El Jardín De La Vecina

Traducción oficial de mi relato de Literotica (My Neighbor's Garden). La nueva vecina necesita ayuda con el jardín.

Nota de autor: Saludos a todos, siempre acostumbro en mis historias a añadir una pequeña nota con humor o comentarios miscelaneos. Pero con la que nos esta cayendo es muy difícil, o tal vez se me da mejor en inglés. En fin, para los lectores mi correo esta disponible para comentarios o ideas sobre futuros relatos (o secuelas) que deseen que cobren vida (no literalmente... que esto no es Disney).

En un pequeño vecindario de San Francisco un joven de 19 años observaba el panorama mientras disfrutaba de un cigarrillo. Eran las cuatro menos veinte cuando Paulie terminó de fumar y arrojo el sobrante lejos, en eso un camión de transporte se detuvo en la casa frente a la suya, y comenzaron a descargar electrodomésticos y demás; habría nuevo vecino en el vecindario. El chico no les prestó mayor atención hasta que unos veinte minutos de haber llegado el camión de la mudanza, apareció un Corvette plateado y de él se bajó una mujer que de inmediato atrajo la mirada de Paulie.

Era alta, pelirroja; de curvas muy pronunciadas. Llevaba puesta una chaqueta de cuero negro que resaltaba su gran busto, pantalón de igual hechura y muy ceñido a sus largas y trabajadas extremidades. Usaba unas gafas de aviador que la hacían ver muy sexy, su rostro era algo pecoso pero muy hermoso; lo más atrayente eran sus labios pintados de un rojo intenso. Paulie apenas daba crédito a lo que veía, mas sin embargo se relajó un poco y siguió contemplando el panorama.

Al cabo de unos cuarenta y cinco minutos, las cosas de la mudanza ya estaban dentro de la casa y los operarios se retiraron, la mujer ingresó a la casa dejando a Paulie con ganas de seguir mirándola. Regresando a su casa, fue a su habitación, colocó algo de música mientras se desperezaba un poco, y recordaba el cuerpo de la nueva vecina. Luego recordó que debía revisar su buhardilla para regular el proceso de minado, pues era un minero de bitcoins.

Pasó un par de horas en ello, y cuando todo estuvo en perfecto orden; se dirigió a la cocina para cenar. Disfrutando de su cena junto a su madre, le comentó acerca de la nueva vecina.

‘’Parece que alguien se mudó a la casa del frente, viste algo?’’ dijo lacónicamente Paulie.

‘’Oh hijo, no me di cuenta,’’ respondió su madre, que se llamaba Selma.

‘’Solo es una mujer soltera, aparentemente…’’ añadió el chico sin darle importancia.

‘’Tal vez me pase mañana, para darle la bienvenida al vecindario,’’ repuso Selma.

Ambos terminaron de comer, limpiaron los utensilios y se pusieron a ver televisión juntos por un momento hasta que Paulie decidió regresar a su cuarto para chequear su computador. Se quedó dormido después de largo rato revisando su teléfono y rememorando a la hermosa mujer que ahora vivía en la casa del frente.

Al día siguiente, comentó a varios de sus amigos del vecindario los nuevos acontecimientos (incluido la nueva vecina) y todos se relamieron de gusto con la noticia. Al entrar la tarde, Paulie regreso a su casa y encontró a su mamá decorando una tarta de manzana, el chico dedujo que era para llevarlo como obsequio a la nueva vecina, y subió a su habitación para monitorear su proceso de minado. Las operaciones habían marchado bien como de costumbre y acto seguido se recostó en su cama a descansar.

La vibración de su teléfono lo hizo despertarse y se incorporó. Había dormido una hora y bajó a la cocina para comer algo, localizando a su madre en la mesa comiendo. Se sentó y al cabo de unos minutos Selma habló.

‘’Fui hasta la casa de la vecina nueva. Es muy agradable, incluso me invitó a beber té.’’

‘’Que bien, y cómo se llama?’’ preguntó fingiendo desinterés Paulie.

