El Internado - Part II

Se cumple el deseo de Rafael, al fin comenzará a doblegar el carácter de KArina, lleva a cabo la primera parte de su plan.

Lo que  iba a decir hoy, lo había planeado durante mucho tiempo, y con detenimiento, había tenido cuidado en los detalles y buscado suficientes argumentos, para asegurarle a mi jefe y convencerlo de que esta era una perfecta idea y además sumamente rentable. Yo quería que ella sufriera mucho, humillarla como ella a mí, pero sin darme cuenta esta venganza personal había llegado a un nivel más alto, que le encantó a mi jefe, le pareció una idea maravillosa y me ordenó que prosiguiera que contaba con su apoyo, pero que lo mantenga al tanto de todo, el también haría la parte que le correspondía. Mi cuerpo se estremecía, y sentía mis manos sudorosas, estaba tan ansioso, mi mente inventaba castigos por montones, buscaba diferentes formas, moría por ver su llorosa cara, escuchar sus suplicas, pero todo a su tiempo, me dije a mi mismo, debía terminar la primera parte del plan a perfección, de eso dependería todo…

Era una soleada y calurosa mañana, yo acababa de despertar y al ver el reloj, este ya daba casi el mediodía, obligue a mi cansado cuerpo a levantarse y me dirigí perezosamente a la ducha, cuando unos golpes en la puerta retumbaron en mi cerebro. Decidí ignorarlos, pero nuevamente tocaron la puerta con más insistencia. Me dirigí muy enojada hacia la puerta, sumamente furiosa la abrí, clave mis ojos en el maldito enfermero parado en frente y grite

-¿Quién mierda te crees maldito infeliz?, si no te abro es por qué no puedo, me duele mucho la cabeza, quiero que te largues de aquí ahora mismo, y no me  jodas más, si no voy a hablar con el encargado para que te despidan tarado de mierda

  • Señorita, lamento mucho incomodarla, pero ha llegado una carta para usted y es de suma importancia.

  • No me importa, mierda que no me has oído acaso

  • Es de sus padres y …

Este estúpido no entendía, la cabeza me daba muchas vueltas, no pensaba seguir hablando con este imbécil, así que cerré la puerta bruscamente y me dirigí al baño, quería sentir el agua tibia corriendo por mi cuerpo.

Cuando baje los tirantes del pijama, observe con mucha sorpresa y por un momento creí que era parte de una alucinación, al enfermero abrir la puerta del baño, tenía en sus manos el sobre que había querido entregarme, pero ahora estaba abierto y sin darme oportunidad de decirle algo, lo comenzó a leer, Señorita Karina Rivas… sus padres fallecieron hace dos noches… banca rota… estará sola… tendrá que trabajar… no hay forma de pagar el centro… herencia… deudas… algunas pertenencias…

Me senté en las heladas losetas del baño, mi cabeza iba  explotar, no podía ser cierto lo que decía aquella carta, yo no podía entender nada, sentía que la información se obstruía y mi cerebro no lograba captar todo o quizás no quería. Sentí un punzante dolor en el estómago y comencé a llorar. El joven se acercó a mí, y me rodeo con el brazo en señal de consuelo, yo me refugie ahí por unos segundos, quería despertar pronto, que esto solo sea una horrible pesadilla, pero el enfermero me interrumpió.

-No se preocupe señorita, le aseguro que no todo está perdido. Tranquila, vamos a arreglarla un poco.

El joven me ayudo a ponerme en pie y para mi sorpresa, siguió deslizando suavemente por mis hombros las tiras de la pijama, hasta que esta sin ningún soporte, cayó al suelo, yo estaba totalmente aletargada, no pensé ni mal, ni bien de aquella escena, me cogió de la mano y me empujo suavemente hacia la ducha, la abrió y el agua tibia cayendo por mi rostro hizo que mi cuerpo se estremeciera, las lágrimas no dejaban de correr por mis ojos, nunca había sido una buena hija y ahora estaba abandonada a mi suerte, ¿Qué haría? ¿A dónde iría?, pensar en todo era complicado, y no odia, era más fácil, dejarme llevar, pensar que nada hubiese pasado, olvidar la carta y al enfermero, olvidar la mañana y el día anterior, olvidar todo y sentir como Yesenia me acariciaba suavemente y se acercaba a besarme, tan decidida como siempre es ella. El enfermero interrumpió mi escape de la realidad y me alcanzo una toalla y me la puso sobre los hombros, al no ver reacción mía, me tomo de la mano, me dirigió a la cama y me hizo un ademan para q me sentara, obedecí por inercia, como en todo este tiempo y deje que me secara, parecía no darle demasiado interés a mi cuerpo, así que no me sentí incomode y lo deje, al terminar se dirigió a mi armario y saco un vestido amarillo, que solo lo había comprado por la fiesta de fin de año. Era algo provocativo, pienso, demasiado corto y muy escotado. Cuando se acercó a mí, quizás ya algo había vuelto en mi, sentí vergüenza y extendí las manos, el me dio el vestido, yo lo recibí, y algo avergonzada me lo puse rápidamente y volví a sentarme en la ama con la mirada totalmente perdida. Volvió a cogerme de la mano, como si yo fuese una niña pequeña. Me dijo que un taxi nos esperaba que debíamos reunirnos con la señorita Alfonsina. Quería negarme, pero mi cerebro no encontró una excusa  a tiempo, así que baje las gradas y subí al auto, al poco tiempo estábamos en un lujoso restaurante, donde había una señora de aspecto muy formal, sentada esperándonos en una mesa, me explico la situación nuevamente y me alcanzo un pequeño cofre, con un par de joyas, de no mucho valor que le pertenecieron a mi madre y varias fotografías de toda mi familia.

