El jefe de papá
Esta es la historia de como papá llego a ser gerente de una tienda de deportes en muy poco tiempo con mi ayuda.
Hola mi nombre es Ayane tengo 23 años, mido 1.65cm, peso 63kg, de cabello castaño oscuro, ojos color miel claros de busto soy 32 B y de pantalón soy talla 5, mis piernas están bien torneadas y firmes y me trasero también está bastante firme. Y bueno ya que les he dicho como soy les diré porque estoy aquí, y pues veras les contare como es que mi papá llego a ser gerente de una tienda deportiva con mi ayuda.
Pues verán mi padre estuvo yendo de un trabajo a otro durante algún tiempo, hasta que por fin llego a esta tienda de deportes, al igual que muchos entro siendo un vendedor más, y el salario no era muy bueno que digamos, lo bueno de este trabajo era que quedaba cerca de mi escuela y podía irme para allá saliendo.
Esto no le molestaba ni a los empleados ni al dueño ya que ayudaba cuidando que no robaran, era como un vigilante anónimo o algo así me gustaba pensar, llego el punto en que era tan normal que me vieran pasear por aquí y por allá que incluso el dueño que se llama Diego bromeaba conmigo diciendo que ya era mi hora de entrada o cosas de ese estilo.
Diego llego a tenerme tanta confianza que incluso me dejaba entrar a su oficina y usar la PC, y de vez en cuando me platicaba problemas que tenía en la tienda y según yo lo aconsejaba para poder resolver ese problema, aunque la mayoría de las veces solo lo hacia reír y con eso decía que sus problemas se solucionaban o le llegaba la inspiración para resolverlos.
Un día como cualquiera que salí de la escuela me fui a la tienda de deportes y como casi no avía clientes Diego digo que si quería podía irme a su oficina a jugar en la PC, yo acepte muy contenta pues me divertía mucho con los juegos de internet. Ya avían pasado algunas horas y Diego entraba y salía de su oficina con papeles (como siempre) pero en una ocasión que entro se dirigió al escritorio donde estaba yo.
Estaba a punto de levantarme para dejarle el espacio libre a él, pero supo su mano en mi pierna, por arriba de mi rodilla y me dijo que no, que solo sacaría unos papeles, pero aprovecho el momento para bromear y apretando un poco mi pierna me dijo:
- Mira nada más Ayane que bonitas y firmes piernas tienes.
- Jajaja gracias señor Diego, pero me hace cosquillas.
Diego ya no contesto nada, solo dejo de apretar mi pierna y comenzó a acariciarla metiendo un poco su mano por debajo de mi falda mientras me veía a los ojos, yo me puse un poco nerviosa pero no dije porque por alguna extraña razón no me molestaba que me acariciara.
Después de un rato volteo la silla para quedar frente a frente (él en cuclillas y yo sentada) y comenzó a acariciarme ambas piernas metiendo sus manos hasta el borde de mi calzón, y fue entonces que me dijo:
- Sabes Ayane yo puedo hacer que tu papá sea jefe de área, pero tienes que hacer algo por mi primero.
- Y ¿Qué necesita que haga?
Entonces él se levanto, acaricio mi cara y comenzó a desabrochar su pantalón, permitiéndome ver su pene. En ese momento yo vi que era gigantesco, grueso y creo que hasta palpitaba. Para ser sincera me espante un poco y hasta me recorrí para atrás. Diego tomo mi mano derecha y la llevo directamente a su pene para que lo acariciara mientras me decía:
- Solo tienes que chupármela.
- ¿chupársela?
- Si, como si fuera una paleta.
Lo pensé un poco pues estaba nerviosa pero me decidí, me acerque a él y comencé a pasar mi lengua por su pene, justo como si lamiera una paleta. Diego me dijo que así no, tomo mi mano izquierda y chupo uno de mis dedos mostrándome como tenía que hacerlo. Y así lo hice hasta que de pronto me pidió que me detuviera haciéndose hacia atrás, sujeto su pene y comenzó a agitarlo con fuerza hasta que se corrió justo en mi cara.
Sentí como su semen caliente y amargo golpeaba mi cara y otro pongo entraba en mi boca. Cuando termino me dio unas toallas higiénicas para limpiarme la cara y me dijo:
- Qué buena niña eres, ven vamos a decirle a tu papá que a partir de mañana es el nuevo encargado del área.
Sin decir palabra alguna fui detrás de Diego, hasta que llegamos con mi papá y le dijo:
- Alejandro te tengo una buena noticia.
- Dígame señor ¿Qué pasa?
- A partir de mañana tu vas a ser el nuevo jefe de esta área.
- ¿enserio? Que excelente noticia, gracias señor.
- Si tu hija me convenció de tomar esa decisión.
Mi papa volteo a verme muy contento así que yo solo sonreí y lo abrace.
Pasaron los meses y Diego no avía vuelto a tocarme de la forma en lo que lo hiso aquella ocasión, hasta que un día. Yo ya me encontraba de vacaciones de la escuela así que pasaba más tiempo en la tienda y para no aburrirme me llevaba rompecabezas o algún libro que leer. Aquel día me encontraba en su oficina tendida boca abajo en el piso armando un rompecabezas y Diego entro me vio, se dirigió a su escritorio, tomo unos papeles y de regreso se dirigió hacia mí.
Yo en esa ocasión llevaba unos short un poco flojos y una blusa de tirantes pues estaba haciendo calor. Diego se sentó a mi lado y sin titubear llevo su mano directo a mi trasero y comenzó a acariciarme mientras me decía:
- ¿esta difícil ese rompecabezas?