‘’Natasha… es una mujer joven, 29 años. Trabaja como vendedora de autos,’’ respondió Selma.

‘’Vaya… pero si ya hasta sabes donde trabaja. Y que más…’’ repuso muy certeramente el joven.

‘’Ya sabes, a las mujeres nos gusta conversar de todo. No debería de sorprenderte eso cariño,’’ respondió Selma a su hijo.

‘’De eso no hay dudas…’’ respondió Paulie antes de sorber un poco de jugo.

Al día siguiente, Paulie se entretuvo con sus labores de minero pero al caer la tarde, su mirada fue atraída a la ventana de su habitación, que tenía vista a la casa de la nueva vecina. El joven tomó sus binoculares de su mesa y echó una ojeada a la casa, podía ver la sala de estar ya que la ventana no tenía cortinas, justo en ese momento la vecina se detuvo frente a su ventana con una copa de vino en la mano. Vestía una camisa blanca y un short de jean bien cortito, que le permitió observar con morbo las esculturales extremidades de Natasha, se veía muy relajada y satisfecha. Después de varios minutos la mujer se dio la vuelta con la copa vacía y Paulie admiró el potente y redondo culo de su nueva vecina, la espero que regresase pero no lo hizo; el jovencito dejo los binoculares en su cama y salió de su habitación.

Mientras cenaba, la imagen de Natasha no abandonó su mente en ningún momento y en par de ocasiones se relamió de gusto… no precisamente por la cena que había hecho su madre. Esa noche sus fantasías nocturnas mayormente fueron sobre Natasha… en ciertas situaciones que obviamente nada tenían que ver con una conversación amena y cordial.

Los días fueron pasando, y ya no estaba tan seguido espiando a Natasha a la menor oportunidad, pero las veces en que la observaba, era una erección garantizada. La pelirroja era muy sexy y ya solo con la manera de vestir excitaba sobremanera a Paulie, y a todos los hombres (y algunas mujeres) del vecindario. No obstante, la mujer apenas pasaba tiempo en casa por su trabajo y solo se quedaba los fines de semana haciendo actividades domésticas y hablando por videollamada. Y allí Paulie vio su oportunidad para acercarse a ella.

Naturalmente, Paulie era lo que la mayoría definiría como ‘’lastre, un bueno para nada,’’ pero se convenció de que si había una forma de conocerla, era siendo útil por una vez en su corta vida. Así fue como un sábado en la mañana, terminó de desayunar y se colocó una camiseta, shorts y unos zapatos viejos, y salió de su casa con la excusa de ir a dar una vuelta por ahí.

Deambuló por varias calles como si nada y luego retornó hasta llegar a la casa contigua de Natasha y observo distraídamente, buscando una señal de ella. Al fin logro verla en el patio trasero de su casa cuando llevaba un recipiente en sus manos y armándose de valor camino hacia el jardín trasero.

Pasando por entre la pared de la casa y la valla de la casa contigua, Paulie se aproximó lentamente y con cierta timidez habló.

‘’Hola… buenos días…’’ dijo el muchacho sonrojándose levemente.

La mujer se dio la vuelta algo sobresaltada, pues no había oído sus pasos hasta allí. Una vez lo vio su expresión se relajó un poco pero seguía algo desconcertada por su presencia.

‘’Buenos días. Nos conocemos?’’ preguntó Natasha. Su voz era melosa y hechizante, pues Paulie tardó unos segundos en responderle.

‘’No… pero conoce a mi madre, Selma. Vivimos en la casa del frente,’’ dijo con algo de rapidez.

‘’Ah si… Selma. Me había dicho que tenía un hijo. Encantada de conocerte, me llamo Natasha,’’ dijo con cortesía la mujer al tiempo que extendía la mano. ‘’Paulie.’’ respondió el joven estrechando esa blanca y fina mano. Su piel era suave y un pequeño escalofrío le recorrió el cuerpo al tocarla.

Ambos se quedaron mirando unos segundos, Natasha sonrió mientras Paulie estaba muy cohibido en presencia de esa mujer y evitando mirar sus tetas, que resaltaban gracias a una camisa rosada ajustada.

