El investigador privado (6)

Aquellos fueron los días más jodidos de mi vida...

Aquellos fueron los días más jodidos de mi vida, me sentía fatal y deambulaba de un lado para otro sin poder concentrarme en nada, el martes estaba en el despacho intentando distraer mi cabeza y llamaron a la puerta, la abrí y era Laura.

No la dejé entrar.

YO: ¿Qué coño haces aquí?, has venido a reírte en mi cara, no has tenido bastante pedazo de guarra.

De detrás de ella apareció el cachas.

CACHAS: No te voy a permitir que le hables así imbécil.

LAURA (levantando la voz): No, déjalo.

Intentó cogerme por el cuello, fui rápido en agarrarle un dedo retorciéndoselo, haciendo que bajara el cuerpo del dolor, le puse una mano detrás del hombro, de un fuerte empujón lo tiré de boca, sonando un ruido fuerte del golpe de su cabeza contra el suelo, le estiré el brazo retorciéndoselo, le puse un pie encima de la cabeza apretándosela contra el suelo, mientras le iba retorciendo el brazo a punto de partírselo, el tío gritaba como un animal de dolor, giré la cabeza mirando a Laura con mala leche.

YO: No necesito que me protejas de mierdas como esta, ni que me des ninguna explicación, necesito que me dejes en paz de una puta vez.

Pegué un tirón del brazo del tipo aquel levantándolo, lo empujé contra Laura que lo paró con sus brazos, el tío me miraba asustado poniéndose una mano en el hombro que había estado a punto de dislocarle al estirar de él, Laura volvía a llorar, al empujar uno contra el otro los había hecho retroceder hasta el pasillo, cerré la puerta de un golpe que se movió toda la pared, oí como se alejaban lentamente preguntándole ella si estaba bien.

Al día siguiente me llamó uno de mis mejores amigos para decirme que habían quedado para la partida de cartas y cenar, sin pensarlo le contesté que no estaba para cenas ni partidas ni pollas, se dio cuenta de lo mal que estaba y quiso hablar del tema, le acabé confesando que ya no estaba con Laura, ¡error!, mi ex se enteró al momento y al día siguiente me llamó, no tenía ánimos para hablar con ella, pero siempre piensas que no sea alguna urgencia con los niños y le acabé contestando.

YO: ¿Pasa algo Clara?

CLARA: No, a nosotros no tranquilo, ¿y tú, cómo estás?

YO: ¡Ostia!, no me has llamado nunca y lo haces hoy para regocijarte de mi fracaso, aprovechas cuando estoy débil y sin ga…

CLARA: ¡Ei, ei!, tranquilo, se que lo debes de estar pasando muy mal, recuerda que hemos estado mucho tiempo juntos y te conozco bien, solo quiero decirte que si necesitas algo no dudes en contar conmigo.

Que estuviera tan amable no me cuadraba con ella, desconfiaba de que buscara acabar de hundirme en la miseria.

YO: Vale Clara, gracias por preocuparte.

CLARA: Mira, si crees que teniendo a los niños estarás mejor, te los dejo este fin de semana sin problemas aunque no te toque.

YO: Gracias, no sé si estoy de suficiente humor para que se lo pasen bien conmigo.

CLARA: Tengo un idea, vendré yo con ellos y lo pasamos todos juntos, seguro que a ellos les hará ilusión.

Ostia, eso sí que no me lo esperaba, estaba tan espeso de la cabeza que no me daba para pensar sobre el asunto y le respondí rápido.

YO: Cómo tú quieras Clara, mi casa está abierta a todos vosotros.

CLARA: Vale, pues nos vemos el viernes, los recojo yo del cole y nos encontramos en tú casa.

La noté hasta ilusionada por hacerlo, en ese momento no supe interpretarlo.

Y así fue, el viernes estaba en mí casa por la tarde, después de una semana de la discusión y separación de Laura con mucho dolor todavía, allí estaba esperando que volvieran a casa mis hijos y mi ex mujer, para pasar un fin de semana como una familia o algo parecido. Clara paró el coche delante y sonó el claxon, salí, mis hijos abrían las puertas del coche para salir corriendo a abrazarme, tenerlos a los dos abrazados me hizo olvidarme de todo, ellos eran lo más importante de mi vida y me volví a dar cuenta en ese momento, ya no importaba mi dolor ni nada, estar con ellos era lo más importante, me dieron un beso y salieron corriendo a jugar con la consola en la televisión, detrás venía su madre con una maleta pequeña con ruedas para pasar un par de días, los chicos tenían ropa en casa de siempre para cambiarse, no necesitaban ir arriba y abajo con maletas, se paró delante de mi dejando la maleta de pie y me puso una mano en el hombro.

CLARA: ¿Cómo estás Jaime?

Los únicos que me llamaban Jaime eran mis padres y ella a veces.

YO: Con el abrazo de los niños mucho mejor, son lo más importante para mí.

Me acariciaba el brazo animándome.