  • ¿Tiene alguna duda señorita Karina?

  • ¿yo? Que duda voy a tener señora, ni bien pueda me desharé de este puto cofre, para mí, es como si mis padres hubiesen muerto hace mucho, por favor no vuelva a buscarme, menos a escribirme carta o intentar contactarme, odio todo lo que viene de ellos, si le pagaron por un mes, que bueno, disfrute y considérese despedida a partir de hoy, porque yo no la necesito -

Salí de ese lugar con el estómago totalmente revuelto, por alguna extraña razón el chico del internado, me había acompañado en todo momento, no había pensado  con mucho detenimiento en lo que iba pasando, pero ¿Por qué? Ya no tenía como pagar el internado, que extraño que surgiera tanta amabilidad de ellos, tal vez era por la reputación del lugar, hasta que no me echen, era su responsabilidad, quizás por eso tanto cuidado. Ante tantas cuestiones. Pregunte

  • ¿A dónde vamos? Debo volver al internado, recoger mis cosas y marcharme, tú escuchaste todo.

  • Que bueno, que me hablas karinita, tranquila nena, ahora estamos yendo donde el director del internado, para que te de unos papeles y puedas recoger tus cosas e irte del centro.

Note algo de ironía en su voz, que no me gusto, la revolución en mi estómago empeoro, sentí unas enormes náuseas y pedí me dejaran bajar, el carro freno y yo salí corriendo, llegue al primer cubo de basura a tiempo. Al estar más calmada, arroje el maldito cofre que me habían dado, al final, ellos habían pagado por deshacerse de mí, y a mí me salió gratis deshacerme de ellos.

Regrese al auto estúpidamente, manejamos unos quince minutos, entramos al centro, y el chico me condujo por varias oficinas, que yo no había visto antes, llegamos a una sala grande, con adornos de madera y el piso con un afelpado alfombrado rojo, era una oficina muy elegante, donde me digieron que tome asiento y espere. El enfermero desapareció, y a su cuenta apareció una guapa secretaria que me invito un vaso de vino, lo acepte de inmediato, necesitaba algo para relajar mi cuerpo, tome todo el vaso de una vez, y me sentí mucho mejor, sentí como mis músculos se destensaban, pero la sensación me comenzó a preocupar, mis extremidades se pusieron muy pesadas, y mis parpado luchaban por cerrarse, finalmente no pude poner más esfuerzo…

Cuando vi que la chica comenzaba a parpadear, me acerque a ella y le propine un par de fuertes cachetadas en el rostro, que hicieron que sin despertar bien, empiece a llorar. La habíamos amarrado con las piernas abiertas, un pie en cada pata del escritorio, habíamos puesto una cuerda más que rodeaba toda su cintura, impidiendo que se incorpore y tenía las manos sueltas, a los segundos Karina detuvo su llanto y abrió bien los ojos para poder ver lo que ocurría, fue fabuloso ver sus ojos de sorpresa al ver quien había sido el causante de tan terribles golpes contra su rostro, movió los ojos investigando desesperadamente la habitación y vio a los dos hombre que sentados en los muebles un poco detrás mío.

