El jacuzzi
Jose y su puta van a un local de intercambio. Allí hay un jacuzzi que les dará mucho juego... Después deciden volver a casa y seguir enseñándole a ella lo guarra que puede llegar a ser.
Dame la mano cariño.
No se podía creer lo que estaba haciendo. Bajaba los peldaños despacio, como queriendo eternizar su entrada definitiva en aquel mundo. Él le había hablado sobre ese lugar e incluso ella había indagado en internet. Habían fantaseado juntos sobre lo que harían cuando estuviesen allí… ahora estaban a las puertas y ella se sentía muy nerviosa.
¿Buenos o malos nervios? Le habría preguntado él. Buenos, sin duda. Pero el no saber qué se encontraría, qué personas habría, qué le haría hacer… su piel de gallina, su corazón latiendo a mil y su mano apretando fuertemente la de él como queriendo decirle, no te vayas de mi lado.
Un señor enchaquetado les abrió la puerta, dándoles la bienvenida e indicándoles el mostrador. Dejaron allí sus pertenencias y tras pagar la entrada accedieron al lugar.
La primera sala estaba iluminada, se escuchaba la música de fondo mientras observaba a otras personas charlando. Respiró tranquila, aquello parecía un bar más. Pero se fue fijando y comenzó a ver las diferencias. En las distintas mesas estaban sentadas parejas, charlando animadamente entre ellos. Únicamente dos personas, un hombre y una mujer, en una dos mujeres. Los hombres estaban solos, en la barra o de pie apoyados en la pared. Observaban a las parejas con ojos de deseo, como queriendo participar en su conversación. A ella le llamó uno la atención. Un hombre de unos cincuenta años, pelo canoso, con barriga pronunciada y cara de vicioso, el tipo de hombre que cuando ella se lo cruzaba por el metro, se echaba a un lado evitando cualquier contacto.
Notó como su mano ya no apretaba ninguna. Él la había soltado y estaba sentado en una mesa, solo, indicándole que fuera a su lado. Al llegar junto a él la cogió de la cintura y la besó largamente. Su mano bajó a su culo dejando claro quien mandaba. La soltó y dijo, ya está puta, siéntate a mi lado y observa a los hombres que nos miran, ¿a quién elegirías para follarte?
Ella la miró sorprendida, no le salían las palabras. Su garganta se secaba a medida que intentaba pronunciar palabra. Él metió su mano bajo su falda para acariciar su coño desprovisto de ropa interior. Está húmedo, muy húmedo, ¿disfrutas con esto cariño?
Las palabras volvieron. Sí, tu puta disfruta a tu lado, de cada cosa que le ordenas. Tengo el coño preparado para lo que tengas pensado, esta zorra te lo va a hacer pasar bien esta noche.
Bien, pues ahora elige.
Ese, el joven de unos 35, regordete y con cara de buena persona.
Ummmmmm, creo que ese quiere que lo espabilen. Voy a ver si quiere charlar un rato.
El hombre, tímido al ver que lo llamaban, se sentó junto a ellos.
¿Te gusta mi puta? Es mi esclava y hace todo lo que ordeno. ¿Te la follarías?
Si…
Prueba su coño con tu mano, lo tienes preparado.
Acercó su mano con disimulo, miró para asegurarse que no lo miraban, y lo metió bajo la falda acariciando el clítoris y deslizándolo por sus labios, sus muslos, el clítoris de nuevo… Ella empezó a moverse, a gemir levemente.
Ya es suficiente. Espero que hayas disfrutado, nosotros nos vamos a la siguiente sala a seguir disfrutando de la noche.
Me cogió de la mano, me atizó la cacha del culo, y atravesamos la siguiente puerta.
En una sala a la derecha observamos muchos cuerpos en movimiento. Así que él la arrastró hacia allí. Al entrar vieron que aquello era una orgía. Él sonrió mirando su cara de nerviosismo, estás viendo tu primera orgía, no pierdas detalle zorra que tienes que seguir aprendiendo.