CLARA: Lo sé, eres un buen padre para ellos, de eso nunca he dudado.

YO: ¿A no?, ¿de otras cosas sí que has dudado?

CLARA: Podemos entrar por favor.

YO: Sí, sí, perdona, pasa, estás en tú casa.

La acompañé a la habitación de invitados para que dejara la maleta, le enseñé las habitaciones de los niños que no las había visto con las últimas remodelaciones, bajamos de nuevo a la planta baja, nos sentamos en un sofá apartados de los niños que seguían jugando riendo.

YO: ¿Quieres tomar algo?

CLARA: No gracias, no tardaremos mucho en cenar.

Nos quedamos sin decir nada, mirando como jugaban y la habilidad que tenían con el mando del juego.

CLARA: No me has dicho como estás.

YO: ¿Cómo quieres que esté?, jodido, pero no quiero hablar delante de los niños.

Me dio conversación de cosas intrascendentes, esperamos a acabar de cenar para que los niños se fueran a dormir, nos quedamos con una copa de vino sentados de nuevo en el sofá.

YO: Estoy mal, pensaba que había encontrado alguien importante para pensar en el futuro y me ha salido fatal.

CLARA: Un poco descarada sí que era.

La miré cabreado, quien era ella para juzgar a Laura.

CLARA: Lo digo por la paja en el restaurante, hay que tener cojones para hacerlo.

Reía y me lo contagió, reímos los dos pensando en aquel momento.

YO: Tú no lo hubieras hecho nunca, sabes que esas cosas me encantaban de ella.

CLARA: Bueno, eso no, pero otras igual sí.

YO: Vamos Clara, no me dejaste nunca ni meterme contigo en un probador a meterte mano.

No puso muy buena cara.

CLARA: ¿Me estás diciendo que conmigo no acababas satisfecho sexualmente?, porque no lo parecía, no recuerdo haberme negado nunca a hacer el amor cuando tú me lo pedías…

YO: Tranquila que no te estoy ni juzgando ni comparando.

Nos quedamos en silencio un rato bebiendo unos sorbos del vino.

CLARA: ¿Tan buena es en la cama?

Pensé si contestarle la verdad o darle largas, soltándole un rollo sobre que no tenía porque compararse con nadie y tal.

YO: Es perfecta.

Abrió los ojos fulminándome con la mirada, creo que se puso celosa de cojones.

CLARA: ¿Perfecta, qué coño quieres decir con que es perfecta, pero qué hacíais para que fuera tan perfecta?

YO: Era perfecta porque lo hacíamos todo, con mucho amor y cariño, pero todo tenía cabida en nuestras relaciones.

CLARA: Sí claro, con mucho amor y cariño, pero mira como te ha dejado, a lo mejor no había tanto amor ni tanto cariño tonto.

La miré sin decir nada, para que se diera cuenta que se estaba comportando como una celosa de mierda.

Bajó la cabeza poniéndose la mano en la frente tranquilizándose, la levantó de nuevo y me miró a los ojos.

CLARA: ¿Qué has querido decir con que lo hacíais todo?

YO: Pues eso mismo, no habían limites con nuestros cuerpos, todo lo que te puedas imaginar que una pareja pueda hacer…

CLARA: Que asquerosos.

YO: ¿Qué?

CLARA: Que se está haciendo tarde y creo que será mejor que me meta en la cama, mañana te diré algo que he pensado.

YO: Como quieras, yo me quedaré un rato más para acabarme el vino.

Me dio un beso en la cara que me sorprendió y se fue a su habitación.

Por la mañana me levanté a la hora que lo hacía cuando estaban los niños en casa y preparar el desayuno para todos, al entrar en la cocina estaba Clara buscando por los armarios con una camiseta y en bragas, al intentar llegar a un armario alto se le subía la camiseta dejándome a la vista su culito con unas braguitas muy sexis.

YO: ¿Cuando estás con ellos en tu casa siempre vas vestida así?

Se giró de golpe asustada.

CLARA: Joder tío, que susto me has dado, estaba buscando algo para hacer el desayuno y sorprenderos.

YO: A mí te aseguro que me has sorprendido.

CLARA: Calla tonto, como si no me hubieras visto en bragas nunca, tranquilo que ellos están acostumbrados a verme así.

Me fui a la nevera a sacar algunas cosas para el desayuno.

YO: Si estabas buscando platos y bandejas en ese armario de abajo los encontrarás.

CLARA: Sí, eso estaba buscando, quería hablar contigo antes de que se levanten.

YO: Cuanto secretismo, ¿qué me quieres decir que no puedan saber ellos?

CLARA: Que he reservado una mesa en el restaurante de un hotel, para cenar los dos esta noche, ya he avisado a la canguro para que venga a estar con ellos, pensé que te vendría bien salir y que pudiéramos hablar con tranquilidad de cosas que a ellos no les interesa oír.

YO: Estás muy amable conmigo, ya me hubiera gustado que lo hubieras sido durante todo este tiempo que no me has querido ni ver.

