EL INTERNADO (26) Martin Polla de Caballo 2

Terminamos el primer asalto con los cuerpos bañados en sudor, la respiración acelerada, super excitados y muy cachondos, y con los pollones duros como piedras. Aquella empalmada de polla, no se iba ni a la de tres, y el calentón que teníamos encima no desaparecía, al contrarío..., parecía que iba en aumento.

EL INTERNADO (26)

Martin Polla de Caballo II

Terminamos el primer asalto con los cuerpos bañados en sudor, la respiración acelerada, super excitados y muy cachondos, y con los pollones duros como piedras. Aquella empalmada de polla, no se iba ni a la de tres, y el calentón que teníamos encima no desaparecía, al contrarío..., parecía que iba en aumento. Martin y yo nos quedamos tumbados bocarriba en la cama, uno al lado del otro, comiéndonos la boca, mientras Jorge seguía lamiendo suavemente nuestras pollas, y se las alternaba dentro de su boca. No se cansaba de polla el maricón vicioso, nos la tenía a los dos con sus lamidas, a punto de estallarnos..., ahora comprendía lo que me había contado Rashid sobre Jorge, como iba por la casa de habitación en habitación, mamando las pollas de los tíos, buscando su ración de leche para que le regaran la cara, y saborearla en su boca mientras se la limpiaba de uno en uno. O aquella vez que se apostó con el Chileno 200 $, a ver quién de los dos ganaría, sacándoles a los tíos la leche de los huevos, mientras les chupaban la polla sin parar y haciendo que se corrieran en sus bocas.

Con todo lo que nos habíamos metido en el cuerpo, (cerveza, éxtasis, cristal líquido, los tarritos de Rashid) estábamos en un estado permanente de excitación, de calentón, de morbo constante, en lo que todo está permitido sin reserva, y donde la vergüenza no existe. Era como estar en una nube de placer, donde el colocón que teníamos, sacaba de cada uno de nosotros lo que realmente llevábamos dentro..., esos deseos lascivos, obscenos, libertinos, y muy perversos, que todos queremos hacer realidad. Para que os hagaís una idea..., si todos los tíos buenos del internado, estuvieran en fila esperando para envergarme sus pollas por la boca y por el culo..., todo yo, sería un regalo para ellos. Pero Martin es el que estaba peor, ya le importaba una mierda que lo tacháramos de maricón, él solo quería gozar, disfrutar follando, y le daba igual como, cuando, donde, y con quién.

MARTIN: ¡Joder macho...! Como chupas la polla Jorge... ¡Qué gustazo colega...! ¡Uffff! Ven aquí, compañero de dormitorio..., ven aqui conmigo.

Jorge se deslizó hacía arriba, hasta ponerse a nuestra altura de frente a Martin, y rozando su polla con la del compañero. De esta forma, Jorge y yo, teníamos al colega en medio de los dos como un bocadillo, y yo no paraba de restregarle mi cipote por la raja de su culo. Era un espectáculo bastante desmadrado, y super excitante. Nuestras bocas se buscaban entre si, entrelazábamos las tres lenguas, nos lamíamos el cuello, las orejas, la cara, los labios y todo sin dejar de magrearnos unos a otros por todo el cuerpo. Empujé a Martin hasta ponerlo encima de Jorge, y presioné sus piernas hacía delante, dejándole el boquete del culo bien abierto, y justo a la altura de mi boca. Comencé a chupárselo con afán, con dedicación y esmero, mientras Jorge frotaba su polla a un ritmo frenético con la de Martin, y no paraba de darle besos en la boca como un salvaje. Le separaba los cachetes del culo con mis dedos, abriéndole el boquete todo lo que podía mientras se lo miraba con ojos de hambriento, y se lo follaba metiéndole mi lengua hasta lo más profundo que llegaba.

