El jorobado de Notre Dame

La misma película sin la cruel censura de Disney que esconde la verdad en sus pelis.

Madellaine entra en la catedral de Notre Dame, tiene una misión; engañar a Quasimodo para que le diga cual es "la fidele". Una campana millonaria que Sarousch, el malvado amo de Madellaine, quiere robar. Nada más entrar, Madellaine se topa con Quasimodo.

Este provoca una fuerte impresión en ella que casi la hace salir corriendo.

Pero traba su impulso de salir corriendo y trata de entablar una conversación con Quasimodo.

-Madellaine: hola, mi nombre es Madellaine, he venido porque me gustaria conocer la catedral, ¿podrías enseñármela tú?5

-Quasimodo: sí claro rica, te enseñaré todos los rincones de esta bella catedral que fue contruída en el siglo XV y bla bla bla.....

(dice quasimodo mientras toma a Madellaine de un costado y se dispone a dirigir de forma precisa los movimientos de una Madellaine poco acostumbrada a caminar por la catedral)

-Madellaine: oh, es muy hermoso todo, me hace especial ilusión subir al campanario de Notre Dame, para ver París desde lo más alto que ha sido visto nunca por nadie. ¿Podemos?

-Quasimodo: mmm, sí, podemos, no es muy habitual en las visitas habituales pero no le veo ningún problema, ven acá que allí están las escaleras.

Ambos emprenden la subida hasta la cima, que a Madellaine se le hace un poco pesada pues no está acostumbrada a subir tantas escaleras.

-Quasimodo: te veo resoplar mucho, no estás acostumbrada, yo subo y bajo estas escaleras como 20 veces al día, ¿quieres que te lleve?

-Madellaine: uy gracias por tu ofrecimiento, pero se te vé pequeño, ¿estás seguro que podrás?

-Quasimodo: sí claro, ven p'acá.

Diciendo esto, Quasimodo toma Madellaine con la facilidad de si fuera una pluma.

-Madellaine: uy je je, se te vé pequeñito repito, pero no te falta vigor.

Quasimodo reenprende la subida hacia el campanario pero ahora como no tiene que "esperar" a Madellaine, sube rapidamente saltando los escalones. En llegar hasta arriba del todo, deposita cuidadosamente a Madellaine en el suelo y reinicia el mostreo de la catedral, señalándole cada uno de los detalles de importancia.

-Quasimodo: mira, esta campana se llama Lunetier, y esta otra Desillusion, y esta otra...

-Madellaine: mmm, son muy bonitas todas, pero a mi me han hablado de una muy muy grande, que se llama "la fidele" y que es la más grande campana que se haya contruído nunca.

-Quasimodo: sí, te han informado correctamente. Es la más grande de Notre Dame, ven que la vamos a ver.

En un instante, Quasimodo muestra a Madellaine, la más grande campana en el mundo. Un ¡oh! escapa de la garganta de esta, pues no estaba preparada a ver tan tremenda obra de la raza humana que supera con crezes la mediana ilusión que se esperava ver ella.

-Madellaine: es, es, es, lo más grande que haya visto en la vida! Nunca he visto nada tan perfecto, esto vale quizá como la catedral entera, y no debe pesar ni una millonésima parte de ella.

-Quasimodo: ja ja, no será tanto. Pues no has visto nada, de dentro está forrada de diamantes y esmeraldas y si alguien la robara, podría vivir el resto de su vida sin trabajar.

-Madellaine: oh dios mío, ya te he pedido mucho, incluso me has subido a cuestas hasta aquí arriba, pero sería mucho pedir verla desde dentro?

-Quasimodo: no, claro, no hay problema, la levantaré un poco de un lado y podremos entrar.

Quasimodo coge una vela de una mesa de al lado y la enciende para ver desde dentro la maravillosa campana. Da la vela a Madellaine y levantando la campana, deja que pase ella primera para entrar él después. Una vez dentro Quasimodo observa a Madellaine llorar ante la impresión de la más grande riqueza que ha visto nunca en su humil vida.

-Madellaine: oooh, snif, esto es, snif, lo más maravilloso que he visto nunca, snif, podría morirme aquí dentro que me gustaría, snif.

Diciendo esto, Madellaine deja caer la vela y se abraza a Quasimodo para llorarle en su hombro.

-Madellaine: buuuuh, buuuuh, nunca había visto nada tan bonitooouuuuh, y yo no soy más que una ladronaaauuhh.

-Quasimodo: no te apenes hija, no hay razones para sentir tristeza al ver una cosa bonita.

-Madellaine: pero es que tú no lo sabes todo, buuuh, yo había venido aquí para robarte la campana, pero después de ver lo bonita que es, y la amabilidad con que me has tratado, me arrepiento de lo que he echo hoy y lo que he echo durante toda mi vida! buuuuuh.

-Quasimodo: no pasa nada hija, no te hubiera dejado robar nada, no te tienes que sentir culpable.