‘’Y que se te ofrece Paulie?’’ preguntó Natasha dejando la maceta que llevaba en su mano izquierda sobre una mesa cercana.

‘’Pues… la verdad, pasaba por la acera cuando la vi trabajando aquí… y me preguntaba si… pues, ya sabe, necesitaba ayuda…’’ dijo Paulie mientras sentía que enrojecía un poco más, pero Natasha posó sus manos en su cintura y con su voz melosa respondió.

‘’Que caballeroso de tu parte. La verdad si, no me vendría mal un poco de ayuda en el jardín; siento que no podré hacer todo sola,’’ dijo sonriendo con algo de coquetería pero complacida por su ofrecimiento.

Natasha guió al muchacho dentro para ir a por más macetas y algunas plantas que había comprado recientemente, y le explicaba lo que tenía que hacer. Al principio y debido a los nervios de estar junto a semejante belleza, Paulie estuvo a punto de estropear algunas plantas pero las pobres se salvaron por los pelos, de haberlos tenido. Dejando de mirar los senos de la mujer por un rato, consiguió enfocarse en su tarea de trasplantar y regar las plantas, diciéndose que después de todo y a pesar de la labor, valía la pena el esfuerzo.

Pronto Natasha trajo una bandeja con jugo de naranja, y un refrigerio. Dejando las palas y tijeras de podar a un lado, se sentaron en dos sillas de jardín a disfrutar de la bebida y comida mientras conversaban un poco. Supieron sus edades, ocupaciones (Natasha mostro cierto interés en la minería), y algún interés particular de cada uno. Paulie parecía hipnotizado, tanto por la voz de su vecina como por su increíble físico; no dejaba de mirar sus tetas embobado y Natasha ya hacía rato que lo había pillado pero no le incomodo en lo absoluto, pues su mirada era de completo placer.

Trabajaron una hora más hasta que Natasha le dijo a Paulie que era suficiente trabajo y agradeció su ayuda, el muchacho se sonrojó pero le dijo que era lo menos que podía hacer y que si necesitaba algo; pues la ayudaría en cualquier cosa, oferta que Natasha no dudó en aceptar con una sonrisa muy sensual.

Paulie regresó a su casa muy contento, en especial por compartir esas horas con esa bomba sexy. Chequeó su computador para ver las operaciones realizadas y se dio un buen baño para a continuación quedarse dormido.

Despertó algo tarde y cenó en su habitación monitoreando su software y atento a las operaciones de minería realizadas, el algoritmo había tenido problemas recientemente y no quería ver su progreso estropeado. Los días de la semana fueron pasando con rapidez y el viernes al caer la tarde mientras miraba algo en la tele escuchó que llamaba a la puerta y fue a ver, el chico se sobresaltó al ver por la mirilla a la vecina y respirando hondo abrió la puerta lo más relajado posible.

‘’Hola Paulie que tal?’’ saludó Natasha con su típica voz.

‘’H-hola…’’ respondió un poco nervioso Paulie.

‘’Justo venía a hablar contigo, que suerte que estas en casa,’’ dijo la mujer poniendo su mano derecha en su cintura y mirando con intensidad al chico.

‘’Ah si?’’ dijo Paulie algo dubitativo.

‘’Si, veras; compré algunas plantas para el jardín y pues son algo grandes, es para ver si estas disponible mañana… podría requerir de tu ayuda cariño,’’ explico Natasha al tiempo que le guiñaba un ojo.

Aquello era más de lo que el joven podía aguantar y atolondrado aceptó la invitación de la vecina, que sonrió complacida por haber logrado su objetivo. Acordaron verse a las nueve de la mañana y cuando la vio marcharse, Paulie se relamió sus labios con deseo; cerró la puerta y se puso a dar saltos como loco por la sala y la cocina. Tras descargar su adrenalina se preparó su cena y la de su madre y se atrincheró en su habitación, en su mente aún seguía grabada la imagen de Natasha y tuvo una dura erección al instante. Se pajeó furiosamente pensando que follaba a la vecina por todos lados; empezando desde su boca, pasando por sus tetas y terminando con su coño y ese delicioso trasero.