Martin metió sus brazos por debajo de los muslos de Jorge, presionó sus piernas hacía delante, pegándoselas al pecho, y dejándole el boquete del culo bien abierto, y listo para ser envergado de nuevo. Yo podía verle el pollón super gordo, con todas las venas marcadas en el tronco, y duro como una barra de acero. Lo agarró con la mano y lo situó en la entrada del ano de Jorge. Empujó un poco, y el capullo se fue abriendo paso por su dilatado recto, hasta que vi como se perdía toda su polla dentro de ese orificio anal, y sus huevazos se pegaron a sus nalgas. Estuvo parado unos segundos con la polla dentro, empujando tan fuete que Jorge jadeaba de gusto y de dolor por la presión. Comenzó a follarle el ojete muy despacio, sacando la polla hasta el capullo mojado y pringoso por mi corrida anterior, y metiéndosela de nuevo hasta lo más profundo del ano..., hasta que le provocaba otro grito de placer. El que se lo follara despacito, me permitía jugar con mis dedos metiéndolos junto con el cipote de Martin, y ensanchando aún más el ojete del maricón traga pollas. Con la otra mano, recogía con los dedos el pre-cum que segregaba mi capullo, y se lo untaba a Martin en el ano por dentro y por fuera.

Estaba muy, pero que muy caliente..., hasta el límite que no medía mi brutalidad y mi fuerza, al meterles mis dedos por el culo a los dos. Cada vez que Martin sacaba su pollón del ano de Jorge, yo introducía mi mano casi entera, de un golpe, sin miramientos y sin sutileza ninguna. Y con el culo de Martin, más de lo mismo..., ya iba por tres dedos incrustados en el boquete, y parecía que el que iba de machote no se quejaba para nada, y le importaba bien poco que le estuviera follando con mi mano. Muy al contrario..., el cabronazo comenzó a acelerar las embestidas, cada vez le metiá la polla a Jorge más rápido, y le follaba el ojete sin atender sus sollosos de angustia, mientras le susurraba guarradas pegado a su oido.

MARTIN: Así es como te gusta que te follen el culo... ¿Verdad compañero? ¡Que gusto de culo cabrón... Ufff! ¿Te gusta mi polla tío? ... ¿Te gusta como te follo el culito, maricón?

JORGE: ¡Ahhhh... Siiii! ... Me encanta pinche cabrón, sigue así..., fóllame bien el culo, hijo de la gran chingada..., soy tu puta, macho mío... Estaba loco por sentir tu polla dentro de mi... ¡Que gusto tío! Y todas esas noches calentón perdido..., deseando meterme en tu cama, y que me follaras sin parar..., Sigue, así, fóllame..., más, dame más fuerte... ¡Ohhhh!

MARTIN: ¡Ohhhh...! Me encanta que digas guarradas en mexicano, come pollas... ¡Siiii... Que placer más grande tío...! ¿Que me habéis dado cabrones? ...Que solo quiero follar, y follar, y más follar... ¡Qué vicio colegas! Toma, tú eres la chingada..., traga maricona, toma polla de la buena.

NIKO: Tío, dile a tu compañero que te cuente, como se machaca la polla oliendo tus calzoncillos sucios, y como se corre el cabrón de gusto, imaginándose tu cipote taladrándole el ano... ¡Ufff! A mí me lo ha contado antes, y me ha puesto calentón perdido colega.

MARTIN: ¿Eso es verdad, putón? Que me coges los calzoncillos usados para masturbarte, y correrte pensando en mi polla? Pero que guarro vicioso estás hecho, y que pedazo de maricón eres tío.

JORGE: ¡Mmmmm! ¡Siiii! Me encanta oler tus calzoncillos y lamerlos por la bragueta, mientras me pajeo el cipote... Y como huelen tío..., que gustazo y que olor más fuerte a polla... ¡Uffff!

NIKO: (Pegado a la oreja de Martin) Y cuando estás dormido, el maricón te huele el paquete y te pasa la lengua por encima del calzoncillo..., ¡Mmmm! Él come pollas no es tonto, por qué tienes un cipote que da gusto follártelo por todos los boquetes del cuerpo, colega.

MARTIN: ¡Toma putón! Aquí tienes mi polla..., toda para ti maricona..., y la próxima vez no me huelas la verga cabrón, chupamela y trágatela..., y haz que me corra de gusto en tu puta boca.... ¡Ufff...! Que gustazo de culo... Como me estrangula la polla... Tomaaaa... Tragaaaa...

