El Jefe
Autor: Dominio88. Siguen los tormentos de Amanda
Autor: Dominio88.
Al día siguiente Pamela despertó solamente porque la deslumbraban los rayos del sol de mediodía que se filtraban por su ventana, ya algo repuesta de la noche previa, en la que había tenido que satisfacer los bajos deseos pasionales de dos mozalbetes, se sentía humillada, usada y por sobre todo sucia, pero aun cuando su estado era tan deplorable sentía que no tenía otra opción, desmotivada y aun algo fatigada la chica se levantó de la cama en la que había pasado la noche y parte del día, aun ataviada solamente con las prendas que llevaba la noche anterior, se dirigió al closet de su casa, se desvistió y tomo otras prendas para así poder salir de su hogar.
Al salir lo primero que hizo fue dirigirse al hospital donde se encontraba su esposo, como todas las tardes de visita, se quedó a un lado de su marido viéndolo sin reacción alguna, los médicos no le daban esperanzas pero ella se resistía a la idea de que no despertaría, mientras ella estaba ahí sentada en la casa de Don Armando, este estaba llegando solo para llevarse una gran sorpresa pues se topó con noticia de que su hijo estaba recién levantándose de igual forma que su sobrino Gerardo, el cual había ido a pasar la noche a casa de su tío.
Eran cerca de las 4 de la tarde y Don Armando llamo a Yair al comedor para preguntarle qué es lo que había sucedido la noche anterior, el hombre se quedó atento y sorprendido mientras su vástago le relataba como es que había hecho una apuesta con su primo y juntos se habían cogido a aquella desafortunada chica.
Justo en ese momento por la puerta del comedor estaba entrando Gerardo que al escuchar la charla que se estaba suscitando entre su primo y su tío se acercó para ponerle su granito de arena, pues al pararse al lado de la mesa inmediatamente interrumpió la charla dirigiéndose a su tío, diciendo:
-Tío es usted un gran padre, como me gustaría que mi padre me diera un regalo igual, mire que conseguirle a semejante potranca a mi primo
Don Armando se quedó atento escuchando como los dos muchachos le relataban la noche que habían pasado con la chica, mientras ellos seguían contando todo lo acontecido con lujo de detalle y sin omitir nada, aquel viejo solo podía recordar como iva vestida la chica el día que la entrevisto, y visualizaba en su mente todo lo que aquel par de pubertos le platicaban, involuntariamente aquel hombre empezó a tener una erección.
Los muchachos sumamente alegres le dieron las gracias por las bondades que había tenido con ellos y mientras ellos se retiraban a cualquier parte para seguir pasando el rato, Don Armando se fue directo a su habitación donde rápidamente cerró la puerta con seguro y como si fuera un adolecente se desabrocho los pantalones de forma por demás desesperada, pues no aguantaba las ganas de hacerse una chaqueta pensando en Pamela.
Al tirarse en su cama rápidamente tomo entre sus manos su pene y empezó a jalársela, mientras en su mente imaginaba que la chica estaba en esa misma habitación completamente desnuda ,con el conejo depilado en su totalidad y completamente a disposición suya, el hombre fantaseaba en cómo le separaba las nalgas y sin previo aviso le enterraba su poronga en el ano haciendo que la chica grite y patalee de dolor, pero mientras el imaginaba como estaría de apretado aquel culito que le habían descrito por su hijo y su sobrino, algo en su interior le decía que ya no podía estar más tiempo sin cogerse a la chica.
Ya después de haber apaciguado un poco sus ganas, Don Armando se levantó y se puso a pensar “¿porque tengo que conformarme con tan solo jalármela pensando en ella?”, se dirigió a su estudio y buscando en uno de los cajones de su escritorio saco las tres letras firmadas por Pamela que aún le quedaban, en su mente empezaba a maquilar la forma más placentera de follarse a la chica, sin importarle nada el viejo Don Armando había tomado una decisión, Pamela seria suya.
Mientras tanto el domingo llegaba a su fin, Pamela había pasado una vez más toda la tarde con su esposo y no tenía ni idea de lo que le tenía preparado el destino, ella estaba inmersa en sus pensamientos de que en cualquier momento su esposo despertaría nuevamente.
El lunes por la mañana Don Armando se despertó en su casa, de lo que fuese prácticamente una siesta, pues no había podido conciliar el sueño, las imágenes fantasiosas de cómo se cogería a la chica no se lo permitieron, se dio una ducha y se dispuso a irse a su oficina, en su maletín ya se encontraban los pagarés que le hacían acreedor a una sesión de sexo salvaje con la portentosa hembra.
Al llegar a su oficina se dirigió rápidamente al teléfono, donde de inmediato se dispuso a llamar a Pamela, la chica sorprendida y al mismo tiempo aterrorizada vio que le estaban marcando desde las oficinas de Don Armando, inmediatamente pensó que solo podía ser para una más de las sucias peticiones de aquel hombre, resignada pues sabía que si no contestaba le iría peor, respondió a la llamada que llegaba a su celular, al contestar inmediatamente reconoció la voz de Don Armando:
-Nuerita, ¿qué tal haz estado?
La chica irritada pues no le parecía que le hablara con tanta confianza contesto tratando de contenerse:
-¿Qué necesita Don Armando?
