El internet la hizo infiel
A veces el internet vuelve a la mas amorosa esposa en una mujer dispuesta a abandonar la casa por someterse a un verdadero semental negro.
El internet la hizo infiel
Esta, aunque ya lo hayan escuchado, es una historia totalmente cierta. Lo único que cambian son los nombres (que para tratar de acercarme casi exactamente a la verdad serán nuestros segundos nombres).
Me llamo Alex (tengo 32) y con mi esposa Patricia siempre nos hemos llevado muy bien en cuanto al sexo. Las primeras veces fueron lo más excitante que pude haberme imaginado: nunca una chica se me arrodillaba en la ducha para mamarme el pene diciéndome que era su amo y señor y que ella era una puta y que merecía el peor castigo (que incluso para demostrarme que no valía nada me lamía los pies y el suelo por donde caminaba, aunque estuviésemos en el baño), o que me pedía que le pusiera una soga al cuello y que la paseara como a una perra, totalmente desnuda y emitiendo gemidos y todo tipo de sonidos que distaban mucho de ser humanos.
Además Patricia es linda. Aunque no es alta, esta proporcionalmente llenita y tiene un trasero redondito. Su cuerpo en nada ha cambiado, a pesar de ya tener un hijo y tiene una carita envidiable y de una chica que no mataría ni a una mosca. Es blanca y de pelo negro, lo que nos es muy común en Perú, de donde somos. Tiene 26 años.
Ya tenemos un año de casados, y como que la emoción de los primeros tiempos comenzó a decaer. Entendimos que era normal, pero cuando queríamos hacer el amor, no nos calentábamos ya lo suficiente. Aunque desde antes, cuando hacíamos el amor, habían salido expresiones mías de que quería follarme a otras además de a ella y de ella salía que quería tener un pene negro dentro de ella (lo que me excitaba a más no poder); pensé que no iría más allá de eso, meras expresiones en un momento de pasión.
Bueno, hace más o menos 3 semanas comencé a imaginarme (con más fuerza que antes) lo excitante que sería ver el cuerpo blanco de mi mujer ser sometido por un hombre negro y dominante. Me imaginaba que la mujer que antes me besaba y se entregaba a mi en mi calidad de dueño, se me rebelaba y cambiaba de amo y se arrastraba ante un hombre negro al que le comenzaba a rendir pleitesía.
Con esa excitación encima me aventuré a entrar a internet y a sugerir (como si fuera ella misma) e un foro que algún hombre (de preferencia negro, pero no indispensable) le escribiese a mi mujer (ella no sabía nada de esto en ese momento). Deje su mail (en el que, obviamente, no salía su nombre real) y, al tener yo también su clave, podía ver quien y que le escribían. Tenía un fuerte sentimiento de culpa, no lo niego, pero esperé con ansias que no se imaginan. Recuerdo que cuando ponía el aviso tenía una erección formidable.
Llegaron bastantes mails. Unos sumamente grotescos y groseros, otros de gente más respetuosa, aunque desvergonzada. Ella el primer día que recibió los primeros mails la vi fastidiada y enojada, aunque poco a poco se le fue pasando ese fastidio, tanto que supongo que a ella le comenzó a excitar las propuestas ya que cuando hacíamos el amor se mostraba más caliente de lo que había estado en los últimos meses. Ella nunca me dijo nada, pero siempre la veía ir directo a la computadora y quedarse buen rato ahí contestando, supuestamente, mails de sus amigas. Me parecía extraño que ella no recordara que había dado su clave desde el tiempo que éramos novios, pero así sucedió.