- Un poco, es que las piezas son muy pequeñas.
- Mmm ya veo, pero eres bastante buena, ya casi terminas.
- Jajaja para nada, solo llevo la mitad.
- Oye Ayane quiero pedirte un favor.
- Si claro ¿dígame?
- ¿me la chuparías de nuevo?
Me lo digo tan directo y sin titubeos que me quede pensando un momento y cuando por fin mi mente comprendió lo que me avía pedido voltee a verlo y le pregunte:
- ¿ahora?
- Si, ¿Por qué no? Solo que no quieras
- Está bien
Dicho eso me senté sobre mis piernas viendo de frente a Diego. Él se levanto y saco su pene lo más rápido que pudo, entonces lo sujete y comencé a chuparlo hasta que de nuevo me pidió que me detuviera corriéndose de nuevo en mi cara, cuando termino me dijo:
- Muchas gracias Ayane, eres muy buena
- De nada señor
Guardo su pene y salió sin decir nada más, cuando me encontré de nuevo sola comencé a sentirme un poco mal pues comprendí que Diego solo me uso, pero rápido se me paso ese sentimiento de culpa.
Pasaron algunos meses de nuevo y Diego no avía vuelto a pedirme nada, solo de vez en cuando, cuando tenía la oportunidad me tocaba el trasero. Pero un día se dio cuenta que el gerente de ese entonces le avía estado robando desde hace mucho tiempo, así que lo despidió, faltando unos pocos días para mi cumpleaños.
Justo un día antes de mi cumpleaños llegue a la tienda como siempre y mi papá me dijo que Diego le avía pedido de favor que cuando llegara me enviara a su oficina pues tenía un regalo para mí, yo no cuestione a mi papá y me dirigí a la oficina de Diego con un poco de nervios pues pensaba me pediría de nuevo que se la chupara o al menos eso imaginaba.
Cuando llegue abrí la puerta y vi a Diego hablando por teléfono y por lo visto era algo malo pues se notaba su cara de molestia, pero me vio y sonrió moviendo su mano indicándome que entrara, yo entre y me senté en el sofá que estaba en su oficina, cuando termino de hablar por teléfono Diego se dirigió hacia mí con un regalo muy buen envuelto y extendió sus manos dándome a entender que me daría un abrazo. Abrí el regalo emocionada y era un vestido negro preciosísimo y Diego me dijo:
- Espero te guste
- Esta hermoso, gracias.
- Si quieres entra al baño a cambiarte, me gustaría vértelo puesto.
- Ok
En su oficina tenía un baño privado así que entre a cambiarme allí, cuando salí Diego me vio de arriba abajo diciéndome que el vestido se me veía muy bien, pasando su mano por todo mi cuerpo hasta que llego a mi trasero y se detuvo hay. Quedamos los dos de frente y me dijo:
- Ayane como tú ya sabes tuve que despedir a Carlos “el gerente”
- Si me comento mi papá
- Si, y pues me gustaría saber ¿te gustaría que tu papá fuera ahora el gerente?
- Claro que sí.
- Pero necesito pedirte un favor más grande que la vez pasada, pues este puesto es más importante.
- Dígame ¿Qué es?
- Tienes que hacer el amor conmigo.
- Pero aun soy virgen.
- Mejor aún, así no dudare ni un poco en darle el puesto a tu papá.
- Pero me dan nervios.
- Tranquila ya sabes que yo te trato bien.
- ¿quiere hacerlo aquí?
- Pues si, al fin y al cabo nadie nos puede escuchar o darse cuenta
Ya no conteste nada pues mientras Diego me decía eso ultimo me tomo del mentón levantando un poco mi rostro, lo suficiente para besarme en la boca, yo estaba súper nerviosa pero sabía que si lo hacía con Diego mi papá tendrá un muy buen puesto al fin.
Al responderle el beso Diego lo tomo como un “si” y comenzó a acariciarme primero por arriba del vestido, después lo desabrocho y me lo quito dejándome en ropa interior, de un solo movimiento me quito el brasier como un experto dejando al aire mis pechos y de inmediato comenzó a chupar y lamer mis pezones.
Después comenzó a bajar besando mi abdomen y al mismo tiempo quitándome mi calzón dejándome completamente desnuda, me recostó sobre el sillón, abrió mis piernas y comenzó a chupar mi vagina asiéndome gemir de placer, después de un rato se levanto, se desabrocho el pantalón y saco su pene.
Se recostó arriba de mí poniendo su pene en mi vagina y comenzó a empujar asiendo que cerrara los puños y me quejara de dolor pero ahogando los quejidos para que no escucharan por precaución, estuvo así un rato hasta que por fin perdí mi virginidad y pudo penetrarme un poco más, aunque el dolor no disminuyo en lo más mínimo.
En ese momento yo no experimente el orgasmo pero Diego si, terminando dentro de mí. Cuando termino nos quedamos un rato recostados, después me levante y me limpie pues tenía mi vagina manchada de sangre y semen. Me volví a poner mi uniforme para no levantar sospechas y me dirigí con mi papá para mostrarle el hermoso vestido que Diego me avía regalado.
Al día siguiente era un domingo y mi papá no trabajo para poder festejarme mi cumpleaños, obvio me puse el vestido que Diego me avía regalado pues lo avía invitado a la fiesta y fue uno de los primeros en llegar. Diego entonces espero hasta media fiesta, que ya avían llegado todos y dio la noticia de que a partir del lunes mi papá seria el nuevo gerente.
Desde ese entonces mi papa trabaja súper agusto en esa tienda y Diego y yo tenemos sexo ocasional disfrutando cada día un poco más de nuestra compañía.