Mientras el cabrón de Martin no paraba de soltar guarradas por el boquino, situé mi capullo en la entrada de su ano, y empujé fuerte hacía adentro, hasta meterle la mitad de la polla. El muy mamón berreó un sonoro y doloroso jadeo de placer, al mismo tiempo que mi glande se iba abriendo paso por su caliente y apretado recto. Realicé varios movimientos suaves, sacando y metiendo mi cipote centímetro a centímetro, hasta que conseguí metérselo en el ojete por completo, y poder sentir mis huevazos pegados a sus deliciosas nalgas. Cuando noté que su ano se adaptó totalmente a mi pollón, comencé a follárselo muy despacio, tranquilamente, sacándoselo casi entero y volviéndoselo a meter todo entero en el boquete. Así estuve varios segundos, disfrutando de la vista que me regalaba su culo tragón, mientras engullía mi polla enteramente, mientras me la devoraba con su agujero, y la perdía de vista al mismo tiempo que se le ensanchaba el ano cada vez más.

Me volví loco de placer..., le follaba ese rico culazo con vicio, con agonía y fuera de mí. La ternura y la delicadeza desapareció al momento, mi verga quería guerra, y lo que antes era suavidad, ahora se había convertido en embestidas bestiales de mi polla, y en una follada muy salvaje. Se la metía entera por el culo, una y otra vez, sin parar, sin descanso, de un golpe y sin miramientos ningunos. Martin se paró en seco, sin moverse, y con la polla dentro del culito de Jorge envergado hasta el fondo. Jadeaba y suspiraba el muy cabrón de puro gusto, mientras le comía la boca a su compañero de habitación. Lo más fuerte de todo, era que aunque su ano era superestrecho, y que Martin supuestamente nunca había follado con tíos..., me daba la sensación que este boquete que me estaba follando, ya había albergado sin lugar a dudas más de una polla dentro..., y colegas, nunca me equivoco en estas cosas.

Me fuí acelerando en las cogidas solo con verle ese cuerpo sudoroso, esa cara de macarra, esa boca jadeante besando la del colega, y esos culeos que me daba tragándose mi pollón, mientras me lo follaba a velocidad turbo. De repente empezó a jadear, a suspirar, a chillar de placer..., el hijo de puta se estaba corriendo de gusto con mi polla dentro del culo, y la suya bombeando esperma sin parar en el ano de Jorge.

MARTIN: ¡Me corroooo mamón!... ¡Ahhhh!... ¡Toma maricón del culooo!... Tragate mi leche caliente... ¡Siiii!... ¡Que gustazoooo!... ¡Coñoooooo, que vicioooo!

NIKO: El vicio empieza ahora..., cabrozazo. Ya verás..., ya..., vas ha alucinar, colega.

Le di la vuelta tumbándolo en la cama boca arriba, y volví a envergarle mi polla por el culo, mientras le subía las piernas con mis manos y le dejaba el ano completamente a mi merced. Jorge se subió hasta poner su culito lleno, empachado, y rebosante de semen encima de la cara de Martin, y le colocó el boquete a pocos centimetros de su boca. Separó sus nalgas con las manos, y se abrió bien el agujero. El maricón apretó el ano, empujando hacía afuera con todas sus fuerzas, y comenzó a soltar la carga de leche que llevaba dentro, mientras la chorreaba dentro de la boca de Martin. Los goterones de leche, caían resbalando de su ano hasta entrar por el hocico del colega, el cual también recogía con su lengua y se los introducía dentro, saboreando su propio esperma.

NIKO: ¡Uffff... colegaaa! ¡Qué pedazo de putón estás hecho, cabrón! ... Trágate tu propia leche cabrón, y límpiale bien el boquete del culo al maricón chupa pollas de tu compañero..., ¡Qué gusto da verte!

MARTIN: ¡Joder que vicioooo! Me estoy meando del gustazo cabrones..., mirame la polla colega, soltando el meado sin poder controlarlo. ¡Ohhhh! ... Estoy alucinando tíos... ¡Que gozadaaaa!

NIKO: ¡Coñooo! Mira este cabrón Jorge..., se está meando de verdad joder, y no veas que meada la del mamón... Jajaja..., no veas como te está poniendo la cama de pis, no para el tío de soltar chorros por la polla. ¡Que vicio cabrón!