Yo estaba excitadísimo (como lo estoy ahora al escribirles esto), no tanto por lo genial que volvía a portarse en la cama, sino por la potencial debilidad de mi esposa a aceptar alguna proposición de las tantas que le llegaron. A casi todas respondió con calentura, pero por el contenido de sus respuestas, se notaba que no las iba a hacer realidad, pues decía finalmente que tenía una familia y no quería perderla. Aun tengo grabados les mensajes que le dejaban:
Hola Patty, mi nombre es cesar y vi el aviso que dejaste y me dejo recaliente. Te cuento de mi: soy un extranjero radicado en lima, de 38 aos, varonil, masculino, moreno con
muy buena pinga, y deseo conocerte para salir a algn lado y que puedas saborerar mi piel morena y una pinga que te dejar con la boca abierta entre otras cosas
si te va la idea, escrbeme y vemos
ok
o:
"Hola Patricia. Te habla tu amo, tu dueño, tu señor y espero que seas tu la esclava que busco. Soy negro de cabo a rabo y vivo en un distrito populoso de Lima. Necesito una perra blanca, que se someta y que me acepte como su dueño para poder pasearla y usarla cuando se me antoje. No me interesa si tienes novio o esposo, pero sólo debes obedecerme a mi. Espero que puedas satisfacerme porque para eso están las putas. Un beso en tu chuchita, Freddy"
Ésta fue el mail que más me excitó y que parecía que conocía cual era mi deseo y, como vi en su respuesta, el de mi esposa:
"Hola Freddy, gracias por escribir...te soy sincera me gusta lo que me escribiste, pero antes de tomarte como mi dueño quisiera que te describieras y me cuentes que haces. Un besote y espero que seas mi amor"
"Hola Patricia. Tengo 49 años, me mantengo muy fuerte por el trabajo que hago que es el de transporte de mercancías por todo el país. No soy muy alto, mido 1.55 y soy de raza negra, pero mi altura la compenso con lo macizo que soy y los músculos que tengo. Me gusta buscarme putitas por todo el país y ya tengo varias con todos los viajes que hago y quiero por primera vez tener una puta blanquita. Escríbeme. Una lamida en tu chuchita".
Mi esposa en medio de esas conversaciones me reveló que le habían estado llegando mails incómodos pero que ya los había borrado y que felizmente no eran muchos (lo que sabía que no era cierto). Y que había uno que era un negro que era medio malcriado y aventado para decir las cosas, pero que había bloqueado su correo. Ante esto le dije que tuviera más cuidado al dejar su mail a alguna amiga y que podían estar jugándole una broma. Aún así, por lo que seguí leyendo, la broma continuaba:
"Mi amor...tengo la vagina que hace agua. Te diré que aunque no sé de donde ni porque me escribes, me encanta como eres. Me muero por que ser domada por un macho de verdad y ser tu esclava. Te serviré en todo lo que mandes y me arrastraré si me lo pides. Te contaré que si estoy casada y mido 1.57, soy blanca, pelo negro largo y tengo un trasero redondito y paradito....esperándote a que me contestes y me hagas tuya se despide, Tu Patricia"
Al leer su mensaje me resultaba difícil de imaginar que fuera mi esposa la que hubiera aceptado tan rápido y le dijera que era SU Patricia. Mi esposa, si no lo he dicho antes, es abogada y tiene gente a su cargo, por lo que me resultaba inverosímil que una chica blanca de buena familia y con esmerada educación se rebajara a ser la puta de un sucio camionero que además de ser negro era incluso más bajo que ella.
"Patty, hermosa mía, serás la mejor puta que he tenido. Estaré en Lima para el fin de este mes, ya te aviso el día exacto en el que llego, pero mientras tanto quiero que te prepares. No dejes que tu marido te toque, quiero que estés a punto para cuando tu amo comience a domarte. Así que desde ahora te prohibo cualquier cercanía con él y si él insiste, dile solo que estás muy cansada y te haces la dormida. Aunque yo no esté a tu lado, si eres sincera en ser mi esclava harás lo que te diga. Quiero que me escribas diariamente para saber de tu devoción a mi y me envíes una foto tuya. En este mail, como ya has visto, te mando la mía. Si me estás comenzando a amar harás lo que yo te diga...un beso mi amor. Tu domador."
Este mail que aún conservo, como todos los demás, me excitó de una forma increíble y para echarle mas leña al fuego morboso me puse meloso con ella incitándola a hacer el amor y aunque ella jugueteó conmigo, al final me dijo que estaba cansada y que era mejor que durmiéramos para mañana (ahora si) recién hacerlo. Pensé: "de verdad lo está obedeciendo y en mi propia casa y cama se ha vuelto su esclava".