El viejo percatándose de que la chica estaba irritada fue directo al grano:
-Vale que no tienes por qué estar de mal humor, pero me gusta que quieras ir directo al punto, “QUIERO COGERTE”, he escuchado como has disfrutado cuando te la metieron por los dos agujeros…
Mientras el viejo seguía hablando, Pamela había quedado helada, retumbaban en su cabeza las palabras de aquel hombre “QUIERO COGERTE” horrorizada le venían a la mente los recuerdo de cómo era doblemente penetrada, pero de inmediato reacciono justo al momento de que aquel viejo le decía:
-Mañana iré a una casa que tengo en la playa, te mandare al chofer y te estaré esperando en la noche, justo después de atender a un socio mío, quiero que vallas vestida muy sensualmente
Así como repentinamente fue el llamado de aquel viejo fue que termino, Pamela había quedado aturdida por la petición que le había hecho aquel hombre, no solo había sido obligada a estar con el asqueroso hijo de aquel viejo, sino que también la habían violado entre su hijo y su sobrino conjuntamente, ahora él también quería poseerla, mientras ella estaba sola en su casa no podía encontrar alguna forma de librarse de esa situación, y no solo eso, cada encuentro que había tenido le habían devuelto uno de aquellos pagares, aun le quedaban tres a aquel hombre.
Pamela no dejaba de pensar en la situación en la que estaba metida, pero no encontraba salida alguna, así que temerosa pues sabia del poderío con el que contaba Don Armando, no tuvo más opción que seguir las instrucciones que este le había ordenado, por tal motivo, termino su día como era costumbre en ella yendo a visitar a su marido en el hospital, para posteriormente retirarse a su casa a descansar, cabe mencionar que casi no pudo dormir pues le aterraban las ideas que le cruzaban por la mente” ¿Qué es lo que le deparaba el futuro? ¿Qué es lo que se le ocurriría a Don Armando? ¿Cómo es que la follaria aquel hombre?” todo esto se le ocurría a la chica hasta que pudo conciliar el sueño, por tal motivo no despertó hasta ya entrada la tarde, para su des-fortuna ya casi eran las 4 p.m. y por tal motivo no podría ir a ver a su esposo ese día, por un lado se sentía aliviada, no podía seguir viendo a su marido en ese estado y además la culpa la carcomía por dentro.
La chica solamente comió algo, se dio una ducha y se dispuso a escoger la vestimenta que llevaría, Don Armando le había dado instrucciones, el chofer pasaría por ella a las 5 pm y la llevaría hasta donde se encontraría con él, seguramente otra de sus lujosas propiedades, lo que ella no sabía es que en ese preciso momento Don Armando estaba en una junta de negocios con uno de sus mejores socios, y que la recibiría poco después de hablar con él.
La hora había llegado, ella estaba preparada y a la puerta de su domicilio ya la esperaba el auto que le había enviado su jefe, Pamela salió de su casa de una forma por demás desganada, era obvio, no tenía ánimos de ir y menos sabiendo lo que le esperaba, pero eso no evitaba que la chica estuviera vestida de forma sensual pues sabía que tenía que dejar sumamente complacido a aquel hombre, llevaba puesto unos tacones corridos altos de color beige y un vestido strapless de minifalda color azul, a pesa r de ser una vestimenta sencilla la belleza de la mujer resaltaba y se le veía espectacular pues las piernas se le miraban bien formadas y el culo bien parado.
La chica abordo el auto que inmediatamente se puso en marcha, tardo casi hora y media en llegar a su destino, era una casa a la orilla de la playa, mientras ella permanecía en silencio, el chofer le comentaba que en esa casa Don Armando acostumbraba cerrar tratos pues no había nadie ni nada a sus alrededores y por tal motivo nadie le molestaría en ese sitio.
Sin prestarle mucha importancia a las palabras del chofer, bajo del auto y se dirigió a la entrada de la casa, era una pasillo de unos cinco metros adornado con palmeras a los costados y hasta la puerta, cabizbaja la chica empezó a caminar pero mientras ella se acercaba cada vez más vio como la puerta empezó a abrirse y de ella salía un hombre ya mayor, era de piel clara y completamente calvo, la chica no le dio importancia, solo cruzaron caminos mientras ella se dirigía a la entrada y aquel hombre se alejaba de la misma, ella ni si quiera se percató de cuando le rebaso a aquel viejo se dio la vuelta descaradamente para poder verle su trasero bien formado, era tal el desinterés de la hembra que solo llego a la puerta la abrió y entro a la casa sin más ni más.