Jorge puso su cara junto al pollón de Martin, para recibir la lluvia dorada y bañarse bien el rostro. Le agarraba el cipote con la mano como si fuera una manguera, pasándosela por todo el careto para mojárselo, metiéndose el capullo enseguida en la boca y llenándosela de abundante orina. Después subía hasta poner su boca junto a la de Martin, y descargaba la carga de pis para saborearla con él mientras se besaban. A estas alturas, el calentón y el vicio daban paso al descontrol, y al desenfreno. No había obstáculo alguno a la desvergüenza, al descaro, todo valía..., era ya indecencia y LUJURIA en mayúsculas.

Mientras los dos colegas se comían la boca mojadas de meados, yo seguía envergándole el ano a Martin sin parar, agarrándolo de las caderas y atrayendo sus nalgas que me devoraban con su agujero completamente el cipote. Viendo el nivel de vicio, de depravación, y de inmoralidad que habíamos adquirido, me tomé la libertad de regalarles a los dos mamones, unos buenos chorros de orina por cuenta de mi polla y desahogarme en sus retretes bucales. Les ordené a los dos que fueran al baño, que se metieran en la ducha y se arrodillaran como dos putos perros. Me quedé de pie frente a los dos, mirando sus caras desencajadas por la lujuria, por el deseo, mientras se las regaba y se las mojaba de abundantes meados que expulsaba por mi polla.

¡Que gozada tíos! Verles las caras, los pelos, el pecho, chorreando de orina, y esas bocas de guarrones llenas de pis, compartiéndolo de boca a boca con frenéticos besos.

Después de regalarles mi líquido amarillo les follé la boca, primero a Martin, luego a Jorge, metiéndoles mi pollón hasta la garganta, para que degustaran el sabor del meado mexclado con el baboso pre-cum. Sin perder un segundo, levanté a Martin del suelo y lo apoyé contra la pared de la ducha, de espaldas a mi. Le separé las piernas sacándole el culo hacía afuera, y con mi polla le fuí envergando poco a poco el ano, hasta metérsela por completo. Jorge se agachó y metió su cara entre sus piernas, restregándose el cipote de Martin por todo el rostro, lamiendo con su lengua los huevos gordos y el duro tronco venoso. Poco tardó el maricón, en meterse ese delicioso pollón en la boca, y darle una muy buena mamada a su compañero de cuarto.

Entre mi salvaje follada en su culo, y la mamada que le daba Jorge en la verga, lo habíamos transportado al paraíso, y el muy cabrón no paraba de gritar de placer. Era tan grande mi excitación, y el gustazo que me daba su culo en la polla, que le pasé el brazo por el cuello y comencé a apretárselo con todas mis fuerzas dejándolo casi sin respiración. Aquello lo calentó aún más, excitándolo al máximo como a un energumeno, como un frenético salvaje, y super enloquecido. ¡Hijo de puta! Se descontroló por completo, era un puto fiera, ahora era Martin quién me follaba la polla como un animal, arremetiendo contra mi y enculándosela sin descanso.

Con la cara roja como un tomate, y escupiendo mientras respiraba con dificultad, se aferraba fuertemente con las palmas de las manos a la pared del baño para no caerse, y al mismo tiempo empujar con dureza sus nalgas contra mi abdomen. Ahora lo comprendía, ahora sabía lo que realmente le gustaba al colega, y lo sacaba de sus casillas. Al machote cabrón le ponía que lo sometieran, que le pegara cachetadas fuertes en las nalgas, que le estrangulara el cuello y lo obligara a la fuerza a tragarse mi pedazo de pollón.

Jorge se había arrodillado como una perra entre sus piernas, y se había vuelto a apoderar de su riquísimo cipote. Su compañero le follaba duramente la polla con su boca, metiéndosela en ella por completo, y chupándosela como él solo sabe..., como un buen maestro. El cabrón se la mamaba de puta madre, ajustando sus labios ferozmente alrededor del contorno de la polla, y metiéndole una buena succión hasta la garganta. Solo había que escuchar los gemidos de gusto, los jadeos de placer y los gritos de gozo que brotaban de la garganta de Martin. Mientras tanto yo seguía a lo mío, que era destrozarle el culo a Martin a pollazos, y envergárselo a tope gozando de ese boquete. Tener la polla dentro de Martin hacía que casi me corriera sin poder remediarlo, notar ese recto estrecho, apretándome el pollón, super caliente y mojado de líquido preseminal que segregaba mi capullo.