Se sacudió la sabana, y miró alrededor. Ya era de día y miro su teléfono; eran las 8:30, veloz como el rayo se levantó y fue al baño, y de allí se vistió y fue hasta la cocina donde encontró a su mamá terminando su desayuno. Comió con cierta premura ya que no quería llegar tarde y cuando su madre le pregunto por qué tanta prisa, sin faltar a la verdad le dijo que iba a ayudar a la vecina con su jardín. Paulie se despidió de su madre y respirando profundamente salió de la casa y cruzó la calle en dirección a la casa de Natasha, tocó la puerta y aguardó. La mujer abrió la puerta y Paulie tuvo que hacer algo de esfuerzo para no lanzarse sobre ella en el mismo umbral, llevaba puesta una camisa de tirantes negra que dejaba sus brazos, hombros y cuello al descubierto; los senos de Natasha lucían imponentes y por lo que notó, no llevaba sujetador pues se notaban sus pezones bajo la tela. Tenía un short de jean que apenas cubría ese fantástico trasero y dejaba sus largas piernas al descubierto y terminando con unos zapatos deportivos que remataban ese monumento de mujer.

‘’Hola Paulie, justo a tiempo. Pasa, no hay tiempo que perder,’’ saludó la mujer con su habitual voz melosa y tomando de la mano al chico lo hizo pasar y cerró la puerta.

Paulie seguía a su vecina y admiraba ese lindo y enorme culo frente a él, Natasha lo guió hasta el jardín trasero en donde ya habían varias plantas esperando ser trasplantadas, la hermosa mujer le explicó lo que harían y dándole una pala y guantes, se pusieron manos a la obra. Se pusieron de rodillas a cavar para comenzar a trasplantar las plantas, a pesar de que había sol el día estaba templado y con una leve brisa fresca, lo que hacía que fuese agradable el trabajar pero a Paulie no le interesaba ello, pues con solo tener a ese mujerón a su lado, lo demás era nada.

A medida que trabajaban, conversaban a ratos sobre cualquier cosa y en varias ocasiones, Paulie se quedó atontado viendo las tetas de Natasha, una ligera capa de sudor relucía sobre su pecho haciéndolas ver aún más tentadoras. La mujer en par de ocasiones se dio cuenta pero desviando la mirada sonreía complacida, ese chico estaba justo donde lo quería; solo necesitaba el momento idóneo para dar un paso más.

La mujer se puso en cuatro y conforme plantaba unos lirios mantenía al pobre chico hipnotizado, pues este contemplaba parcialmente sus jugosas tetas bajo la ligera camisa. Continuó en esa posición un buen rato hasta que con el dorso de su mano se secó el sudor de su frente y le hablo a Paulie con una sonrisa algo cansada.

‘’Phew… hace calor no crees?’’

‘’Si…’’ respondió Paulie sin quitar su vista de los senos de Natasha.

‘’Paulie, te importa si busco un pino que deje dentro de la casa?’’ preguntó Natasha con su voz melosa e hipnótica, ‘’Es algo grande y te necesitaré aquí para plantarlo juntos.’’

Sin dejar de mirar el escote de su vecina Paulie asintió. Natasha sonrió y se levantó, el chico siguió cavando con la pala y apartando la tierra con su mano izquierda, la mujer se alejó un poco del chico y se quitó la camisa, dejando sus tetas al aire; luego se desabotonó el short y se lo bajó, arrojándolo lejos con un pie. Por último se deshizo de sus bragas y su verga salió de su prisión. Estaba semi flácida y mientras contemplaba a Paulie se masturbó lentamente y su polla comenzó a crecer, llegando hasta los 20 cms, muy venosa. Caminó despacio hacia donde estaba Paulie con su verga tiesa y moviendo sensualmente su cuerpo cubierto de sudor, a unos tres pasos del chico Natasha se detuvo y su sombra cayó sobre Paulie, que volteó su cara para ver a su vecina traer el pino y al hacerlo soltó la pala y tragó saliva algo nervioso.

