El investigador privado (1)
Estaba en una habitación a oscuras de la tercera planta de un hotel...
Hola a todos/as,
Bueno, pues ya tenemos nuevo relato, espero que lo disfrutéis tanto como lo hice yo escribiéndolo.
Gracias por los buenos comentarios que hacéis.
Buena lectura.
El investigador privado
Estaba en una habitación a oscuras de la tercera planta de un hotel importante de la ciudad con todos mis artilugios de seguimiento preparados, la cámara de video, la de fotos y el micrófono para escuchas a distancia, todo encarado tras el cristal de la ventana a una habitación de la segunda planta del edificio de enfrente, donde cada miércoles a aquella hora un importante hombre de negocios se veía con su amante a espaldas de su mujer, la esposa era la que me había contratado, la habitación tenía unos grandes ventanales sin persianas ni cortinas, ya me había asegurado semanas antes durante el seguimiento, aquellos dos follaban sabiendo que habría gente que los podría ver, creo que les gustaba y disfrutaban de ese morbo, a mi me venía como anillo al dedo para hacer mi trabajo sin complicarme la vida, solo le pedí a mi cliente que reservara aquella habitación en el hotel el día que me interesaba.
Se encendió la luz, puse en marcha la cámara de video y el micrófono de grabación, mirando por la cámara de fotos, podía con el zoom acercar la vista como si estuviera en la misma estancia que ellos, entraron y se besaron, ella le quitó la americana y el reía, lo fue desnudando pieza a pieza hasta dejarlo en pelota picada, se arrodilló en el suelo y se metió la polla en la boca haciéndole levantar la cabeza y mirar al techo al tío de gusto, ella estaba allí, arrodillada con una polla en la boca con todo puesto, los pendientes, el collar, un vestido caro que seguramente le debió de regalar él y sus zapatos de tacón de marca, cuando él se cansó de que se la chupara la levanto del suelo, ella le sonreía quitándose el vestido, quedando en sujetador y tanga, un conjunto bonito y fino, se me empezó a mover la polla, hacía demasiado tiempo que no follaba, mi cerebro no controló los impulsos empezando a empalmarme.
Al hombre se le puso la cara de vicio y se tiró a besarla con pasión, agarrándole el culo con fuerza, la estiró en la cama y se colocó encima de ella metiéndole mano en el coño apartándole el tanga, ella abría las piernas y la boca gimiendo, de pronto él le agarró el tanga estirando fuerte arrancándoselo, después hizo lo mismo con el sujetador, ella lo miraba con pasión y él se agarró la polla orientándola, metiéndosela en el coño de un pollazo, follando los dos con energía un buen rato, él se incorporó y la puso a cuatro patas volviendo a metérsela, se les movía todo el cuerpo y no tardaron mucho en correrse estirándose los dos en la cama boca arriba, ella con su collar, sus pendientes y los zapatos de tacón puestos, durante todo este tiempo hice infinidad de fotos y se grabó todo, paré la cámara de video y el micrófono, guardándolo en sus respectivos maletines junto con la de fotos, desmonté los trípodes metiéndolos en sus fundas y entonces me di cuenta que tenía la polla tiesa, miré a aquella mujer, desnuda en la cama con las piernas medio abiertas saliéndole del coño la corrida, entré en el cuarto de baño a hacerme una buena paja. Me colgué del hombro las bolsas y agarré los maletines saliendo de la habitación, bajando al parking a por el coche para ir a mi casa.
Cuando llegué saqué la tarjeta de memoria de las fotos y enchufé la de video al ordenador para pasar las imágenes, las fotos y el audio del micrófono, el audio no era muy claro por las dos ventanas que había en medio, lo trabajé para aumentar el volumen y limpiar algunos sonidos parásitos, las imágenes y las fotos salieron perfectas, las edité para trabajarlas un poco y lo gravé todo en una memoria USB para entregárselo a mi clienta, recogí, comí algo que quedaba por la nevera con una cerveza y me fui a dormir.
Al día siguiente a primera hora llamé a la clienta para informarle que todo había ido perfecto, quedando con ella para vernos en mi despacho profesional, una oficina que tenía alquilada en el centro de la ciudad donde solo trabajaba yo, tenía desviadas las llamadas a mi móvil si no estaba en la oficina y me ahorraba el sueldo de una secretaria, por suerte en aquellos momentos tenía un nombre más o menos y el trabajo no me faltaba, suficiente para vivir tranquilo y sin problemas económicos, me duché, me puse un buen traje que utilizaba cuando me reunía con cierta gente y me subí al coche saliendo del parking.