Era inevitable que le preñara el ojete en breve, que me corriera dentro de él y le soltara una buena descarga de leche. Así que aceleré mis embestidas, al mismo tiempo que apretaba más y más su cuello con mi brazo, y seguí follándolo y jodiéndolo sin parar, mientras le violaba ese culazo tan rico. Mis embestidas eran brutales, hasta el fondo le clavaba todo mi pollón, chocando mis huevos contra su culo con un mete saca a todo trapo, y mirándole esos redondos cachetes mientras se tragaba toda mi gorda verga.

MARTIN: ¡Siiii! ... ¡Como me gusta, ... follame más ... más! ... ¡Ahhh!, ... Dame bien por el culo, cabronazo.

NIKO: ¡Siiii, ... tomaaaa! Mamonazo, no te vas a olvidar en tu puta vida, de la follada que te estoy metiendo ... ¡Joder colega, ... que gustoooo! ... Me duele la polla, de lo apretado que tienes este culazo ... ¡Ahhhh! ... Ten tio mi leche, ... es toda para ti.

Presioné contra su culo con todas mis fuerzas, mientra me vaciaba los huevos dentro de él, y no la saqué de su agujero hasta que la última gota de semen inundó su recto por completo. Con la excitación todavía y el gozo recorriendome todo el cuerpo, lo agarré con fuerza por los hombros y me lo llevé otra vez hasta la cama. Lo coloqué a cuatro patas encima del colchón, con el culazo bien abierto, en pompa y listo para ser envergado por la polla de su compañero Jorge. Agarré con mis manos los cachetes de su culo y se los abrí todo lo que pude, para que Jorge pudíera contemplar el agujero enrojecido y mojado de semen del machote de Martin. Enseguida se acercó a su compañero de cuarto, poniéndose detrás de su hermoso culo, mientras con la mano se masturbaba enérgicamente, y de su boca se le escapaba la baba solo de pensar en poseer ese ano.

Puso la polla en la entrada del ano, Martin ya estaba bien dilatado y lubricado por mi anterior follada, así que Jorge empujó y empujó muy lentamente, hasta conseguir meter completamente su pollón sin dificultad ni resistencia. Con toda la rabia dentro del cuerpo, Jorge comenzó a follárselo y a bombear su ano como un puto animal. ¡Joder colegas! ... Era un guztazo ver el culito blanquito y tragón de Martin, devorándonse la polla morenota y gorda del colega, al mismo tiempo que le pegaba buenos meneos, culeando hacia adelante y hacía atrás sin que se le saliera del boquete y dándole un tremendo placer en la verga.

JORGE: Eres una verdadera puta, ... eres mi putita Martin, ... eres mi maricona, ... sigue moviendo este culazo cabrón, ... que hoy serás mi hembra, mi zorra, mi puta ramera.

Jorge empezó a pegarle fuertes cachetadas mientras se lo follaba sin parar por el culo, le pegaba con furia y con ira descontrolada, hasta el límite de ponerle las nalgas al rojo vivo. Quería ver la reacción de su compañero, retorciéndose de gusto, sudando de vicio y gritando de placer, mientras engullía el trozo de carne que tenía entre sus piernas.

MARTIN: ¿Te gusta pegarme cabrón? ... Pégame tío, que me ardan estas nalgas, ... ¡Uffff! ... Caliéntamelas hijo de puta, dame fuerte mi macho, ... ¡Mmmmm, así! ... Viólame el culo mamonazo.

Me agaché por debajo de la follada, y mientras no perdía ningún detalle con la vista, atrapé con mi boca de mamón aquel pollón mojado y baboso de pre-cum, que me ofrecía mi nuevo colega Martin. Me lo metí en la boca lamiendo su capullo con mi lengua, paladeando el sabor del líquido que segregaba por la rajita, al mismo tiempo que colocaba mis manos en sus nalgas, separándolas a tope y abriéndole bien el boquete del culo. Empecé a apretarlas hacia mí introduciendo su polla hasta el fondo de mi garganta, hasta que sus huevazos se posaron en mi barbilla, y no pude respirar por la presión que ejercía su pollón dentro de mi boca. Martin chillaba de puro placer con cada movimiento, y con cada vaivén que nos pegaba, a Jorge en la polla, y a mí en la boca.