Al estar adentro la chica vio como Don Armando bajaba las escaleras mientras le decía:
-Nuerita, te he estado esperando, hoy descubrirás lo que es un hombre de verdad, te are gritar como la puta que eres
Pamela solo miro a aquel hombre con rabia, no solo le bastaba con que prácticamente la violaría, sino que también tenía que humillarla de esa forma, a aquel viejo no le importaba lo que pensaran de él, sin miramientos termino de bajar las escaleras y se acercó a ella, sin tocarla empezó a rodearla para verla desde todos los ángulos posibles, deteniendo su andar justo cuando estuvo a espaldas de la chica viendo su bien parado culo redondo, sin perder oportunidad le dio una fuerte nalgada mientras exclamaba:
-A ver si están tan duras como me aparentan
Fue tan fuerte la nalgada que le propino Don Armando que hizo que de la chica se desprendiera un grito de dolor, aquel viejo empezó a reír mientras decía:
-No me has decepcionado, tienes el culo duro y bien parado, justo como me han dicho, no cabe duda disfrutare meter mi verga en tu culo, espero este tan apretado como me han comentado
La chica solo miraba a Don Armando con impotencia, mientras este volvía a posar una de sus manos encima de las nalgas de la chica, acariciándolas y por momentos apretándolas, incluso bajando un poco hasta la orilla de la falda y metiéndola por debajo de esta para poder sentir esas nalgas que eran separadas solamente por su hilo dental, mientras la chica trataba de alejarse de él tímidamente pues sabía que no debía hacerlo enojar, fue hasta que hábilmente Don Armando hizo a un lado aquel diminuto hilo y logro introducir uno de sus dedos en el apretado ano de la chica, que no aguanto más he involuntariamente se arrebató de aquel hombre.
Pamela volteo a ver a Don Armando, estaba horrorizada, no sabía cómo reaccionaría aquel viejo asqueroso, grande fue su sorpresa al ver que aquel viejo no se había molestado y seguía con una sonrisa en la cara, durante un instante hubo silencio absoluto hasta fue interrumpido bruscamente por las palabras de Don Armando:
-Todavía tienes el culo apretado, tu reacción te delata, es más mira como me has puesto
Justo en el momento en el que bajaba el cierre de su pantalón y sacaba su miembro erecto para que la chica pudiera verlo, Pamela que estaba aparragada contra un sofá, se quedó impresionada pero al mismo tiempo intimidada, pues el pene de aquel viejo era enorme, la chica veía como aquella verga no solo era gruesa y venosa, sino que también era bastante larga, además de tener una cabeza por demás gorda, todo eso en conjunto aterrorizaba a la chica pues sabía que las intenciones de Don Armando eran culearsela lo más que pudiera hasta descargarse completamente adentro de ella.
Don Armando la tomo de la mano y mientras la jalaba, la chica oponía resistencia arrebatándose y gritando “No Don Armando, a donde me lleva, por favor no” tratando de que no la llevara a quien sabe dónde, pero sus esfuerzos eran inútiles, poco a poco y contra su voluntad Don Armando logro subir por las escaleras a la infortunada mujer, para sorpresa de propios y extraños la chica de tanto forcejear logro zafarse de aquel viejo e inmediatamente tratando de escapar de él, pero estaba claramente desubicada y se introdujo en la primera puerta que vio, para su mala suerte esa habitación no era otra más que el lujoso estudio de Don Armando, la chica viendo que no había salida en ese cuarto trato de regresar por la puerta de donde había entrado pero justo al voltearse se encontró con Don Armando que le estaba cerrando el paso.
Pamela le miraba fijamente hasta que aquel viejo le soltó una enorme bófeta a mano cambiada, tumbando de un solo manotazo a la chica, esto ocasiono que derramara sus primeras lágrimas de esa noche, Don Armando ahora bruscamente, tomo a la chica que estaba tirada en el piso y jalándola sin ninguna consideración la llevo hasta el escritorio donde la tumbo boca arriba, mientras la chica no dejaba de llorar y permanecía en forma fetal, aquel viejo la tomo nuevamente pero ahora por las piernas y las separo haciendo uso de su mayor fuerza, logrando que a su vista quedara las diminutas bragas de hilo dental que tenía la chica, mientras ella seguía llorando y suplicando, Don Armando ya claramente enfurecido le dijo:
-Cállate puta, que no te pago para esto, maldita perra culo caliente, te callas o te muelo a bofetadas y disfrútalo que te aseguro tu marido es un maldito picha corta que jamás te cogerá como yo lo are hoy
Habiendo dicho esto Don Armando soltó las piernas de la chica, la cual ya no hizo por volver a juntarlas en clara muestra de sumisión, el viejo que no dejaba de escuchar como de la chica se desprendían sollozos, hizo caso nulo a lo que claramente eran suplicas de la chica porque parara, y tomando la diminuta tanga de la chica con sus dos manos la rompió por la parte inferior dejando al descubierto el ahora sexo desnudo de la chica, sin miramientos el viejo poso su mirada en la vagina desnuda de chica y estando claramente excitado puso una de sus manos en la entrepierna de la hembra y empezó a acariciarla, mientras con el pulgar empezaba a jugarle levemente los labios vaginales haciéndolos poco a poco a un lado para tener acceso a su clítoris, mientras que con la otra mano se jalaba la verga violentamente, Pamela por otro lado se cubría la boca tratando de no gritar pues sabía que si lo hacía muy seguramente Don Armando le reventaría nuevamente una bofetada causándole mucho daño.
En otro lugar no muy lejos de ahí el socio de Don Armando, que estaba en su auto seguramente dirigiéndose a su hogar, no podía sacarse de la mente aquel hermoso ejemplar de yegua con él se había cruzado asía ya un rato, justo cuando recordó que se había olvidado la copia del contrato que había estado discutiendo con su socio, por tal motivo decidió regresar por la copia de este y así tener una excusa para poder ver a la preciosa hembra, ya con todo pensado dio vuelta y sin perder tiempo se dirigió de nueva cuenta a donde la casa de su socio.