Natasha estaba de pie ante él, desnuda y solo con sus zapatos deportivos. Su deliciosa y curvilínea figura estaba cubierta por una ligera capa de sudor que hacia brillar su piel gracias a los rayos del sol. Sonreía triunfante al notar la expresión en el rostro de Paulie y apoyando sus manos en su cintura le dijo con voz suave y afable.

‘’Aquí tengo el pino Paulie, ven aquí y plantémoslo juntos.’’

‘’Pl-plantarlo? Que quieres decir?’’ preguntó nervioso el muchacho mientras veía la polla de Natasha.

‘’No seas tímido, si no has dejado de mirarme desde que llegue al vecindario,’’ dijo Natasha con voz parecida a un ronroneo.

‘’Erm… pero yo… la verdad es que, bueno… no pensaba que…’’ respondió atropelladamente Paulie pero Natasha le interrumpió.

‘’Ah entiendo, no te esperabas esto. Bien, pues si no quieres olvidare que esto paso,’’ propuso Natasha con voz seria.

Paulie volvió a admirar las curvas de su vecina. Jamás había visto una mujer tan hermosa; y con semejante herramienta entre sus piernas. Debatiéndose entre salir corriendo o quedarse con esa hermosa mujer preguntó con voz dudosa.

‘’Dolerá?’’

‘’Tranquilo, te tratare bien Paulie, pero nunca hagas a una mujer esperar…’’ contestó Natasha con voz sensual y masajeando su verga dura.

El joven se acercó gateando hasta situarse de rodillas ante Natasha, la polla de la mujer lucía imponente frente al rostro de Paulie, que pudo distinguir el líquido preseminal brillando en la punta del glande. Con cierta timidez el joven agarro la polla de la vecina y le dio una lamida, ‘’Mmmm no seas cobarde…’’ dijo Natasha, y Paulie de nuevo suspiró y abrió la boca. Natasha posó su mano en la barbilla de su vecino y con la otra guió su verga y sintió la calidez de la boca de Paulie alrededor de su miembro.

Paulie chupaba con algo de torpeza, pues era su primera vez en ello y temía ahogarse con semejante polla, pero con el pasar de los minutos fue mejorando e incluso ya tragaba un poco más de la mitad de la verga de Natasha; dejándola bien cubierta con su saliva. La mujer contemplaba con placer al joven y disfrutaba de la mamada, su mano derecha masajeaba los cabellos de Paulie y empujaba ligeramente su cabeza para que tragase un poco más de su polla. Apoyando su otra mano en la cabeza de Paulie, hizo que el chico se tragase completamente su verga; Natasha cerró los ojos y se mordió los labios, visiblemente excitada. Paulie tenía la boca llena de verga pero no opuso mucha resistencia, después de unos segundos con la nariz pegada a la pelvis de su vecina ella liberó su boca, su polla salió cubierta de babas y saliva.

‘’Tu boca es increíble Paulie… como será estar dentro de ti,’’ dijo con voz embelesada Natasha mirando al chico de rodillas.

Paulie se levantó y Natasha lo abrazó y besó apasionadamente. Sus manos exploraban el cuerpo del otro mientras sus labios y lenguas jugueteaban sin parar, el chico manoseó el culazo de su vecina y logró deslizar un dedo entre esas carnosas nalgas y puntear su apretado esfínter. Nat dejó de besarlo y sonrió, para luego empezar a desnudar a Paulie y este se enfocaba en sus deliciosos senos, masajeándolos y chupándolos como si ella fuse una vaca lechera.

Después de entretenerse con ese par de tetas, Paulie la volvió a besar, luego Natasha lo hizo que abriese la boca y succionó su lengua lentamente. La cachonda mujer se puso detrás de Paulie y su dura polla quedo presionada contra la espalda del chico, y con ambas manos pajeaba la verga de Paulie. Él gritó sin control al mismo tiempo que ella también lamia su cuello con mirada lujuriosa.