Después de un rato cambiamos de postura, me tumbé bocarriba en la cama sentando a Martin encima de mí, y envergándole mi polla por el culo. Jorge no perdió ni un segundo, y se hizo hueco en su ano metiéndole la verga junto con la mía. Su culo quedó totalmente abierto albergando nuestras vergas, y él, sin dudarlo ni un instante, empezó a apretarlas fuertemente con su orificio. No tardó nuestro colega Martin en jadear de placer, con los dos pollones dentro de su ano, moviéndose sin parar de arriaba abajo, sacándose del boquete solo la mitad de los cipotes, y volviéndoselos a meter otra vez hasta el fondo. Me hacía sentir un gozo indescriptible, cada vez que mi polla entraba y salía de su interior con tanta facilidad, sentir la estrechez de su recto, el tacto y el calor de la polla de Jorge pagada a la mía, y el sonoro chapoteo de su culazo tragando y devorando nuestros miembros.

Por la posición que tenía el colega encima de mí, el pollón duro y gordo de Martin lo tenía pegado en mi abdomen, deslizándose y masturbándose contra mi piel. Su boca buscaba la mía desesperadamente, besándome, lamiéndome los labios, chupándome y succionando mi lengua, y pasándome su babosa saliva dentro del boquino.

JORGE: ¡Joder, con el puto cabrón! ... ¡Uffff! ... Tienes uno de los culos más tragones que he conocido, maricón. Da gusto verle el boquete del culo comiendo pollas de dos en dos, ... ¡Ahhhh! ... ¡Siiii, asiiii! ... Como enverga y bombea el cabrón, que facilidad, y como te hace disfrutar. ¡Coño, con el machote! ... Estoy seguro y no me equivoco, de que este culazo ya ha probado más de una polla.

Y diciendo esto Jorge, noté como Martin se corría de gusto, derramándome toda la leche caliente encima del estómago. Su respiración acelerada, sus gemidos y jadeos de placer, provocó que Jorge se lo follara con más energía y dureza, a la vez que le gritaba que esto había que repetirlo más veces. Cuando estuvo a punto de soltar la carga de semen, se acercó hasta nuestras bocas, y colocó su polla en medio de nuestros labios. Se corrió frotándose la verga con nuestros hocicos, restregándose como un animal salvaje, y no paró hasta que soltó la última gota de leche, mientras nos presionaba las cabezas con sus manos. No tengo ni que deciros, que ante aquella escena me vacié de nuevo los huevazos dentro del culo de Martin, y le volví a inundar de esperma todo su recto.

JORGE: Te ha gustado... ¿Eh, compañero?

MARTIN: ¿Qué si me ha gustado dices? He alucinado de placer, tío... ¡Y que culo tienes mamón..., de gozada!

JORGE: Para que lo sepas compañero..., yo siempre estoy dispuesto para hacerte una buena mamada..., jajaja.

MARTIN: Si, lo sé..., Ya te he pillado más de una vez, espiándome mientras me ducho, o cuando estoy meando. Tú eres un buen maricón chupa pollas.

JORGE: ¿Entonces, por qué no me dejaste que te chupara la polla aquella vez, que nos estábamos pajeando la polla?

NIKO: Si, eso... ¿Por qué no le dejaste que te diera una mamada en la polla?

MARTIN: Verás..., Jorge, tú eres intimo amigo de Eric, y a mi Eric no me gusta ni un pelo. Lo veo un tío muy rastrero, y un busca problemas. Si yo follo contigo, tú se lo dirías a él, y no tengo ganas de que se entere..., bastante me acosa ya, y se me insinúa para que tengamos sexo. Una cosa es masturbarnos la polla, que eso lo hacen todos los chicos aquí, y otra cosa es que sepa que he follado contigo.

NIKO: ¡No me jodas colega! Entonces... ¿Te va el mismo royo que a nosotros?

MARTIN: ¿Te acuerdas Niko, de tu bautismo en el clan? ¿De todos esos tíos, que te follaron la boca a ti y a tú amigo Marcelo en la sala de abajo? Pues uno de esos tíos que os metió la polla en la boca..., fuí yo.

NIKO: ¡Coñoooo...! Entonces... ¿Tú perteneces al clan?

MARTIN: Pues claro chaval...,