Desde muy pequeño le pedí a mis padres que me apuntaran a clases de artes marciales, me apasionaban, acabé dominando muy bien dos, cinturón negro de karate y judo, haciendo algunos pinitos con el aikido, mis padres siempre se extrañaron de mi pasión por esos deportes cuando en casa nunca se había hablado de ellos, ni teníamos ninguna tradición familiar sobre estas actividades, todo venía de mi afición a mirar series y películas de investigadores, donde el protagonista vivía mil aventuras apasionantes, yo me veía en su piel y me organicé la vida para conseguirlo, estudié detective privado y criminología, creé “Detectives James”, creo que influenciado por James Bond, y porque mis padres me pusieron de nombre de pila Jaime, aunque a estas alturas todo el mundo me conocía como James.
Aparqué en el parking de la oficina subiendo en el ascensor, ordené un poco para dar buena imagen y esperé sentado en mi mesa del despacho que llegara mi clienta abriendo el portátil, puntual a su hora llamaba a la puerta la “cornuda”, la invité a entrar, muy educadamente le ofrecí asiento y si quería tomar un café de la cafetera de capsulas, que había comprado hacía un tiempo para días como aquel, le pregunté si quería ver el material o prefería mirarlo en su casa en la intimidad, con decisión me dijo que se lo pusiera, enchufé un cable del ordenador al televisor enganchado en una de las paredes laterales, comenzó el pase de cómo le ponían unos cuernos del quince a la señora, cuando su marido se distraía comiéndole el coño a su amante…
CORNUDA: James, ¿me harías un último favor?
YO: Claro señora.
CORNUDA: ¿Te puedes poner aquí a mi lado de pie?
YO: Lo que usted diga.
Me levanté de mi sillón de despacho y di la vuelta a la mesa colocándome a su lado, la señora cornuda levantó tranquilamente una mano bajándome la cremallera de la bragueta, la metió dentro y me sacó la polla, me la fue pajeando sin quitar la vista de la pantalla, después se la metió en la boca, empezando con unas chupadas y succiones que me la pusieron a cien, le fui follando la boca con sus ojos mirando la pantalla sin perderse detalle, cuando su marido puso a la amante a cuatro patas ella se levantó soltándome la polla, se agachó poniendo las tetas encima de la mesa, se arremangó la falda por detrás, dejándome a la vista las bragas separando las piernas.
CORNUDA: James, métemela, fóllame lo más fuerte y lo más guarro que sepas.
Le pegué un tirón a las bragas dejándoselas en las rodillas, me escupí en la palma de la mano y se la pasé por el coño para lubricarlo, me acerqué colocándole la polla en la entrada del chocho, se la fui metiendo hasta el fondo, soltó el aire soplando, se la saqué hasta el capullo volviendo a meterla de un golpe fuerte y seco, chocando contra su culo con un fuerte sonido del contacto, esta vez pegó un buen grito sin dejar de mirar en la pantalla.
CORNUDA: Mira, mira hijo de puta como me follan con una polla dura, no como la tuya impotente.
Le decía a la pantalla como si tuviera vida, yo seguía machacándole el coño a pollazos con toda la fuerza que podía, coincidiendo la corrida de él en las imágenes con la suya encima de mi mesa del despacho, la giré arrodillándola, le metí la polla en la boca que ella aceptó chupándola profundamente, me corrí tirándole los primeros lechazos en la garganta y la boca, se la sacó medio ahogándose y me acabé de correr en su cara. Me guardé la polla cerrando la cremallera y le ofrecí una mano para que se levantara, con toda la cara llena de lechazos y algunos hilillos que le caían por los lados de la boca, le subí las bragas poniéndoselas bien y le volví a ofrecer la mano acompañándola al cuarto de baño, para que se adecentara un poco, sobre todo buena educación, la cornuda salió como nueva recogiendo el pendrive con toda la información y la factura que le adjunté.
CORNUDA: Muchas gracias James por todo, voy a joder bien jodido al hijo de puta de mi marido, la factura te la abonaré esta mañana mismo con un ingreso en tú cuenta.
Se fue con mucha clase, igual que había entrado.
Yo soñaba desde pequeño con tener casos importantes y con muchas aventuras, pero la realidad era la que era, me ganaba la vida principalmente de buscar pruebas para joder a alguien por algún cornudo o cornuda, como la señora que se acababa de ir.
Cerré la oficina y me fui a casa de mis padres a comer, mi padre era el último superviviente de una familia importante venida a menos que se arruinó con sus empresas, le quedó un plan de pensiones con lo que ahora podía vivir decentemente con mi madre, un día a la semana les iba a visitar y comer con ellos, me preguntaban cómo me iban las cosas y por sus nietos, estaba un buen rato con ellos dándoles conversación y me iba.