No tardó mucho tiempo para lograr que el chico se retorciese y gimiese excitado, sabiendo que si continuaba se iba a correr, Natasha dejó de sacudir su verga y lo ayudó a ponerse en cuatro para luego separar sus nalgas. Mordiéndose los labios al admirar ese apretado ojete, Paulie respiraba nervioso a la espera de la polla de su vecina cuando en lugar de eso, sintió una cálida y agitada respiración en su retaguardia y después la punta de la lengua de Natasha lamió su esfínter. La mujer comenzó a lamer desesperada el culo de su joven vecino, hundiéndola y sacándola con destreza y rapidez, luego la volvía a meter y la retorcía en círculos, provocando que Paulie se mordiese los labios tratando de no gritar por el enorme placer que sentía.

La lengua de Natasha iba cada vez más profundo, sin dejar de hacer movimientos circulares que enloquecían a Paulie, quien tenía los ojos en blanco; jamás había experimentado tanto placer como el que su vecina le estaba proporcionando. Sacando su lengua, escupió varias veces el culo del chico y lamio de abajo a arriba con deleite, Paulie dejó escapar otro gemido de placer al tiempo que con sus dedos índices, Natasha comenzaba a dilatar ese invicto esfínter. Una vez más, la mujer volvió a follarle el culo con la lengua, preparándolo para la verdadera acción.

Paulie se lo estaba pasando de maravilla. Si, incluso a pesar del ligero cambio de roles, una tia buenísima le estaba lamiendo el culo como si no hubiese un mañana y se sentía mejor que nunca. A ella le encantaba hacerlo y disfrutaba oír los gemidos incesantes de su joven vecino mientras hacia lo suyo.

La mujer se detuvo finalmente y escupiendo más saliva, introdujo un dedo. Natasha metía y sacaba lentamente su dedo, Paulie jadeo excitado con ese dedo invadiendo su ojete. Aumentó la velocidad y luego metió un segundo dedo. Al sentir ese segundo dedo, cerró los ojos y se dejó hacer, ya era su puta.

Paulie oyó un pequeño ruido viscoso, Natasha había sacado sus dedos y los chupaba con goce, mirando como el esfínter de Paulie se contraía involuntariamente a la espera de más acción. Metiéndolos, esta vez añadió un tercer dedo, el chico gimió excitado mientras su culo respondía apretando y haciendo resistencia, lo que complacía a Natasha que los movía con mayor velocidad y con una ligera rotación. La mujer pajeaba su verga lentamente, manteniendo su erección a la espera de poder follar ese tierno culo a su disposición.

‘’Sabía que te gustaría, eres toda una putita,’’ Natasha dijo feliz. La polla de Paulie estaba bien dura sin apenas tocársela y goteaba un poco de líquido preseminal.

Paulie intentó recuperar el aliento aprovechando que Natasha había sacado sus dedos, el chico podía sentir como su orificio anal pulsaba incontroladamente, en espera de más. Ofreciendo sus dedos a Paulie, este los succionó con devoción ante la mirada de Natasha. Satisfecha, se apartó de él y masajeó sus nalgas con ambas manos, dándole un par de nalgadas. Recorrió lentamente su espalda con sus suaves manos al tiempo que sonreía triunfante.

‘’Ya estás listo para mi polla, pídeme que te la meta,’’ Natasha dijo.

‘’Po-por favor, follame…’’ Paulie rogó con voz ahogada.

‘’No te oigo, perra. Repítelo!’’ ordenó.

‘’Por favor, follame el culo. Follame duro!’’ respondió a su sexy vecina.

‘’Si, te voy a dejar sin aliento, Paulie,’’ dijo ella sonriendo y puso sus manos sobre sus nalgas.

Haciéndolo levantar el culo un poco, apoyó su cabeza sobre sus manos para evitar tocar el césped. Deslizando su polla de abajo hacia arriba por entre sus nalgas, la mujer disfruta del roce de su miembro entre esas nalgas. El chico suspiró de place al sentir ese pedazo de carne contra su culo, listo para entrar, Natasha agarró la base de su verga con una mano e hizo presión contra el hambriento ojete de Paulie.