Sin embargo Don Armando no había perdido el tiempo y sin saber que su socio se dirigía un vez más a donde él se encontraba, este ya había bajado la parte superior del vestido de Pamela dejando al descubierto su redondas tetas en las cuales resaltaba sus preciosos pezones que en contra de su voluntad ya había empezado a quedar duros, la chica solo apretaba los ojos para no ver mientras dejaba salir de su boca leves sollozos diciendo “noooooo”, Pamela trataba de cubrir sus senos con las manos mientras Don Armando, ahora prácticamente la estaba dedeando con una mano y con la otra seguía masturbándose, pero el viejo solo seso en sus movimientos para separar las piernas de la chica un poco más, enterrar su rostro en la vagina y empezar a chuparla como si de un suculento manjar se tratara, Pamela solo trataba de separarlo empujando disimuladamente la cabeza del viejo con sus manos, pero aquel hombre estaba prendido en la entrepierna de la chica.
Pamela sentía como Don Armando por momentos introducía la lengua adentro de su vagina, inconscientemente el cuerpo de la chica empezó a lubricar y dejar salir jugos, mientras ella sentía como aquel viejo le mordisqueaba el clítoris haciendo que ella sintiera gran placer, no cabía duda alguna aquel hombre sabía lo que hacía pero ella no podía permitir que el viejo lo supiera, por tal motivo apretaba con todas sus fuerzas los dientes tratando de impedir que involuntariamente dejara salir algún gemido.
Todo se detuvo de un momento a otro, Pamela quien hasta ese momento había tenido los ojos cerrados, los abrió solo para ver lo que para ella era una aterrorizante escena, Don Armando había dejado de comerle la panocha y ahora estaba de pie sujetando con una mano su gorda verga y apuntando directo a la entrada de su panochita, mientras la chica trataba de enderezarse en el escritorio apoyándose en sus manos, pero aquel viejo seguramente ya era muy experimentado así que de una sola embestida le enterró su pene en la vagina, Pamela grito:
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGHHHHHHHH
Mientras Don Armando la sujetaba por las caderas y empezaba su mete y saca, la chica se sostenía de los brazos del hombre quien en cada embestida trataba de hacer llegar más al fondo su gorda verga, aquel pene era muy gordo y largo para la chica que a pesar de estar completamente mojada sentía como ese pene le entraba y salía una y otra vez cada vez causándole más daño, ella solo decía:
-Pare, espere un poco por favor, me duele, deténgase
Pero Don Armando estaba perdido, el conejo de Pamela era el más estrecho que había probado en toda su vida, y por tal motivo le estaba dando un enorme placer, mientras él seguía su mete sus ojos ya estaban en blanco, seguramente por el placer que le causaba estarse follando a la chica y el solo decía cosas como:
-Que rico aprietas niña, que buena estas, que rico tienes el conejo
Mientras tomaba entre sus manos los pechos de la chica y se tiraba encima de ella para así poder chuparlos, así estuvieron un rato el cual le pareció una eternidad a Pamela, pero de repente Don Armando dejo de bombearle su verga en el conejo y se separó de ella, ingenuamente Pamela pensó “al fin todo a terminado” pero nada más alejado de la verdad pues aquel viejo la volvió a tomar del brazo y la jalo haciendo que bajara del escritorio donde la tenía tumbado, con su pinga aun erecta Don Armando hizo que la chica se arrodillara frente a él dejando su miembro a la altura de su cara, Pamela rápidamente intuyo lo que venía a continuación, Don Armando no la hizo esperar mucho para que supiera sus intenciones pues casi de inmediato le dijo:
-Quiero que te la comas toda puta, chúpate hasta mis huevos y cuidado con los dientes
Pamela sin opción alguna acerco sus labios hasta el glande de Don Armando, y delicadamente empezó a tener contacto con él, muy lentamente abrió la boca y poco a poco empezó a introducirse el pene hasta donde pudo, pero eso no era suficiente para el viejo quien la sujeto del cabello y jalo de ella mientras le empujaba la verga hasta el fondo de su garganta, la chica solo tomo con fuerza las pantorrillas del viejo y sacando fuerzas de flaqueza aguanto que aquel hombre le embistiera una y otra y otra y otra vez hasta que estuviera satisfecho, lo cual tardo varios minutos en los que la chica sentía como por momentos se asfixiaba por los jugos que derramaba el viejo adentro de su boca y por ella misma sentía arcadas he inclusive que casi casi vomitaría del asco que le provocaba estársela chupando a aquel hombre, pero tan intempestivamente como inicio esa posición fue que Don Armando le saco el pene de la boca, la chica en tanto respiraba agitada, mientras por sus mejillas caían lágrimas, nuevamente el viejo la tomo del brazo y la aparrago contra el escritorio ahora boca abajo y con las piernas apoyadas al piso, dejando su majestuoso culo en pompa.