No perderé detalle, quiero saber cómo ser más guarra aún para hacer explotar esa polla de placer. Lo dijo tocándole el paquete, dándose cuenta de lo dura que la tenía. Su cuerpo se estremeció, cuánto deseaba tener esa polla follando su culo en ese momento…
Él se puso tras ella y comenzó a desnudarla. No dejes de mirar, quiero que tus pezones se pongan tan duros como mi polla. Siéntela puta, mientras él se la restregaba por todo su culo. Está así porque sabe que la zorra de mi esclava me hará sentir el mayor placer, así que no la defraudes. Ya estaba desnuda y él también. La orgía continuaba ante ellos. Un hombre se follaba a una mujer mientras esta se la mamaba a un tercero. Otra estaba siendo violada por su coño por tres hombres distintos, que parecían esperar su turno mientras la manoseaban y escupían en su cuerpo. Dos tías se masturbaban mutuamente mientras eran sodomizadas por dos hombres demasiado maduros para ellas.
Esta escena la ponía muy cachonda. Sus tetas estaban siendo acariciadas y apretujadas por él. Seguía clavándole su polla en el culo mientras no paraba de decirle obscenidades al oído. Puta, mastúrbate y gime por lo que estás viendo. Ella bajó rápidamente su mano y empezó a acariciarse. Estaba muy mojada así que se metió directamente dos dedos y se folló. Él la tiraba del pelo, muy bien zorra, sigue hasta que te corras. Ella los movía rápido en su interior, gemía cada vez más fuerte, sus ojos no perdían detalle de lo que sucedía antes sus ojos. Su cuerpo empezaba a convulsionar, él le azotaba las tetas aumentando su placer. Vio cómo se acercaba, pero no paró, estaba a punto de correrse. La otra la miraba fijamente, se centraba en su coño y en el vaivén de sus dedos. Entonces levantó la mirada y se enfrentó a él. ¿Puedo chupar su corrida? Sí.
No estaba segura de lo que había escuchado, pero de repente sintió la mano de una desconocida, apartando sus dedos e introduciendo su lengua. Aquello era demasiado. Su cuerpo le decía que iba a llegar al éxtasis. Él le empujó la cabeza hacia abajo, mira cómo te come el coño guarra, mira sus grandes tetas balanceándose al ritmo de su lengua. Aquella chica rubia con unas tetas impresionantes sabía cómo hacerlo. Le llegó el orgasmo, uno enorme, no pudo contener el grito, los gemidos y se corrió en la boca de ella. Lo aceptó agradablemente, con su lengua, tragándose todos los restos. Es una buena puta.
Lo sé y es mía. Y seguiré haciendo con ella lo que quiera, ¿lo escuchas zorra? Aún no ha acabado la noche. Y la desconocida se marchó.
Vámonos a otro lado. Salieron de allí, desnudos, y ella sin poder dejar de mirar su enorme polla. Ya veo cómo me la miras zorra, ahora vas a saborearla. Se apoyó en la pared de aquel pasillo, hizo que se pusiera de rodillas ante él y dijo, cómemela zorra, al tiempo que le escupía en el cara. Ella obedeció, y con la saliva recorriéndole el rostro, se la chupó, se la escupió y la hizo más grande aún.
Vale, para, joder. No voy a correrme aquí. Sigamos.
Entraron en la zona del jacuzzi, le dieron toallas y accedieron a la zona climatizada. Se trataba de tres piscinas. Una pequeña para parejas o tríos y dos más grandes. Se metieron en la pequeña aunque ya había un hombre dentro, solo. Os estaba esperando. Muy bien, aquí estamos como te dije.
Ella no podía creer lo que veía. Era el hombre de la primera sala, aquel con barriga y cara de salido. Estaba allí desnudo, con su enorme barriga que tapaba su gran polla. No puede ser. Este hombre nos va a hacer compañía zorra. Así que calla esa boca y obedece. Quiero que te subas al bordillo, abras bien las piernas y enseñes tu precioso coño a este hombre. Obedeció a su amo, sin estar del todo convencida. Temblando abrió sus piernas mostrando su sexo. El hombre no tardó en meterle dos dedos, con violencia, follando su coño como queriendo hacerle daño. Él los observaba mientras no dejaba de tocarse. Se sentó en el bordillo con la polla bien puesta y los llamó. Ponte boca abajo y déjate hacer puta, quiero que disfrutes de esto como una cerda, porque me pone verte humillada y utilizada. Hizo que se la mamase mientras en el agua le follaban el coño. Notaba la barriga del desconocido chocar contra su culo mientras la penetraba, y no sabía porque aquello la excitaba. Mientras su cabeza no paraba de darle placer. Él tenía su mano en su pelo indicándole el ritmo y metiéndosela hasta el fondo. No podía creer lo que sucedía. Empezó a convulsionar de nuevo. Notó cómo su corrida le bajaba y gimió lo que pudo con la polla en su boca mientras escuchaba al gordo correrse en el agua. ¡¡Aaaaaaaaaaaaaah, zorra qué coño tienes!!
