El Jardinero
El Jardinero...
Soy una mujer de 30 años, rubia, ojos color verde y tengo un cuerpo excelente, una cola bien paradita y unos pechos que son para envidiar, además voy muy seguido al gimnasio así que no tengo sobrepeso. Me presento así para que puedan tener una imagen de mí y puedan imaginarse mas lo que les voy a pasar a contar.
Estoy casada hace 5 años con un empresario que es adicto al trabajo el solo tiene tiempo para pensar en sus negocios. Trabaja en una empresa multinacional y gana muy bien, así que yo no preciso trabajar, cosa que hice toda mi vida, yo lo respetaba mucho pero hace tiempo que me siento abandonada ya que el no me presta mucha atención, porque siempre llega cansado del trabajo.
Tenemos una casa muy grande en Olivos, frente al rio, y con un parque muy grande. Yo amo la jardinería tengo millones de plantas de todo tipo. Un día visitando un vivero que me habían recomendado, conocí a Sebastián un chico de 22 años hijo del propietario del local. Es un chico que se crió en el campo, ya que ellos tienen campos a las afueras de la ciudad donde cultivan arboles y plantas. Él siempre trabaja en el campo así que tiene un físico espectacular, con muchos músculos muy marcados, piel siempre tostada por el trabajo rudo del campo, además tiene pelo rubio con bucles, ojos verdes y una cara de salvaje terrible, realmente estaba para comérselo. Él trabaja arreglando y decorando jardines, pero es muy tímido e introvertido. Todo lo contrario a mi esposo ya que él vive de traje y es una persona que tiene que demostrar siempre una imagen artificial.
Decidí contratarlo para que me ayude a restaurar todo el parque de mi casa, trabajo que le iba a llevar un buen tiempo.
El primer día que vino a trabajar tenia puesto un enterito y sin nada abajo, así que se le veían todos los músculos de los brazos y la espalda, sinceramente me estaba calentando mucho, y por esos días mi marido todas las noches llegaba cansado y no quería tener sexo conmigo. Yo no sabia que hacer estaba muy caliente y comencé a masturbarme cosa que no hacia ni cuando era adolescente. Además lo asía con bronca ya que me considero una mujer muy atractiva y era injusto para mí tenerme que arreglarme sola.
Todos los días yo le llevaba refrescos y comida a Sebastián, me quedaba charlando un ratito y él seguía trabajando, era un chico que se concentraba mucho en lo que hacia pero yo observaba que me miraba muy tímidamente, luego me marchaba a mi habitación y desde la ventana de la misma lo miraba como trabajaba, y soñaba que él me poseía y me hacía el amor con toda pasión, claro siempre terminaba masturbándome. Un día cansada de lo mismo decidí dejar de soñar y llevar a la realidad mis fantasías con Sebastián.
Al otro día cuando mi marido se marcho bien temprano por la mañana como es de costumbre yo me levante y tome una ducha me coloque ropa interior muy provocativa y un camisón semi transparente. En eso suena el timbre y salgo así a abrirle a Sebastián. Él entró tímidamente sin mirarme, cuando levanto la vista no pudo quitarla de mí, ya que el camisón dejaba translucir toda mi figura. Yo le dije que recién salía de tomar una ducha y que me disculpe como lo recibí, él solo dijo, "esta bien, no me molesta", y saco la vista de mí muy tímidamente. Yo por dentro moría de calentura no soportaba tenerlo frente a mí sin poderlo poseer. Además él estaba con unos jeans muy gastados, que le marcaba muy bien el bulto, y una remera bien al cuerpo que marcaba todos sus músculos. Enseguida él se marcho para el parque, tomo la pala y comenzó a trabajar muy forzadamente, como queriendo descargar energía. Yo seguía permaneciendo cerca de él haciéndole indicaciones de donde quería las plantas, él seguía trabajando sin observarme Yo no sabia como encararlo ya que él demostraba ser muy tímido. Así que comencé a coquetear y le pregunte si le gustaba mi camisón, él se apoyo en la pala y se quedo observandome y me dijo, "nunca había visto nada tan hermoso", le pregunte si tenia novia, y respondió que él no tenia tiempo para eso ya que el padre lo hacia trabajar toda la semana y los fines de semana libres tenia que ir al campo, yo enseguida pense que él era todo un semental sin explotar, pobre chico con el cuerpo que el tenia y todavía era virgen. Ahí me decidí que no dejaría escapar esa