Pamela en esa posición aparragada en el escritorio y con la cara contra el mismo, su vestido estaba todo enrollado en su cintura dejando al descubierto sus tetas, su sexo completamente depilado y su bien formado culo al aire, como si aún fuera necesario, Don Armando escupió una gran cantidad de saliva en su mano y la paso en el sexo desnudo de la chica como si tratara de lubricarlo, tomo con su mano su pene que aún estaba erecto y lo dirigió nuevamente a la entrada de su vagina, de una sola arremetida el macho le metió todo su nabo a la hembra, que empezó a gritar como si la estuviesen matando:
-AAAAAAAAAGGGGGGGGGG, para, me duele, me vas a partir en dos, por favor para
Pero como en cada ocasión nadie le hizo caso y Don Amando siguió con su mete y saca, mientras ella se aferraba a los bordes de aquel escritorio de madera, el viejo la tenía bien sujeto por la cadera para así controlar la velocidad con la que le bombeaba el nabo.
Por otro lado el socio de Don Armando ya había llegado a la casa, incluso había entrado pues la puerta estaba abierta y el chofer de Don Armando se había retirado con el auto, así que ya al haberse hecho noche aquel viejo socio había decidió entrar a la casa de su colega, lo cual no le causo ninguna dificultad, al entrar solo escucho el grito desgarrador de una mujer, y sin decir nada pensó “que buena revolcada le deben estar dando a esa puta” pero en ningún momento imagino que la mujer a la que se encontraría seria el soberbio culo con el que se había cruzado, mientras subía las escaleras la idea atravesó su mente “¿y si de esa morena se tratara?” pero rápidamente descarto la idea.
Al haber llegado a la plata alta, donde estaba el estudio de su socio, pudo ver que la puerta de este estaba abierta de par en par y era la única habitación que en la casa que estaba iluminada, silenciosamente se acercó a la puerta, solo para toparse con la sorpresa de ver a su socio de espaldas, sin pantalón y clavándose a una chica, sin pudor o pena alguna de que le dijeran algo por estar ahí decidió entrar mientras veía como su socio prácticamente se arrodillaba en el escritorio sin sacarle la verga a la hembra haciendo que el que estaba mirando tuviera una vista esplendida de de cómo le enterraban la verga a Pamela, mientras tanto el seguía caminando hasta el sofá, al sentarse en el sillón, el socio de Don Armando pudo ver de perfil a la pareja de amantes que seguía en su frenesí de placer, en toda la casa el único ruido que se escuchaba, eran los gritos de la chica que no paraba de decir:
-Pare, me duele, me duele mucho, se lo suplico pare
El socio de Don Armando por otro lado se ponía cada vez más cómodo pues junto a donde estaba sentado se encontraba un pequeño bar en donde él se dispuso a servirse una copa de whisky para acompañarla morbosa escena que estaba viendo, pues era más que claro que su socio estaba violando a la fémina, mientras tanto Don Armando seguía follandose a la chica la cual tenía cerrados los ojos y seguía gimoteando.
En dado momento Don Armando volteo a ver y se encontró con su inesperado espectador, el cual solamente le saludo levantando la copa y diciendo “sigan, por mí no se detengan”, Don Armando sonrió y mientras la chica seguía diciendo:
-Pare, ya basta, por favor
Don Armando siguió con su mete y saca, mientras su socio desabrocho su pantalón y de inmediato permitió salir a su pene erecto para empezar a hacerse una paja, Pamela seguía con los ojos cerrados por lo tanto no se había percatado de que en la habitación no estaban solos.
Al darse cuenta Don Amando que su socio se la estaba jalando decidió humillar un poco más a la chica, por eso le hizo una seña con la mano a su socio dándole a entender que se pusiera del otro lado del escritorio y quedando de frente a Pamela, el socio ni tardo ni perezoso y con unas ganas enorme de pasarse a la chica por las armas se puso de pie y fue a donde le había indicado Don Armando, se puso de frente a la chica que estaba siendo clavada por Don Armando y a punto su pena a la boca.
Don Armando al ver que todo estaba listo hablo a la chica, quedándose quieto pero sin sacarle ni un solo instante la poronga y le dijo:
-Niña, tenemos visitas, no seas mal educada y salúdalo, de beso preferentemente.
Pamela no entendía de lo que estaba hablando aquel viejo, fue solo hasta que abrió los ojos y vio horrorizada que había un pene erecto enfrente de ella y se disponía a ser mamado que todo tuvo sentido, Don Armando hablo nuevamente:
-Te presento a mi socio “Walter” es un gran empresario Argentino y un muy querido amigo mío, quiero que lo trates como si de mí se tratase
Walter como se lo habían presentado a Pamela era un hombre mayor de unos 50 y tantos años, de piel clara y completamente calvo, mientras la chica le miraba con lágrimas en los ojos aquel hombre se desvestía hasta quedar completamente desnudo, así la chica pudo ver a aquel viejo completamente, era gordo y extremadamente peludo, su inmundo pene sobresalía de entre todo el vello púbico pero para sorpresa de la chica o más bien horror de la misma aquella verga era aún más grande que la de Don Armando, la chica veía horrorizada cada detalle de aquella polla, era grande, gorda, larga, áspera y de sobre manera venosa, su glande era enorme y los testículos parecían pelotas de softball cubiertas de pelo gris.
Mientras la chica miraba con detenimiento aquel pene Walter que ya estaba impaciente por empezar, exclamo:
-Vamos pequeña, no tengas pena puedes comértela toda, no me voy a molestar
A sabiendas que Walter era amigo de Don Armando la chica no tuvo otra opción y lentamente estiro su mano hasta sujetar esa gorda polla, la cual no podía rodear en su totalidad con una sola mano, de esa forma ella misma empezó a guiar aquel descomunal miembro hasta su boca, mientras sentía como Walter le acariciaba la cabellera, pero antes de que ella hubiese podido meterse por sí misma aquel pene, Don Armando saco casi en su totalidad su miembro de la vagina y de un solo empujón se lo volvió a clavar haciendo que Pamela gritara nuevamente, esta aprovecho Walter para meterle toda su descomunal polla en la boca.