-No, no por favor, suéltenme malditos idiotas, que creen que hacen, las van a pagar…

La calle con un fuerte bofetón más, ella cerró los ojos en señal de furia y su cabeza comenzó a pensar a mil por hora, pero la interrumpí

  • Mira puta, primero que nada te voy a informar tu situación, antes de que sigas hablando, tu nos debes mucho dinero, al que no renunciaremos tan fácilmente, tu deuda es grande y la paga también debe serlo, sabemos de tu lamentable situación, así que el director, con toda amabilidad te dejara pagarle, de una forma muy generosa, debes estar agradecida y por lo menos mantener tu sucia boca cerrada-

Su rostro hizo una mueca, como de llanto contenido, yo iba a romper todo el orgullo que le quedaba a esta perra, hasta el último vestigio, se lo quitaría y quedaría domadita y complaciente como una buena perrita, por ahora, nosotros tres no podíamos disfrutar más de la escena, y ya teníamos grandes bultos en los pantalones viéndola así, con las tetas aplastadas contra el escritorio, que el escote del vestido amarillo dejaban ver también, su culo estaba casi descubierto, el vestido era para que ella intente no agacharse mientras lo usaba al parecer. Había sido una guarra todo el tiempo, la diferencia seria que ahora la haría obediente y sumisa como siempre debió ser.

  • Escúchame Karina, lo único que tienes que hacer es firmar este papel, acá dice que tu deuda será perdonada y que puedes irte de inmediato. Pero como veras no podemos darte este documento, así como de la nada, sino que verdaderamente tienes que pagar tu deuda. Lo que tienes que hacer es comerte nuestras pollas, a los tres nos gustaría probar tu rica boquita, mira que es poquísimo lo que te pedimos, considerando lo zorra que eres, solo queremos eso, y luego te iras y no volveremos a vernos ni a comentar con nadie el tema, ¿qué te parece?.

-No, no pueden hacerme esto, debe haber algún otro modo de que le pague, no tienen derecho, no pueden obligarme…

Interrumpí sus tontas palabras con un fuerte golpe en sus nalgas, había conseguido para ese día, varios instrumentos que me resultaron muy útiles y entretenidos, que iba a imaginar, que se volverían mis instrumentos de trabajo. EL grito de Karina retumbo en nuestros oídos, pero no fue motivo para que me detuviese, azote su culo nueve veces más, una con más fuerza de la anterior, así hasta contar el número diez, cuando volví a preguntar

  • No estás en posición de negarte o de negociar algo, perrita, ¿Entendiste?, lo que te pido es muy sencillo solo una mamada y listo, no te hagas la difícil, que el jefe se arrepiente de tanta generosidad y quien sabe que le den ganas de hacerte. ¿Vas a chupar o no puta?

Karina, asintió levemente con la cabeza y no pudo evitar que un par de lágrimas recorriesen su mejilla. Le di un fuerte golpe más, que la hizo chillar y me acerque a su rostro, ella me miro con odio y luego cerro los ojos como esperando, que metiera mi pene en su boca, pero yo le aseste u  golpe más en el rostro

-¿Qué esperas babosa de mierda, tienes que trabajar, tienes que hacer algo puta, estas pagando una deuda, no dando caridad, abre los ojos perra, si, así, quiero que me mires – Dije y abrí mi cierre y deje que mi polla quedase a centímetros de sus ojos, casi por encima de su nariz- ahora saca la lengua puta, aja, sácala más, quiero que intentes tocar la punta de mi pene, así puta, esfuérzate, tu puedes un poco más- Le exigía, mientras cogía su cabello y jalaba su cabeza hacia atrás, al fin, solté la presión y la punta de su lengua, chocó contra mi glande y la estúpida volvió a cerrar los ojos, por lo que volví a darle una gran bofetada

-Mírame, maldita perra, mira como mi pene sale y entra a tu sucia boca, te gusta?, claro que te gusta, te gusta siempre tener penes dentro tuyo, no es así?.

La bombeaba fuertemente, intentando llegar hasta lo profundo de su garganta, me gustaba el susto de su mirada, aquella sumisión momentánea que había logrado, me esforzaba por llegar a lo profundo y me quedaba allí, veía la desesperación en sus ojos, el esfuerzo por evitar las arcadas, le daba pequeños golpes en el rostro, estaba disfrutando mucho de esto, bajaba de vez en cuando mis manos hasta sus senos y los pellizcaba fuertemente, el dolor le provocaba que ajuste un poco los labios. Seguí con un mete y saca parejo durante unos minutos mas