CLARA: Bueno, es que ahora me…

En esos momentos se oyeron pasos rápidos bajando las escaleras, entraron en la cocina los niños besándonos para darnos los buenos días, Clara disimuló. Pasamos el día haciendo actividades para ellos, por la tarde sobre las seis llegó la canguro de confianza de Clara, los chicos salieron al jardín a jugar con ella.

CLARA: Me voy a preparar para la cena, a las ocho salimos.

YO: Ostia, pero si quedan casi dos horas.

CLARA (riendo): Es que quiero prepararme con calma y sin prisas, tú hazlo cuando quieras pero ponte guapo por favor.

Me duché y perfumé, busqué un pantalón nuevo que tenía, me lo puse con una camisa sin corbata y una americana para darle un toque de elegancia, salí de mi habitación para bajar al salón, me encontré con Clara en el pasillo, acababa de salir de la suya, se había peinado con un recogido que le hacía un moño en lo alto de la cabeza, un vestido largo de noche que parecía que iba a una recepción de algún embajador o algo así, le marcaba todo su bonito cuerpo y algún tipo de sujetador por debajo del vestido le realzaba las tetas, pareciendo mucho más grandes de lo que las tenía, me dejó con la boca abierta, no quise decirle nada para que no pensara que me había impresionado, aunque por otro lado pensé que era una gilipollez, porque seguro que ella ya se había dado cuenta de que se me habían caído los huevos al suelo al verla.

Bajamos, los niños estaban encantados de vernos juntos, nos dijeron que íbamos muy guapos y que nos lo pasáramos bien, me parece que ellos tenían mucha más información que yo, porque se quedaron con la canguro encantados de que saliéramos su madre y yo.

Nos sentaron en una bonita mesa del restaurante de un hotel nuevo de las afueras, al estar en una montañita teníamos toda la vista de las luces de la ciudad, había poca gente y teníamos suficiente intimidad.

YO: Muy bonito, ¿de qué lo conoces?, ¿no habrás venido aquí con algún amante a pasar una noche loca?

Me miró levantando las cejas.

CLARA: Perdona, pero yo no he tenido ningún amante para llevarlo a ningún sitio.

YO: Pues mal hecho, no te hubiera costado mucho tener alguno con el cuer…

Le iba a decir un cumplido y me corté antes de decírselo.

CLARA (hablando despacio remarcando las palabras): ¿Con el qué?

Sabía que me había pillado y no le mentí.

YO: Con el cuerpo bonito que tienes.

Sonrió bajando los ojos, le había gustado que se lo dijera. Fuimos hablando toda la cena, yo intentaba no entrar en temas de relaciones hablando del trabajo, que si un chip por aquí, que si las cosas no me iba mal por allá, hasta que…

CLARA (hablando rápido): ¿Sabes que yo no he dejado de quererte nunca?

YO: ¿Eh?

CLARA: Ya lo has oído, no te hagas el loco, sé que no me he portado bien contigo durante todo este tiempo, pero es que yo…

Se quedó callada desviando la mirada a las vistas, dudando de seguir hablando.

YO: Suéltalo, si has empezado es porque quieres decírmelo, no te cortes ahora.

CLARA: Yo creía que tú seguías enamorado de mí, aunque estábamos separados siempre pensé que, que, que tú irías detrás de mí, me gustaba notarlo, cuando empezaste a salir con, con esa.

YO: Laura.

CLARA: Como se llame, y os vi en aquel restaurante como una pareja feliz, me puse muy celosa, sentía que te había perdido para siempre, yo no quería perderte, yo te quería a mi lado, me di cuenta lo idiota que había sido y que te iba a perder.

YO: Joder, para estar tan pendiente de mí, que poco me lo demostraste.

CLARA: Lo sé, lo sé, el caso es, es, es si estoy a tiempo o no.

YO: ¿A tiempo de qué?

Estaba nerviosa y la puse más.

CLARA: Coño Jaime no me lo pongas más difícil joder, ya sabes de qué te hablo.

YO: No sé, ¿y tú padre?, mi “querido” ex suegro que piensa.

CLARA: A él déjalo tranquilo.

YO: O sea, que no tiene ni puta idea de tus intenciones.

Sacó una tarjeta del bolso enseñándomela.

YO: ¿Y eso qué es?

CLARA: Por primera vez me gustaría subir a una habitación con un amante.

Me dio la risa.

YO: No me jodas, ¿me quieres follar?

CLARA: Que basto eres cuando quieres.

Nos reímos mirándonos a los ojos, levantó la mano enseñándome la tarjeta.

CLARA: ¿Quieres subir?

Se lo confirmé con la cabeza, nos levantamos y le dijo al metre que apuntara la cena en la habitación.

YO: ¿Hasta qué hora tienes a la canguro?

CLARA: Se quedará con los niños hasta que volvamos mañana.

Fuimos caminando tranquilamente hasta estar delante del ascensor, Clara pulsó el botón para llamarlo y me miró con una sonrisilla.