Mientras Pamela estaba completamente tumbada en el escritorio, ensartada por su boca y su vagina, sentía como sus pechos se lastimaban contra la madera pues los estaba aplastando, pero el mayor dolor que sentía era cada vez que Don Armando le hacia lo mismo para que gritara, sacando su pene casi en totalidad y enterrándoselo de una sola embestida, mientras que Walter le sujetaba fuertemente de su cabellera para que no se escapara, así estuvieron un buen rato en el que la chica dejaba escapar de su boca cada vez que podía grandes cantidades de fluido entre, saliva, esperma y cualquier otra secreción que se entremezclara, hasta que los dos machos cesaron sus bombeos, Don Armando al fin saco su pene del maltrecho conejo de la chica mientras que Walter hacia lo miso pero seguía masajeándose la poronga, Pamela por su parte tosía y escupía los fluidos que no había logrado tragar, mientras todos se reponían un poco de la ardua labor física Walter interrogo a Don Armando:
-¿Cómo es que te has animado a violar a esta putita?
-No la he violado, bueno no del todo
- No entiendo, como que no del todo
-Bueno ella necesitaba dinero, mi dinero y como yo soy muy generoso se lo he dado, pero también soy empresario y de alguna manera ella ha tenido que pagarme, por eso es que estamos aquí
-Entonces ¿tú le das dinero a cambio de sexo?
-No necesariamente, ella me ha firmado unas letras y cada vez que yo quiero que ella me haga un favor le devuelvo una letra
-¿Pero si ella te liquidara?
-Podría ser, pero eso no va a pasar, no tiene lo suficiente para pagarme ninguno de los pagares
Mientras los dos hombres de negocios estaban hablando Pamela ya se había repuesto un poco, Don Armando que fue el que se dio cuenta que la chica ya estaba lista para seguir con la acción, le ordeno a esta que se pusiera de pie para que Walter pudiera verla, la chica así lo hizo, al ponerse de pie Walter al fin pudo ver todo lo que no le permitió ver el vestido en la tarde, mientras ella permanecía estática, el argentino parecía niño en dulcería, pues no paraba de girar alrededor de la chica viéndola de pies a cabeza pues ella estaba con el vestido completamente enrollado en la cintura, la tanga que había llevado puesta ya hacía rato la había terminado de arrebatar Don Armando de su cuerpo, por tal motivo su sexo estaba completamente desnudo y de esa forma Walter pudo apreciar las preciosas nalgas de la hembra.
Don Armando que al igual que Walter estaba observando a la chica en todo su esplendor se sentó en el sofá y con la verga bien parada le dijo a la chica:
-Ven aquí preciosa
Pamela se acercó temerosamente y al estar cerca de aquel viejo, este la tomo por la cintura he hizo que se diera vuelta quedando ella de espaldas a él, Don Armando rápidamente enterró su cara entre las nalgas de la chica y empezó a lamer el apretado agujerito, Pamela estaba aterrada, sabía lo que seguía, seguramente aquel hombre querría romperle el culito de una vez por todas, pero ella no tenía escapatoria, mientras pensaba esto aquel viejo ya había dejado de chuparle el ano y ahora sostenía su pene con una mano y con la otra agarraba a la chica de la cadera y la guiaba poco a poco hasta abajo, ella solo sentía como aquel pene empezaba a entrar entre sus nalgas y el glande empezaba a hacer presión en su ano, poco a poco sintió como empezaba a arderle el culo pues no estaba a acostumbrado a ser tan forzado por algo tan grande, se aferraba a lo que podía y apretaba los dientes, le dolía enormidades, y solamente había entrado la cabeza del pene, ella trataba de resistirse un poco poniendo fuerza en sus piernas y así evitando que bajara a la velocidad que deseaba aquel viejo, pero Don Armando ya estaba impaciente así que tomo con las dos manos a la chica por las caderas y jalo bruscamente hacia abajo forzando el pobre culo de la chica a recibir de una sola embestida aquella gorda verga, eso ocasiono que la chica gritara una vez más pero ahora mucho más fuerte y miserablemente:
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHHHHH, me duele, me duele sácalo, me duele
Gritaba desesperada mientras pataleaba y trataba de enderezarse, pero aquel viejo la tenía bien sujeta por la cintura impidiendo que ella pudiera escaparse, como podía Don Armando le bombeaba una y otra vez el nabo en el culo, haciendo que la chica no dejara de gritar y llorar, era tan morbosa la imagen que Walter quien lo estaba presenciando todo no aguanto y se abalanzo encima de la hembra, la sujeto de las piernas y separándolas apunto su pinga bien erecta a la entrada de la vagina, la chica veía horrorizada que aquel hombre también la iva a penetrar, pero como ella no se quedaba quieta mientras la estaban culeando, Walter no había podido lograr su cometido y ahora estando el entre las piernas de la chica, puso una mano encima de su abdomen y con la otra sujeto su pene y apunto nuevamente a la entrada de la chica, ahora le dijo a su socio:
-Agárrala duro pendejo, que me la voy a clavar
Don Armando que ya estaba perdido le enterró una vez más el pene a la chica y con una mano le tapó la boca, con la otra la seguía abrazando por la cadera para tenerla inmovilizada, esto aprovecho aquel viejo argentino para ahora si lograr clavarle la zanahoria en el conejo de la chica, la cual trataba de gritar pero no podía pues le tenían tapado la boca y solos se escuchaba un desesperado y desconsolador:
-MMMMMUUUMMMMMGGGGHHHHHH MMMMMM
Pero ya teniéndola ensartado los dos hombres empezaron a bombearle una y otra vez, era tanto el placer que sentían los machos que a Don Armando le dio igual que la chica siguiera gritando y le soltó la boca para que pudiera jugarle una teta pues la otra estaba siendo chupada por Walter quien con una mano le acariciaba las piernas y con la otra le apretaba las nalgas, aquel trio estaba tan fundido que no se sabía dónde empezaba un cuerpo y terminaba el otro, la chica no dejaba de gritar desesperadamente:
-Deténganse, por favor, me duele, sáquenlos, sáquenlos, déjenme, me hacen daño
Pero aquellos viejos estaba en el cielo destrozando a aquella mujer, desafortunadamente para Don Armando su sobre peso le estaba haciendo una mala pasada y prácticamente empujando a la chica desbarato aquel sándwich de placer que habían formado, Walter quien vio que su socio había empujado a la hembra por que se estaba asfixiando se separó y así al fin Pamela pudo descansar un instante de la brutal forma en la que la estaban penetrando.
Don Armando estaba agitado pero aún tenía la verga erecta y estaba muy excitado, por tal motivo le ordeno a la chica que se tumbara boca arriba en el escritorio, pero ella ente lágrimas empezó a suplicar:
-Noooo, Por favor ya no, se lo ruego
Pero antes de que la chica dijera algo más Walter la tomo del cuello y asfixiándola prácticamente la cargo hasta el escritorio donde hizo que se pusiera boca arriba mientras él no dejaba de estrangularla, ahora mientras ella forcejeaba para jalar aire, Don Armando rápidamente se puso entre sus piernas y colocando su glande entre los labiosa vaginales de la chica, solo tuvo que empujar un poco para lograr penetrarla, de esa forma mientras la chica luchaba para que Walter no le apretara tanto del cuello, Don Armando había empezado su mete y saca, pero como ya hacia bastante que habían estado follando aquel viejo, ya estaba a punto de venirse y por tal motivo acelero sus embestidas, Pamela a quien ya no le estaban apretando tan fuerte el cuello se dio cuenta de que Don Armando se vendría adentro de ella, por tal motivo empezó a llorar y a suplicar una vez más:
-No lo eche adentro, sácalo por favor, se lo suplico.
Pero era demasiado tarde Don armando se aferró a las nalgas de la chica y le clavo la verga lo más profundo que pudo mientras sentía como se corría y le llenaba el conejo de leche, después de eso el viejo exhausto se hecho una vez más en el sofá mientras su pene bajaba de tamaño y se tornaba flácido.
Pamela estaba ahí encima del escritorio con las piernas abiertas mientras de su panocha escurría el semen que le había depositado Don Armando, Walter quien no se había venido estaba como burro en primavera y no aguantaba más así que rápidamente fue al otro extremo del escritorio y le dijo a la chica:
-Bueno nena, ya te han llenado el conejo de leche ahora es el turno de tu estrecho orto
Don Armando que estaba sentado en el sofá inmediatamente replico.
-De eso nada Walter, ese culito es solo mío
-no seas así Armandito, con ese culito seguramente aprieta muy rico y yo no quiero perdérmelo
-he dicho que no Walter
-Dejemos que la putita decida, Pamelita me harías el honor de permitirme romperte el culito
-por favor no, se lo ruego “mientras encogía las piernas”
-vez Walter, solo quiere mi verga en su culo
El viejo argentino no aceptaría un no como respuesta y le hizo una propuesta a la chica:
-Si me dejas culearte yo liquidare uno de los pagarés que le tienes firmando a Armando
Pamela rápidamente pensó, aunque me niega este viejo terminara violándome por atrás, es mejor que cuando menos mi cuenta disminuya un poco, mientras ella pensaba eso Don Armando ya se había molestado por lo que estaba sugiriendo su socio y dijo:
-No Walter ese culito es mío y no lo comparto
El argentino por otro lado no dejaría pasar la oportunidad de culearse a la chica, pero no tuvo que volver a insistir pues antes de que se dijera algo Pamela rápidamente contesto:
-¿Si le permito que me coja por el culo usted pagara una de las letras y yo ya no deberé esa?