Él estaba a punto, no pares puta, cómemela. Ella al estar liberada del otro, se puso de pie en el agua, se sacó la polla de su boca y la escupió. Su lengua recogió la saliva y la llevó hasta sus huevos para lamérselos bien. Su mano se movía arriba y abajo en la crecida polla. Introducía un huevo y luego otro en su boca, su lengua pasaba de uno a otro. Escupió en uno, después en el otro, y cuando su saliva estaba a punto de caer, se metió ambos huevos en su boca. Él le tiró del pelo, hizo que la mirara mientras le decía lo puta que era, una guarra haciendo lo que él le ordenara. Le empujó fuerte la cabeza contra su polla, se la clavó hasta la garganta y le dijo, chúpamela hasta que mi semen te inunde esa boca de puta. Ella de nuevo excitada subía y bajaba la cabeza notando como él llegaba al orgasmo. Me corro zorra, me corro, bébete toda mi leche. Su corrida llegó de forma brusca a su boca, se lo tragó todo, se la lamió hasta limpiarla y saboreó la corrida de su amo como si fuera la primera. Gracias mi amo por darme tu leche, me pongo muy cachonda cuando la recibo y me la trago.
Pues me alegro zorra, porque aún me queda mucho para darte…
Bueno creo que después de esta sesión de jacuzzi te mereces un descanso, que para el primer día como mi puta en este club ha estado más que bien.
Se vistieron, cogieron sus cosas y salieron del local de la mano, riéndose y felices. Cogieron un taxi para volver a casa. El taxista era un chaval joven que los miraba curioso por el retrovisor mientras se besaban y jugueteaban. Él la miró con cara de travieso y le dijo señalando al taxista, y si…
Llegaron a casa. Vale, ahora voy cariño. Él se dirigió al dormitorio, se desnudó y la esperó en la cama.
Al rato llegó ella, él la miró y no pudo dejar de sonreír. Avanzaba hacia él, con cara de tener más gana de sexo y con un corpiño que marcaba su cintura. Sus tetas quedaban visibles y eran muy apetecibles, pensó él. El coño lo llevaba al descubierto y unas medias tapaban sus piernas hasta la altura del muslo.
No creas que has acabado con tu puta esta noche. Ahora quiero sentir que te pertenezco, que soy tu zorra para que me folles, me humilles y me azotes. Pero quiero ser sólo tuya, sentir que mi amo me desea y su polla no está cansada para satisfacer a una guarra como yo.
Ponte contra la pared puta. Se levantó de un salto, cogió el consolador de la mesilla y se lo metió por el coño. Joder, sí que entra bien, ya estabas mojadita para mí, eh zorra? Siiiii, te deseo, tu puta te desea…
Él no dejaba de mover el juguete en su interior, lo sacaba y lo metía con fuerza. Así me gusta puta, que gimes para mí. ¿Quieres sexo? Pues yo te voy a dar lo que necesitas. Al decir esto le dio una fuerte palmada en el culo y ella soltó un gritó. Date la vuelta. Al girar la empujó contra la pared, le cogió de las muñecas inmovilizándole los brazos por encima de su cabeza y empezó a comerle las tetas. Se las chupaba, mordía y escupía. Su saliva resbalaba por su corpiño mojando esa tela brillante. Mira como me has puesto la polla zorra, ahora vas a tener que saciarla. La llevó hasta la cama, la puso a cuatro patas y se la folló mientras le tiraba del pelo. Puta, ¿te gusta? Siii, soy tu esclava y dejaré que hagas conmigo lo que quieras. Las embestidas iban acompañadas de azotes en el culo. Tócate. Dios… ya no puedo más. Me voy a correr, joder, cómo me pones… Aaaaaaaah, joder, me corro. No dejaba de gemir mientras su cuerpo se estremecía y él se la seguía follando. Cayó sobre la cama y él aprovechó para desabrocharle el corpiño. Se recostó en la cama apoyado en su querido cabecero y la observó con una mirada sucia. Quítate las medias. Ella se puso de pie sobre el colchón, se acercó hasta él y le puso su pierna derecha apoyada en su hombro. Así, con el coño en su cara, empezó a bajase lentamente la media hasta sacársela. Hizo lo mismo con la otra, pero esta vez él reaccionó y pasó su lengua por su coño mientras se deshacía de la media. Temblaba de placer.
