El jefe de mi mujer 3

Tercera parte de la historia

Capítulo 3.

Al despertarnos al día siguiente, mientras mi mujer se vestía y arreglaba yo preparaba el desayuno.

Tomando el café le pregunté si estaba nerviosa por volver al trabajo y ver a Raúl, después de lo ocurrido ayer.

Me dijo que si, que no era lo que más le apetecía en estos momentos, pero no quedaba otra.

  • Encima ayer me envió este mensaje y no sé que contestar, tengo miedo de decir algo malo y que me despida.

  • Pues vaya, bueno tú tienes ganas de repetir?

  • Ahora mismo no, ya te dije que siempre había tenido pendiente acostarme con el y ayer ya lo cumplí, así que por ahora no quiero más.

  • Seguro? Y si empieza acosarte poco a poco o flirtear contigo?

  • Pues no tengo ni idea.

  • Pues contéstale el mensaje y dile que no te incómoda.

  • Vale, gracias amor, te quiero muchísimo, no te merezco.

  • Yo también te amo mi vida.

Durante las dos siguientes semanas no pasó nada extraordinario, también ayudo que Raúl se fue de viaje una semana al extranjero por negocios.

Llegó un viernes en el que nos despertamos bajo un sol radiante, apenas una nube en el cielo y unas temperatura que invitaba a salir a tomar algo alguna terraza.

Mi mujer se puso un vestido de tirantes, blanco con flores pequeñas de colores vivos. Su calzó unas sandalias marrones con bisutería adornándolas.

En la oficina había menos gente de lo habitual y Raúl le dijo a mi mujer si le acompañaba a comer ya qué no había faena y reuniones.

Fueron a comer a una arrocería, hicieron una paella de marisco y bebieron sangría de cava, de postres escogieron sorbete de limón y luego les invitaron a una copa de whisky.

Al volver a la oficina, solo quedaban un par de despachos ocupados, el buen tiempo y ser último día de semana había hecho que la gente se fuera antes de lo habitual.

Raúl llamo al teléfono del despacho de Noelia y le dijo que pasara al suyo, que requería de su presencia.

Al entrar al despacho, Raúl había abierto un mueble que mi mujer desconocía y que en realidad era un mueble bar. De allí había sacado una botella de Ginebra cara y dos vasos en los que sirvió la Ginebra acompañada de unos cubitos de hielo y tónica de frambuesa.

  • Pasa Noelia, no rechazaras una copa antes de acabar la semana no?

  • Por supuesto que no!

  • Y vas hacer algo este fin de semana?

  • Que yo sepa nada especial.

  • Bueno supongo que al menos follaras más de una vez con Luis no?

  • Jaja, si por el fuera follariamos cada día.

  • Normal, yo en su lugar también querría.

  • No si ya lo sé yo eso, y tú no tienes a nadie para desahogarte?

  • Que va, a veces entro en Tinder pero hay poco contenido de calidad, bastante loca suelta, no se pueden comparar a una mujer como tú.

  • Eres muy listo tú, me has llevado a comer, que si sangría la copa, ahora un gin tonif, me quieres emborrachar o que?

  • Jaja, mierda has descubierto mi maléfico plan.

  • Además si ya lo hicimos sin estar borracha que te hace pensar que me tienes que emborrachar para repetir.

  • Pues nose jaja, me estás diciendo que quieres repetir?

  • Quizá sí.

  • Entonces a qué esperamos.

Me llegó el mensaje de Noelia diciendo que estaba bastante borracha y se moría de ganas de follar con Raúl, yo le dije que ni de coña, que si estaba cachonda le dijera que le comiera el coño y luego se hiciera una paja el solito.

Me contestó que era muy cruel hacer tal cosa, que iba a poner muy cachondo a Raúl y dejarlo así le daba pena.

Yo le dije, es eso o no hace falta que vuelvas a casa

Mi mujer accedió sin poner más pegas.

  • Raúl, tengo muchísimas ganas de que me comas el coño, estoy muy cachonda y quiero que me hagas ver las estrellas con tu boca.

  • Pues ven aquí y ponte cómoda.

Mi mujer se subió el vestido, se quitó las bragas y se sentó en la silla de Raúl con las piernas abiertas.

Raúl esta vez no se ando con preámbulos y le empezó a comer el coño intensamente, dándole lametones por toda su raja, le iba introduciendo dos dedos profundamente y no paraba de lamer. Noelia estaba disfrutando muchísimo y tenía el coño empapado, en su interior de moría de ganas de follar pero sabía que no podía hacerlo.

Cuándo ya no podía más le dijo a Raúl que iba a correrse.

  • Córrete en mi boca Noelia, quiero devolverte el favor del otro día.

Mi mujer se dejó ir y se corrió empapando la boca de jordi.

Jordi se bajó los pantalones y calzoncillos, y apareció su polla tiesa y dura como una roca.

  • Lo siento Raúl, hoy voy a ser muy mala y no vamos hacer nada.

  • Que! No serás capaz de dejarme así cabrona.

  • Puedes hacerte una paja si quieres.

  • No me jodas, que puta eres no?

  • Encima que dejó que me comas el coño me llamas puta?

  • Lo siento Noelia, pero es que joder estoy muy cachondo.

  • Ya lo e visto, si quieres te enseño mis tetas mientras te masturbas.

  • Vaya mierda, bueno va mejor eso que nada.

Jordi empezó a masturbarse mirando las tetas de Noelia, mientras ella se apretaba los pechos y los iba moviendo con sus manos.

  • Puedo correrme en tus tetas?

  • Venga va, para que veas que no soy tan malvada.

Mi mujer se sentó en la silla aguantando sus tetas con las manos, y Raúl aceleró el ritmo hasta que empezó a soltar leche en las dos tetas de mi mujer, debía hacer días que no se corría porque soltó mucha cantidad.

  • No veas Raúl, me has dejado casi cubiertas las tetas jaja.

  • Pues si, aunque es imposible eso, las tienes tan grandes que me tendría que correr tres veces por lo menos.

Y así cuándo menos pensé que volvería a ocurrir algo, un viernes cualquiera todo volvió a empezar.

Continuará.