El argentino sorprendido le contesto afirmativamente moviendo la cabeza, mientras Don Armando estaba simplemente ahí sentado estupefacto pues la chica había aceptado las condiciones que le había planteado Walter, pero aun así Don Armando trato de impedirlo diciendo:
-No aceptare que me pagues de esa forma Pamela
-si no lo permites Armando, da por terminada nuestra sociedad
Mientras Walter tomada por el brazo a la chica y hacia que bajara del escritorio, entonces le dijo que se pusiera en cuatro en el piso, Pamela obedeció sumisamente, he hincándose lentamente hasta que logro ponerse en la posición que le habían ordenado, Walter de inmediato se puso a espaldas de la chica y con una mano le indico a esta que bajara la cabeza hasta el piso, con la otra mano sujetaba su pene y descendía lentamente, pero de repente le dijo a la chica:
-Abre tus preciosas nalgas con las manos
Pamela sabía que tenía que complacer a aquel tipo por tal motivo hizo lo que le pidieron dándole una vista gloriosa de su ano a Walter, quien ahora con el camino libre puso una de sus manos encima de la mano de la chica que estaba sujetando sus nalgas y con la otra guio su pene hasta ese glorioso agujerito de placer el cual a pesar de ya haber sido sodomizado esa noche esta cerradito, por lo cual el viejo no lograba hacer que entre, fue cuando le dijo a la chica:
-Pamelita, mi polla es muy grande y tu culito es muy estrecho, tendrás que comerme la verga para que así la lubriques y no te haga daño
Pamela que ya había empezado a sentir ese horrible ardor no lo pensó dos veces y de inmediato se abalanzo encima de aquel pene, y como si de una paleta de dulce se tratara empezó a chuparlo una y otra vez bajando por el falo hasta la base, incluso chupando los huevos de aquel hombre, como si pudiera meterlos en su ano por la fuerza, fue solo hasta que aquel viejo la separo de su polla diciéndole:
-Basta preciosa, que aras que me corra en tu boca y no me darás la dicha de sentir como aprieta tu culo
Entonces Walter nuevamente le indico a la chica que se pusiera en la posición que tenía previamente, Pamela sumisamente obedeció las órdenes de aquel hombre, y nuevamente le dio la espalda, se puso en cuatro y agacho la cabeza dejando el culo en pompa, Walter que ya estaba excitadísimo se agacho para así lamerle el ano a la hembra, sin importarle que ya había sido sodomizada, Pamela que había aceptado las condiciones para entregarle el culo a aquel hombre solamente cerraba los ojos tratando de no ver.
Don Armando por su parte lo miraba todo estando claramente enojado y furico, pero a Walter eso no le importaba pues ya tenía sujetado con su mano la polla y apuntaba al culo de la chica que solo sentía como aquel hinchado glande empezaba a hacer presión en su entrada trasera, poco a poco Walter empujaba su pene adentro de la chica mientras de ella se desprendían pequeños quejidos de dolor pues el descomunal tamaño de aquella polla le hacía daño.
Walter en tanto, disfrutaba como enano pues aquel culo a pesar de ya no ser virgen apretaba como ninguno, durante varios minutos el argentino estuvo enterrando de a poco su pene en aquel culo para que la chica se fuera acostumbrando a aquella gorda polla, ya después de un largo rato aquel viejo empezó a subir y bajar de la hembra como si estuviera domando a una yegua salvaje, sacándole toda la verga y volviéndosela a enterrar una y otra vez, mientras cada vez que le enterraba toda el nabo con una mano le estimulaba el clítoris y con la otra le jugaba las tetas, poco a poco Walter empezó a hacer que Pamela se excitara he inconscientemente empezara a dejar salir gemidos de placer.
Eso enfureció más a Don Armando, que durante toda la noche no había logrado que la chica dejara de llorar, y ahora en un rato su socio no solo lo había logrado, si no que había conseguida que a la chica le gustara y lo estuviera disfrutando, en toda la casa solo se escuchaban los gemidos de placer de la chica que ya no eran para nada leves, durante todas las ocasiones que la habían poseído por otro hombre que no fuera su esposo, esta era la primera vez que lo estaba disfrutando y peor aún para ella era porque estaba siendo analmente, aquel viejo ya había empezado a acelerar el ritmo de la embestidas, signo inequívoco de que se correría pronto hasta que la chica sintió como aquel macho le derramaba todo su esperma en el culo, después de haberse corrido ahí, Walter saco su pene que aún estaba hinchado y empezó a juntárselo en los labios vaginales a la chica, la cual estaba aún en la posición que le habían ordenado, nuevamente Walter hizo presión y logro penetrar a la hembra la cual dejo salir un pequeño grito que ahora parecía placentero, y bombeando nuevamente tuvo una nueva eyaculación justo al momento en que la chica gritaba de placer pues para sorpresa de todos había tenido un enorme orgasmo.
Los minutos pasaron, Pamela estaba tirada en el piso extasiada y agotada mientras por todos sus agujeros escurría semen, Walter ya estaba vestido y hablaba por teléfono mientras Don Armando lleno de rabia veía a la chica tirada en un charco de esperma, después de eso la chica solo ve como se retira el argentino mientras le dice a su colega “Así se deja satisfecha a una yegua como esta”, al quedarse solos en la habitación Don Armando y la chica el viejo le dice:
-Tanto te gusta la verga, verdad pues ya veremos que arreglo para ti
Y le tiro dos de los pagarés que le había firmado, mientras se daba la vuelta y salía de la habitación y decía:
-Ya sabes la rutina mi chofer te llevara a casa
La chica no le dio importancia a las palabras de aquel viejo y tomo los papeles, sin arreglarse solo se acomodó el vestido y salió de la casa para dirigirse a su casa
CONTINUARA?