‘’Mmm… que estrecho. Pero eso cambiara muy pronto,’’ Natasha dijo y empujo unos centímetros de su polla dentro de Paulie, que gimió por respuesta.

Ella siguió empujando su polla, expandiendo todo a su paso mientras el chico se limitaba a recibir ese trozo de carne. Natasha sujetó a Paulie por la cintura y hundió el resto de su verga en su culo, el chico gritó pero ella comenzó a moverse. Al principio, todo era como lo esperaba Paulie, lento y calmado, moldeando su culo. Gimiendo en voz baja, su mano izquierda jalaba su polla disfrutando la extraña sensación que recorría su culo lleno de verga.

Natasha y Paulie estaban sudando a medida que el sol aumentaba su calor sobre ellos y estos continuaban en su frenesí. Ella aumentó la velocidad y comenzó a follarlo con mayor intensidad, sus pelotas golpeaban con fuerza su retaguardia, el chico gritaba como una zorra y trató de alejarse de ella por un segundo pero su mente y cuerpo decían lo contrario, la polla de Natasha recorría cada rincón de su inexplorado culo, los músculos de su abdomen estaban tensos mientras ella seguía penetrándolo sin pausa.

‘’Si bebe, esto es lo que llamo plantar el pino,’’ dijo Natasha con una risita.

Ella estuvo follandolo de perrito por unos 10 minutos. Paulie no dejo de sacudirse el manubrio mientras Natasha lo follaba, logrando fertilizar el césped con su propio semen. Natasha disminuyo un poco la intensidad de sus embates, clavando sus uñas en las nalgas del chico, volvió a moverse con vigor. ‘’AARRRGH!!’’ Paulie gritó y Natasha logró coger uno de los guantes de jardinería cerca de ellos y se lo metió en la boca.

‘’Sera mejor… que no seas quejica. O el señor Harrison nos descubrirá aquí…’’ Natasha dijo un poco cansada y siguio follando a Paulie sin parar.

El chico pensó por un segundo que los testículos de Natasha terminarían dentro de su culo en cualquier instante, debido al intenso ritmo, pero esa diosa merecía la pena pues le estaba dando mucha polla. Natasha hizo otra pausa y se puso en pie, había dejado diez pequeñas marcas visibles de uñas en el culo de Paulie y sonrió. Por primera vez Paulie sintió el vacío en sus entrañas, su ojete estaba palpitante y enrojecido; el dolor disminuía mientras sus pulsaciones se calmaban, dejándole una sensación de expectativa por lo que haría Natasha.

La mujer escupió saliva en ese agujero bien abierto, inclinándose sobre su espalda; Natasha hundió su verga en el culo de su joven vecino a medida que sus tetas se aplastaban contra su espalda cubierta de sudor. Sujetando sus muñecas y apoyando su peso sobre su espalda, la polla de Natasha entraba y salía sin parar del culo de Paulie, si bien ahora iba más profundo; las pelotas de la mujer chocaban sin cesar contra el muchacho, que si bien ya había tenido su orgasmo; no podía creer que su verga respondía con rapidez y ya la tenía morcillona de nuevo.

‘’Dios, no puedo creer que bien se siente esto,’’ pensó el chico.

Natasha rió en su oído, ‘’Oh querido, te voy a follar bien duro…’’ susurró Natasha dejando escapar un suspiro de placer. Paulie, al no tener sus manos libres, no podía masturbarse; esa mujer lo estaba usando para su propio placer ignorando el suyo… o tal vez no. Su polla estaba llegando a rincones que jamás pensó que podría alcanzar, manteniendo su propia verga bien tiesa y goteando liquido preseminal, mientras más profundo la polla de Natasha llegaba, más líquido goteaba de su verga.