-¿Quieres mi leche puta? ¿Quieres que te llene la boca? Quieres tragarte todo no es así perrita. Dime, que quieres tomarte toda mi leche, dilo perra- Para mi sorpresa, Karina dijo lo que le pedí, no se le entendió bien por no deje de meter y sacar mi pene mientras ella se esforzada por articular las palabras-¡Repite puta que no te escuche bien!- Cuando se esforzó por repetir la oración, no pude evitarlo, mi cuerpo se estremeció y comencé a descargar toda mi leche dentro de su boca, la tenía toda llena, así que vi como por los orificios de su nariz, salía mi espeso semen, empecé a golpearle suavemente el rostro, hasta que no quedo ni una gota dentro de mí, solté su cabeza bruscamente y me aleje, subí el cierre de mi pantalón, y me fui a sentar con los otros dos hombres que habían mirado atentos la escena, usted sigue jefe, le dijo a Carlos, el director, pero él le dijo al señor de su costado, anda tu Andrés, disfruta de esa perrita, yo cerrare la función, los tres rieron y Andrés se levantó de su asiento y se acercó a Karina, que no pudo evitar hacer una de sus habituales muecas de disgusto. Andrés era un hombre bastante mayor, con poco cabello en la cabeza, llevaba un arrugado terno plomo aquel día y unos lentes que le daban una apariencia de abuelo, su miembro era un pequeño y arrugadito palo, que sujeto  con una mano y lo dejo a centímetros de la boca de Karina, esta al perecer con había vuelto a si fase rebelde y no abrió la boca de inmediato, Andrés dirigio su mano libre al pezón de la chica y lo pellizco fuertemente, Karina chillo, momento que fue aprovechado por Andrés para introducir su miembro en la boca de Karina, el hombre comenzó a mover sus caderas, empujando bruscamente, como tratando de hacer que ella sienta algo más de lo que el tenia, pero Karina no dejaba de gemir, y después me di cuenta que el viejo no dejaba de presionar sus pezones, los pellizcaba y los torcía de un lado al otro, Karina comenzó a llorar, Andrés se reía, sacaba una de sus manos las dirigía al rostro de Karina, y jugueteaba con las lágrimas que caían, luego metía el dedo a la boca de la chica y lo metía y sacaba, le tocaba los dientes y la lengua, sacaba su dedo bien mojado de ahí y lo dirigía otra vez a los adoloridos pezones de la chica, a veces sacaba ambos dedos y los introducía a la vez, estiraba las comisuras de los labios de Karina con ellos, mientras no descansaba de su brusco movimiento de caderas, hasta que al fin, el viejo llego al clímax, sacudió sus caderas como en un paso de baile y gimió gravemente, Karina no hizo ningún esfuerzo por tragar la leche que se comenzó a derramar por sus comisuras, a lo que el viejo rápidamente reacciono, y comenzó a devolver el líquido con sus dedos. Karina no tuvo más remedio que tragarse todo.

La polla de mi jefe no era muy larga, pero sí bastante grande, fue donde Karina y para mi sorpresa le acaricio el cabello, se lo cambio de un lado al otro, haciendo que la chica temblara, luego saco su miembro y lo introdujo hasta el tope, la barbilla de la chica chocaba contra las bolas de mi jefe, quien bamboleaba rítmicamente las caderas, sin dejar de jugar con el cabello de Karina, moviéndolo de un lado a otro, enredandolo de rato en rato en cada uno de sus dedos, no pasaron ni diez minutos, cuando mi jefe saco su miembro de la boca de la chica, y comenzó a masturbarse, con la mano derecha, y con la mano izquierda sujetaba todo el cabello de la chica y lo jalaba toscamente hacia arriba, levantando su cabeza, la sacudía de rato en rato, como si tratase de romperle el cuello, hasta que después de una par de gemidos descargo toda su leche en el rostro de Karina, el líquido le goteaba por entre los ojos y resbalaba por su nariz, apenas podía abrir su ojo izquierdo. Carlos la soltó de repente haciendo que la cabeza de la chica se golpee contra el escritorio, el suspiro, subió su cierre y volvió a los mueble, a hacerle compañía a Andrés, era mi turno nuevamente, me acerque a Karina que parecía inconsciente y le puse un lapicero entre sus dedos, acerque un papel a su cabeza

  • Levántate y firma puta, vamos zorra dobla los codos y firma aquí ¿Quieres irte no?

  • No veo nada, préstame algo para poder limpiarme los ojos

Le di una fuerte cachetada que hizo que otra vez pierda la fuerza y que su cabeza quede apoyada contra el escritorio.

-Firma de una vez, que con la vista panorámica que nos estas dando, vas a lograr recibir por cada uno de tus agujeritos zorra, firma aquí y te desatare y te daré una toalla para que vayas a bañarte.

La chica movió temblorosamente la mano y firmo el documento que le había puesto, sin saber que no estaba firmando la condonación de su deuda, sino por el contrario, se estaba entregando completa y voluntariamente a mí, Estaba dando su cuerpo como una propiedad más de Carlos, quien rio fuertemente cuando la chica, soltó el lapicero y pidió con un tono casi suplicante, desátame ya, por favor