En aquel momento tenía dos hijos, una niña con diez años y un niño con doce que vivían con su madre, Clara era una preciosa mujer que conocí en la biblioteca mientras estudiaba, congeniamos muy bien y fuimos entrando en una relación, estábamos muy enamorados, cuando acabé de estudiar creé la agencia y nos planteamos vivir juntos, los primeros meses de convivencia fueron esplendidos y nos animamos a casarnos, a partir de ahí las cosas ya no fueron tan bien por el hijo de la gran puta de mi suegro, un adinerado hombre de negocios al que le parecí muy poca cosa para su hija, tuvimos a los niños y las cosas se complicaron cuando me bajó el trabajo y no tenía casos.
Clara estaba acostumbrada a un ritmo de vida que con mi sueldo no llegábamos, su padre le ofreció que yo fuera a trabajar con él, no me quise bajar los pantalones con el déspota de mi suegro, tras muchas discusiones con mi mujer y las comidas de tarro que el cabrón de su padre le hacía decidió separarse de mí llevándose a los niños, llegamos a un acuerdo de divorcio, yo tenía a mis hijos un fin de semana sí y otro no, pudiendo verlos si me interesaba en otros momentos hablando con ella. Clara intentaba siempre que en el cambio de niños no nos viéramos, ella los dejaba en el cole el viernes, yo los iba a buscar y los devolvía el lunes por la mañana para recogerlos ella por la tarde, incluso algún día extra que se los había pedido me hacía ir a su casa cuando no estaba y me abría la puerta la criada, y entendía porque lo hacía.
Al principio que nosotros estábamos delante, las miradas a los ojos delataban que todavía quedaba algo de nuestra relación, ver como ella se alejaba con mis hijos quedándome solo me destrozaba el corazón, era como perder la familia cada vez que le devolvía a los niños, sin hablar del profundo amor que sentía por mi mujer, separarme de ella sin que nos hubiéramos hecho ninguna putada, separarse por el puto dinero y por tener un suegro cabrón era muy triste, la quería más que a mi vida y estaba convencido de que ella también sentía algo por mí, pero nunca pude hablar con ella tranquilamente del asunto.
Con un grupo de cuatro amigos quedábamos una vez al mes para tomar unas cañas, cenar y jugar una partida de cartas, uno de ellos que estudió conmigo y lo dejó a la mitad, me pidió una tarjeta para una conocida suya que habían echado del trabajo, necesitaba buscar información para la demanda que le había puesto a la empresa por despido improcedente, se la di como tantas otras veces lo hacía con la gente sin darle más importancia, cuantas veces hacemos esos gestos cotidianos sin saber la transcendencia que tendrán en el futuro, pues ese fue uno.
A los dos días me sonaba el móvil mientras conducía para llegar al despacho por la mañana…
YO: Agencia de Detectives James, ¿qué se le ofrece?
UNA CHICA: Me llamo Laura, Gerardo me dio una tarjeta suya, soy la amiga que despidieron del trabajo y me interesaría hablar con usted.
YO: Sí, lo recuerdo, cuando le iría bien pasar por mi despacho y hablamos.
LAURA: Cuando usted tenga un momento, yo no tengo nada que hacer en todo el día.
Pensé que aquella chica tenía una voz muy bonita, ese tipo de voces que oyes y se te quedan marcadas, como en las emisoras de radio o la televisión que oyes la voz y la relacionas rápidamente con la persona porque tiene algo especial.
YO: Mire, ahora mismo me estoy dirigiendo al despacho y estaré toda la mañana, si quiere puede pasar cuando le apetezca.
LAURA: Muy bien gracias, ¿la dirección es correcta, la de la tarjeta?
YO: Sí, es la correcta.
Nos despedimos, llegué y me hice un café para pasar la mañana, repasando algunas cosas que tendría que hacer en los siguientes días y ordenarme la agenda, no había pasado media hora que llamaron a la puerta, me levanté para abrirla, me encontré con una mujer morena con gafas de sol, lo primero que pensé es que la escena parecía muy peliculera, la típica mujer enigmática que visita al investigador privado para hablarle de un caso extraño, lo que pasó es que aquella mujer era bastante más que unas gafas de sol, era preciosa de cara, con unos labios que llamaban tanto la atención que dejabas de ver el resto, vestía un abrigo largo abierto y un conjunto de blusa y falda rematado por unos zapatos con taconazo, la tía vestía impecable, yo ese día como no tenía en principio ninguna visita me había puesto algo más informal, unos pantalones tejanos con una especie de sudadera con capucha para vestir, con aquellos tacones era igual de alta que yo.