Se tumbó boca arriba con su polla dura, zorra siéntate en mi polla y fóllatela. Se puso de cuclillas y subía y bajaba poniéndosela más grande. Entonces él se incorporó un poco y le escupió en la cara, puta no me mires, date la vuelta y sigue dándome placer. Ella continuó de cuclillas pero esta vez de espaldas a él, mostrándole todo su culo, el cual no paraba de moverse en sus continuos vaivenes. Se chupó un dedo, y tras azotar bien ese hermoso culo, se lo metió con cuidado en el ano. Ella gemía de placer al notar su polla y como la follaba ahora también por detrás. Poco a poco su culo se abría para él y le metió otro dedo más. Oooooooooh, sí, me voy a correr otra vez, cariño, me corro. Muy bien zorra, córrete para mí. Si, si… joder, impresionante.
Impresionante lo que te voy a hacer ahora puta. Coge el lubricante y pónselo a la polla de tu amo. Trajo el bote hasta él, y cuando estaba vertiendo el contenido en su mano él le cogió fuerte de la cabeza atrayéndola hacía él y le beso con pasión, con desesperación. Lo estás haciendo muy bien guarra, a ver si sabes poner lubricante para que después te la meta bien por el culo hasta hacerte gritar.
Ella volvía a estar cachonda, tenía la piel de gallina y notaba como su culo se abría preparado para recibirlo. Con el lubricante en las manos empezó a repartirlo por su polla despacio. Primero con una mano, después con la otra. Arriba y abajo, arriba y abajo. Resbalaba bastante pero eso no le impidió aumentar el ritmo. Terminó haciéndole una paja con su mano derecha mientras él le sobaba las tetas y se las cacheaba.
Ponte a cuatro patas zorra, voy a romperte ese precioso culo. Ella lo miró con deseo y obedeció. Ahí tienes mi culo, haz lo que quieras con él que tu puta sabrá agradecértelo. Se la metió, poco a poco al principio. Pero se dilató rápido y empezó con sus embestidas. Estaba loco por correrse. Se la follaba rápido, eres la más puta joder, como me gusta humillarte y hacerte saber que soy tu amo. Si, si, dios como me gusta que me des por el culo. Cogió con una mano fuerte de su coño para atraerla hacia él, metiendo así su polla hasta el fondo. Joder zorra como me pones. No dejaba de moverse en su interior mientras apoyaba una mano en su espalda. Eres mía guarra, y tu culo sólo te lo follo yo.
Ella estaba muy cachonda y empezó a masturbarse para poder llegar de nuevo al éxtasis. Oh sí puta, tócate que me pone más cachondo. No puedo más joder, cariño me corro otra vez, imposible. Esta vez sus gemidos se convirtieron en gritos y su cuerpo convulsionó fuertemente. Al acabar él anunció que también se corría. Dame tu boca zorra y trágate mi leche. Le cogió con violencia del pelo y se la metió hasta el fondo de su garganta. Joder, zorra, joder, bébetela puta, toda. Ella tragaba sin parar su corrida, disfrutando de ese momento y de la cara de su amo al correrse. Saboreó su polla, su semen, y no dejó que se la sacara hasta que hubo desaparecido hasta la última gota.
Cayeron exhaustos en la cama. Vaya día, impresionante.
Esperamos que os haya gustado nuestro relato, somos nuevos en este juego de la dominación y sumisión. Nuestros relatos son la expresión de nuestras fantasías que esperamos hacer algún día realidad. Os mandamos nuestra dirección por si queréis poneros en contacto con nosotros para comentarnos cualquier cosa o hacer cualquier tipo de proposición: amoyesclava4228@hotmail.com