-Madellaine: oh gracias, ¿me perdonas?

-Quasimodo: claro muñeca, y para que me creas que te he perdonado te daré un beso en la nariz. -muack-

Ante tal muestra de cariño, la reacción de Madellaine es instantánea, y se lanza a besar la boca de Quasimodo como si le fuera la vida. Permanecen ambos abrazados en beso, en la oscuridad de la campana durante practicamente dos minutos que Madellaine goza como un verano entero en la costa.

-Quasimodo: ¿qué te ha pasado?

-Madellaine: nada, no le veo nada malo, le ves tú algo de malo?

-Quasimodo: no claro, a quien no le iba a gustar un beso tuyo. Pero sabes a lo que te expones? Yo soy un monstruo. Te ha gustado?

-Madellaine: me ha parecido maravilloso, y me parecería maravilloso volverlo a hacer.

Obedeciendo su plática, Madellaine vuelve a lanzarse a los labios de Quasimodo para intentar besarlo con más pasión si cabe. Finalizado este segundo beso Quasimodo replica.

-Quasimodo: mmm, mejor salgamos de debajo la campana, afuera estaremos más bien, ¿no crees?

-Madellaine: sí claro, aquí es como estar dentro un armario.

Una vez fuera, Quasimodo sienta en la mesa a Madellaine y no detiene el amorío empezado bajo la campana y vuelve a besarla, pero esta vez su manos toman también parte y van bajando dedo a dedo el vestido de Madellaine. Esta no tarda en mostrarle los pechos que a su vez llaman las manos de Quasimodo, para acabar chupando cada uno de los pezonzitos.

-Madellaine: mmmm, mmmm, eres virgen?

-Quasimodo: ¿virgen? Qué es eso?

-Madellaine: o sea, has echo nunca el amor con una mujer?

-Quasimodo: no, nunca he estado con una, siempre creí que nunca iba a besar a nadie.

-Madellaine: pues hoy vas a dejar de serlo porque quiero hacer el amor contigo.

-Quasimodo: me parece maravilloso, ¿y tú lo eres, virgen?

-Madellaine: no, mi amo me desvirgo hace mucho años, pero nunca me ha gustado que me coja. Me parece asqueroso cuando a veces acude a mi litera a las tantas de la madrugada, y me besa aquí y allí y por todo el cuerpo, y acaba metiéndome la cosa dentro y no me gusta nada. Creo que en el fondo aún soy virgen porque me han cogido sí, pero nunca me han echo el amor.

-Quasimodo: bien pues eso vamos a arreglarlo hoy, para ti y para mi.

-Madellaine: déjame hacertelo a mi, desnúdate y túmbate en el suelo que yo me encargaré de todo.

Quasimodo se saca toda la ropa y la tiende en el suelo a forma de litera en la cual se estira. Madellaine se desnuda también y se acerca al cipote para comerselo y saborearlo por primera vez en su vida. No es el primer pene que entra en su boca, pues Sarousch, su amo, ya la había obligado unas cuantas veces a comérselo. Pero sí es la primera vez que trata de sorber/saborear/sentir ese gusto a pescado que tanto le había horripilado en Sarousch, y tan delicioso le parece en Quasimodo.

Madellaine juega con el ciruelo descapullándolo y tragándolo entero, y come los testículos también, mientras con una mano no para de masturbarlo y con la otra se acaricia ella misma.

-Madellaine: no puedo aguantarme, quiero metérmelo dentro y amarte.

-Quasimodo: adelante, no te diré que no.

Madellaine avanza a ponerse encima de Quasimodo para dirigir el pene a adentrarse en ella. Se lo apunta al conducto vaginal y se sienta con despacio. Una vez sentada/todo dentro, empieza a moverse adelante y hacia atrás haciéndole el amor a Quasimodo. Madellaine gime y gime con fulgor pues es de echo, la primera vez que "quiere" sentir como se mueve esa extremidad dentro de ella. La velocidad de amor va subiendo paso a paso, pasando Madellaine de moverse medidamente adelante y atras, a combinarlo con un semibote que cala con profundidad también, hasta botar y botar con locura gimiendo más fuerte que las mismísimas campanas.

-Madellaine: OOOOOOh, OOOOOOh, OOOOOOh, quasi, quasi, apriétame los pechos, por favor! OOOOOOh.

"Quasi" no sabe otra cosa que hacer que coger ambos pechos con torpeza y moverlos de un lado a otro.

-Madellaine: no, así no quasi, apriétame bien la puntita, el pezón, pero sin hacer daño.

Así lo hace quasi elevando el gozar de Madellaine hasta lo que buscaba esta; el orgasmo continuo. Pasando de una cosa a otra la pareja hace el amor durante una media hora, al final de esta Quasimodo eyacula como está escrito y descarga todo el semen acumulado en toda su vida en el interior del sexo de Madellaine.