La invité a pasar y me ofrecí para ayudarla a deshacerse del abrigo, con mucha clase se quitó las gafas de sol mirándome con unos ojos grandes preciosos, guardó las gafas en el bolso y se quitó el abrigo entregándomelo, enseñándome que tenía algo más que una cara y unos ojos bonitos, la figura que se intuía debajo de aquella ropa era impresionante, que tipazo, unas caderas bien marcadas, al girarse para caminar en dirección a la silla que había delante de mi mesa le pude ver un culo con unas formas que me hacían sudar, le separé educadamente la silla para que se sentara, dejó el bolso en la otra silla y cruzó las piernas, me senté delante y nos miramos, yo esperaba que dijera algo, que empezara a hablar, ella me miraba fijamente callada, estuvimos un momento en silencio, de reojo vi que tenía la taza del café encima de la mesa.
YO: ¿Le apetece un café?
LAURA: Sí por favor, con un poco de leche sin azúcar, si puede ser.
Me levanté de nuevo para hacérselo, volví con él dejándoselo delante.
YO: Bueno, usted dirá.
LAURA: No me llame de usted por favor.
YO: Muy bien, Laura, ¿Para qué me necesita?
LAURA: El caso es que me han despedido del trabajo y les voy a denunciar por despido improcedente.
YO: Bien, pero puede que lo que necesites realmente es un buen abogado.
LAURA: Eso ya lo tengo no te preocupes, me gustaría que investigaras la empresa para saber si esconden alguna cosa o son legales.
YO: Pues tendría de darme algunos datos, el nombre de la empresa y todo lo que sepa de ella.
LAURA: ¿Te importa si me siento en el sofá?
En un lado de la oficina tenía un sofá con una mesita delante, para descansar o dormir como tuve que hacer algunos días durante mi separación con Clara.
YO: No, no por supuesto, siéntate donde quieras.
Laura se levantó de la silla, caminó moviendo las caderas llegando al sofá, me miró, se levantó un poco la falda sentándose con un cruce de piernas que me hizo tragar saliva.
LAURA: Siéntate a mi lado por favor.
Me miraba a los ojos, yo me levanté con dudas caminando lentamente hasta sentarme a su lado, dejando un espacio más que prudente, ella me había seguido con la mirada sin dejar de explorar mis ojos.
LAURA: ¿Me tienes miedo?
YO: A ti no, se lo tengo a tus ojos, tus labios, tu carita tan bonita y a ese cuerpo que tienes.
Sonreía y se acercaba a mí arrastrando el culo lentamente por el sofá, poniéndome una mano en el hombro.
LAURA: ¿Me lo puedes repetir por favor?
Yo que siempre había pensado que era un tío que en momentos delicados podía mantener la calma y el control, me estaba poniendo nervioso aquella mujer espectacular.
YO: ¿Repetir, el qué?
LAURA: Las cosas bonitas que me has dicho, no estoy acostumbrada a que me las digan y me ha gustado.
YO (más nervioso): Su marido o su novio seguro que se las dice cada día.
Movió la mano de mi hombro a mi cuello acariciándomelo subiendo a la cara.
LAURA: No tengo nada de eso, estoy muy sola James.
Estaba acercando peligrosamente sus labios a los míos, a mí me estaba subiendo un no sé qué por todo el cuerpo, fue rozarlos y empezar una batalla campal de puta madre, nos metimos las lenguas en la boca, yo le subía la falda metiéndole la mano en el coño, ella me desabrochaba el pantalón, me bajó la cremallera de la bragueta sacándome la polla que la tenía tiesa desde el momento que se tocaron los labios, se subió encima de mí con una rodilla a cada lado de mi cuerpo, se apartó las bragas y se metió la polla bajando el culo moviendo las caderas, pegando unos gritos de la hostia, yo le agarraba el culo con mis manos siguiendo sus movimientos, no tardó casi nada en rugir corriéndose con aquella voz tan sensual, nos quedamos quietos porque no éramos conscientes de lo que había pasado tan rápidamente.
LAURA: Lo siento, hace tanto tiempo que no…
La besé suavemente acariciándole la cara con mi mano, le desabroché la camisa quitándosela, quedaron delante de mi cara un par de tetas dentro del sujetador mucho más grandes de lo que me esperaba, le desabroché el sujetador liberándolas, saliéndole dos globos del copón, le puse una mano encima tocándole una suavemente, pasándole un dedo por encima del pezón, le miré los ojos, estaba sonriendo.
LAURA: Las llevo apretadas con el sujetador para que no se noten tanto, a veces me da vergüenza tener tanto pecho.