La polla de Paulie estaba durísima, la necesidad de tocarse era imperiosa pero con las manos de Natasha sujetando sus muñecas y apoyadas sobre el césped, todo el placer que experimentaba provenía de su trasero. No solo eso, sentía que pronto iba a volver a eyacular nuevamente y aquello lo sorprendía y lo humillaba un poco al mismo tiempo pues Natasha seguía incansable y muy vigorosa. El chico sintió el mentón de Natasha apoyado sobre su hombro, la mujer tenía una sonrisa y con voz áspera le dijo.

‘’Aun no hemos terminado… es hora de que me cabalgues…’’

Moviéndose con mayor velocidad, Natasha jadeo muy cachonda mientras cerraba los ojos, en tanto que Paulie sintió un pequeño cosquilleo proveniente de su polla y antes de que sus gemidos se transformasen en gritos, unos cuantos chorros de leche salieron expelidos de su verga y cayeron sobre el césped… de nuevo. Pero esta vez era diferente, pues se había venido sin siquiera tocarse, como toda un amante del sexo anal, el receptivo. ‘’Parece que lo disfrutas mucho… te gusta una polla en el culo…’’ dijo la mujer después de meter toda su verga en el culo de Paulie.

Permaneció un momento sin moverse y luego se la sacó, el otrora cerrado y virgen culo ahora estaba bien abierto y enrojecido, palpitando y hambriento de polla. Natasha se acostó en el césped e hizo que Paulie se sentase sobre su verga, ‘’Ahora cabálgame y haz que me corra,’’ ordenó Natasha. El chico comenzó a moverse sobre esa verga, subía y bajaba lentamente; Paulie apoyó sus manos sobre los muslos de Natasha mientras la cabalgaba, su verga flácida apenas se movía y la mirada de su vecina era de puro morbo.

Tomando algo más de iniciativa, comenzó a moverse en círculos haciendo que Natasha gimiese excitada. Posó sus manos sobre las tetas de la vecina y pellizcó sus pezones, ‘’Eso es, mmm… que bien te mueves, Paulie!!’’ jadeó Natasha. Complacido por las palabras de Natasha, Paulie siguió moviéndose igual, ambos gemían sin parar y cuando Natasha sintió su orgasmo venir, ella puso sus manos alrededor de su cintura y comenzó a embestirlo sin pausa.

‘’Me vengoooo!!’’ Natasha gritó.

Mientras empotraba a Paulie, su leche comenzó a llenar las entrañas del chico. No dejo de mover sus caderas hasta que la última gota de lefa saliese de su verga y una vez disminuido la euforia del orgasmo se detuvo. Sudada y sonrojada por el gran esfuerzo efectuado en los últimos segundos, Natasha cerró los ojos extenuada y complacida; Paulie permaneció con la polla de Natasha dentro de su ojete y se recostó sobre su abdomen. Ella lo abrazo mientras el chico trataba de recuperar el aliento y sus fuerzas.

‘’Joder… esto ha sido increíble. Tu culo… es una delicia,’’ Natasha dijo con una sonrisa y acarició la espalda de Paulie.

‘’Eres fantástica…’’ Paulie susurró con voz cansada y Natasha lo miró con ternura. Colocando sus brazos alrededor de su cuello, besó a su vecino apasionadamente, Paulie enterró su mano en su cabello en tanto sus lenguas jugueteaban. Se separaron unos minutos después, sin aliento; Paulie volvió a descansar su cara sobre el pecho de Natasha.

‘’Oye… no tienes nada que hacer esta noche?’’ preguntó ella con una sonrisa.

‘’Esta noche?’’ Paulie dijo sin poder creerlo.

‘’Bueno… yo… puedo entender si no quieres…’’ Natasha respondió.

‘’Joder, no tengo nada que hacer,’’ dijo el chico medio en broma, medio en serio.

Ella lo miro muy feliz… Paulie admiró esos ojos grises y supo que a ella le molaba estar con él.

‘’Oh por Dios!!’’ una voz de hombre se escuchó cerca de ellos.

Natasha y Paulie miraron alrededor y observaron a un hombre mayor con una mano sobre la verja y con la otra se tapaba la boca, era el señor Harrison, el vecino de Natasha.