" Mi amo, mi domador, amor mío, estoy haciendo todo lo que tu me dices al pie de la letra. Te soy sincera al decirte que sólo pienso en ti y ahora nada me importa salvo tu. Mi marido quiso cacharme anoche, quiso cabalgarme, pero el único jinete que tengo eres tu. Hice lo que dijiste. Obedecerte me hace amarte más y desearte con más ansias. Espero que estés satisfecho y complacido conmigo. Esperando tu llegada y tus órdenes, se despide Patricia, tu completa y ferviente devota"
En realidad fueron muchas las cartas que se enviaron entre ellos y por lo que vi, había dejado de contestar a otros que le escribían. La foto que le había mandado era la mejor que tenía y que inclusive yo le había tomado. Salía con un traje de sastre azul muy elegante (tal como cuando se va a trabajar), con una minifalda que le llegaba poco más arriba de las rodillas y que la hacía verse seductora y a la vez seria. En cambio, la foto del tal Freddy era la de un individuo de rostro poco agraciado y tosco (con un aspecto que podría llamar malvado), con barba rala y, en comparación con los amigos con los que salía en la foto, era muy bajo. Es cierto, sin embargo, que se notaba musculoso, con un cuerpo trabajado por el esfuerzo físico que debía hacer diariamente. Además tenía unas manos grandes y con callosidades que me hacían suponer debían ser duras. En suma se veía muy rudo.
Yo por mi parte, no había tenido ningún contacto sexual con mi esposa, pero me mantenía excitadísimo al punto que no podía dejar de masturbarme cuando leía los mensajes entre ambos amantes. Poco faltaba para que yo les llevara el champagne a la cama donde querían consumar su pasión.
" Mi amor, llego pasado mañana 26. Ya te mandé un mensaje a tu celular, pero por sea acaso te mando este mail. Me alojaré en el hotel gavilanes que queda donde te dije y aunque no tiene 3 estrellas, te haré ver muchas jajaja. Espero que te hayas guardado como te lo ordené y espero que tu amor por tu macho haya aumentado. Espero que seas la perra que me dijiste ser. Yo por mi parte, he estado repartiendo mi leche en varias vaginas y preñando a varias putas, pero no aguanto la ganas de comerme a una puta blanca que sea capaz de dejar todo por mi. No tomes ninguna pastilla anticonceptiva, porque tu amo quiere regalarte un hijo...espero que a tu esposo no le moleste jajajaja. Prepárate para arrastrarte ante mi y besarme los pies, en reverencia. Tu dueño, Freddy"
Ese día, pensé, iba a saber si es que Patricia iba a ser capaz de engañarme. Aunque no hubo nada anormal, porque la vi arreglarse como de costumbre, si se puso un calzoncito verde oscuro de satín que me encantaba porque hacía un agradable contraste con su piel y noté que se había recortado el vello púbico. Salió a trabajar diciéndome que ese día llegaría a la hora acostumbrada. Cuando llegué a la casa después del trabajo, me di con la sorpresa (realmente era una sorpresa porque a pesar de tanta carta que se habían mandado guardaba esa ligera sospecha que mi esposa recuperaría la cordura y, dejando de lado el juego éste, no iría a ningún lado y se excusaría con cualquier argumento) de que aún no había llegado. A los 15 minutos recibí su llamada y me dijo que no podía ir todavía a la casa hasta que terminara un informe y luego iría a la casa de una amiga del trabajo y que hiciera dormir a nuestro hijo y, si no aguantaba, que también durmiera yo. Bueno, no pude dormir nada, lleno de excitación y de incomodidad (se trataba de una sensación sumamente extraña).
Patty llegó a las 7 am del día siguiente (sábado), diciéndome que la reunión en casa de su amiga había durado más de lo esperado. Y sin más se echó a dormir rendida. Durante días estuve intrigado, lleno de fastidio y a la vez excitado por lo que pensaba pudo haber sucedido. No salí de dudas hasta que encontré el mail que mi esposa le enviaba a una amiga íntima que conoció por internet y con la que habían antes intercambiado opiniones por demás calientes. Esto le dijo a su ciberamiga:
"Fiore, como estas?....se que tu me dijiste que me comportara bien y que no hiciera ninguna cosa de la que luego me pudiera arrepentir. Pero ayer llegó Freddy, te acuerdas que te hable de él?. Bueno, no pude resistirme a irme a encontrármelo. Ha despertado en mí algo que ningún hombre ha logrado, ni siquiera el aburrido de mi marido. Me ha hecho sentir, con sus palabras de hombre, toda una mujer excitante y sensual. Y No sólo sus palabras. Te cuento:
Trabajé hasta el mediodía, dudando si realmente me atrevería o no a ver al hombre que por meses había ocupado mis sentidos y mi mente. Sé que podía estar confundiendo pasión con algo más serio y que de repente se trataba de una calentura y que era suficiente que mi marido me la metiera y listo. Pero no...necesitaba algo más fuerte que el pene de mi marido, algo más apetitoso que el cuerpo de mi marido, y no sólo eso, un verdadero macho que me tratará de la manera que (por alguna razón) me excita más. Todas las mujeres tenemos algo de sometidas, pues él me volvió una real esclava sexual, se dio cuenta que era lo que me gustaba y lo acepté como mi hombre, como mi macho. Fiore!!...realmente es un semental, no se cansa ni un poco. Ni bien llegué a verlo, me encontré con un hotelucho de mala muerte, que olía feísimo y creo que el hombre de la recepción se asombró como una mujer como yo podía estar visitando a alguien en ese antro. Pensé, para mis adentros, que era la esclava de ese hombre y que, además estaba llegando a adorarlo, así que mi expresión era de orgullo al estar visitando al hombre que me había puesto de vuelta y media. Me hizo pasar y me indicó las escaleras...subí y sentí ese olor a semen y sudor. No me importó, te lo aseguro, porque venía a ser cabalgada por un hombre al que me decidido a obedecer. Cuando me abrió la puerta me di cuenta que era más bajo que yo (aunque ya lo sabía) y no era muy culto que digamos pero era muy atento y además era un negro musculoso. Se veía que tenía su edad, pero sabía que tenía más experiencia y mucho que enseñarme. Que diría Alex si se da cuenta que su pene ha sido sustituido por el de un hombrecito negro, mayor que él, más chiquito y con menos nivel cultural. Pero a mí me hacía sentir bien y además me gustaba como me dominaba, primero con sus cartas y luego con sus gestos. Ni bien entré nos saludamos con un beso en la mejilla y me llenó de halagos sobre lo bonita que era y que no dudaba que vendría. Tu sabes que siempre me ha gustado eso en los hombres...que sean seguros de si mismos, pues él era así. Me invitó una coca en un vaso no muy bien lavado y poco a poco, venciendo la timidez natural le dije que estaba ahí para obedecerlo y serle fiel. Eso lo convenció de que había sido sincera por mail y me comenzó a acariciar la mejillas, para luego pasar al cabello:
Siempre he querido una perra fiel me dijo- y más aún si es una delicia como tu. Te diré la verdad: que no me imaginé nunca tener a una mujer de tu situación en mi habitación y menos que se sometiera como tu lo has hecho.
Me gustaron y excitaron mucho tus palabras. No es por gusto que necesito a un verdadero hombre conmigo, seguro de si mismo, fuerte y, a la vez, decidido y mandón. Me gusta que me mandes. Tuviste razón diciéndome que al obedecerte te iba a comenzar a querer, porque al hacer lo que me ibas diciendo me di cuenta que me moría por estar a tu lado.
Se que tengo razón, no eres la única a la que le ha gustado esto. Aunque desde que aprendí a usar el internet me he topado contigo y eres la mejor de todas. Pero debes saber que en esta relación mando yo y tu eres la puta que me sirve.
Lo sé mi amor, y te aseguro que haré lo que tu quieras.
Me ordenó a desnudarme comenzando por abajo y me quedé solo con una blusa. Se maravilló de mis piernas y me ordenó arrodillarme ante él. No sabes la dicha con la que me arrodillé. Este hombre, a la que cualquier mujer le hubiera parecido un pobre diablo, me estaba sometiendo. Instintivamente me acerqué a él y comencé a besarle los zapatos. Mis rodillas y mis piernas ya estaban sucias al haberme agachado en el suelo sucio de la habitación. Me llamó por mi nombre y me dijo que me echara en la cama boca abajo. Lo hice y sentí como se quitaba la ropa...me ordenó que lo mirase y me di cuenta que tenía un cuerpo riquísimo y además un miembro precioso y gigantesco para el tamaño de su dueño. Te diré que hizo que me desenamorara de mi marido y de su pene.
Se dirigió donde yo estaba, me empujo nuevamente a la cama boca abajo, me quitó lo que quedaba de ropa y comenzó a saborear con su lengua desde mis nalgas hasta mis pies y desde mis pies hasta mi cuello...con la tranquilidad y habilidad de un experto. Sabes Fiore...ese es el amante que una necesita (y hasta estoy dispuesta a prestártelo, si te animas). Me abrió las nalgas y sentí su respiración en mi ano para luego sentir su lengua larguísima. Me dio vuelta bruscamente (pero siempre sin hacerme daño) me abrió de piernas y comenzó a lamer mi vulva que para ese momento ya estaba jugosa. Veía su pelo negro y crespo y su piel que contrastaba con mis labios rosados y mis piernas que ahora se veían más blancas todavía. Éramos leche y café. Sus brazos negros se veían fuertes, con venas que sobresalían y su lengua se movía con maestría,que mi marido debería aprender. No pude resistir venirme en su boca y él lo sintió por mis movimientos pélvicos. Me dejo de lamer la vagina, pero se mantuvo acariciándome.