Me puse nervioso y todo de verle "aquello".
YO: ¿Vergüenza?, Pe, pe, pero que vergüenza vas a pasar de tener esta maravilla criatura.
Ella reía.
Acerqué la cabeza metiéndome un pezón en la boca, me estiró de la sudadera quitándomela, la levanté dejándola de pie delante de mí, saqué el culo hasta el borde del sofá bajándole la cremallera de la falda dejándola caer, llevaba un tanga a conjunto con el sujetador, medio de lado de habérselo apartado para follarme que se le veía el chocho rasurado, le bajé el tanga y le quité los zapatos, la dejé en pelotas delante de mí, levantando y bajando la mirada para repasarla de arriba abajo, que buena que estaba por favor, me levanté quitándome la ropa que me quedaba volviéndola a besar, la estiré en el sofá, me metí en medio de sus piernas besándole los muslos, subiendo despacio hasta abrirle las piernas, descubriendo un pedazo de coño con una raja muy larga y unos labios que le sobresalían, se lo abrí con dos dedos alucinando, me tiré con la lengua pegándole unos lengüetazos saboreándoselo, gimió cogiéndome la cabeza, me tranquilice lamiéndoselo y mojándoselo por todos lados, me paré en el clítoris pasándole la lengua, se le hinchó de una manera sobresaliéndole que parecía un garbanzo, lo lamí, chupé y succioné con delicadeza, llevándola a un segundo orgasmo saliéndole el flujo blanco por el agujero del coño.
Aquello me puso como una moto, subiendo mi cabeza para besarla que aceptó con todos sus jugos, mientras me cogía la polla apuntándosela en el chichi, metiéndosela otra vez con toda la fuerza que pude pegando los dos un grito, fui follándola despacio haciéndola gemir con sus brazos rodeándome y sus manos amasándome el culo, aumenté paulatinamente el ritmo acabando dándole unos pollazos a todo lo que podía, haciendo que se corriera de nuevo, me acariciaba el pelo mirándome con aquellos ojazos y la boquita entre abierta pidiéndome más, me levanté girándola, colocándola a cuatro patas apoyada con la cabeza en el respaldo del sofá levantando el culo, yo de pie por detrás le apuntaba la polla en el agujero de aquel pedazo de coño metiéndosela otra vez de golpe, Laura levantó la cabeza gimiendo, poniendo los ojos en blanco, me volví loco entrando y saliendo de ella con todo lo que me daba la cintura, los dos gritábamos como animales, en poco tiempo nos corríamos juntos dejándole el coño lleno de leche. Se estiró en el sofá respirando fuerte, yo me coloqué a su lado, se puso de costado para que tuviera más sitio para ponerme boca arriba, me pasó un brazo por encima apoyando su cabeza en mi pecho.
LAURA: Esto sí que ha sido una sorpresa, te prometo que no venía con esta idea.
YO: Pues para no venir con la idea no veas la que hemos liado.
Me acarició el pecho riendo, le besé la cabeza.
LAURA: ¿Estás casado o tienes algún compromiso sentimental?
YO: Estoy separado con dos niños y sin compromisos.
Me miró a los ojos sonriendo, que guapa era.
YO: Te apetece una ducha.
LAURA: ¿Los dos juntos?
YO: Por supuesto, ¿me dejarás enjabonarte?
LAURA: Si lo haces por todas partes, sí.
YO: Claro, por todos los rincones.
En la ducha una vez enjabonados y aclarados saqué dos toallas de un armario, mientras nos secábamos.
LAURA: ¿Cenarías conmigo esta noche?
Le miré los ojos fijamente, hasta ese momento no había pensado que todo aquello pudiera convertirse en una relación, por la manera que me estaba mirando era bastante claro que ella no se lo tomaba como un buen polvo esporádico, no apartaba la mirada esperando una respuesta.
YO: Me encantaría cenar contigo.
LAURA: Yo cocino muy bien, ¿quieres que te lo demuestre?
YO: ¿Prefieres cenar en tú casa que fuera?
LAURA: ¿Por qué no?
Nos vestimos, dudamos si despedirnos con un beso en los labios, que es lo que acabó pasando, se fue con una sonrisa, me quedé sentado en el despacho relajadito y contento, pensé que tal vez no sería mala idea intentar tener una relación con Laura, era muy guapa, follaba bien y por lo poco habíamos hablado en confianza me gustaba, parecía simpática y cariñosa, por la tarde busqué en el ordenador algo de información de la empresa donde había trabajado, se dedicaban a la tecnología y no mucha información más, tendría de investigar para tener más datos y eso ya me la estaba poniendo dura otra vez.