemente me clavo tremendo trozo de carne hasta la garganta, por un momento sentí ahogarme pero el olor en sus vellos púbicos me hizo relajarme, respiré hondo, la tenía hasta la garganta y con sus bolas justo en mi barbilla, toque sus nalgas con mis manos hasta rozar su raja, que cuerpo tenía el chavito.

-Mámalo anda putito, eso quieres no? Chúpalo si te gusta!

No necesitaba ordenármelo mi boca ya cubría completamente esa rica palanqueta de carne y la devoraba.

-Párate! – Me sujeto del cabello y me levanto bruscamente – ve a la cama! – se bajó completamente los pantalones y se acercó a mi por detrás sobando mi trasero – Quítate esto cabrón, que estoy caliente!

Me quité por completo el pantalón y me ordenó que me pusiera en "cuatro"

-Despacio wey! – Le dije con duda de que me escuchara en tremendo estado en el que estaba.

Escupió en su mano y untó la saliva por su glande, al tiempo que metía uno de sus dedos de la otra mano por mi raja.

-Que rico culito me voy a coger, lo aprietas he putito!!

Vaya si mi amigo se había transformado, parecía que las neuronas se la habían bajado al glande, no pensaba en nada más que en coger. Sujeto mis caderas y con el movimiento de su tranca se fue acomodando en mi ojete, de un impulso metió su húmeda cabeza en mi esfínter y solo pude agachar la cabeza y morder las hediondas sábanas de la litera, el dolor fue por un segundo, al instante siguiente empezó con tremenda energía y virilidad a sacar y a meter tremendo rabo por mis entrañas, sentía sus bolas sudorosas rozar por instantes las mías que se balanceaban con tremendas estocadas.

-Cabrón despacio! – suplique

Sin escucharme aceleró más y más lo sentí tan adentro de mi cuerpo que mi estómago se revolvía con tremenda sacudida en mis intestinos, sus manos se aferraron a mis caderas. Parado con una pierna y con la otra apoyado en la cama se daba más impulso! Vaya que energía de este chaval, testosterona pura! Con la camisa desabrochada por completo, por un instante pude ver como el sudor perlaba sus pectorales en desarrollo se movía despacio, y luego aceleraba, con una cadencia de experto que me decía que era un cogedor asiduo. Cuando iba lento lo aprisionaba apretando el esfínter para no dejarlo ir, que cabrón, le encantaba! Estuvimos por unos minutos a este ritmo y después llego el momento, se arqueó sobre mí, con los ojos cerrados y me dijo al oído – te voy a inundar de leche este culito – Sentí como aceleró el ritmo.

-Ahhh, Ahhhh, te voy a preñar el culo wey!– Con su respiración agitada, sus manos aferradas a mi cadera y sus piernas orquestando el ritmo de todo el show se vació en mis entrañas.

Sentí como su pene se contraía dentro de mí y su semen inundaba mi intestino, que energía el cabrón después de 6 chorros de leche seguía con una semi erección que le permitió seguir con las estocadas, que caliente estaba! Después de 5 minutos se volvió a correr vaciando 3 chorros más, entonces aflojo las estocadas y finalmente sacó su rabo de mi trasero, al ir saliendo sentí como el vacío que dejaba me hacía volver a desearlo dentro.

El Policía sujeto del brazo a su desnuda e inocente víctima, la arrodilló y se comenzó a masturbar frente a él, el joven veía desde abajo como ese rabo se sacudía de arriba abajo, en un momento perdió noción con la realidad y se asió del falo del oficial lo lamía extasiando hasta el último rincón de sus pulmones con el olor a macho que expedía, apretaba sus cojones con una mano y con la otra se sujetaba de la pierna velluda del oficial, éste le sujetaba suavemente las orejas al joven y lo guiaba en un vaivén hacia su herramienta.

-Vaya chico que rico lo mamas! Ahhh, si, sigue!!! sigue, lame las bolas!

El muchacho le lamía las cojones, los pelos se le enredaban en la lengua y su nariz le rozaba el falo, el calenturiento hombre se masturbaba al tiempo que el chaval pasaba su lengua por su escroto, de momento el oficial le jalo de los pelos y le apunto frenéticamente la punta del glande a su boca, el joven instintivamente abrió su boca y recibió varios chorros en su lengua y otros tantos pasaron derecho hasta su garganta,

-Toma cabroncito!, tómala toda, trágate mi leche, siiiii uffff que rico lo chupas, lámelo ahhhhh, ahhhhh, me corro, uffff que rico. – Su cuerpo se arqueo con cada chorro arrojado, su cuerpo lo pedía. – vaya que bien lo mamas chico!

Raúl permaneció con los ojos cerrados mientras se jalaba su verga al tiempo que lamía sus labios recogiendo los residuos de semen. Finalmente el joven se corrió en los pies del policía, con cada chorro de semen que arrojaba su conciencia regresaba, poco a poco, sus pensamientos se aclaraban y de momento, de momento se vio arrodillado frente a un hombre con la verga de fuera y con una semi-erección, sacudió su pene y entonces se puso de pie con la cabeza agachada, el policía lo tomo del brazo, pero el chaval ni siquiera lo miró, fue entonces cuando sintió el dolor en su trasero, su cabeza le acababa de decir que acababa de ser prácticamente violado, pero él lo había consentido todo. Recogió sus prendas mojadas del suelo y comenzó a ponérselas sin decir una palabra. El oficial de tránsito se asió de su uniforme nuevamente y sin decir palabra caminaron en dirección de la celda en donde nos encontrábamos Xavier y yo.

-Ya se pueden ir – espetó el policía

Me despedí de Raúl, quién quedo muy complacido por el entretenimiento durante su corta estancia en los "separos" Raúl se despidió levantando tímidamente la mano de camino hacia la puerta.

-Los llevo! Dije!!!

-No, no te preocupes nos vamos en taxi dijo Xavier después que miro a su amigo y éste hizo una mueca de negativa. Salieron

-Creo que gané!

-Que te pasa, también me divertí

-Como conseguiste entrar aquí?

-Un oficial me debía un favor y me lo cobré!

-Ahora si me sorprendiste con el montaje de todo, Gus, de verdad me sorprendiste wey! El uniforme te queda bien!

-Sí creo que me va bien! Jajaja!

Parte realidad, parte ficción espero les haya gustado.