oportunidad. Él seguía observandome y yo me acerqué mas y ahí entre los arboles de mi casa, que nos permitía una gran intimidad, me saque el camisón y le pregunte, "que te parece mi ropa interior", el no respondió nada se quedo estático, pude observar como su pene crecía dentro de su pantalón y marcaba un gran bulto. Volví a preguntar "acaso no te gusta", y él seguía sin responder, me acerque hasta casi poder besar sus labios y le pregunte, "acaso no soy atractiva para vos", y él soltando la pala me tomo de la cintura y comenzó a besarme con toda pasión. Yo en ese momento me moje toda sentía todo su bulto apoyado sobre mi cuerpo, y su lengua que recorría toda mi boca. Entonces me aparte un momento y él se quedo sorprendido como si yo me hubiera enojado, y le dije, "mas despacio tenemos todo el día", entonces me agache y comencé a bajarle el pantalón dejándoselo por la altura de las rodillas y me quede observando como el pene quería salirse del slip. Comencé a besarle el ombligo y empece a bajarle el slip a medida que abansavan mis besos. Cuando tenia casi todo el pene afuera ahí recién me di cuenta del tamaño del mismo, era increíblemente gordo y bastante largo. Lo comencé a masturbarlo muy despacio con una mano y con la otra le acariciaba los testículos, luego levante la vista y mirándolo a los ojos le dije, "me lo prestas por un ratito", él contesto tímidamente sí, sin dudarlo lo puse todo dentro de mi boca para poder chuparlo como nunca lo había echo antes. Sentía como mi vagina se mojaba más y más, y latía como queriendo todo ese pene adentro. Él mientras tanto comenzó a sacarse la remera ya toda transpirada parte por el trabajo y parte por lo caliente que estaba. Yo sentía el olor a transpiración de él y ese olor a hombre de campo, eso me ponía más loca aun. Luego de chuparle el pene un buen rato me recosté en el pasto y le dije "haceme lo que quieras, soy toda tuya", él sin dudarlo se termino de desnudar completamente, se agacho y me saco la pequeña bombacha que tenia puesta, me abrió bien las piernas y poniéndose encima de mí comenzó a hundirme el gran pedazo que él tenia. Que placer, cuanto necesitaba eso, como extrañaba tener un pene en mi vagina. Sinceramente ni sentía que engañaba a mi marido ya que él me dejo abandonada por su trabajo y yo estaba muy enojada por eso, así que me entregue con toda pasión y sin ningún tipo de pudor.
Sebastián comenzó a moverse muy despacio e incrementaba sus movimientos a medida que más se calentaba, mientras me besaba mis pechos con el corpiño puesto, me decía que le encantaba ver tan hermosos pechos ocultos detrás del mismo. Luego tomo el corpiño con las dos manos y lo arranco de mi cuerpo, con total brutalidad, eso me calentó mas porque yo me sentía sometida. Tome mis pechos con las dos manos y le dije que los besara y chupara con toda fuerza, él lo hizo sin dudarlo mientras me seguía montando con mas fuerza, como queriendo penetrar hasta sus testículos. Yo sentía como su gran pene entraba y salía de mi vagina sin descanso, él era todo un semental y yo hervía de pasión. Luego dejo de besar mis pechos para mirarme y decirme con cara de excitación que quería acabar, yo le conteste que si, que me acabara todo adentro así gozábamos los dos juntos, el se movió más rápido aun y de golpe penetro con toda fuerza su hermoso pene dentro de mi y comencé a sentir como chorros de su leche invadía todo mi cuerpo, en ese mismo instante yo tuve mi tan esperado orgasmo que hace bastante tiempo estaba añorando, sentía como mi cuerpo temblaba y vibraba por la excitación. Quedamos los dos recostados en el pasto y él mantenía su pene casi erecto dentro de mí, realmente yo quería tenerlo todo el día ahí dentro.
Esa misma noche dormí como un ángel, yo estaba feliz y muy relajada, ni mi marido entendía porque me comportaba tan cariñosa con él.
Claro que seguí toda la semana con Sebastián haciendo el amor en el parque y también dentro de mi casa, claro que en realidad él tubo que quedarse mas semanas, porque el trabajo ya no adelantaba como antes, porque pasábamos medio día haciendo el amor.
Aun hoy en día cuando mi jardín está necesitado de sus labores sigo contratando los servicios de Sebastián y cuando mi marido viaja por asunto de negocios los servicios son cama adentro.
By: Sandy ( alexanderjunior@hotmail.com )