De pronto recogió el cinturón que tenía colgado y me lo puso alrededor del cuello, casi ahorcándome y me obligó a levantarme y por el suelo asqueroso de la habitación me hizo caminar en cuatro patas (como antaño me lo hacia mi esposo..aunque esta vez mi dueño era un hermoso semental negro)...haciendo como perra en celo, colgándome de su pierna y masturbándome en ella. De pronto le abrí la boca como cuando un perro pide un hueso o una galleta, y me dio lo que estaba esperando... una enorme verga negra que ya estaba jugosa por su líquido preseminal. Me trague todo el enorme aparato de Freddy, que era, te repito, una bestialidad y lo succione con desesperación (estaba super excitada y no sabía como agradecerle esta fantasía hecha realidad) y vi en el rostro de mi hombre una muestra de excitación y de felicidad. Me gustó su cara porque tiene un no se qué de maldad de los bajos fondos y esa carita de pendenciero que me demuestra que es capaz de hacerme cualquier cosa. Supongo que le debió gustar el espectáculo porque no dejaba de gemir y mirarme a los ojos. Mi boca pintada de rojo se tragaba una verga negrísima como la noche y permanecía sin soltarme la correa.
Estaba tan excitado que supe que no debía demorar mucho que eyaculara, lo que yo esperaba con todas mis ganas porque quería satisfacerlo y demostrarle que quería estar junto a él para cumplir lo que a él más le gustara. Pero antes de venirse, salió de mi boca y me dijo que esperaba que le hubiera hecho caso y que no hubiera tomado ninguna pastilla anticonceptiva. Le dije (y era cierto) que si había llegado hasta ahí era porque había decidido entregarme a él en la forma que a él le gustase. Me dijo que lo que quería era venirse dentro de mi y que quería preñarme...lo que dijo me puso a 1000. Me soltó y decidida me fui a la cama y me abrí de piernas frente a él, ayudándome con las manos para abrirlas lo más posible...ahí estaba yo, la abogada blanca rendida e indefensa ante un hombre que no era su esposo y por el que estaba punto de abrirle la puerta a su más profunda intimidad. Su erección debió haberlo provisto de una vara de 20cm más o menos.
"A la memoria de tu marido" dijo, mientras se reía, y colocó su enorme miembro en la puerta de mi vagina..."a la memoria de mi marido" le dije, casi festejando lo dicho por mi nuevo amor. Entró en mí, tan fácilmente por lo excitada que estaba y por la lubricación de la verga de Freddy y mi vagina. Dios mío!, de sólo recordarlo me corren escalofríos!!, sentí el mayor placer de mi vida entera...se movía como un jinete experimentado y me hacía sentir maravillas a lo largo de toda mi pared vaginal...se movía despacio y con tranquilidad primero, luego más rápido, pero siempre firme. Yo trataba de tocarle las nalgas que desde que las había visto se veían carnosas y duritas.
De pronto empezó a gemir y a decirme que era la puta más rica y yo ni podía mirarlo porque el placer que me daba me hacía entrecerrar los ojos...llegué al orgasmo más intenso de mi vida mientras sentía que su semen inundaba mi interior y parte de él salía por mi vagina. Me sentía su hembra, sentía que ya me había conquistado depositándome su semen dentro mío. Me sentía también la más perra. Cayó encima mío y su cuerpo casi se resbalaba por lo sudoroso que estaba. No pude dejarle de susurrar al oído que lo quería y que era el mejor amo y amante que había tenido. Hicimos el amor siete veces más, luego salimos del hotelucho y me cogí de su mano al salir.
Fiore, te cuento más si me llamas...en un rato debe venir mi marido y no quiero que me encuentre acá.
Un besote,
Patty."
Desde ese momento sé, mas o menos, lo que hace, pero no puedo impedirle nada porque no deja de excitarme y, además, porque la amo mucho y, a pesar de lo que dice en su carta a su amiga, sé que no puede dejar la casa. Además, como podría prohibirle algo si yo mismo estoy buscando las mismas sensaciones por internet.